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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

sábado, 5 de diciembre de 2009

LAS INNOVACIONES EN EL CAMPO DE LA EDUCACIÓN AMAZÓNICA



Gabel Daniel Sotil García

Debido al centralismo impositivo y excluyente ejercido por el Ministerio de Educación en nuestro país, la educación en nuestra región amazónica se desenvuelve con plena obediencia a las pautas o normas que de él emanan y, por lo tanto, en absoluta impertinencia con su realidad.

Una de las más trágicas consecuencias que de ello se deriva es el poco afán innovador que venimos evidenciando los maestros y maestras de la selva. Al parecer, aunque a regañadientes, hemos dado por válida la premisa de que nada tiene valor si no viene con la venia de dicha institución. Es así como, en vía de ejemplo, en lo administrativo tenemos que acatar absurdos como el iniciar las clases escolares en plena inundación de los caseríos ribereños por la creciente de nuestros ríos (con las consecuencias negativas para el aprendizaje de los educandos que de ello se desprenden), o que nuestros escolares aprendan a leer en libros que portan mensajes que le son extraños y que, por lo tanto, tienen que memorizar sin la necesaria comprensión, con el consecuente desarraigo de sus respectivos entornos físicos, culturales y espirituales.

No ha sido una preocupación prioritaria para nosotros, incluyendo las autoridades del sector, la búsqueda de respuestas educacionales propias; es decir, no hemos querido, consciente o inconscientemente, asumir la responsabilidad de hacer innovaciones propias en nuestro quehacer, fundamentalmente pedagógico.

Pero, considero que, dadas las graves consecuencias socio-culturales de dicha actitud, que cada vez se hacen más trágicamente evidentes, debemos cambiarla y asumir plenamente, con todo lo que de ello se deriva, la responsabilidad de construirnos la educación que necesitamos y merecemos como una región con sus peculiaridades sociales, culturales, psicológicas, económicas y ecológicas, dentro de nuestro país.

Con toda seguridad que tenemos las capacidades que dicha tarea requiere; sólo que no se nos ha dado la oportunidad de ejercitarlas (aunque, debemos admitirlo, no la hemos reclamado con la contundencia que deberíamos haberlo hecho), debido a la actitud excluyente y minusvalorante que nuestro órgano rector nacional viene demostrando con quienes trabajamos en las áreas provincianas.

Siendo docentes que tenemos el conocimiento más profundo de nuestras respectivas realidades, que participamos de un mensaje espiritual con nuestras comunidades, que sentimos, disfrutamos y sufrimos vivencias cotidianas con un extraordinario mensaje formativo, somos quienes nos encontramos en mejores condiciones para imprimir a la educación de los conocimientos, valores, actitudes que expresen nuestra autenticidad como personas y pueblos, que nos permita construir nuestro futuro con alegría, con decisión, con optimismo y con realismo.

Una gesta formativa de esta naturaleza requiere de un férreo cuestionamiento a las actuales condiciones en que desarrollamos nuestras tareas magisteriales, impuestas por una visión inválida por externa, equívoca y tergiversada de lo que somos como región.

Ello implica que, como Maestros y Maestras de esta región, hagamos una profunda reflexión sobre el proceso de innovaciones en el campo educacional en nuestra región, fortalezcamos la necesidad de elaborar una política regional sobre innovaciones educacionales, prioritariamente válidas para nuestra región, generar las condiciones reales y científico-tecnológicas dentro de las que deben realizarse e identificar los aspectos en donde debe acentuarse el proceso innovador en la educación amazónica.

Todo ello es urgente porque hasta hoy en nuestra región las innovaciones han venido siendo impuestas, ordenadas, desde el Ministerio de Educación; por lo tanto se realizan al margen de las condiciones mínimas que se requieren para llevarlas a cabo, habiéndose privilegiado las innovaciones desarticuladas o que no responden a nuestras mayores necesidades.

De lo cual se desprende que tenemos necesidad de tener claramente conceptualizada y diseñada una política de innovaciones educacionales en nuestra región, que se fundamente en el reconocimiento de que una innovación significativa no es sólo incorporar algo nuevo sino algo nuevo para solucionar o solucionar mejor un problema; por lo tanto, significa cambiar el modo de percibir y actuar sobre nuestra realidad, por lo que requiere de nuevos paradigmas en la dinámica sociocultural de una comunidad.
Foto: Crianza de ronsoco o capibara en cautiverio.






jueves, 26 de noviembre de 2009

NUESTRAS RESPONSABILIDADES EN LA CONSTRUCCÍÓN DE LA REGIONALIDAD AMAZÓNICA



Gabel Daniel Sotil García

Un componente fundamental en la construcción de nuestras REGIONES es la necesaria reflexión que sobre ellas debemos hacer, sea a la luz de las experiencias históricas colectivamente vividas, sea referida a algún aspecto de su realidad actual. Es decir, la normatividad jurídica declarando la existencia de una REGIÓN determinada es necesaria pero no suficiente para dicha construcción.

En este sentido, somos de la opinión de que, si bien es verdad que también se construye la entidad Región en el vivir cotidiano, el producto de esta forma de construcción no necesariamente garantiza el logro de propósitos compartidos ni la participación consciente de los miembros de la colectividad en dicho proceso de construcción, por lo que el protagonismo auto reconocido que cada uno debe asumir, se diluye en el actuar anónimo de la cotidianeidad irreflexiva.

Por ello, someter a la reflexión nuestras vivencias colectivas, sobre todo en los ambientes académicos, nos proporciona una mayor claridad en dicho sentido así como una mayor solidez en nuestras convicciones sociales.

Veamos el caso del proceso histórico de nuestra región en el aspecto político – administrativo.

La población indígena nunca aceptó ni la dominación colonial ni la republicana. De mil formas expresó su rechazo y jamás se rindió ante el yugo opresor, franco o embozado, ejercido por los misioneros, inicialmente; por los funcionarios coloniales, después; y por militares y empresarios, últimamente. Agentes que, en sus respectivos momentos, fueron objeto de la repulsa de los Pueblos Indígenas, desde el mismo Siglo XVI, configurándose esa gesta social heroica denominada “Resistencia Indígena”, que hasta hoy se manifiesta con mayor organización y claridad de objetivos.

Por su parte, la población mestiza, en la medida de su gradual toma de conciencia de su situación marginal respecto al usufructo del poder, expresó su descontento reclamando mecanismos administrativos más racionales al servicio de las mayorías afectadas por el despojo, el olvido, la marginación, etc.

Por ello es que podemos constatar sucesivas acciones de rechazo al sistema imperante desde el siglo XIX hasta la actualidad: unas de franca esencia federalistas, otras separatistas y hoy, regionalistas, que han venido expresando la raigal actitud ANTICENTRALISTA de la población amazónica.

Pero, por cierto que nuestras responsabilidades deben ir más allá de la simple posición opositora. Ellas tienen que centrarse, en el futuro inmediato, en la construcción de nuestras respectivas REGIONES: Loreto, Ucayali, Madre de Dios, San Martín, no sólo en la formalidad legal o nominativa, que ya la hemos conseguido, sino en la búsqueda de una forma de ser REGIÓN concordante con nuestras características actuales e históricas, nuestra pluriculturalidad, nuestra forestalidad, nuestras necesidades sociales, nuestra idiosincrasia, etc.

Por lo cual requerimos comunidades con un referente nítido en su mente, que les permita identificarse con la historia común, con la realidad actual que nos desafía por igual en el deber moral de modificarla respetuosamente, sin violentarla, para bien de todos, y con un futuro compartido en cuya construcción tenemos todos, indígenas y mestizos, iguales responsabilidades.

Construirnos como regiones amazónicas implica asumir colectivamente nuestra diversidad cultural, nuestra esencial forestalidad, nuestro pasado común, nuestro compromiso de compartir armónicamente el poder entre todos los Pueblos que habitamos esta región; es aceptarnos como el espacio de grandiosas potencialidades, que aún no conocemos a plenitud, pero que debemos dinamizar; percibirnos como regiones privilegiadas por la presencia prodigiosa de infinidad de ríos, condición que aún no aceptamos ni aprovechamos adecuadamente para nuestro desarrollo; es reconocer en cada comunidad la existencia de sólidas fuerzas psicosociales capaces de ser dinamizadas para generar su propio desarrollo; es aprender a valorar y utilizar nuestro potencial hídrico; es aprender a mirar al mundo desde nuestro bosque portentoso. Es, en fin, construirnos una identidad multicultural que debe concretarse diferencialmente en cada uno de los Pueblos que hoy conformamos esta grandiosa región, cuya vocación es la de seguir creando diversidad biológica y cultural, a menos que nosotros interfiramos tales designios.

Asumir la AMAZONEIDAD como particularidad de la PERUANIDAD es aceptar que debemos construir nuestros futuros regionales enraizados en nuestras gestas creativas milenarias, que tenemos el deber de aprender a valorar. Es reconocer y asignar a cada uno de nosotros, como personas y como pueblos, el rol protagónico en la creación de condiciones cada vez mejores para hacer de nuestras vidas, en los individual y lo social, un emporio de riquezas espirituales con aportes culturales diversos.

Construirnos como región es, pues, el reto fundamental que debemos afrontar los Gobiernos Regionales y Pueblos hoy existentes en la Gran Región Amazónica: LORETO, UCAYALI, SAN MARTÍN, MADRE DE DIOS, AMAZONAS, como la consecuencia más trascendente de nuestro actuar político-administrativo a largo plazo. Pueblos que deben aprender en forma permanente a actuar constructivamente; para lo cual se requiere la toma de conciencia, entre otras, del respectivo proceso histórico, para entender no sólo su dinámica sino, también, su orientación y asumir una posición y un rol activo, constructivo, dentro del mismo.
Foto: del autor. Angamos, a orillas del río Yavarí, en la frontera con Brasil

viernes, 6 de noviembre de 2009

ROL DE LA UNAP EN EL CAMPO DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL


GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA

En el preámbulo del documento final de la Conferencia Mundial de Educación Superior, llevada a cabo por la UNESCO, en julio del presente año, en lo referente a la responsabilidad social de la Educación Superior, se dice: “Frente a la complejidad de los desafíos globales presentes y futuros, la educación superior tiene la responsabilidad social de mejorar nuestra comprensión de cuestiones que presenten múltiples aristas, involucrando dimensiones sociales, económicas, científicas y culturales, y nuestra habilidad para responder a ellas” (1)

Se colige, entonces que, como UNAP, debemos hacer esfuerzos institucionales para facilitar el encare social de cuestiones complejas, como lo es el tema ambiental en nuestra región. Este artículo es una contribución con dicho fin.

Como las demás especies, con las cuales compartimos este planeta, quienes conformamos la especie humana también requerimos de un entorno material dentro del cual desarrollar nuestra vida individual y colectiva. Requerimos de un ambiente que deviene en el escenario en el que hacemos nuestra vida, pero, también del cual depende nuestra vida. Es decir, en el cual vivimos y del cual vivimos. Es, por lo tanto, el soporte objetivo que tenemos para nuestra existencia, pues está conformado por elementos materiales e inmateriales que sustentan nuestra vida. El aire, el paisaje, los ríos, cochas, tahuampas, restingas, las casas, los instrumentos que usamos, las calles, los árboles, las demás personas con su forma de ser y actuar, etc., son componentes de nuestro ambiente.

Cuanto mejor es nuestro ambiente, es mejor nuestra vida, por cuanto establecemos una íntima relación de mutua influencia.

Por ello, la educación ambiental deviene, en estos momentos, en el instrumento más idóneo para que una sociedad forestal como la nuestra forme a sus integrantes para que desarrollen una actuación respetuosa, armónica respecto al ambiente en que vivimos. Y es, que para ello, se hace necesario promover en las nuevas generaciones el más profundo conocimiento, el más intenso amor y respeto al lugar donde vivimos; el más férreo compromiso con la defensa de nuestro hogar, de nuestra comunidad, nuestro barrio, nuestra ciudad, etc., como escenarios indispensables para hacer una vida con calidad humana; es decir, dentro de condiciones estimulantes individual y socialmente.

En el marco de una educación con estos fines, nuestra universidad tiene que asumir una decidida militancia y transformarse en agencia de formación de la estructura psíquica básica para que en nuestros futuros profesionales germinen y se desarrollen la sensibilidad, el deseo de conocimiento y el compromiso con la defensa de nuestro entorno ambiental. Formación construida desde la praxis pedagógica cotidiana, en los escenarios en los cuales reciben los estímulos orientadores para su desempeño profesional aprendiendo a apreciar la naturaleza, a disfrutar de sus manifestaciones vitales, a respetar sus leyes, a protegerla de las agresiones. Todo ello como consecuencia de actividades convenientemente programadas y dosificadas para generar su compromiso con la defensa de nuestro bosque, que es, para nosotros, la expresión integral de nuestro ambiente.

En este proceso formativo los futuros profesionales tienen que aprender que en el ejercicio de sus respectivas funciones sociales es necesario cultivar una relación armoniosa con el portentoso bosque que nos alberga. Más aún hoy en que, por deficiencias en nuestra formación socioeducativa, venimos causando el Cambio Climático, efecto directo e inevitable del fenómeno denominado Calentamiento Global, cuyas consecuencias son los graves problemas que poco a poco estamos identificando.

Esta toma de conciencia deberá llevarlos a incorporarse a los agentes entre quienes radica la solución de tales problemas. Es decir, que asuman responsabilidades individuales y sociales en la conservación de un ambiente propicio para nuestro desarrollo social. Para que nuestra vida se haga cada vez más humana.

Debemos tener en cuenta que nuestro ambiente viene siendo agredido, destruido, indeteniblemente desde que la cultura nuestra, la cultura mestiza, cambiara los patrones que tradicionalmente establecían los pueblos originarios con la naturaleza. Cambios que se han expresado en una práctica destructiva de nuestros recursos naturales y de nuestras riquezas espirituales originarias en el marco del denominado sistema económico extractivo-mercantilista, de carácter exportador, que nos fuera impuesto para lograr nuestro desarrollo (pseudodesarrollo) regional.

Sistema que nos urge remplazar por el denominado desarrollo sustentable o de uso racional de nuestros recursos, que tiene que ser el fruto de una nueva ética que se ponga en vigencia en las relaciones con nuestro bosque: una relación armónica entre el hombre y la naturaleza.

En el marco de este modelo de desarrollo sustentable, inspirado en lo más lúcido de la creación indígena, el énfasis tiene que ser puesto en el valor de nuestras fuerzas psicosociales internas, cuya movilización tiene que ser promovida para buscar mejores condiciones de vida social, fortaleciendo el rol del ser humano, como individuo y como grupo organizado, en cuyas fuerzas psicosociales radican las posibilidades de lograr mejores niveles de satisfacción de nuestras necesidades.

La necesaria incorporación sistemática de la educación ambiental al proceso formativo de los profesionales de todas las Facultades de la UNAP, en concordancia con sus respectivas características académicas, tiene que ser abordada con la mayor urgencia para asegurar la continuidad del Bosque Húmedo Tropical, amenazado de mil maneras, constituyéndose en un núcleo temático recurrente y globalizador de nuestras acciones formativas, enmarcado en un plan de desarrollo social e imbricado con programas de acción de defensa ecológica de carácter regional.

Planteada así la situación, la UNAP, por responsabilidad social, tiene el deber moral de luchar por la defensa del patrimonio material y espiritual de la región que la alberga, tanto desde la perspectiva científica como la de los Pueblos Indígenas Amazónicos.

Desde la perspectiva científica, recurriendo a los aportes de la ciencia y la tecnología modernas, selectivamente aplicados.

Desde la perspectiva de los Pueblos Indígenas Amazónicos, recurriendo al conocimiento de su milenaria experiencia de trato armónico con su entorno ecológico.

Requerimos tomar plena conciencia de que las culturas indígenas amazónicas constituyen la más clara evidencia de que nuestro bosque húmedo tropical requiere una relación muy específica, que tiene que ser conocida y reactivada por quienes, desde la cultura mestiza, de raigambre euro occidental, venimos demostrando el desconocimiento de sus leyes y poniendo en práctica comportamientos individuales, sociales e institucionales negativos para su conservación.

El recurrir a la sabiduría ancestral de nuestros pueblos originarios, reivindicados hoy en día por haber sabido establecer una relación que haríamos muy bien en calificar de la más auténtica sustentabilidad, nos obliga moralmente a revitalizar la estructura de valores dentro de la cual fue posible este tipo de relación con el medio ambiente. Por lo tanto, una misión de la mayor necesidad será promover el más profundo conocimiento de esa atmósfera axiológica y asumirla como praxis institucional.

Debemos tener muy presente que el hecho de no formar a nuestros profesionales en el marco de una profunda y sólida educación ambiental sólo beneficia a los grupos de poder económico que siguen teniendo a nuestra región como la "gran despensa", de la cual extraen y exportan la riqueza para su propio beneficio. Y es que la ausencia de sensibilidad ante la explotación irracional de nuestros recursos genera su actitud de indiferencia frente al saqueo de nuestras riquezas materiales y la destrucción de nuestra riqueza espiritual.

Es, entonces, de la mayor urgencia, para los más altos y trascendentales intereses regionales, que nuestra universidad enfatice la EDUCACIÓN AMBIENTAL, con propósitos no sólo cognoscitivos, sino, fundamentalmente, para formar profesionales con instrumentos y criterios intelectuales y actitudinales, decididamente defensores y comprometidos con nuestro entorno ecológico y socio-cultural.

(1) Conferencia mundial de educación superior, 2009. Las nuevas dinámicas de la Educación Superior y de la Investigación para el Cambio Social y el Desarrollo. UNESCO, París, 5-8 de julio de 2009.
Foto: Fac. CC. Biológicas, Ciudad Universitaria Zúngarococha.

domingo, 1 de noviembre de 2009

EL ÁRBOL EN LA SOCIEDAD HUMANA


A propósito de la Semana Forestal

Gabel Daniel Sotil García

En nuestro planeta TIERRA, la vida tiene muy diversas manifestaciones; pero, existen tres formas básicas: la vegetal, la animal y la humana. Tres formas distintas pero complementarias e interdependientes, pues una cadena de interrelaciones las une en una secuencia preestablecida de acuerdo a leyes de la Madre Naturaleza.

A diferencia de las demás, la vida vegetal tiene su símbolo representativo en el ÁRBOL.

El ÁRBOL, como los demás seres vivos, nace, crece, se reproduce y muere. Ley natural y, por lo tanto, inmutable.

En ese lapso de vida, de relativa duración, el ÁRBOL entrega sus beneficios a los demás seres vivos y también a los inertes. No es indiferente, ni es pasivo. Tampoco egoísta, pues nos brinda, con mucha generosidad, frescor, agua, oxígeno, verdor, belleza y muchos otros beneficios más.

Construido por la naturaleza en un proceso de millones de años, mucho antes que fueran creadas otras formas de vida superiores, ha venido respondiendo, en sus características y funciones, a la dinámica de aquélla, evolucionando de formas primigenias hasta alcanzar exuberancias existenciales que hoy podemos constatar en una fase de su evolución en nuestro planeta.

Una muestra de ellas queda aún en nuestra región, en donde lo podemos encontrar en presencia asombrosamente multiforme, conformando ese abigarrado, pero aún poco comprendido mundo, que llamamos BOSQUE, que supera los límites de nuestra imaginación, significando todo un reto para lograr su conocimiento y comprensión por parte de la sociedad actual.

Compartió su existencia, desde épocas remotas, con los animales, a los que aún permite disfrutar de este planeta. Luego, vendríamos los seres humanos, que también buscaríamos su protectora y beneficiosa presencia.

Cuando comenzó a poblarse este Continente, ya su presencia era imponente, tanto que los primeros pobladores no hicieron sino reconocer sus beneficios. Y aprendieron a amarlo, aprovecharlo y respetarlo, en una forma que hoy concita nuestra mayor admiración.

Luego, con la llegada de nuevas gentes, con distintos valores, vendrían malas épocas para él. Entonces el ÁRBOL sufriría graves vejaciones que le han causado también graves deterioros a su presencia física y a su significado.

Hoy, el ÁRBOL, aunque se escriba con una pequeña palabra, que pareciera no traducir su verdadera trascendencia, requiere ser reivindicado y resarcido por los vejámenes causados. Pero quienes en realidad tienen que reivindicarse ante él, somos nosotros los seres humanos, pues hemos perdido el sentido de su importancia, sin darnos cuenta que sin él, integrando el maravilloso bosque en el que vivimos, ponemos en peligro nuestra propia existencia como especie.

Empecinados como estamos en la práctica de un mercantilismo incomprensible y sin sentido, pues significa autodestrucción social, todo ha adquirido sólo un valor económico, material. Es así cómo el ÁRBOL no es visto como ÁRBOL sino como algo que sólo sirve para transformarlo en madera, carbón, leña, etc., que nos permita obtener dinero, de manera que, puestos frente a un árbol, lo único que se nos ocurre es cortarlo o talarlo para sacarle “el mayor provecho”.

En nuestra actual sociedad no hemos aprendido a verlo y apreciarlo como parte integrante del paisaje natural. Seguimos, con terquedad digna de mejor causa, expulsándolo de nuestras ciudades, ignorantes de sus beneficios.

Recién estamos aprendiendo que naturalmente cumple funciones ambientales de la mayor importancia para la especie humana, de las cuales depende la preservación de nuestro planeta: produce oxígeno, amortigua las altas temperaturas, absorbe el monóxido de carbono y demás gases nocivos para la salud, viabiliza la evaporación de las aguas (por ello hay nubes y lluvias), retiene las aguas de las lluvias para liberarlas progresivamente (por ello existen los arroyos, quebradas, manantiales, etc.), nos cobija en horas tempestuosas, protege al suelo (evita su erosión por las fuertes precipitaciones), sirve de hábitat a las aves en cuyas ramas anidan, se protegen y posan, nutre al suelo, ornamenta el paisaje, brinda una sombra refrescante, sus frutos alimentan a las aves y mamíferos (incluyendo a los seres humanos), …Todas ellas funciones de la mayor trascendencia en la dinámica ambiental, aun pendientes de valoración.

Valoración que nos urge reconocer, pues el Cambio Climático ya no es una simple amenaza sino una monstruosa realidad, en proceso de agravamiento si seguimos empecinados en desconocer la trascendencia de este gran amigo: EL ÁRBOL.

Es decir, tenemos mucho que conocer y aprender del ÁRBOL, con quien tenemos la gran felicidad de compartir nuestra vida individual y social en esta región.

En esta SEMANA FORESTAL tenemos, pues, una oportunidad más para revalorarlo
.

Foto: Frondoso árbol de UBOS.



sábado, 24 de octubre de 2009

IQUITOS: CIUDAD AMAZÓNICA ORIGINAL


Gabel Daniel Sotil García

La ciudad de Iquitos está ubicada en lo que podríamos llamar el corazón mismo de nuestra Amazonía, la Amazonía Peruana. En su atmósfera aún podemos respirar no sólo el ambiente forestal sino los mensajes de diversas culturas provenientes de los pueblos originarios que actúan en los niveles implícitos y explícitos de nuestra dinámica social interna, complementados, unas veces en forma armónica y, otras, discordante o contradictoriamente, con mensajes de las culturas extranjeras que se instalaran entre nosotros en los últimos años de nuestra historia, conformando un substrato psicológico teñido de racismo y de percepción minusvalorante del legado cultural de los pueblos indígenas de nuestra región, predominante entre quienes detentan el poder social en sus diversas formas: cultural, político, administrativo, religioso, etc., quienes, finalmente, son tomados como referentes en la actuación de los miembros de la colectividad.

Como consecuencia de dicho racismo, podemos percibir un afán enajenante en quienes hoy tienen las decisiones sociales, tratando de expresar su olvido y alejamiento de sus raíces forestales y su esencial origen cultural de raigambre amazónica. Afán que se expresa en la preocupación por poner distancia respecto a sus orígenes y asumir una personalidad dentro de moldes culturales ajenos, como si la consigna generacional fuera “olvidar nuestro pasado y ser como los de afuera”. Veamos, sino, el estilo de modernización de nuestras calles, los símbolos que enfatizamos, los nombres y letreros que identifican a las instituciones de diversa naturaleza, las festividades que promocionamos, la música que más difundimos, los prejuicios que enfatizamos por acción u omisión, los personajes que más destacamos, los valores que más reforzamos, etc.

Iquitos, así lo sentimos, viene asumiendo su autoconstrucción como ciudad tomando referentes fundamentalmente exógenos, guiada por moldes percibidos como superiores por el hecho de no portar mensajes de los pueblos originarios de esta región; olvidando, por cierto que en nuestro entorno ecológico y sociocultural disponemos de suficientes elementos inspiradores para construirnos en forma más coherente con nuestra heredad espiritual y ecológica.

Lo cual consideramos nada inteligente, pues si tenemos la enorme ventaja comparativa de estar en un “mundo exótico”, que es foco de atracción turística por sí solo, lo natural e inteligente sería profundizar nuestro exotismo construyéndonos como una “ciudad diferente”, con su propia personalidad, con su propio y peculiar mensaje para quienes vienen a vernos y para orgullo nuestro. No debemos construirnos como una ciudad copia, sin originalidad, sin personalidad propia.

Es necesario, entonces hacer un gran esfuerzo por superar nuestros complejos y dar vida a un Iquitos plenamente original pero coherente con su entorno. Un Iquitos en el cual se eleve a la categoría de un valor su riqueza ecológica (flora, fauna), su riqueza espiritual, su riqueza lingüística, su riqueza histórica, los personajes que han sido y son productos de la creatividad social expresada en su proceso de construcción histórica, sus formas de vivir, su forma de ver su mundo forestal: sus mitos, sus leyendas, etc.; en fin, todo cuanto nos es propio y distintivo.

Somos de la opinión de que, en la medida en que dejemos de sentir la necesidad de ser nosotros mismos, originales, propios de este mundo amazónico, perderemos, también, nuestro potencial turístico como ciudad, pues el turista, nacional y extranjero, no viene a ver lo igual, sino lo diferente. Los turistas salen de su región o país a buscar “un mundo diferente”, a conocer lo original de otros pueblos, a enriquecerse con la creatividad de la especie humana expresada en las diversas formas de ser de los pueblos. No admira las ciudades o pueblos-copia, sino las ciudades o pueblos originales.

Pero, además, y esto es lo más importante, no debemos eximirnos del placer y el orgullo de ser los autores creativos de una obra social como es la de crear nuestra propia ciudad, a nuestra imagen y semejanza material y espiritual. No debemos perder la oportunidad de hacer que IQUITOS sea nuestra propia creación, con originalidad forestal y coherencia cultural amazónica. De nosotros depende: autoridades en sus diferentes niveles, arquitectos, urbanistas, comerciantes, gerentes, profesores, ingenieros, administradores, políticos, pobladores comunes y corrientes, dirigentes vecinales, deportivos, etc. El comerciante que decide poner nombre a su negocio, la autoridad que remodela una calle o erige un monumento, el director de un programa radial al decidir la música que va a difundir, el dirigente vecinal que decide el nombre de una calle, etc., todos debemos hacer el esfuerzo necesario para lograr este propósito, que lo consideramos de la mayor trascendencia social, para construir y consolidar nuestra identidad.

Iquitos debe ser nuestra obra, teniendo en cuenta que es nuestra obligación moral el construirnos sobre nuestras propias bases espirituales, en una consciente actitud crítica, creativa y recreativa. Dejarnos llevar por lo fácil, que es el copiar modelos de desarrollo urbano propios de otros escenarios y experiencias históricas, no es sólo una gran irresponsabilidad social, sino también una necedad colectiva, que no nos hará merecedores de ser un honroso pasado para las futuras generaciones. Más aún, en estos momentos en que el proceso de globalización mundial nos tienta a perder nuestras características propias para ser absorbidos por la aspiradora homogeneizante que pretende teñirnos de un solo color a toda la humanidad, bajo el pretexto de la pseudomodernización.

La construcción colectiva de nuestra auténtica modernidad tenemos que lograrla sin renegar de nuestra esencia multicultural ni del entorno forestal, que son los pilares sobre los cuales debemos consolidar nuestra espiritualidad amazónica.

domingo, 18 de octubre de 2009

LA EDUCACIÓN EN FINLANDIA: CALIDAD EN FUNCIÓN A SU DESARROLLO


A propósito de la calidad educativa

Gabel Daniel Sotil García

El tema de la calidad de la educación se nos ha transformado en una obsesión en nuestro país. A tal punto que queremos importarla de aquellas sociedades en donde ha sido lograda, sin tener en cuenta lo que ha requerido dicho logro. Como siempre, nuestras más altas autoridades del sector apuestan por lo más fácil: copiar, comprar, traer de afuera. Pareciera que no conciben que la calidad de la educación sólo puede ser lograda a partir de un proceso de creación social, proceso que requiere de la más amplia libertad, de incentivo a la creatividad, de participación de los sectores concernidos, etc., que son las condiciones que debería garantizar el estado peruano, si realmente tiene como propósito que la nuestra sea una educación de calidad.

Es a partir de la conferencia del Dr. Reijo Laukkanen, Consejero de Educación de la República de Finlandia, desarrollada el 06 del mes en curso, a invitación del Concejo Municipal del distrito de San Juan, que los asistentes hemos tenido un mayor acercamiento al conocimiento y comprensión de la experiencia de dicho país.

Lo que me ha quedado claro es que la calidad de la educación no es obra de milagros. Tampoco lo es de la improvisación. Todo lo contrario: es el producto de decisiones sociales conscientemente adoptadas dentro de las circunstancias temporales y espaciales, de una sociedad concreta. Es la obra de personas conscientes de las responsabilidades que tienen respecto a su sociedad, quienes reconocen las características esenciales de su presente, así como sus deficiencias, asumiendo el deber moral de superarlas colectiva y participativamente. En el más auténtico sentido democrático.

Es decir, la calidad educacional sólo puede ser lograda a partir de una mirada profunda a la propia intimidad sociocultural, en la más libre y crítica actitud introspectiva, pues el árbol de la calidad educativa sólo puede germinar, crecer y fructificar, así queda demostrado, en un determinado suelo cultural; con los nutrientes espirituales que le proporciona la actividad cotidiana del grupo humano; con las frustraciones y dolores históricos y con los sueños y aspiraciones de sus miembros.

No es mirando hacia afuera para ver qué se puede traer de otras realidades como vamos a lograrla.

País pequeño (tiene menor extensión que nuestro Loreto), Finlandia se ubica en las proximidades del Polo Norte y, por lo tanto, sus condiciones climáticas y geográficas son muy disímiles de las nuestras. Su historia reporta momentos dolorosos a los que supieron sobreponerse generando respuestas que sólo ellos, los finlandeses, podrían haber dado.

Y, como bien sabemos, los Pueblos y personas somos el producto de la conjugación de factores ambientales y socioculturales, cuya dinámica de interinfluencias da como resultado eso que se llama CULTURA, que hace que seamos únicos e irrepetibles como pueblos y como personas.

Por ello, en un momento de su devenir, se dieron cuenta que la búsqueda de la equidad les era indispensable para su desarrollo social: que todos tuvieran igualdad de oportunidades en el disfrute de los bienes sociales. Hoy, se no ha dicho, disfrutan todos, los algo más de cinco millones de habitantes, de igualdad de oportunidades de aprendizaje. Pero, también, de un sistema de apoyo orgánica y nacionalmente instituido, que cruza todo el espectro social, que hace que todos sus ciudadanos disfruten, en el marco de dicha equidad, del apoyo financiero para educarse en las mejores condiciones posibles en una atmósfera estimulante de confianza en las capacidades y decisiones colectivas.

Hoy, esos criterios han devenido en características de su cultura y se constituyen en el marco axiológico dentro del cual se desarrolla la educación finlandesa.

En consecuencia, su educación es de calidad porque responde a su ser cultural, a lo que define la esencia de cada finlandés y finlandesa. Ella, siendo el producto de la cultura finlandesa, refuerza y garantiza dicha cultura. En ello radica su calidad.

Sus frutos son evidentes: mejores condiciones de vida social, familiar e individual generadas en una praxis pedagógica que estimula el más auténtico desarrollo integral de cada persona. Es, pues, una educación que crea las condiciones para el desarrollo social. Sirve a la sociedad en su conjunto.

Querer copiarla o imitarla en nuestro país y región, no nos llevará sino a agravar las profundas incompatibilidades de la educación de hoy con nuestro ser nacional. De allí su ineficiencia social. De allí su falta de calidad. Si bien sirve al éxito de algunos individuos, no garantiza el éxito de la sociedad en su conjunto. De allí nuestro subdesarrollo, nuestra pobreza social a pesar de nuestra riqueza natural.

Mientras pretendamos imponerla desde el centralismo, incuestionado hasta en las más altas esferas de la administración educacional de nuestro país, seguiremos admirando, y hasta con envidia, cómo en otras realidades logran lo que nosotros no podemos.

Y no es porque no seamos capaces sino porque no hemos aprendido a confiar en nuestra propia creatividad, milenariamente demostrada en expresiones culturales que nos resistimos a valorar a plenitud, habiendo optado por la imposición de criterios ajenos a nuestro ser nacional. En la más absurda práctica de centralismo enajenante.











viernes, 2 de octubre de 2009

EL MUNICHE, IDIOMA ANCESTRAL DEL PUEBLO MUNICHIS


La lenta y segura pérdida de nuestra riqueza lingüística


Gabel Daniel Sotil García

Transcribo:

“El muniche es un idioma que se habla en el pueblo de Munichis, ubicado en las orillas del bajo río Paranapura, cerca de la ciudad de Yurimaguas en el departamento de Loreto, Perú.

Los historiadores cuentan que la gente de la etnia muniche ha habitado esta zona desde hace muchos siglos. Antes, había cientos de hablantes del idioma muniche, pero hoy en día, en el año 2009, hay menos de diez hablantes, todos de edad mayor. La gente que antes hablaba el muniche aprendió hablar el castellano y el quechua, debido a sus contactos y tratos económicos con hablantes de estos dos idiomas poderosos, y ahora no hay personas que usan el idioma muniche todos los días. Esperamos que este libro pueda apoyar a cualquier persona que tenga interés en aprender algo sobre este idioma ancestral del pueblo indígena muniche.

No sabemos mucho sobre la historia del idioma muniche, porque este idioma fue muy poco estudiado durante los siglos cuando había muchos hablantes. Solamente contamos con algunos materiales escritos por misioneros antes del siglo XX. En cuanto a estudios modernos sobre el muniche, en los años 1980 un joven lingüista y misionero, Michael Luke Gibson, trabajó con el idioma y escribió un pequeño libro, con título “El Muniche: Un idioma que se extingue”, que fue publicado por el Instituto Lingüístico del Verano (ILV) en 1996. … Después del trabajo del Sr. Gibson, los hablantes del muniche mencionan un breve estudio del muniche hecho por unas hermanas religiosas, pero no resultó ninguna publicación de ese estudio. De ahí, viene el presente Proyecto de Documentación del Idioma Muniche, que se describe a continuación.

Ni se sabe a qué familia lingüística pertenezca el idioma muniche, porque hasta ahora simplemente no había datos suficientes para analizar las relaciones entre el muniche y otros idiomas amazónicos. Pero después de analizar los nuevos datos del idioma, recolectados en el presente proyecto de documentación, esperamos ver un entendimiento mejor tanto de la historia del idioma como de sus relaciones genéticas con otros idiomas”.

Es esto lo que podemos leer como fruto de la investigación emprendida por un equipo de especialistas pertenecientes al antedicho proyecto y que se consigna en el Informe que resultó de su trabajo, desarrollado entre 2008 y 2009.

Dicho trabajo fue dirigido por el Dr. Lev Michael de la University of California, Berkeley, contando con la colaboración de los pocos hablantes que recuerdan haber usado este idioma en sus comunicaciones cotidianas varios años atrás: Alejandrina Chanchari Icahuate, Donalia Icahuate Baneo, Melchor Sinti Saita, Lidia Icahuate Baneo, Agustina Sinti Saita, Josías Chanchari Marayawa, y Demetrio Chanchari Baneo; y un equipo de lingüistas visitantes, Mg. Christine Beier (U. de Texas en Austin), Lic. Karina Sullón Acosta (peruana), Stephanie Farmer (U. de California, Berkeley), Greg Finley (U. de California, Berkeley), Michael Roswell (Swarthmore College).

Comento:

En verdad, es sumamente doloroso y sublevante el ser testigo impotente de una pérdida como ésta. Como este idioma, muchos otros están al borde de la extinción aquí en nuestra región amazónica. Idiomas que fueron construidos con el esfuerzo creativo de miles de años. Idiomas cuya riqueza espiritual no hemos podido entender por la soberbia de la cultura mestiza y, por lo tanto, al perderse nos empobrecemos culturalmente. Hasta hoy no podemos diseñar y poner en ejecución una política cultural que promueva el conocimiento profundo de nuestra riqueza lingüística para aprender a valorarla y preservarla por todo lo que ello significa para nuestro fortalecimiento espiritual como nación.

Es aquí en donde notamos la gran falta que nos hace la Educación Intercultural, cuyas consecuencias formativas nos harían sensibles a situaciones como esta y nos posibilitaría comprometernos en acciones sociales para evitar que nuestro patrimonio cultural y lingüístico se siga perdiendo.

Desde estas páginas pido a quienes están en posibilidades de establecer políticas de defensa de este patrimonio que no demoren en establecerlas, pues las condiciones son de la mayor urgencia. Y al magisterio regional, que se atreva a enfatizar en las nuevas generaciones, la formación respetuosa y comprometida frente a la diversidad cultural de nuestra región.

Mayores informaciones pueden encontrar, los interesados, en la página web siguiente:
http://www.cabeceras.org/cap_data_products.htm
Foto: Alejandrina Chanchari, muniche hablante