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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

martes, 27 de diciembre de 2016

FCEH: REFLEXIONES EN SU 55º ANIVERSARIO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y HUMANIDADES – FCEH - UNAP

Gabel Daniel Sotil García

Aunque la dinámica académica de nuestra Facultad ha sufrido diversas alteraciones en su desarrollo en el presente año,  sin embargo, ello no es óbice para que hagamos un ejercicio crítico-reflexivo acerca de su ser y actuar al cumplir sus 55 años de funcionamiento.

Debo comenzar diciendo que una de las mayores obligaciones morales que tenemos quienes trabajamos en su seno es dirigir nuestras capacidades de análisis, reflexión crítica y propuestas tanto hacia su interioridad institucional como a su entorno contextual para aproximarnos, en la medida de lo posible, al entendimiento de lo que es nuestra Facultad en lo que ella significa como institución que cumple un encargo social, pues es necesario reafirmar que ella no está donde se  encuentra por una decisión burocrática de la universidad, sino en respuesta a necesidades y demandas de carácter sociocultural, que son las que deben determinar su direccionalidad.

Concebir que ella obedece enteramente a requerimientos administrativo-burocráticos nos ha llevado a percibirla aislada de su entorno geo-socio-cultural, a imprimirle una dinámica interna per se, a despreocuparnos de las situaciones problemáticas que afectan a los pueblos circundantes, a los avatares ambientales, a los conflictos rural-urbanos, a las inquietudes poblacionales, a las necesidades de desarrollo personal, a sus relaciones con el escenario externo, etc.

Por ello es que postulamos que una acción de la mayor urgencia es el análisis comportamental de cómo hemos cursado la etapa anterior a la actual, considerando que la entrada en vigencia de una nueva ley, que es un nuevo ordenamiento normativo, requiere tener claramente visualizado este trayecto de los primeros cincuenta años de vida institucional, para proyectarnos mejorando lo que haya que mejorar e introduciendo los cambios que sean indispensables para darle a nuestra Facultad una nueva significatividad socio-cultural y académica, en concordancia con los nuevos tiempos cronológico-culturales.
Obviar este paso es consolidar una manera de “ser facultad” acrítica, irreflexiva, sin mayores compromisos con el mejoramiento cualitativo consigo misma y con nuestra región. En suma, una Facultad en sí y para sí, que abdicaría de las capacidades de su potencial profesional de primer nivel cualitativo con que ahora cuenta, y que le permitiría abrirse al entendimiento de la necesidad de romper la inercia institucional.

Una mirada hacia nuestra interioridad, pues, nos va a permitir expresar y consensuar nuestras reflexiones, críticas y opiniones acerca de cómo hemos venido afrontando el encargo social de formar a los futuros maestros con las capacidades óptimas para garantizar el logro de los anhelos sociales: disfrutar de mejores condiciones de vida individual y colectiva, que para eso es la educación.

La praxis de esta actitud nos permitiría demostrar que no tomamos a nuestra Facultad como un simple campo de trabajo, en donde solamente vamos a cumplir obligaciones laborales, sino que, coherentemente con nuestra condición de profesionales de la educación, dotados de especiales capacidades académico-investigativas y de responsabilidad social, somos capaces de procesar nuestras experiencias y transformarlas en criterios para tomar mejores decisiones en cuanto a su dinámica y orientación.

Por otro lado, nos es imperativo también abordar nuestro compromiso institucional con la colectividad a la que nos debemos y que nos sirve de referencia en el servicio social que brindamos como retribución. Me estoy refiriendo al contexto físico-social que sirve de soporte a nuestro actuar.

En este sentido cabe, por necesario, que hagamos una minuciosa auscultación de las relaciones  que hemos venido estableciendo con dicho entorno. Tomar conciencia de las modalidades de respuestas dadas a tales desafíos, nos permitirá someterlas a una severa crítica evaluativa de nuestra actuación en concordancia con las circunstancias que hemos afrontado como unidad institucional a través de los años.

Ello nos permitirá medir nuestro grado de sensibilidad a los mensajes del entorno; la importancia que hemos dado a uno u otro componente de la realidad; el grado de conciencia con el que hemos actuado dentro de nuestro escenario, las prioridades en cuanto a las necesidades formativas, la coherencia con las prioridades regionales, etc.

Todo ello se transformará en un mensaje de la mayor trascendencia formativa tanto para nuestros alumnos como para la sociedad en general,  que esperan de nosotros las evidencias de que en nuestra Facultad hay un grupo humano que está procesando sus propias experiencias para aprender de ellas y proyectarse a mejores niveles cualitativos para generar superiores condiciones de vida social.

Desarrollar un flujo informativo con estas características nos permitirá hacernos presentes en la dinámica sociocultural como entidad actuante en permanente proceso de construcción de su ser con plena coherencia con las necesidades formativas que plantea el actuar de la comunidad que, como bien sabemos, se encuentra en permanente proceso de cambios. Dicho diálogo, en consecuencia, nos va a permitir ajustar nuestra dinámica institucional a las aspiraciones y necesidades de nuestro entorno contextual.

Se hace, pues, necesario tomar distancia de nosotros mismos para juzgarnos como una entidad actuante dentro del espacio amazónico, para determinar los aciertos y deficiencias que hayamos impreso a nuestro actuar  durante esta primera fase de nuestra institucionalidad.

Sólo así lograremos construir una cabal imagen de lo que hemos sido para proyectarnos hacia un deber ser plenamente coherente con los tiempos actuales y venideros.


martes, 20 de diciembre de 2016

CAMBIOS EN EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN

Reflexionando sobre nuestro quehacer educativo
Gabel Daniel Sotil García
Aunque no son los que más deseamos y necesitamos, se vienen produciendo cambios en el Ministerio de Educación, productos de una serie de deficiencias  estructurales normativas y de actuación de los miembros de nuestra sociedad nacional.
Acaba de juramentar, a muy poco tiempo de iniciado el actual gobierno, una ministra en el sector  educación. Remplaza a un ministro sobre el cual se han dicho muchos asertos, aunque no todos verdaderos.   
Su nombre: MARILÚ DORIS MARTENS CORTEZ.

Educadora de procedencia, después de muchos años de transitar por diversas dependencias, tanto fuera como dentro del Ministerio de Educación, llega al más alto cargo administrativo del sector. Y llega después de muchos ministros no educadores, precedida de lejanos recuerdos de las doctoras Gloria Helfer y Mercedes Cabanillas, ambas preclaras educadoras ministras también.
Algunas reflexiones nos provoca su designación, que queremos compartir.

Espero, esperamos mejor dicho, que sea una profesional que se interese y mire hacia el interior de nuestro país y sepa y acepte que somos diversos, heterogéneos, con diversas culturas, infinidad de idiomas, una geografía de lo más variada, una riqueza inconmensurable que sirve de marco, por deficiencias de gestión social,  a graves injusticias, desigualdades, pobreza, subdesarrollo, por lo cual requiere que se estimule respuestas educativas diversas, apropiadas a cada contexto social, para generar el desarrollo y la superación de la pobreza que nos castiga inmisericordemente.
Esperamos que enfatice la formación de los peruanos para construir una mejor sociedad nacional, para solucionar nuestros problemas a partir de un profundo conocimiento de nuestra realidad, su compromiso con la búsqueda de sus soluciones y la práctica de valores propios de nuestras raíces culturales. Soluciones que debemos crear con esfuerzos de quienes vivimos y amamos a este país. No traídas, no copiadas de otras realidades.

Espero, también, que no caiga en el error de afirmar que estamos viviendo un proceso de "reforma educativa" en nuestro país. Unos cuantos cambios circunscritos que se han efectuado en algunos aspectos del sistema, no justifican el calificativo de REFORMA EDUCATIVA. Acuñó la frase el anterior ministro para dar relieve a su gestión, pero aceptar dicha calificación es exagerar las dimensiones. Una reforma, entendida en su plenitud, implica reorientar el sistema, en cuanto a sus objetivos o propósitos, establecer nuevos roles a sus gestores, ponerlo al servicio del desarrollo de nuestras sociedades, generar una nueva dinámica de las potencialidades de nuestro país.
Una Reforma Educativa es asignarle a la educación un rol actuante en la generación de condiciones para construir nuestro desarrollo; no solo el crecimiento económico.
No se olvide, Sra. Ministra, del aforismo de que "el desarrollo de un país sólo llega hasta donde se lo permite su educación.
Espero, también, que la nueva ministra, tenga la necesaria lucidez para avocarse al replanteamiento de la actual educación con la participación no solo de técnicos del ministerio, que los sabemos ajenos a nuestras realidades, sobre todo a la realidad de nuestra selva, que la desconocen a plenitud y, sin embargo, se atreven a tomar decisiones sobre su educación. El Ministerio no es el Perú, así como tampoco lo es Lima.
Si usted desea generar una verdadera Reforma Educativa, señora Ministra, empiece por el currículo. Es de ese manantial de donde beberán los nuevos valores, las nuevas actitudes, los nuevos conocimientos, el desarrollo de nuevas capacidades las nuevas generaciones de peruanos, que se pongan al servicio del mejoramiento continuo, indetenible, de las condiciones de vida de nuestras sociedades, transformando en riqueza social y cultural todo ese potencial que la pródiga naturaleza nos ha dado, pero para el beneficio de todos, sin exclusiones, sin discriminaciones.
Necesitamos, Sra. Ministra, que usted estimule la creatividad del magisterio, no el acatamiento y el simple cumplimiento. Genere condiciones para que los maestros nos sintamos estimulados en el uso de nuestra creatividad, para buscar nuevas formas de educar.
Sepa que las provincias tenemos desarrollos educativos diferenciados, por lo tanto se necesita disposiciones diferenciadas, no homogeneizantes, para buscar las soluciones propias, no las impuestas por el ministerio. Somos un país pluricultural, por lo tanto, tenemos grandes posibilidades de generar diversidad de respuestas, no las que vienen de afuera, generadas en otras realidades.
En fin, señora ministra, Marilú Doris Martens Cortez, le damos la bienvenida en esta Amazonía de prodigiosa diversidad  en todo cuanto usted pueda imaginar; sin embargo, marginada, invisibilizada por efectos de una política educativa centralista y homogeneizante, que ni siquiera distingue lo rural de lo urbano.
Estaremos atentos a sus decisiones, esperando que sean las mejores para dar inicio a un proceso de mejoramiento de nuestras calidades de vida en cada uno de los pueblos, originarios y mestizos, que conforman esta hermosa y pródiga región.



domingo, 11 de diciembre de 2016

PUNTOS CRÍTICOS DE LA GESTIÓN EDUCATIVA

Reflexiones sobre nuestra educación
Gabel Daniel Sotil García
Casi cuatro mil kilómetros lineales de frontera 
comprende nuestro Departamento de Loreto.

Del análisis  que hemos realizado referente a la gestión educativa en nuestro Departamento, se desprende que algunos de los puntos críticos o “nudos gordianos”, que debemos intentar afrontar para avanzar en la búsqueda de la calidad de nuestra educación, podrían ser los siguientes:

 -    Reconocimiento y viabilidad  a la predominancia rural y trifronteriza de nuestra región, para lo cual se requiere establecer lineamientos administrativo-educacionales diferenciales para lo rural, urbano y fronterizo. El medio rural viene siendo agredido por modelos económicos ajenos a sus potencialidades. Narcotráfico, contaminación, deforestación, etc. son atentados contra el AGUA y el BOSQUE, que son las dos grandes riquezas de la Amazonía, sobre las cuales debería fundamentarse nuestro desarrollo. A ello hay que agregar que el poblador rural tiene paradigmas o modelos de comportamiento adaptados a sus respectivos entornos. En consecuencia, la educación debe fortalecer estos comportamientos, estas maneras de actuar del poblador ribereño y orientarlos hacia un mejor uso de sus recursos. El agua y el bosque deben ser los factores en los que se fundamente el desarrollo sostenible de nuestra región. Ambos están a nuestra plena disposición para darles un uso óptimo recurriendo a los avances tecnológicos hoy disponibles.

La gran mayoría de pueblos tiene carácter rural.
-      Fortalecimiento de la educación intercultural para propiciar la relación armónica de las diversas culturas de nuestra región como única estrategia para construir nuestro desarrollo sustentable, participativo, endógeno  e intercultural. En consecuencia, se debe poner en vigencia el denominado Diálogo Intercultural, para lo cual se debe elaborar material didáctico portador de la riqueza cultural tanto de los Pueblos Originarios  como de los Mestizos, con lo cual se superaría el propósito homogeneizante de la actual educación mestiza. Para ello se requiere una nueva capacitación del personal docente para que asuma esta tarea de desmontar el racismo, el segregacionismo que aún se refugia en las aulas de nuestras escuelas.

-      Implementación de una estrategia para el procesamiento de las diversas propuestas que vienen siendo elaboradas  respecto a la educación regional: análisis, reflexiones, críticas, materiales de enseñanza, ensayos socioeducativos, etc. Bien sabemos que, por iniciativa y compromiso particulares de algunos profesores se viene planteando aportes para el mejoramiento de nuestra educación, los cuales no son aprovechados por privilegiar el material de elabora el MED. La creación de un centro u oficina en donde se acopien y procesen las diversas ideas que se propongan para el mejoramiento de la educación regional, resulta indispensable en los actuales momentos, para aprovechar los aportes creativos de nuestros profesionales.

Predominan los comportamientos de
vida rural
-      Elevación de la calidad de la administración educacional capacitando tanto a directores como especialistas en el enfoque integral de la gestión educativa con nuevos conocimientos, nuevo equipamiento axiológico-actitudinal y una nueva visión de la Amazonía. El actual director de las II. EE. está condicionado para ser el fiel cumplidor de las disposiciones que le llegan a su institución, pues toda la dinámica anual está predeterminada y controlada por las disposiciones del MED. Su formación requiere de una capacitación específica, que tendría que darse en una Escuela de Directores, en la cual el componente creatividad debe ser especialmente estimulado. Por su parte, los especialistas técnicopedagógicos están amoldados a la gestión de cumplimiento y no de propuesta. Gusta y disfruta de la complacencia al funcionario del MED. No cuestiona, no reflexiona. Asesora en el cumplimiento de las disposiciones que él mismo recibe del MINEDU. No asesora para la creación, para la innovación. No sistematiza su experiencia y, por ende, no produce aportes reflexivos, cuestionadores, propositivos. Pasa años en su condición de especialista, pero no contribuye a mejorar su propia función y menos la calidad de la educación, porque no se ve en la obligación de procesar, sistematizar, su propia experiencia. En resumen, no comparte su experiencia con el magisterio y la comunidad. Casi nunca escribe para la sociedad.

-      Finalmente, diremos que un punto crítico, de la mayor importancia es el relativo a la ausencia de la realidad amazónica, histórica y actual,  tanto en el currículo nacional como regional. Nuestra Amazonía es aún una gran desconocida en el concierto nacional; en consecuencia, se hace necesario priorizar  gestiones ante el MED para incorporar contenidos curriculares referidos a nuestra realidad, a sus problemas, a sus potencialidades, a sus características, etc., así como dar paso a la regionalización del currículo para darle pertinencia.

CONCLUSIONES:

Luego de todo lo dicho, podemos plantear las siguientes conclusiones:

-      La gestión educativa regional adolece de deficiencias estructurales que imposibilitan la generación de una educación que responda a nuestras características y necesidades amazónicas.

En la actividad económica predomina el uso de los recursos
del bosque.
-      Se caracteriza, en lo fundamental, por tener solo carácter aplicativo de las decisiones que se toman en el centro político nacional, partiendo de una visión tradicional colonialista de la Amazonía.

-     Sin embargo, tenemos en nuestra región condiciones propias y diferenciales que ameritarían el diseño de una gestión educativa con características coherentes con su: forestalidad, pluriculturalidad, predominancia rural y carácter trifronterizo.

-    Una nueva gestión educativa debe poner énfasis tanto en el proceso formativo del educando, en cuanto a estimular sus potencialidades biopsicoculturales como en las necesidades de elevación de la calidad de vida de las respectivas comunidades, tanto ribereñas como urbanas. Sólo así le daremos la auténtica integralidad a la acción formativa de nuestros educandos.



sábado, 3 de diciembre de 2016

EN TORNO A LA GESTIÓN EDUCATIVA REGIONAL (*)

Reflexiones acerca de nuestra educación
Gabel Daniel Sotil García
 
Cuando hablamos de la gestión educativa, hacemos referencia al conjunto de decisiones que toman los agentes educacionales para dinamizar los servicios en las instituciones educativas, dentro de una determinada jurisdicción.

En este artículo vamos a referirnos al ámbito del Departamento de Loreto.

Lo primero que tenemos que decir a este respecto es que, hasta el presente, el tema de la gestión educativa en nuestra región lo hemos abordado sin hacernos algunas preguntas básicas.

Por ejemplo: ¿Para qué educar en nuestra región?, ¿Qué tipo de sociedad queremos construir?, ¿Qué modelo societal requerimos en función a nuestras características básicas: forestalidad y multiculturalidad de nuestra Amazonía?, ¿Es necesario imbricarla con el desarrollo de la región?, ¿Es posible construir una educación propia para nuestra Amazonía?

Es decir, nos hemos adherido al modelo nacional impuesto, en forma acrítica, irreflexiva, en cómoda actitud de obsecuencia ante el poder central. No cabe en nuestros esquemas mentales contradecir al Ministerio de Educación (MED) y, por lo tanto, no hemos hecho ni hacemos esfuerzos para fundamentar respuestas y propuestas orgánicas. Más cómodo nos resulta el acatamiento.

Aceptamos que la calidad de nuestra educación nos viene como un regalo tecnocrático del MED, y no como una creación nuestra.

No hemos elaborado un corpus teórico que fundamente nuestras propuestas educacionales. Olvidamos que sin fundamentos teóricos, nuestras propuestas carecen de basamentos en ideas, corrientes, doctrinas, etc., pasando a ser fácilmente rebatible por quienes quieren imponernos sus decisiones. La oralidad predominante en el magisterio no brinda los fundamentos que requerimos para tomar decisiones de trascendencia sociopolítica. Esta oralidad impide que contemos con un cuerpo de ideas y planteamientos fundamentadores de nuevas decisiones respecto a la educación en nuestra región. No queremos hacer los maestros el esfuerzo de plasmar nuestras ideas por escrito.

Esta omisión tiene como consecuencia que no seamos sino la colonia mental que siempre hemos sido desde medio milenio atrás, pues no nos hemos atrevido a generar y exponer nuevos argumentos alternativos.

En consecuencia, toda la riqueza de mensajes provenientes de nuestra realidad actual e histórica queda fuera de las aulas y del  procesamiento psíquico de las nuevas generaciones. Nuestra imagen de futuro regional la hemos hecho coincidir plenamente con la imagen de futuro nacional. En el marco de esta percepción, demás está decir que la región más desconocida es nuestra propia AMAZONÍA, no solo por nosotros sino por todo el país.

Esta situación explicaría los deficientes niveles de aprendizaje de nuestros educandos, que se evidencian en las evaluaciones que se vienen administrando en el nivel nacional, por el propio ente que debería asegurar la mejor calidad de dichos aprendizajes  a partir de una gestión educativa nacional eficiente.

De acuerdo con el modelo nacional impuesto, la gestión educativa viene privilegiando el acatamiento, destruyendo todo intento de propuesta discrepante, propiciando una praxis magisterial de cumplimiento de las disposiciones;  es decir, el imperio de la homogeneización.

Como consecuencia de esta imposición que implica este acatamiento generalizado, nuestros educandos no se forman con capacidades para dinamizar nuestras riquezas naturales y transformarlas en riqueza social.
Si miramos la dinámica anual de las instituciones educativas, todo su acontecer está predeterminado por el MED, desde el “buen inicio” hasta el buen término, pasando por eventos como “el día del logro”, el PELA, el soporte pedagógico, etc., cuyos frutos se diluyen cada fin de año en las páginas de las pruebas de la ECE, que nos ubica con crudeza en el último casillero del ranking nacional.

La educación se transforma así en instrumento generador de más pobreza, con lo cual cierra el círculo vicioso: educación, pobreza, subdesarrollo, que tiene en el extractivismo mercantilista su máxima expresión y muestra de la pobreza de propuestas para diversificar nuestra producción.

Sin tecnificación de la formación básica de nuestras nuevas generaciones, nos mantendremos en el nivel teoricista de la estimulación de sus capacidades, predisponiendo a nuestras nuevas generaciones para emigran hacia otras realidades, con lo cual, la escuela anemiza, empobrece las fuerzas psicosociales de las comunidades.


A ello se debe agregar que, por disposiciones del ente central, se sigue consolidando el divorcio entre educación, salud, nutrición. Se sigue insistiendo en la separación artificial entre acción formativa y conservación de la salud, con lo cual se pierde la oportunidad de una estrecha colaboración entre ambos sectores cruciales para cualquier sociedad. Educación y salud,   que deberían actuar socialmente como una unidad operativa, se los mantiene desligados por razones meramente burocráticas.

(*) Art. publicado en KANATARI, 04 - 12 - 16

viernes, 18 de noviembre de 2016

La interculturalidad como principio en la nueva educación (*)

Gabel Daniel Sotil García
Desde que se diera la ley 28044, Ley General de Educación (2003), se estableció que uno de los principios que debería regir al sistema educativo nacional sería el de INTERCULTURALIDAD.
Por su parte, la nueva ley que rige la dinámica de la educación superior, Ley 30220 (2014), también dispone, entre otros, que el principio de interculturalidad debe estar presente en el desarrollo de la educación universitaria.
Pero, ¿qué es la interculturalidad? ¿Por qué es necesaria para nuestra educación? ¿Qué repercusiones tiene en la dinámica sociocultural de nuestro país y región?
Para tener una comprensión de su naturaleza y rol, tenemos que partir del reconocimiento de que nuestra especie, a la que denominamos Homo Sapiens, se distribuye sobre la faz de nuestro planeta en diversidad de culturas, productos de la interrelación de los grupos humanos con sus respectivos entornos ambientales; diversidad que tiene un valor intrínseco según la UNESCO, pues vale en sí misma, siendo la mayor creación de la humanidad, con lo cual expresa su vocación esencial: la diversidad como norma de concreción.
Pero, es el caso que, infelizmente, a lo largo de nuestro devenir prehistórico e histórico, las relaciones entre los diversos mundos culturales no han sido pacíficas, respetuosas de las diferencias.
Al contrario, en la mayoría de los casos en que han entrado en contacto culturas diferentes, la beligerancia se ha impuesto como norma de relación, con consecuencias desastrosas para ambos bandos. Confrontación a causa de una natural y espontánea actitud: el etnocentrismo: toda cultura se auto percibe como superior respecto a las otras culturas.
El punto culminante de estos enfrentamientos fueron las dos fatídicas guerras mundiales en la primera mitad del Siglo XX.
Es a partir de dichos acontecimientos que las mentes más lúcidas de las propias naciones que se habían enfrentado y ante la comprobada inutilidad del desastre causado, se reúnen en un foro multinacional y pluricultural para elaborar un acuerdo que pusiera las bases para una convivencia pacífica y respetuosa de las diferencias y para buscar soluciones a los conflictos entre países sin recurrir al enfrentamiento bélico.
Es de este foro multinacional que nace la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, promulgada en 1948, en la que se precisan los derechos que todo ser humano tiene desde que nace. Entre ellos, el de la pertenencia cultural.
Luego, en 1976, se habría de promulgar la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS, a la que le seguirá el CONVENIO 169 –OIT, en 1989. En 1993 se reunirán los países en el marco de la CONFERENCIA MUNDIAL DE DERECHOS HUMANOS, donde se reafirma que “Los derechos humanos y las libertades fundamentales son patrimonios innatos de todos los seres humanos”.
Y en el año 2001, la UNESCO promulgaría la DECLARACIÓN SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL, a la que le seguiría la DECLARACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS en el 2007, que sería seguida por el INFORME MUNDIAL DE LA UNESCO: INVERTIR EN LA DIVERSIDAD Y EL DIÁLOGO INTERCULTURAL, en el 2009.
Como puede verse, este conjunto de documentos normativos de carácter supranacional y orientador, pero no vinculante, expresa una gran preocupación por evitar toda posibilidad de confrontación entre pueblos y culturas, teniendo una clara direccionalidad: convencer y orientar a la humanidad de que todos somos iguales, teniendo los mismos derechos, que la paz es el ambiente más estimulante para nuestro engrandecimiento como especie y que nuestros conflictos no tienen que ser solucionados mediante el uso de la fuerza.
En consecuencia, se hace necesario educarnos en el pleno reconocimiento de esta igualdad esencial de los seres humanos y orientarnos a la práctica de un nuevo tipo de relaciones entre los individuos y entre las culturas, a pesar de nuestras diferencias aparenciales.
Si bien es verdad que aún no se logra este ideal, es cada vez más evidente para toda la humanidad “…que el respeto de la diversidad de las culturas, la tolerancia, el diálogo y la cooperación, en un clima de confianza y de entendimiento mutuos, son uno de los mejores garantes de la paz y la seguridad internacionales.” (Declaración Universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural).
En el caso de nuestro país, se ha establecido que nuestra diversidad cultural, en la actualidad se expresa en la existencia de, por lo menos, 54 culturas, la mayoría de las cuales se encuentra en nuestra región amazónica y tiene un origen milenario. Sí, objetivamente milenario. Ellas son las culturas originarias.
Sin embargo, es necesario que puntualicemos que, por razones estrictamente de carácter político, es decir del ejercicio del poder, las relaciones actualmente vigentes que se han establecido entre estas culturas no son armoniosas, respetuosas unas de otras.
Todo lo contrario: entre las originarias y la que tiene el poder político, que es la mestiza, hay toda una relación confrontacional, conflictiva, en detrimento de aquéllas, que se inició en el momento mismo en que entraran en contacto el mundo eurógeno con las culturas originarias. Anima esta relación un propósito homogeneizante, para hacer desaparecer a las culturas ancestrales, bajo la falsa percepción de ser la causa de nuestro subdesarrollo, razón por la cual, desde el inicio de esta relación los gobernantes tuvieron como propósito la castellanización, evangelización y modernización (europeización) de los pueblos indígenas.
Asumido y ejercido el poder político por los miembros de la cultura de extracción europea desde una perspectiva etnocéntrica, todo el aparato estatal fue diseñado para la imposición de dicha cultura.
Luego de la época colonial, los herederos republicanos del poder político no hicieron sino continuar con estos propósitos que, bajo otras modalidades, siguen actuando solapadamente unas veces y abiertamente en otras, hasta el presente, como bien lo podemos comprobar.
El hecho de la hegemonización de la cultura mestiza viene repercutiendo en el progresivo debilitamiento de las demás culturas, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. La progresiva desestructuración del mundo indígena, la invisibilización de su diversidad, la pérdida de sus valores, por la agresividad de la cultura dominante, la difuminación de su cosmovisión, la pérdida de sus territorios, la afectación de sus modos de vida por la imposición de modelos económicos incompatibles con su medio, el deterioro de los bienes con los cuales satisfacen sus diversas necesidades por la satisfacción de las demandas del mercado internacional (extracción de gas, oro, petróleo, narcotráfico), el fortalecimiento del extractivismo mercantilista como única forma de explotación de los recursos naturales, la imposición de sistemas lingüísticos totalmente ajenos a sus necesidades de comunicación, etc., son consecuencias negativas más que evidentes de esta organización vertical que ha adoptado el país.
Frente a ello se vienen alzando voces de protesta de diversas procedencia: las dilucidaciones sociales, los diversos análisis culturales, políticos, etc. de nuestra situación actual, hechos por pensadores y científicos sociales, insignes y comprometidos, el reclamo cada vez más airado de las organizaciones representativas de los pueblos originarios, las presiones provenientes de los acuerdos internacionales a los que ha tenido que adherirse nuestro país, han posibilitado el darnos cuenta que mucho de dicha situación se debe al tipo de relaciones vigentes entre las diversas culturas al interior de nuestro país.
Es este reconocimiento o toma de conciencia el que nos viene impulsando a promover una nueva forma de relación entre nuestras diversas culturas, relación en cuyo marco cada peruano y cada pueblo se perciban en un nivel de igualdad, que se exprese en un comportamiento respetuoso de las herencias culturales de los demás. En que cada peruano se sienta un valor en sí mismo por el hecho de pertenecer a una determinada cultura con la que se identifica, como el agua de un manantial.
Es ésta la relación que se denomina INTERCULTURAL: una relación en la que se expresa el orgullo de pertenencia y el respeto hacia la diferencia. Es decir, vigencia de la tolerancia ante la diversidad de formas de ser y actuar.
Esta relación tiene en el diálogo intercultural su óptimo instrumento de concreción. El diálogo intercultural “no supone abandonar las convicciones propias, sino mantener una actitud de apertura de espíritu. Debe contemplarse como un proceso complejo, siempre abierto y sin fin.” (Invertir en la diversidad cultural y el diálogo intercultural, UNESCO)
Ahora bien, esta relación tiene que ser un constructo social, un producto de la creación del conjunto de pueblos existentes en nuestro territorio. En su concreción tienen que participar todas las culturas involucradas, a corto, mediano y largo plazo.
Por esta razón es que se ha visto que el mejor vehículo para llegar a ese estado ideal es la EDUCACIÓN. Pero no cualquier educación, sino una educación ex profesamente diseñada para lograrlo.
No la actual, por cierto.
Esa educación es la que se viene denominando Educación Intercultural, en cuyo marco doctrinal los educandos sean formados para el respeto de las diferencias culturales, que acepten que la diversidad es una oportunidad que tienen los pueblos para construir un mejor entendimiento. Que ella entraña el esfuerzo común de aprender a mirarse como miembros de la especie humana, tanto como a un mundo de valores compartidos que deben ser respetados, tolerados, como expresión de riqueza que debemos perfeccionar en un marco de convivencia pacífica.
Por cierto que esto implica reorientar la actual educación vigente en nuestro país: capacitar al profesorado en esta nueva perspectiva, reestructurar el currículo, incorporando nuevos contenidos pertinentes a dicho propósito, modificar las normas organizativas de las instituciones educativas, etc. Es decir, cambiar la praxis pedagógico-didáctica desde la intimidad de las aulas de clase.
Debemos tener en cuenta que la Interculturalidad no es solo un concepto o un dato frío de la realidad, sino fundamentalmente, un valor, una actitud, que debemos construir y asumir individual y socialmente, con la que debemos afrontar una nueva dinámica en nuestro país y región para lograr su desarrollo en la plenitud de su significado. De su concreción ha de emerger la más auténtica democracia: la democracia intercultural, una forma superior de vida social para la satisfacción plena de nuestras necesidades.
Reconocemos, con ello, que desde nuestra región amazónica estamos en la obligación de contribuir con la construcción de este proceso que ha de permitir llevar a nuestra humanidad a un nivel superior de su desarrollo espiritual.

(*) Tomado de: http://www.amazonia.org.pe/revista-n%C2%B0-10-octubre-de-2016/la-interculturalidad-como-principio-en-la-nueva-educaci%C3%B3n

EN TORNO A LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL

Más reflexiones sobre nuestra educación
Gabel Daniel Sotil García

Una condición indispensable para el logro de nuestro desarrollo como región y como país es que logremos consensos mínimos que nos permitan plantearnos metas o propósitos compartidos.

Considerando que nuestra  región posee como característica una prodigiosa diversidad de culturas y, por ende, con diversidad de lenguas, lo mínimo que podemos hacer socialmente  para hacer realidad dicho propósito es promover las más óptimas relaciones entre todas las culturas, en especial las que establece la cultura dominante (mestiza) con las originarias.

Por cierto que esta exigencia no se logra de la noche a la mañana o por obra de milagros de alguna deidad. Ella  tiene que ser producto  del esfuerzo compartido que hagamos, entre otras, instituciones rectoras de las fuerzas psicosociales de una comunidad como lo es la Escuela, en donde las nuevas generaciones aprendan a relacionarse armónica, respetuosamente a pesar de sus diferencias culturales, reconociéndose miembros de una única especie: HOMO SAPIENS, que se vierte sobre la faz de la Tierra en diversidad de formas de actuar, ser y sentir.

Es a esto lo que denominamos EDUCACIÓN INTERCULTURAL y que tiene en el DIÁLOGO INTERCULTURAL su instrumento de mayor trascendencia sociocultural y política.

Pero, ¿qué es la educación intercultural? ¿Por qué es necesaria para nuestra educación? ¿Qué repercusiones tiene en la dinámica sociocultural de nuestro país y región?

Debemos partir del reconocimiento de que, a lo largo de nuestro devenir prehistórico e histórico, las relaciones entre los diversos mundos culturales no han sido pacíficas, respetuosas de las diferencias. Al contrario, en la mayoría de los casos en que han entrado en contacto culturas diferentes, la beligerancia se ha impuesto como norma de relación, con consecuencias desastrosas para ambos bandos. La causa de esta confrontación siempre ha sido una natural y espontánea actitud: el etnocentrismo: toda cultura se auto percibe como superior respecto a las otras culturas y, por ende, con derecho a ser dominante.

El punto culminante de estos enfrentamientos fueron las dos fatídicas guerras mundiales en la primera mitad del Siglo XX.

Es a partir de dichos acontecimientos que las mentes más lúcidas de las propias naciones que se habían enfrentado y ante la comprobada inutilidad del desastre causado,  se reúnen en un foro multinacional y pluricultural para elaborar un acuerdo que pusiera las bases para una convivencia pacífica y respetuosa de las diferencias y para buscar soluciones a los conflictos entre países sin recurrir al enfrentamiento bélico.

Para ello,  se hace necesario educarnos en el pleno reconocimiento de esta igualdad esencial de los seres humanos y orientarnos a la práctica de un nuevo tipo de relaciones entre los individuos y entre las culturas, a pesar de nuestras diferencias aparienciales.

En el caso de nuestro país, se ha establecido que nuestra diversidad cultural, en la actualidad se expresa en la existencia de, por lo menos, 54 culturas, la mayoría de las cuales se encuentra en nuestra región amazónica y tiene un origen milenario. Sí, objetivamente milenario. Ellas son las culturas originarias.

Sin embargo, es necesario que puntualicemos que, por razones estrictamente de carácter político, es decir, del ejercicio del poder, las relaciones actualmente vigentes que se han establecido entre estas culturas no son armoniosas, respetuosas unas de otras.
Todo lo contrario: entre las originarias y la que tiene el poder político, que es la mestiza, hay toda una relación confrontacional, conflictiva, en detrimento de aquéllas, que se inició en el momento mismo en que entraran en contacto el mundo eurógeno con las culturas originarias.

Anima esta relación un propósito homogeneizante, para hacer desaparecer a las culturas ancestrales, bajo la falsa percepción de ser la causa de nuestro subdesarrollo, razón por la cual, desde el inicio de esta relación los gobernantes tuvieron como propósito la castellanización, evangelización y modernización (europeización) de los pueblos indígenas.
Asumido y ejercido el poder político por los miembros de la cultura de extracción europea desde una perspectiva etnocéntrica, todo el aparato estatal fue diseñado para la imposición de dicha cultura.

Luego de la época colonial, los herederos republicanos del poder político no hicieron sino continuar con estos propósitos que, bajo otras modalidades, siguen actuando solapadamente unas veces y abiertamente en otras, hasta el presente, como bien lo podemos comprobar.

El hecho de la hegemonización de la cultura mestiza viene repercutiendo en el progresivo debilitamiento de las demás culturas, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo.

La progresiva desestructuración del mundo indígena, la invisibilización de su diversidad, la pérdida de sus valores, por la agresividad de la cultura dominante, la difuminación de su cosmovisión, la pérdida de sus territorios, la afectación de sus modos de vida por la imposición de modelos económicos incompatibles con su medio, el deterioro de los bienes con los cuales satisfacen sus diversas necesidades para atender las demandas del mercado internacional (extracción de gas, oro, petróleo, narcotráfico), el fortalecimiento del extractivismo mercantilista como única forma de explotación de los recursos naturales, la imposición de sistemas lingüísticos totalmente ajenos a sus necesidades de comunicación, etc., son consecuencias negativas más que evidentes de esta organización vertical que ha adoptado el país.


Es este reconocimiento o toma de conciencia el que nos  viene impulsando a promover  una nueva forma de relación entre nuestras diversas culturas, relación en cuyo marco cada peruano y cada pueblo se perciban en un nivel de igualdad, que se exprese en un comportamiento respetuoso de las herencias culturales de los demás. En que cada peruano se sienta un valor en sí mismo por el hecho de pertenecer a una determinada cultura con la que se identifica, como el agua de un manantial. 

domingo, 6 de noviembre de 2016

LA ESCUELA ESMERALDA (*)

Más reflexiones sobre nuestra educación amazónica
 Gabel Daniel Sotil García

Las piedras preciosas como la esmeralda, el diamante, etc. em­bellecen, revaloran los objetos en los cuales son adheridas, pero tienen la peculiari­dad de mante­ner su aislamiento respecto al objeto que las porta, propiedad ésta que posibilita su adhesión sin modificarse ellas mismas.

Ahora bien, si hacemos un análi­sis crítico evaluativo de la escuela actual, llegaremos a la conclusión de que ella es algo así como una hermosa esmeralda, que embe­lle­ce y revalúa los lugares (Comuni­dades) en donde se incrus­ta, pero sin establecer ninguna unión rai­gal con su entorno.

Funcionando en las diversas Co­munidades de nuestra Selva, ella más parece una piedra pre­ciosa engastada en cada una de ellas, a las que, más que servir­las, se sirve de ellas, generando en sus miembros un respeto cuasi idolá­trico  a su presencia, que impide poner en duda su necesi­dad y cuestionar los fines para los cua­les funciona.

Es así como ella ha devenido el lugar adonde va el alumno a educarse en la práctica de valo­res universales, en el manejo de abstractos culturales, en la deifi­cación del saber, en la absoluti­zación de su persona, en la teori­za­ción inocua, etc.

Como producto de ello, nuestros alumnos alcanzan su superación sintiéndose superiores porque aprenden las reglas de tránsito en donde no hay vehículos motorizados, conocen historias de príncipes y princesas en castillos misteriosos, entonan cantos a objetos desconocidos, aprenden a leer en libros con palabras extrañas que tienen que memorizar sin comprender, hacen adivinanzas referidas a objetos de los cuales tal vez nunca tendrán una experiencia directa.

Tales aprendizajes conforman a niños y jóvenes sin conocimiento de su realidad (salvo el que la Comunidad les propicia), sin cariño por lo suyo, despectivos respecto a las acciones culturales de la gente de su ambiente social, ignorantes de los problemas inmediatos, indiferen­tes ante su solución, etc. En fin, un extraño en su entorno, que sólo piensa en emigrar lo antes posible para "superarse".

Es que ella, la Escuela, viene siendo considerada un elemento ornamental, antes que funcional, en cada Comunidad. Funcionando en diversas realidades, no estable­ce nexos vitales con ellas. Impermeable respecto a la problemática local, funciona indiferente a las necesi­dades de todo tipo que hay en todas y cada una de las Comunida­des. Es ella una Escuela Esmeralda.

Como tal, ella es un producto de una antigua con­cep­ción preciosis­ta de la educación, nacida en los albores de la Época Colonial de nuestro país, a partir de la cual se inició la imposición de modelos extraños, pero concebi­dos como superiores, en nuestro quehacer educacio­nal nacio­nal.

Traída por la cultura dominante y generalizada vía mecanismos político - administrativos, ha tenido en las ciudades amazónicas los focos de irradiación más efica­ces, tanto que hoy es ésta la concepción que predomi­na en la praxis pedagógica de la Región.

Su rigidez funcional, su carácter depredatorio de las culturas regionales, su indiferencia frente a la riqueza ecológica y problemas socio-culturales de la comunidad, son las características más evidentes de esta Escuela Esmeralda. Pero, además, ella viene actuando como el terminal de un inmenso, pero invisible, ducto a través del cual las ciudades selváticas succionan la riqueza del campo, induciendo en los niños y jóvenes ribereños pseudo expectativas de modernidad que terminan trocán­dose en crudas realidades en los asentamientos urbano - marginales, que no son sino los escenarios en donde el migrante rural pierde su identidad para asumir un mundo cultural con valores distintos y contradictorios.

Con ello, el despoblamiento del campo, la disminución de la producción, el hacinamiento, la promiscuidad, los problemas psico-sociales, etc.

Si bien es cierto que no podemos, y no debemos, culpar exclusivamente a la Escuela de estas consecuen­cias, tampoco debemos dejar de asignarle una importancia significativa como elemento condicionante.

¿Cómo aceptar en la Selva, nuestra Selva, una Escuela en donde uno de los grandes ausentes es el Bosque, en donde no hay historia regional y en donde se ignora el patrimonio cultural nativo?
¿Una escuela que ignora los problemas de salud, de alimentación, de organización, etc. de su comunidad? ¿Una escuela que no contribuye a elevar los niveles de conciencia de los problemas que afectan a los poblado­res?, ¿que restringe su acción a sólo las necesidades cognosciti­vas de sus alumnos?

No.

En la Selva se necesita una Escuela que sea parte del Bosque. Por cierto que no de la denotación física del bosque, sino de la connotación cultural que tiene el bosque en esta realidad. Se necesita una Escuela que sea el fruto del esfuerzo creador que está adormilado en nues­tras comunidades. Adormecimiento, precisamente, producido por la actual Escuela, esa Escuela Esmeralda que tan linda se la ve en muchos poblados, pero que tan indife­rente y distante se muestra respecto a los mismos.


(*) Tomado de "Escuela Árbol, una propuesta de educación para la selva", IIEHAP, Iquitos, 2016.