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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

domingo, 27 de noviembre de 2011

LA EDUCACIÓN EN LAS FRONTERAS DE NUESTRA REGIÓN



 Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH - UNAP

Aerofotografía  del perímetro fronterizo de Loreto
Una situación muy especial de nuestra región Loreto es su condición trifronteriza, pues tiene una longitud de 3 918 kilómetros que cubren los límites con Brasil, Colombia y Ecuador. En esta extensa línea fronteriza se ubican comunidades mestizas y, mayoritariamente, comunidades con miembros de los diversos Pueblos Indígenas, asentados en lo que son sus territorios ancestrales, dentro de los cuales se desplazan libremente (aunque algunos de ellos han sido ya desalojados de los mismos). En ella existe una intensa actividad migratoria, comercial, cultural, etc. que tiene sus propias características y exige, también, respuestas político-educacionales propias y apropiadas.

Pero, al interior de ella, se dan notables diferencias de dinámica por los intereses diversos que se ponen en juego en la relación de nuestro país con los países vecinos. Es así que es necesario distinguir tres sectores fronterizos: peruano-brasilero, peruano-colombiano y peruano-ecuatoriano, que deben merecer respuestas geo-políticas y educacionales muy diferenciadas, siempre en el marco del ejercicio pleno de nuestra soberanía, pero también en el ejercicio de nuestro deber de buscar la paz.

Un componente importante de este sector es la presencia de naciones indígenas que usan espacios multinacionales para sus actividades, tal el caso de los Tikuna (Perú, Colombia, Brasil), Matsés (Perú-Brasil), Secoya (Perú-Colombia-Ecuador), Shuar (Perú-Ecuador), etc.

Sin embargo, esta extensa área de nuestra región hasta hoy es la más descuidada por los sucesivos gobiernos centrales. En realidad, no ha sido valorada en su real importancia. Como consecuencia de ello, sólo en lo que viene desde mediados del siglo XIX, hemos perdido,  por sucesivas cesiones a nuestros vecinos, algo más de 775 000 km2 de territorio amazónico (casi la misma extensión de lo que hoy se considera Amazonía, con criterios ecológicos en nuestro país) teniendo que desplazarse  las líneas fronterizas en desmedro del territorio nacional.

Estas cesiones territoriales hechas por el poder político central, de la forma más graciosa,  sin embargo han generado el más profundo rechazo expresado por las sucesivas generaciones de loretanos, que han sentido y sufrido la indiferencia centralista respecto a nuestra integridad territorial.

Pese a ello, el olvido y la marginación, en todo sentido, siguen vigentes. Hoy, esos casi cuatro mil kilómetros lineales de frontera no tienen presencia sino en los mapas que elaboramos de nuestro país, pero no en la conciencia ni en las decisiones que la clase política nacional y regional, pese a las recomendaciones de los investigadores, toma respecto a ellos, pues hasta hoy carecemos de una política integral de desarrollo de dichas áreas, a pesar de las evidencias de que los países vecinos tienen eficaces políticas de atención a sus respectivas fronteras con nuestro país.

Y, por cierto, que en el campo de la educación, no ha recibido sino declaraciones altisonantes y oportunistas, que nunca se han traducido en decisiones políticas y acciones programáticas, para abordar integralmente sus problemas.

A ello debemos agregar la existencia de diversos factores que generan fenómenos sociales y políticos muy propios y sui géneris en algunos de esos sectores, tales como el narcotráfico, la violencia social, contrabando, desplazamientos forzados por dicha violencia político-social, etc.

En torno a esta compleja realidad, los gobiernos nacionales han firmado diversos convenios bilaterales para afrontar, de manera común y organizada, el desarrollo de programas alternativos, los cuales no han pasado de la simple declaración y la firma en los documentos pertinentes.

 (Ex-Colonia) Angamos, río Yavarí. Parte superior de la foto territorio
de Brasil (foto del autor)
Por su parte, los gobiernos regionales hasta hoy elegidos tampoco han superado la miopía y la actitud de indiferencia, en lo que concierne al campo educacional, respecto a una zona para la que deberíamos tomar decisiones diferenciales tales como la de elaborar currículos diversificados y los respectivos materiales didácticos, diseñar servicios educacionales específicos teniendo en cuenta la política del país vecino y cuanta decisión apropiada se deba tomar para atender una zona de nuestra región con características y urgencias propias.

viernes, 25 de noviembre de 2011

FORMAS FÍSICAS DEL SUELO AMAZÓNICO (2): LOS ESTIRONES


Hermoso estirón en uno de nuestros ríos
Para conocer a la Amazonía

Prof.  Gabel Daniel Sotil García, FCEH - UNAP

LOS ESTIRONES O RECTAS


En el recorrido de nuestros ríos, los meandros o vueltas se alternan con trechos rectos, en su cauce. A éstos se los llama estirones, algunos de los cuales son largos, otros, cortos. La sucesión de meandros y estirones da una especial belleza a nuestra región. Cuando navegamos por los estirones largos podemos ver cómo el río se extiende hacia el horizonte, dándonos la impresión de juntarse con el cielo y las nubes.
Amanecer en un estirón

Es en estos estirones en donde se producen algunos sucesos extraordinarios de la selva, pues algunos vivientes ribereños que remaban en noches oscuras surcando en sus canoas y diversos viajeros, que se desplazaban en motonaves, han sido testigos del encuentro con el denominado “barco fantasma”.

Este barco se presenta en circunstancias muy especiales y son pocas las personas que han logrado verlo. Según relatan quienes han tenido esta experiencia, emerge de las aguas sin hacer ruido y se desplaza lentamente emitiendo una potente luminosidad que sale de su cubierta, en la cual puede distinguirse gran cantidad  de personas, con vestimentas antiguas, que disfrutan con mucho jolgorio, de una fiesta en la que se escucha  una música de lejanos tiempos. Avanza un largo trecho y luego se sumerge con todos sus pasajeros. Las personas que logran verlo, se sienten muy sobrecogidas por el espectáculo fantasmagórico que representa tan extraordinaria visión, sobre todo en las noches de profunda oscuridad.
Estirón en el Amazonas

Otras personas dicen haberlo visto venir desde una gran distancia como un barco común, pero, en la medida en que se acerca, empiezan a notar que no lo es, pues no emite ruido de motor. Cuando se aleja, lentamente se sumerge con todos sus pasajeros que disfrutan eufóricamente de una fiesta de otros tiempos.
Estirón en el río Marañón

Estos estirones o segmentos rectos del recorrido de los ríos amazónicos son también oportunidades para disfrutar del paisaje forestal con toda su diversidad de vida, pues es posible ver las bandadas de aves (loros, papagayos, garzas, gaviotas, etc.) posadas en los árboles de las riberas o cruzar de uno a otro canto del río. A veces tenemos la suerte de ver a un venado, un ronsoco, una sachavaca, una manada de huanganas y diversos mamíferos bebiendo a escondidas entre las ramas de los árboles; así como también disfrutar de la compañía de los amigables y juguetones bufeos, que gustan acercarse a las embarcaciones y mostrar sus habilidades acrobáticas en medio de los ríos, emitiendo sus sonidos característicos. Además, estos espacios son propicios para observar las diversas y exóticas especies de aves silvestres que suelen posarse en las ramas de los árboles que se inclinan en las riberas.

Fotos del autor.

jueves, 24 de noviembre de 2011

FORMAS FÍSICAS DEL SUELO AMAZÓNICO -1


Para conocer a la Amazonía

Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH - UNAP

INTRODUCCIÓN
  
La belleza y riqueza de nuestra región se expresa de muy diversas maneras; una de ellas es en las formas o accidentes de su suelo.
Las franjas blancas son las playas que se generan
con la vaciante o merma de los ríos.

Formas a las cuales les hemos dado nombres con palabras propias de nuestra riqueza lingüística, lo cual constituye también un aporte de nuestra creatividad social.

Tanto el conocimiento de estas formas físicas de nuestro suelo como el de las leyendas y mitos son  trochas para penetrar al entendimiento y conocimiento de nuestras peculiaridades materiales y espirituales, que tipifican nuestra regionalidad.

Esa diversidad de formas o accidentes geográficos nos da, como región, características muy especiales en nuestro país, generando un paisaje de una singular belleza, que debemos  conocer y aprender a apreciar y respetar.

Conozcamos estos componentes de nuestra geografía, tan propia, que tenemos.

LAS VUELTAS, CURVAS  O MEANDROS:

Al interior de los Andes, en donde nace la mayoría de nuestros ríos amazónicos, sus cauces son accidentados y su caudal discurre con violencia y fragor.

Cuando éstos van entrando a la planicie amazónica, a lo que se llama Selva Baja o Región Omagua, amainan progresivamente sus bríos hasta adaptar su velocidad al poco desnivel del suelo, haciendo que su caudal se desplace suave y calmosamente, dando a nuestra región una de sus características muy especiales, que hace que el agua, es decir, el caudal del río, se desplace lentamente, siguiendo las sinuosidades de los cauces, labrados a través de miles de años.

Cuando miramos a nuestros ríos desde cierta altura, los vemos cual si fueran inmensas anacondas que se desplazan, con displicencia, entre el tupido bosque.

En los mapas, en los que se representa a los ríos de nuestra región, podemos ver la infinidad de curvas que tienen, aunque unos más que otros, haciendo que las distancias que hay en línea recta, entre uno y otro caserío, se multipliquen muchas veces respecto a la que tienen siguiendo el curso del río.

Es necesario puntualizar que en la Selva Baja, Región Omagua o Llano Amazónico, la gran mayoría de comunidades o pueblos rurales se ubica en las  riberas; es decir, en las orillas o cantos de los ríos y cochas.

Por esta razón, los ribereños suelen expresar las distancias entre una comunidad y otra por las vueltas que hay entre ellas. Así, dicen: “tal comunidad está a seis vueltas de aquí”. Si esta comunidad está río arriba, es decir, yendo en contra de la corriente, se dice “tenemos que surcar” y, si es en el sentido en que se desplaza la corriente, se dice “tenemos que bajar”.

Las características que tienen algunos meandros o vueltas de algunos ríos han dado origen a diversos cuentos, que los  ribereños  relatan, por ejemplo, el encuentro imprevisto con una Sirena, a la que dicen haber encontrado sentada en el tronco de un árbol caído sobre el río o en un banco de arena, en actitud de tomar el sol o en despreocupado acicalamiento. Y hasta se cuenta de casos en que algunos de ellos han sido conquistados por la belleza de la sirena y llevados a lo profundo del río o de otros que han quedado prendados de su hermosura hasta perder la razón, a tal punto de haberse lanzado al río para reunirse con la amada sirena. Como su cuerpo no ha sido encontrado, pese a la búsqueda emprendida por sus familiares, se supone que ha sido llevado al reino o ciudad acuática en el fondo del río.


Fotos cortesía del Biólogo José Álvarez Alonso.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

RECONOCIDA POR EL MUNDO, DESCONOCIDA POR NOSOTROS


Nuestra selva: Maravilla Natural del Mundo

Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH -UNAP

Que nos alegra inmensamente el reconocimiento del que acaba de ser objeto nuestra Amazonía como una de las MARAVILLAS NATURALES DEL MUNDO, no cabe ninguna duda; nos eleva a alturas de sublime exaltación; sin embargo, si bien debemos disfrutar individual y socialmente este inmenso júbilo, y para que no sea sólo una vivencia muy pasajera y superficial, también debemos reflexionar en los deberes y responsabilidades que debíamos haber asumido y debemos asumir respecto a su conocimiento, conservación y defensa, para hacernos socialmente merecedores de dicha elección (que compartimos con otros países), por ser quienes tenemos el privilegio de vivir en su propio seno, disfrutando de sus maravillas, que ahora explícitamente reconoce el mundo.

Tenemos que hacer de esta una oportunidad propicia para reconocer  que a esta MARAVILLA no la hemos tratado como tal. Todo lo contrario.

Ignorada en su trascendencia por los gobiernos nacionales de turno, valorada tergiversadamente por la colectividad nacional, NUESTRA SELVA, en donde discurre majestuoso el AMAZONAS,  el GRAN RÍO (Paranaguazú) de los Omagua, es la región menos conocida de nuestro país en sus virtudes sociales, culturales, ecológicas, históricas, espirituales. Hasta hoy sigue ausente de la intencionalidad cognoscitiva sistemática del currículo nacional; por lo tanto, de la intencionalidad axiológico-actitudinal. Conocer y comprender a esta MARAVILLA,  nunca ha sido propósito educativo planteado por el Ministerio de Educación, que ha preferido promover el conocimiento de realidades foráneas, contando con la complicidad de nosotros los  amazónicos.

La imagen que se ha cultivado e impuesto en el concierto nacional es la que difunden los medios de comunicación masiva con niveles periodísticos y turísticos, superficiales por lo tanto. Como consecuencia de ello y otros factores, la imagen de riqueza inagotable y exótica es la que predomina en nuestro imaginario social, tanto nacional como regional, y la que ha venido inspirando todas las políticas dirigidas a su administración, que tiene su más contundente expresión en el mercantilismo extractivista de carácter exportador que hoy predomina, mantenido y reforzado como consecuencia de una visión materialista y comercial, que tiene como consecuencia muy diversos y eficaces atentados contra nuestro bosque, obedeciendo, las más de las veces, a intereses de empresas transnacionales.   

Verla como un escenario humano prodigioso en diversidad cultural y lingüística (y no por gente de tercera categoría, como diría un ex presidente nacional), con una invalorable riqueza espiritual apenas conocida, con un cúmulo de conocimientos ancestrales en campos no sospechados aún por la cultura occidental, con una prodigiosa sapiencia en campos medicinales, alimenticios, psicotrópicos, ámbito de pueblos que practican una hermosa relación de armonía con su entorno, etc. es lo más ajeno en sus relaciones con nuestro país.
  
Las agresiones contra su diversidad ecológica (deforestación indiscriminada, contaminación irracional, sobre-explotación de su biodiversidad, etc.), contra su diversidad cultural y lingüística (minusvaloración  y marginación de sus pueblos y culturas, arrebato de sus territorios, abusiva, arrogante e inhumana lotización de su suelo, prácticas económicas agresivas y destructivas, etc.) no son sino las expresiones de que nunca tuvimos un real, auténtico y racional compromiso con esta ahora declarada mundialmente MARAVILLA natural, que causa nuestro orgullo regional.

En la misma educación regional, que desde hace muchos años ya está bajo nuestra directa responsabilidad en algunos de sus componentes, el conocimiento de esta MARAVILLA está ausente. Las autoridades regionales y sectoriales sólo han cumplido un rol pasivo, de espera de lo que disponga el centro de poder nacional. Cómodamente acatadoras de las disposiciones ministeriales, ni siquiera han destinado un presupuesto especial para atender las necesidades educativas de nuestras poblaciones teniendo a nuestra disposición un ingreso especial (canon), cuyos beneficios ni siquiera se han dirigido a promover un mejor conocimiento de nuestra región.

Comprender su complejidad, acercarnos al entendimiento de sus peculiaridades, promover el compromiso con su defensa y conservación, nunca han sido prioridad sino para muy pocas personas e instituciones, generalmente sin poder de decisión, más allá de declaraciones retóricas  de las autoridades de turno, quienes vienen ignorando la capacidad estimulante y movilizadora de las potencialidades sociales que tiene la educación, como lo demuestra la experiencia de muy diversos países que han logrado o están logrando su desarrollo a partir del diseño de una educación explícitamente con dicho propósito.

En las bibliotecas de las instituciones educativas regionales abundan los libros en cuyas páginas se muestran una flora, una fauna, escenas culturales y una historia totalmente ajenas al interés de nuestros estudiantes y comunidades. Y no es que ellos no deban conocer aquello, sino que ello ha conllevado la marginación de lo que sí debemos conocer con prioridad en nuestra región para capacitar a las nuevas generaciones en un comportamiento racional, inteligente, en el marco del desarrollo sostenible, tal y como viene siendo propugnado por foros competentes internacionales.

Como consecuencia de esta ignorancia social provocada por  la inercia de autoridades indiferentes, burocratizadas, hoy esta MARAVILLA, en lo que corresponde a la Amazonía Peruana, está al borde del colapso.

Sus aguas fluviales todas contaminadas por aguas servidas, por petróleo, por basura, por mercurio y cuanta inmundicia podamos derivar a ríos, cochas y quebradas. Personas, instituciones y núcleos urbanos hacen lo mismo. Sus bosques son talados inmisericordemente para hacer agricultura (¡ampliar la frontera agrícola!), ganadería, monocultivos (¡en el corazón de la biodiversidad!), extraer oro y petróleo. Se destruye con esmero irracional su biodiversidad portentosa. Nuestras ciudades, en pleno emporio forestal, son la imagen contundente de lo que sus autoridades tienen en su mente: ausencia de árboles en nuestras calles, abundante humo, ruido ensordecer, caos vehicular, carencia de jardines, peligros por doquier, etc.

Ahora nos alegramos porque han de venir más turistas. Seremos más visitados. Pero, ¿Qué les ofreceremos?

Encontrarán, entonces, una  MARAVILLA MALTRATADA, despreciada por nosotros mismos. ¿Nos enorgulleceremos por ello?

Por cierto que nuestra actuación respecto a nuestra región no tenemos que condicionarla a que vengan o no más turistas. Si vienen más, en buena hora, pero ellos vendrán sólo a disfrutarla. Lo fundamental es nuestro compromiso con nosotros mismos: nos merecemos hacer nuestras vidas en un ambiente promotor de nuestro engrandecimiento como personas y como pueblos, en donde encontremos nuestra felicidad en un ambiente propicio para hacernos más humanos como personas y como pueblos. Que nos brinde las condiciones para lograr nuestro bienestar construidas por nosotros mismos, con nuestro esfuerzo, movilizando nuestra ya demostrada creatividad.   

Ojalá que este reconocimiento redunde en un auténtico compromiso de todos los pobladores urbanos y ribereños, mestizos e indígenas, autoridades de todos los niveles jerárquicos y sectores, profesionales diversos, magisterio en especial, para dirigir nuestros esfuerzos a fin de hacernos merecedores de este galardón de MARAVILLA NATURAL, que no es sino, ya lo hemos dicho, un reconocimiento a nuestra esencia ecológica, a  cuyo engrandecimiento y perduración debemos contribuir en la actuación cotidiana de cada uno de nosotros, y no sólo para nuestro beneficio, sino para el bien de nuestro planeta, pues ya sabemos que somos parte de una unidad ecológica mundial. Y eso tenemos que aprenderlo en el marco de una auténtica educación forestal amazónica.

Es precisamente este el reto que nos plantea este galardón.


Fotos del autor.
Artículo publicado en semanario Kanatari, 20-11-11, www.ceta.org.pe/kanatari



sábado, 19 de noviembre de 2011

ALGUNAS LEYENDAS MESTIZAS DE NUESTRA REGIÓN (I)

Para conocer a nuestra Amazonía

Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH –UNAP (*)

Seres que pueblan el mundo mítico amazónico.
Acuarela de José Morey Ríos.
Un componente fundamental de la cultura amazónica mestiza son las diversas leyendas o cuentos populares que eran relatados en el seno familiar y comunal, sea con fines de control social  o de transmisión de los valores culturales y que han dado una especial característica a nuestro imaginario popular. En ellas se han conjugado aportes culturales externos con elementos culturales indígenas. Veamos algunas de ellas.

EL CHULLACHAQUI

El bosque es venero de creaciones
culturales como el CHULLACHAQUI, 
que adquiere expresiones según
la percepción del artista.

También es conocido como SHABSHICO y YASHINGO. Es un personaje que vive en el bosque. Es el amo del bosque. Quienes han tenido la oportunidad de haberlo visto, lo describen de baja estatura, un pie más pequeño que el otro, de rengo caminar, orejas grandes, ojos pequeños y destellantes, nariz aplastada, boca redonda, tez trigueña, cara redonda, barrigón (buchisapa), de aspecto bonachón. Su labor es la de cuidar los frutos, animales y plantas del bosque. Suele descansar en las aletas de la lupuna, a las que golpea con el pie deforme, produciendo un sonoro ruido, que se expande entre los árboles como un eco. Su carácter travieso y burlesco ocasiona grandes problemas a los montaraces, quienes se ven obligados a dejarle algunos regalos (mapacho, trago), para merecer sus favores y les facilite un buen mitayo (caza de animales silvestres). Algunas veces, si presiente malas intenciones, se dedica a hacer que se pierdan los exploradores o simples caminantes de las trochas de la selva, recurriendo a su conversación agradable y entretenida con su víctima, a la que con indicaciones falsas le hace perder en las profundidades del bosque, que muchas veces tienen resultados trágicos. Una vez desorientado el explorador o caminante sentirá  las burlonas y estremecedoras carcajadas del Chullachaqui, que serán repetidas por ecos escalofriantes.
También suele hacer una chacra (el huerto del Chullachaqui) que cuida con especial esmero, a la que puede facilitar el acceso cuando la persona le cae en simpatía.
La tradición aconseja que cuando una persona se encuentra con otra en el bosque, lo primero que tiene que hacer es mirar detenidamente sus pies, porque los pies del Chullachaqui no son iguales (chulla=desigual, chaqui=pie), pues corre el riesgo de ser desorientada  y extraviarse en la selva.

LA YACUMAMA

La YACUMAMA protege los ríos, las cochas,
las tahuampas y una ciudad acuática a la que
sólo ella permite penetrar.
Art. J. Morey Ríos.
Es otro personaje fabuloso de la mitología amazónica. También se la conoce como AHUARA (en idioma kukama-kukamiria). Vive en las cochas y ríos selváticos más profundos y aparece como una descomunal serpiente que aterra o hace naufragar a los navegantes por el oleaje enorme que hace al desplazarse. Su nombre significa MADRE DEL AGUA, protectora de las grandes profundidades. Quienes han tenido la oportunidad de haberla visto dicen que sus ojos son centelleantes, despidiendo una fuerte luz, ubicados en una cabeza enorme que paraliza de terror. Cuando se desplaza de uno a otro lugar deja una enorme huella en el barro con árboles derribados, que indica sus enormes dimensiones.

LA RUNA MULA
                                                                El silencio forestal y las características propias del bosque
                                                             posibilitan expresiones artísticas diversas de este personaje
                                presente en la dinámica cultural ribereña.

Este personaje fabuloso tiene diferentes relatos. Se dice que las mujeres que tienen relaciones adúlteras con algún vecino del pueblo o caserío o con el párroco, sufren una transformación que las convierte en una mula. En la medianoche de los martes y jueves salen transformadas emitiendo estridentes relinchos corriendo a gran velocidad  por el caserío y echando fuego por sus ojos, boca y trasero, atemorizando a los pobladores. Su jinete es  el amante furtivo, quien la lleva castigándola en la oscuridad de la noche.  Si un vecino se hace del valor suficiente para enfrentarla y saber de quién se trata, todo lo que tiene que hacer es arrojarle la resina de la jagua chapeada en el rostro. Al día siguiente la mujer que ha recibido el colorante amanecerá con el rostro manchado; entonces, todos sabrán quién es la runamula del pueblo. Otra forma de identificar a la persona que se transforma en runamula es organizar una persecución por parte de un grupo de vecinos y castigarla en el momento en que pasa por un punto determinado. Al día siguiente la mujer será identificada por los moretones por los golpes en su cuerpo.

LA SIRENA
Diversas expresiones artísticas de este hermoso personaje de
nuestro mundo cultural.
Es uno de los diversos habitantes (la más encantadora, literalmente hablando)   de nuestros ríos y cochas, según las creencias tradicionales de nuestra región.


Las sirenas, además de ser sumamente hermosas, tienen cantos melodiosos  e irresistibles  a los oídos de los jóvenes pescadores, quienes pierden la orientación  y pueden ser llevados al desastre o ser secuestrados por estas bellas y fabulosas mujeres, mitad mujer y mitad pez, si es que son de su predilección. Por lo demás, es muy difícil que un hombre se resista a sus encantos, y quienes han tratado de hacerlo, no han podido vivir felices por la fascinación que en ellos provocó; lo más probable es que en el paroxismo de su desesperación  por encontrarse con ella, se lance al agua para buscarla en sus dominios acuáticos.

A veces, pueden ser sorprendidas  por los pescadores solitarios en islotes, troncos de árboles caídos o palizadas flotantes solazándose despreocupadas en el silencio de la selva, cantando hermosísimas y cautivantes melodías, pero rápidamente se sumergen al descubrir al intruso, si éste no es de su agrado.

EL YACURUNA
El bufeo colorado suele salir del río convertido en un joven apuesto y seductor, de tez blanca y rubicunda y se dedica a seducir a las jóvenes más bonitas del caserío, a las que conquista con sus maneras agradables. Una oportunidad muy especial que aprovecha para transformarse y hacer sus conquistas es cuando el pueblo  está de fiesta, entrando a una de ellas con mucha elegancia y sombrero puesto.
Una de las diversas formas de
representación plástica del
YACURUNA.
 El DELFÍN  ROSADO o bufeo colorado tiene
la propiedad de transformarse en un
apuesto galán para conquistar
a las jóvenes rebereñas.

El YACURUNA u HOMBRE DEL AGUA embaraza a las chicas que son de su agrado, engendrando un bufeo que, al nacer, abandona a la madre  y se va  en busca del río inmediatamente.

(*) Nota 1: Estas narraciones se han elaborado  sobre la base de entrevistas a algunas personas, sobre todo, ribereñas; pero, también se ha consultado la siguiente bibliografía:
        §  Panaifo T., Arnaldo. Mitos y leyendas de la selva peruana. Shamiro editores. Iquitos.1999.
        §  Angulo S., Ruth Isabel. Esplendorosa amazonía. Ed. San Marcos, Lima, 1997
        §  Jordana L., José Luis. Leyendas amazónicas.
               Nota 2: Las fotos e ilustraciones han sido bajadas de INTERNET sólo para
                             fines de difusión cultural.



EL CONOCIMIENTO DE NUESTRA REGIÓN COMO BASE PARA PROMOVER SU DESARROLLO SOSTENIBLE



Atardecer en río Marañón, San Lorenzo, Datem


Gabel Daniel Sotil García

Un aspecto de suma trascendencia para los intereses del desarrollo sostenible de nuestra región, ideal cuya concreción debe merecer la máxima prioridad, está referido al tipo y calidad de conocimientos y actitudes de quienes vivimos en ella.

Ahora bien, dicho tipo y calidad se definen en dos escenarios fundamentales, de los que, en los actuales momentos, no escapamos la mayoría de personas: la sociedad en general y las instituciones educativas. Es en el marco de ambos escenarios que adquirimos los conocimientos y las informaciones que nos permiten acercarnos a la comprensión de nuestro mundo, las destrezas psicofísicas para actuar sobre dicha realidad respondiendo a sus retos y  las actitudes y valores con los que definimos el sentido de nuestras  percepciones y actuaciones. Es a partir de estas adquisiciones que construimos, en nuestro interior, los significados que tiene, para cada uno de nosotros,  la realidad circundante.

Es decir, la calidad de actuación tanto individual como social en nuestro entorno ecológico y sociocultural, nuestro ambiente en suma, depende de la calidad de dicho equipamiento, el mismo que vamos conformando a lo largo de nuestra vida en las diversas circunstancias a las que nos enfrentamos en la dinámica social, sea en el proceso de socialización (educación informal), sea en el proceso educativo formal (el que se realiza en las instituciones educativas).

Evidentemente, ambos escenarios y procesos poseen su propia diversidad y riqueza, así como también ejercen sus propias influencias, positivas o negativas, en la definición de la personalidad de los miembros de la comunidad. Es decir, cada uno de ellos propicia determinados conocimientos, habilidades, destrezas, informaciones, actitudes, valores, etc., que cada individuo procesa de una manera peculiar para su actuación en el entorno social.

A estar por los efectos que individual y colectivamente venimos causando en este grandioso escenario existencial que es la Selva para nosotros, podemos afirmar que no estamos equipados convenientemente para desarrollar una dinámica social positiva respecto a su conservación, al mantenimiento de sus potencialidades, a la defensa de sus intereses, para que siga siendo una región forestal generadora de diversidad biológica, social, cultural.
Sector de bosque amazónico

La actuación destructiva de los últimos siglos, desplegada por quienes pertenecemos a la cultura mestiza, en toda su diversidad, evidencia que lo que hemos aprendido de ella no es lo que deberíamos haber aprendido; que lo que sabemos de ella, en toda su complejidad, no corresponde a su realidad.

Más aún hoy, en que nos es indispensable pensar nuestro futuro colectivamente (no por unos cuantos) y diseñar nuestro desarrollo para beneficio de todos los pueblos y personas que habitamos esta región (no para unos cuantos), nos  encontramos con que carecemos de los conocimientos básicos, de los valores y actitudes indispensables, de las destrezas intelectuales apropiadas para abordar tan trascendente tarea social.

En verdad, aprendemos mucho en las instituciones educativas, sabemos bastante, casi enciclopédicamente; pero, lo que hemos aprendido  y sabemos no nos es útil, en estas circunstancias,  para pensar y pensarnos de manera distinta, único camino para superar nuestra pobreza, nuestro subdesarrollo, los graves problemas que nos afectan socialmente, ambientalmente y culturalmente. Y es que casi todo lo que hemos aprendido y venimos aprendiendo no tiene como referente a nuestra realidad; con ello, no nos capacitamos ni para conocerla y menos  para transformarla constructivamente; es decir, sin destruirla.

Entonces, es hoy cuando debemos, en actitud de gran valor autocrítico, dedicarnos a conocer en profundidad y certeramente, a este hermoso escenario para aprender a quererlo, a defenderlo de las insanas agresiones de que es objeto, de las cuales nosotros mismos seremos víctimas. Para que seamos capaces de tomar las decisiones pertinentes, en su beneficio.

No olvidemos que la defensa de nuestra región es una opción que tomamos libremente, opción que en las instituciones educativas debería ser predominante, tanto en docentes como en directivos.

Fotos del autor.

domingo, 13 de noviembre de 2011

ARQUEOLOGÍA AMAZÓNICA: MENSAJES DEL PASADO PARA CONOCERNOS MEJOR



Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH - UNAP


Para lograr el objetivo de conocernos mejor como región, tenemos disponibles muchos caminos en la actualidad. Unos más claros que otros, por cierto; pero, todos útiles para lograr una comprensión cada vez mayor.

Es éste el caso de la ARQUEOLOGÍA,  una de las disciplinas integrantes de las denominadas Ciencias Sociales, que nos provee de información acerca de estadios lejanos, cronológicamente hablando, de nuestro proceso cultural.

En la medida en que se logra mayores avances en las investigaciones en este campo, vamos confirmando que nuestra región ha sido asiento de Pueblos que, desde muchos miles de años atrás, decidieron establecerse, sea temporalmente, sea definitivamente en un determinado lugar, transformándolo en su hábitat.

Estos estudios vienen arrojando interesantísimos resultados, tanto en el aspecto cultural como en el referido a las características geográficas, climáticas, geológicas, etc. de este extenso territorio en el que se ubica hoy nuestra región.

Restos arqueológicos en La Luna, río Morona, Datem
investigaciones de Arqueólogo Santiago Rivas

(foto Prof. J. Trigoso)
En lo relativo al aspecto físico-geográfico, hay evidencias de que en los últimos veinte mil años ha sufrido profundos cambios en su configuración externa. Debemos imaginarla como una zona boscosa, inestable relativamente, pues ha tenido grandes períodos (miles de años) en que ha dejado de ser, por lo menos en dos oportunidades, un bosque homogéneo y continuo, que es como lo vemos hoy en día. En esos largos períodos milenarios, en que la temperatura general descendiera por lo menos unos 3º C, por efectos de los períodos de glaciación en los Andes, el bosque fue profundamente impactado,  a tal punto que se formaron islas o refugios de bosque circundadas por sabanas o llanuras áridas, dentro de las cuales, el hombre amazónico ya presente, se vio obligado a dar respuestas culturales adecuadas a estas condiciones nuevas.

Uno de estos Pueblos es el que vivió en el área que hoy ocupa la cuenca del río Chambira, por lo cual se la llama CULTURA CHAMBIRA, cuyos restos arqueológicos evidencian haberse desarrollado en un período en que nuestra región vivió un largo período de alteración climática, formándose grandes sabanas áridas alternadas con grandes extensiones boscosas, llamadas éstas “refugios de bosque”.

Es en una de estas sabanas áridas, en que se convirtiera el sector del Chambira, en donde se desarrolló, hace algunos miles de años, esta cultura que nos ha dejado sus creaciones, a partir de cuyos restos, estudiados a la luz de la ciencia actual, podemos inferir algunas de sus características. Una de las cuales, es precisamente, que su hábitat no fue el de un área boscosa sino un área carente de vegetación y con un clima seco. El tipo de objetos de arcilla (alfarería de botellas) y los componentes de la misma, así lo confirman.

Estos resultados, por cierto que provisionales por ahora, pero con el fundamento de las evidencias arqueológicas, conjugados con los resultados que se vienen obteniendo en otros campos científicos (estudios paleoclimáticos y biológicos), vienen dando fuerza, cada vez mayor, a la teoría de los REFUGIOS DE BOSQUE, que nos permitiría comprender la enorme y maravillosa diversidad biológica de nuestra actual región.

Ceramio de etnia amazónica actual
De esta manera, vamos logrando tener un panorama explicativo de muchas de las características  de nuestra Amazonía. El esfuerzo de algunos pocos científicos, interesados en lograr cada vez un mejor conocimiento de esta región va dando estos hermosos frutos, que nos permiten conocer la presencia humana en ella desde ¿algo más de veinte mil años? y seguir su  trayectoria creativa en todo este lapso y saber que en todo este período, quienes nos antecedieron en tan lejanas épocas, siempre supieron dar respuestas propias, originales, concordantes plenamente con su entorno, construyéndose su propia manera de vivir. Con lo cual queda, pues, demostrada nuestra gran capacidad creadora, para enfrentar las diversas condiciones que nos ha tocado vivir, adquirida a través de un milenario ejercitamiento social.

Todas estas reflexiones se las debemos al Arqueólogo DANIEL MORALES CHOCANO (*), quien viene aportando al conocimiento y comprensión de nuestro lejano pasado a partir de las investigaciones científicas que viene realizando con su equipo de trabajo.

Él es una de los pocos científicos  que viene haciendo grandes esfuerzos para desentrañar los secretos que aún yacen escondidos en las entrañas del suelo amazónico y que poco a poco vienen siendo develados, permitiéndonos una mejor y más cabal comprensión de nuestro pasado, sin la cual no podemos entender nuestro presente y menos prepararnos para enfrentar racional y coherentemente nuestro futuro.


(*)   Dr. Daniel Morales Chocano, Arqueólogo y Profesor de la Facultad 
        de Ciencias Sociales de la UNM SAN MARCOS.
 


martes, 8 de noviembre de 2011

LA EDUCACIÓN AMAZÓNICA Y LOS MITOS IDEOLÓGICOS




Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH – UNAP


El asumir como pretensión social el cambio de la educación en nuestra región nos exige abordar su análisis crítico desde perspectivas cualitativamente diferentes a las tradicionales, en las cuales se privilegió el aspecto cuantitativo y organizacional de la educación en el nivel descriptivo y se la evaluó como un fin en sí misma. Como resultado de esta que llamaríamos actitud ingenua, nunca se cuestionó su relación con el entorno ecológico y sociocultural ni sus relaciones con los mecanismos de poder que se ejercían a través de ella.

Pero, en los momentos actuales, y con la vigencia de nuevos criterios evaluativos, la educación que venimos ejecutando en nuestra región tiene que ser visualizada desde nuevos enfoques, para lograr una mejor comprensión de su forma de concreción en las circunstancias características de nuestra región.

Es con este propósito que hacemos entrega de este aporte contributivo hacia la teorización de nuestra educación.

La relación armoniosa, en el marco de la cual el nativo creó una serie de mitos y comportamientos rituales protectores para tratar al bosque, es quebrada a partir de la llegada del hombre europeo.

Entonces, el bosque pasaría a ser un simple territorio que se incorpora a los dominios de la Corona Española. Adquiere la condición de riqueza material, simple y llanamente. Sin ningún significado espiritual.

Detrás de los descubridores y conquistadores vendrían los misioneros y este bosque se transformaría en campo de evangelización, tanto con los jesuitas, como con los franciscanos.

Para entonces, ya habría hecho su aparición una típica manifestación de las culturas dominantes: el etnocentrismo, que diera origen a uno de los primeros mitos ideológicos justificatorios: la inferioridad de las culturas nativas; prejuicio que ha posibilitado, hasta hoy, ignorar las creaciones de los pueblos originarios, darlas como no existentes, sin categoría de culturas, sometidos a sucesivos procesos de evangelización, civilización, castellanización, modernización; en suma, de europeización en su momento.

Proceso que llevaría a obligar a los nativos a vivir en reducciones o pueblos misionales, primero; luego, ser esclavizados y, finalmente, simple mano de obra; es decir, siempre objetos de decisiones ajenas.

El mito de la inferioridad de los nativos, personal y culturalmente, serviría para justificar la erradicación de sus tierras, su hacinamiento en reducciones (rechazadas férreamente desde un primer momento por los indígenas), obligándolos a dejar de creer en sus dioses, a olvidar su idioma, a dejar de ser personas (recordemos que en su respectivo idioma, el nombre con el cual se autodenominaban estos Pueblos siempre significa “gente”, “persona”), en definitiva.

Mantenido hasta hoy, ese mito  sigue alimentando decisiones, entre otros campos, en el educacional. Para la educación de hoy, mestiza, oficial y etnocéntrica, los logros culturales de los Pueblos nativos de la Selva, simple y llanamente no existen, no merecen ser incorporados al proceso formativo de nuestros educandos, por lo cual nunca aparecen en los currículos que elabora el Ministerio de Educación.

Obligados a vivir en las llamadas reducciones, erradicados de su medio natural, perseguidos por su ignorancia de los códigos culturales del conquistador, los nativos comenzaron a ver, sin comprender la razón, la destrucción de su bosque.

Y es que ese bosque, para ellos la gran morada verde de sus dioses protectores, que daba sentido a sus vidas, había pasado a ser simple y únicamente una fuente de recursos, una prosaica despensa de la cual extraer las materias primas.

Primero, como botín de conquista, luego como campo misional; el bosque termina siendo visto como emporio de riqueza, fuente inagotable de recursos naturales.

Vistas su frondosidad, su exuberancia, su enorme biodiversidad, el bosque fue concebido como objeto mercantil. Todo en él podía y tenía que ser extraído y vendido. Incluyendo personas. Sí, con personas y todo, como hoy mismo podemos comprobar en la subasta de la que es objeto el bosque amazónico.

Se delinea así y adquiere forma final la actitud extractivo-mercantilista que, aún hoy, signa la relación hombre-bosque.

Y que es alimentada en la actual educación.

La frase que se atribuye al sabio A. Raimondi, "El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro", que resumiría el mito de la riqueza inagotable del bosque, riqueza aún pasiva, aplicada a la Selva, expresa una interesada interpretación equívoca, que ha tenido desastrosas consecuencias para nuestra región, pues la atención se fijó en “el banco de oro” y no en “el mendigo”, que es a quien hay que revalorar.

La explotación del caucho, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, configura el período de mayor crueldad genocida y esclavista en nuestra Región; período en el cual, aún nos duele el decirlo, miles de nativos fueron objetos de destrucción y pueblos enteros desaparecieron.

Agotado el caucho, vendría el palo-rosa, otras maderas, resinas, pieles, peces, aves, petróleo, etc. todo extraído depredantemente y exportado irracionalmente.

La gran justificación: la riqueza inagotable de nuestro bosque.

Este mito aún sigue siendo difundido en nuestra educación oficial. En la Escuela actual se sigue condicionando, principalmente por omisión, la actitud de nuestra niñez en el sentido de encontrar justificación a la explotación y exportación indiscriminada e irracional de nuestros "inacabables recursos naturales".

Hoy, nuestra niñez y juventud perciben al bosque como una despensa en donde tenemos guardado todo lo que podemos vender, por lo tanto, se hacen indiferentes a la exportación inmisericorde y depredatoria de nuestros recursos naturales.

A ello se ha adicionado otro mito: sólo si vendemos nuestros recursos alcanzaremos nuestro desarrollo.

Creencia inconmovible en nuestros educandos, futuros ciudadanos.

Pero, examinemos nuestra historia nacional de los últimos cinco siglos y la regional de los últimos dos siglos y constataremos que ello no es cierto. Nuestra actual situación de pobreza nacional y regional se ha moldeado en la fragua de un intenso proceso de exportación de nuestros recursos naturales. De la Costa, de la Sierra y de nuestra Selva han salido ingentes cantidades de nuestros recursos naturales, cuyos beneficios nunca han llegado a la población mayoritaria, hoy empobrecida como nunca.

La exportación de todos sus recursos no ha redundado en mejores niveles de vida de la población regional.

Al contrario.

Los únicos beneficiarios han sido unos cuantos: familias, grupos, castas laborales. La población general siempre fue marginada de tales beneficios.

El petróleo, el gas, el oro, la madera, etc. nunca han sido considerados componentes de un plan de desarrollo integral de la Región. Simplemente, son explotados o entregados para su explotación por otros. Y nosotros, sólo miramos cómo van saliendo nuestras riquezas para engrosar los ingresos de élites regionales, nacionales y extranjeras.

Peor aún: nos enorgullecemos de ser los abastecedores de recursos naturales, siempre explotados según conveniencias ajenas.

Por ello, decimos que no es verdad que nos sea indispensable extraer y vender nuestras riquezas para alcanzar mejores niveles de vida.

Requerimos, entonces, una educación regional, que nos incite a utilizar nuestros recursos con sentido social, para beneficio de todos. Que nos prepare, que nos enseñe, que nos eduque, para producir no para vender. Que genere en la niñez y juventud de hoy,  mañana y siempre, la actitud transformadora de nuestras riquezas, que las tenemos, es verdad, en ingentes cantidades, pero cuya explotación no puede ni debe ser hecha de cualquier manera. No la actitud mercantilista que hoy rige nuestra actividad social y económica.

El mito de la despensa inagotable unido al mito de la fertilidad prodigiosa del suelo amazónico ha sido causa de graves problemas para nuestra región.

Marco de referencia de políticas gubernamentales, ha servido para justificar decisiones de los Gobiernos Centrales, que han afectado y vienen afectando gravemente nuestro medio ecológico y, fundamentalmente, a los Pueblos Amazónicos.

Allí están las sucesivas colonizaciones, dirigidas unas desde niveles gubernamentales, espontáneas otras, pero todas signadas por el fracaso inmediato o mediato, por la ignorancia de los migrantes para tratar al bosque, entre otras razones.

Las consecuencias depredatorias del medio ecológico por esta ignorancia han sido tan grandes como los arrebatos territoriales y culturales inferidos a los Pueblos Nativos.

El telón de fondo de estas expoliaciones ha sido otro mito: el del vacío amazónico.

Inexistentes para las políticas gubernamentales, los Pueblos Nativos, Indígenas y Mestizos, nunca han tenido un real reconocimiento oficial, salvo el que ellos mismos, con sus luchas reivindicativas, vienen logrando últimamente con base en  sus organizaciones  supra étnicas.

Ni los arrebatos inferidos, ni las luchas heroicas de los pueblos nativos, aparecen en la educación oficial.

En la mente de nuestros alumnos hay tal ausencia de la presencia y trabajo creador milenarios de los Pueblos Nativos que, efectivamente terminan convencidos de que la Selva es un inmenso vacío, una región despoblada.

De una u otra manera, pues, la actual educación alimenta esos mitos.

¿Cuánto de la historia de las Culturas Nativas conocen los educandos? ¿Y de sus luchas en defensa y resistencia emprendidas contra el avance de la cultura occidental? ¿Y de sus respuestas creativas?

No, nada de ello.

Por ello, bien podemos afirmar que la actual educación selvática es una educación mitificadora e ideologizante.

Y también, por ello, debemos preparar a los nuevos maestros para desmontar esos mitos, es decir, para ejercer una acción educativa desmitificadora.

La Selva debe ser vista de una manera distinta a la visión tradicional. Tal como es en realidad y sus potencialidades, sus bondades y sus limitaciones. No ideológicamente. No para encubrir intereses de grupos ni de clases.

Una Región con presencia humana milenaria. Con una creación cultural sui géneris, tan valiosa como la procedente de otros ámbitos. Con un bosque en verdad prodigioso, pero de fácil destrucción si no se lo conoce. Con recursos agotables al margen de una política racional de explotación con sentido social e imbricada a un Plan Regional de Desarrollo, elaborado con participación de todos los pueblos que en ella habitan.

Educar a las nuevas generaciones para la defensa y preservación de la Selva y toda su riqueza material y espiritual. Enseñarles a amarla y luchar por su desarrollo, a integrarse a la lucha por el respeto de la personalidad histórica de los Pueblos Nativos, deben ser parte de las tareas y objetivos a lograr con una nueva educación.

Fotos del autor.