Datos personales

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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

miércoles, 26 de febrero de 2014

PRONUNCIAMIENTO DEL COMITÉ DEL AGUA

¡Por la vida presente y futura de la Amazonía!
¡NO a la destrucción de la Amazonía!
 
El Comité de defensa del agua, en afán de cautelar nuestros derechos ciudadanos, por una vida digna en comunión con nuestro medio, queremos dirigirnos a la opinión pública para expresar nuestra posición ante procesos extractivos  y destructivos en la amazonia que sumados constituyen una severa amenaza para la biodiversidad y la supervivencia de la población en general:

·   Rechazamos la expansión desordenada y acelerada de la frontera petrolera en la Amazonía, a la nueva ronda de licitación de lotes petroleros que Perupetro pretende implementar de manera inconsulta y arbitraria ante la población loretana e ignorando las características socio ambientales de la región Loreto.

·      Manifestamos nuestra profunda preocupación por las pretensiones de Gran Tierra Energy de continuar con las actividades petroleras en la cuenca alta y baja del río Nanay, pese al rechazo generalizado de la población a tan riesgoso proyecto y que con su protesta provocó la salida del país de la petrolera Conoco Phillips.

·  Nuestra solidaridad con los pueblos indígenas de la zona de influencia de los lotes 1AB y 8, que continúan luchando en forma organizada para que el Estado implemente de manera concreta las acciones establecidas en las Emergencias Ambientales declaradas, y que aún no han avanzado en la remediación y recuperación de los ecosistemas debido a daños ocasionados por la contaminación durante más de 40 años de explotación petrolera.

· Denunciamos el impulso estatal y privado a los proyectos agroindustriales, especialmente para el cultivo de palma aceitera que destruirán 80,000 hectáreas de bosque en Loreto y con ello toda la vida silvestre y los servicios ambientales que albergan, y que benefician principalmente a intereses privados.

·      Sindicamos la intención de dejar impune la deforestación de más de dos mil hectáreas de bosque en Tamshiyacu, ocasionada por la empresa Cacao del Perú Norte SAC, y exigimos a las autoridades sancionen ejemplarmente a dicha empresa por la destrucción de nuestro patrimonio natural.

· Alertamos sobre los impactos negativos que ocasionaría la construcción de la Central Hidroeléctrica de Mazán, tales como la alteración del régimen fluvial, la interrupción de la conectividad ecológica y la ruptura de la integridad del ecosistema acuático del río Napo, una de las zonas más biodiversas del planeta.

·      Convocamos a las organizaciones civiles, a los gremios y sindicatos, a los colegios profesionales, partidos políticos y a la población loretana en su conjunto a rechazar estas pretensiones y actuar firmemente para hacer frente y encontrar alternativas sostenibles a estas amenazas.

   A manera de conclusión, reafirmamos la necesidad de “buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología humana y natural, que se fundamente en  la justicia y la solidaridad”.  

Iquitos, 25 de febrero de 2014
 
¡DEFENDEMOS EL AGUA, DEFENDEMOS LA VIDA!

domingo, 23 de febrero de 2014

PINCELADAS AUTOBIOGRÁFICAS

Prof. Gabel Daniel Sotil García

Daniel, mi padre-abuelo
San Jacinto, 1964
Mi vida en esta grandiosa pequeñez cósmica, que es nuestro planeta, la inicié un 03 de marzo de 1941, en el rinconcito, humilde pero grandioso para mi madre María Elena, de una casita de un lugar llamado San Jacinto, un caserío de las riberas del Río Grande de la provincia de Palpa, allá donde comienzan a empinarse los Andes del Departamento de Ica.

Esta ranchería me dio su acogida en aquellos tiempos en que era un barrio de muy pocas casas que ocupaban las faldas de los cerros grises, mirando hacia las pródigas chacras, que se extendían hacia el río, de algodonales, maizales y árboles frutales que se llenaban de verdor y hermoso colorido luego de que las aguas nuevas, que bajaban de las sierras andinas, las llenaran de humedad.
Mi padre Daniel y mis tíos Bartolomé y
Teódulo. San Jacinto 1964
San Jacinto era un caserío de polvo, arena y piedras, carente de servicios básicos, pero ubérrimo en el amor de su gente como lo son sus tierras, entre las cuales aprendí a caminar bajo la guía de mis padres. Fue en esa pobreza material que se incubó un deseo inmenso de buscar nuevos horizontes, impulsado por el amor y los esfuerzos de mis padres, quienes supieron hacer los sacrificios necesarios para sustentar y motivar mis estudios.

Otros poblados, con los que San Jacinto compartía vecindad, eran Los Alaches, Santa Rosa, La Isla, La Banda, La Comunidad cuyos moradores mirábamos cada mañana la  imagen de nuestro cerro tutelar, siempre adusto y misterioso: el Pinchango, que se elevaba distante, imponente, vigilante y protector  de nuestro diario vivir.
En el centro, hacia el lado derecho, el caserío de San Jacinto,
dando frente a las chacras y parte del Río Grande. Foto actual.

Entre recuerdos pétreos y enigmas areniscos de lo que fuera la antigua cultura Nazca viví mis primeros años infantiles, recorriendo cerros y canganas en los que abundaban sus vestigios, a los que, en aquel tiempo, no daba ninguna importancia, pero que, muchos años después, supiera que representaban un trascendente aporte cultural de antiguos peruanos que aprendieron a domesticar esas soledades inclementes para dejar en ellas mensajes que hasta hoy no hemos podido descifrar.
Parte del valle del río Grande. Al fondo,
Pinchango, nuestro apu o cerro tutelar.

María Elena, mi  madre
Guiado por el amor de mis padres María Elena y Eleodoro aprendí a dar mis primeros pasos. Luego sabría del amor de mis abuelos Daniel y Julia, a quienes hoy recuerdo acariciando mi infancia y niñez en los cálidos días de sol intenso y en las frías noches de luna esplendorosa, cuando  aullidos lejanos y misteriosos se expandían quejumbrosos en el silencio nocturnal de todo el valle, generando mis temores. Fueron ellos quienes me enseñaron el sentido de la vida que hoy disfruto.
Yo, a los 5 meses y 12 días
en Palpa.
De mi padre Daniel recuerdo su bondad infinita y su dulce seriedad, su lento paso para ir a cuidar sus animales en las chacras lejanas, adonde me pedía acompañarlo, y su incansable esfuerzo para atender nuestros requerimientos. De mi madre Julia, madre esplendorosa, su cariño inmenso manifestado en cuantas formas le fuera posible inventar para hacerme sentir su amor de madre. Y, de mi madre María Elena, su amor y la dulzura de su voz  y una vida y un magisterio pletóricos de humanidad con que me acompañara hasta estos lejanos lares amazónicos. ¡Ah, viejos tan hermosos que, aun cuando ya  no están en este mundo, me siguen orientando y demostrándome su amor!!
Mi padre Eleodoro

De mis vivencias infantiles, aún me quedan el aroma y el perfume de los naranjos, mangos y ciruelos cuyos frutos cogía a voluntad de los racimos que pendían ofreciéndome sus dulzuras. De mis amigos de aquellos años me quedan recuerdos de los juegos en noches de luna llena en que corríamos incansables hasta que nuestras madres empezaban a llamarnos  para irnos a dormir.

Imposible olvidar el rumor, lejano y cantarín, de las avenidas de las aguas nuevas del Río Grande que, en los meses de verano, me  invitaban al disfrute de bagres y camarones que bajaban abundantes entre las aguas de las avenidas que corrían torrentosas y murmurantes entre piedras multiformes.

Allí, disfrutando de aquellas aguas frías y barrosas en acequias rebosantes, corriendo por los cerros y trepando a los árboles frutales aprendí a vivir mi niñez y adolescencia. Todo ello fue el deleite de mi vida estudiantil en los meses en que disfrutaba a plenitud de las épocas de vacaciones escolares. ¡Qué tiempos tan hermosos!

Sigo, en mis recuerdos, escuchando las voces de mis tíos Dimas, Moisés, Bartolomé y Armando, que fueran enseñándome, a cada paso y con cariño inmenso, aquello que hoy guía mi existencia. En especial a mi tío Teódulo, con quien compartiera muchos momentos felices de nuestra vida en aquel barrio pobre, en donde aprendimos a alegrarnos y enfrentar la vida con amor. Todos ellos supieron orientarme para entender lo grandiosa que es esta vida y, por ello, les guardo el más profundo agradecimiento. Fueron el soporte de mi adolescencia, por ello les doy un eterno y cariñoso abrazo, desde estas lejanías selváticas en las que me encuentro.
Mi padre Daniel y mis tíos Teódulo
y Moisés. San Jacinto 1964.

En la escuelita de "SAN JACINTO" incursioné en los estudios formales. Aún me veo llamando a mis amigos de aquellos años invitándolos a ir en grupo a estudiar. Allí obtuve mis primeras y deliciosas experiencias escolares al impulso amoroso de mi madre Julia, quien me llevaba cogiéndome de la mano, y el interés de doña Rosa Pasache, directora de dicha escuela, que me supo enseñar amorosamente aquellas difíciles primeras lecciones de la vida.

Luego continuaría en la escuelita de "La Comunidad", adonde tenía que caminar diariamente por varios kilómetros para cursar parte de mi educación primaria bajo la guía cariñosa de doña Irene Revoredo y doña Rosa Luna, profesoras excelsas que supieron estimularme para continuar mis estudios. Es en esa época en que tuviera un cercano contacto con quien, muchos años después, supiera que se trataba de Doña María Reiche, a quien viéramos con mucha extrañeza, acampar y  recorrer en las soledades de los cerros, en busca de algo que, para nosotros, niños curiosos, no tenía ningún significado.
Papá Eleodoro y tío Teódulo

Aprobado mi tercer año de estudios en 1951, me trasladaría finalmente, a la Escuela Nº 587 de Palpa, en donde culminaría mi educación primaria en 1953, bajo la guía protectora de don Arquímedes Noriega y don Héctor Rejas, director y profesor de aula que supieron impulsarme para seguir mis estudios que, cada vez, me llevaban más lejos de mi terruño con el impulso de mis padres. A todos ellos hoy les dedico en mi recuerdo un tierno beso de gratitud en su anciana y venerable frente. Por todos ellos puedo hoy decir, muy pleno de emoción y gratitud: ¡Qué suerte que tuve al encontrarlos en mis primeros años y compartir con ellos un pequeño pero decisivo lapso de mi vida!

Mi educación secundaria la recibí íntegramente en el colegio "SAN LUIS GONZAGA", Gran Unidad Escolar en aquella época, de Ica, ese portentoso oasis de prodigiosa fertilidad en pleno desierto de dunas caminantes, en donde culminaría en 1958. Enorme y grandioso “San Luis” que compartí con amigos y compañeros de clase animándome a construir un futuro en base a mis estudios. Allí aprendí a vivir mi adolescencia lejos de mis padres y a ir penetrando en la vida bajo la guía de grandes profesores que supieron impulsarme a seguir estudiando y hacerme profesional, pese a la desventaja de proceder de un pueblito sin mayores perspectivas de progreso y con muy limitados medios económicos personales. Allí, también, aprendí a imaginar mis primeros amores que me dieran dulces encantos para soñar en  un futuro.
Mi madre Elena y yo, estudiante
universitario en Lima.

Impulsado por fuerzas, de las cuales nunca fui consciente, en 1960 ingresaría a la Facultad de Letras de la "UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS". El apoyo invalorable de mis tíos Dimas y Paula y toda su familia, mis primos: Ricardina, Clelia, Esther, Yolanda, Delia, Germán, Luis Alberto y Dimas,  hicieron posibles mis estudios pues me brindaron el ambiente afectivo que requería en esos momentos. Por todo ello les guardo un eterno agradecimiento.

Luego de dos años derivé, en búsqueda de mi destino final, a la Facultad de Educación, para obtener el grado de bachiller y el título Profesional de Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales, en 1965.

MI TÍO DIMAS SOTIL
Allí también tuve encuentros felices con profesores que supieron inspirarme y dejar huellas imborrables, entre quienes quiero mencionar, por la gratitud que les tengo, a don Alejandro Saco Miró Quesada, cuya inmensa y afectuosa paciencia estimuló y orientó mis estudios; al doctor Emilio Barrantes, por su  señorío, lucidez y convicción al hacer sus clases; al doctor Augusto Salazar Bondy, eminencia nacional del pensamiento,  que me abrió las puertas del pensar trascendente; Luis Felipe Alarco, cuyo dinamismo didáctico motivó en todos sus alumnos la búsqueda de nuevas formas de  hacer educación; Francisco Miró Quesada Cantuarias, cuya lucidez en su razonar lógico nos dejara profundas huellas de estrictez en el pensamiento. Don Manuel Argüelles, Juan Ferro, Nelly Festini, Américo Albarrán, todos ellos con un mensaje propio en su personalidad para ejercer su magisterio,  inspiraron mi decisión de construir mi propia manera de ser maestro, condiciones que encontré al llegar a la Amazonía.

A comienzos de 1966 estaría llegando a Iquitos, ciudad exótica para mí en aquella época, que me acogería con el calor de su clima y de su gente. Quedé cautivado definitivamente. Su boscaje, su fauna, todo ello fue mi deleite. Y lo seguirá siendo, pues aquí encontré un ambiente social, con gente espontánea, alegre y bondadosa que me brindó los estímulos necesarios para construir mi profesión. Y aquí, también, años más tarde, logré conformar la familia que hoy es mi soporte afectivo y estímulo para seguir luchando para darle mayor trascendencia a mi profesión, conformada por Alicia, mi esposa, Gabel Daniel, Hugo Daniel y Marcos Joaquín, mis hijos, quienes se constituyen en el referente inspirador de mis esfuerzos por hacer de mi magisterio una labor de real significatividad para la educación de esta región.

Me inicié como profesor en la G.U.E. "MARISCAL OSCAR R. BENAVIDES", en dicho año. Luego tendría que salir al extranjero para hacer uso de una beca por un año y a mi regreso me incorporé al movimiento de la Reforma Educativa, que insurgía críticamente contra la educación vigente en nuestro país, en aquella época.

Los años 70 me llenaron de vivencias y aprendizajes ya en el marco inspirador y orientador de las nuevas propuestas educacionales en nuestro país. Bajo esa inspiración recorrí Loreto, San Martín y Pucallpa,  yendo de caserío en caserío y hablando con los profesores de esta inmensa región selvática. Fueron años de experiencias límites que motivaron en mí un profundo compromiso con este nuevo escenario de mi vida, que poco a poco fue transformándose en el ámbito de mi ejercicio profesional. La sensibilidad a los problemas sociales, incentivada durante mis estudios universitarios, me posibilitó un inicial compromiso con la problemática educativa, el mismo que iría fortaleciéndose y ampliándose con el paso de los años.

Remo en mano surcaba quebradas y riachuelos. Mis ojos se llenaron de realidad. Medité en la soledad de los poblados, escuché las quejas y alegrías de amigos y colegas y me prometí y comprometí a hacer más que algo para que cambie esta situación, la misma que infelizmente, a pesar de los años, no ha sufrido mayores cambios positivos para mi mayor frustración.

Ya en los 80s empecé a procesar todas mis experiencias. Con la calma de los años comencé a escribir para compartir la riqueza acumulada. Sentía la necesidad de expresar lo poco que iba ganando en mi ejercicio magisterial. Pensando siempre en los maestros lejanos, elaboré textos de Pedagogía, Tecnología Educativa, Psicología y Teorías del Aprendizaje. Y más artículos sobre Educación, análisis y reflexión constantes que hacía y hago llegar a cada maestro como retorno de lo que aprendí y sigo aprendiendo de ellos, en las entrañas mismas del bosque, en las riberas, en los cantos de las cochas, cuyo mensaje traté de descifrar para elaborar propuestas que considero pertinentes, teniendo como punto de referencia nuestra propia y diferencial realidad amazónica.

Como consecuencia de ello, en 1984 el Ministerio de Educación me concedió las Palmas Magisteriales en el grado de "Maestro".

Con los maestros aprendí a amar el BOSQUE. Y por ese amor me incorporé a las luchas en su defensa. Allí surgió el libro “ESCUELA-ARBOL, una propuesta de educación para la selva” que me valiera el premio Nacional de Educación - HORACIO 1991-de la DERRAMA MAGISTERIAL. Con esta obra expreso mi homenaje al BOSQUE por el amor que aprendí a sentir por él en mis recorridos por ríos, cochas,  tahuampas y caseríos ribereños.

Al año siguiente, el ensayo "LA FORMACION MAGISTERIAL, realidad y propuesta para la SELVA", sería premiado por la misma institución, concediéndome un Reconocimiento Especial del premio “Horacio Zevallos”

Ambos ensayos se originaron en el marco circunstancial de mi cargo como Director del I.S.P."LORETO" y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, instituciones que me dieron la oportunidad para  mi enriquecimiento en el ejercicio docente.

En 1993, UNICEF-UNAMAZ publicaron la obra "SIN HADAS, SIN MUÑECOS, una síntesis de la niñez de la Amazonía", en cuya investigación participé conjuntamente con investigadores brasileños y ecuatorianos.

Ya en 1996 recibí, de parte del Ministerio de Educación, el premio por expresión poética, por la obra "LOS HIJOS DEL BOSQUE", conformada por un conjunto de poesías para niños, y que fuera publicada a nivel nacional por dicho Ministerio.

Posteriormente publicaría la obra "HACER EDUCACION EN LA SELVA, reflexiones en torno a la educación regional amazónica"(1997).

Luego vendrían nuevas obras: “Panorama histórico de la Amazonía Peruana, una visión desde la Amazonía” (2000), escrita con el periodista, artista plástico e historiador Humberto Morey Alejo; seguida por la obra "EL HOMBRE Y EL BOSQUE" (2001), lecturas que expresan mis preocupaciones sobre el medio ambiente regional.

A ellas les seguiría: “Educación para el desarrollo de la región Loreto – Fundamentos” (2004), “Omagua, canto al reino de las aguas y los árboles” (2007) y “Alegre Amanecer”, poesías infantiles para la educación forestal. (2009)

Con la masificación de la INTERNET, se me abrieron nuevas posibilidades para difundir mis productos intelectuales, por lo que sentí la necesidad de aprovechar las ventajas de las bitácoras digitales o blogs, iniciando la  creación de un blog al que denominé TIPISHCA (*), para compartir socialmente mis aportes analíticos, reflexivos y propositivos respecto a la educación de nuestra región.

En la actualidad, a través de diversidad de artículos, continúo entregando mis reflexiones sobre la educación regional, tratando de comprometer a la mayor cantidad posible de profesores, y en especial de autoridades, en la lucha por crear una educación que sea planteada desde y para nuestra región Amazónica. Desde las tribunas que me ofrecen diversas revistas y semanarios de la ciudad de Iquitos, insisto en la necesidad de construir socialmente una educación auténticamente regional, con pertinencia social, cultural y ecológica. Al servicio de nuestros intereses amazónicos.

                                                                                 Iquitos, febrero del 2014.
        

(*) WWW.TIPISHCA.BLOGSPOT.COM

sábado, 8 de febrero de 2014

NECESIDAD DE REFLEXIONAR SOBRE NUESTRA AMAZONÍA

Prof. Gabel Daniel Sotil García

Una realidad como la amazónica, con sus propias
características, exige un equipamiento conceptual
propio para interpretarla.
  Las actuales generaciones amazónicas tenemos la gran responsabilidad social, entre otras, de encarar reflexivamente nuestra realidad, en sus características y sus problemas. Reflexiones que deben hacerse a partir de su más profundo conocimiento, en la medida en que vayamos descorriendo los velos que vienen impidiendo vernos tal y como somos; engaños creados para defender los intereses de quienes solo quieren utilizar a nuestra región como la gran despensa de riquezas materiales, sin importarles consecuencias humanas, sociales y ambientales.

De hecho, los conceptos interpretativos vigentes
no nos vienen permitiendo una comprensión cabal
de nuestra región.
No nos parece responsable hacer el encaramiento de nuestro futuro como si fuera una trocha ya abierta, la misma que sólo tendríamos que recorrer sin hacer mayores esfuerzos creativos, lo cual, por cierto implicaría una negativa actitud de replicantes e imitadores  de modelos exitosos en otras realidades. Afrontarlo de esta manera no sería sino una tremenda irresponsabilidad, que expresaría una actitud ingenua, pasiva, de conformismo, milagrista, de resignación y desconfianza en nuestras capacidades sociales. De hacerlo así, sólo nos quedará replicar el rol que hemos cumplido en estos últimos quinientos años: esperar que las soluciones nos vengan de afuera.

Y por cierto que nunca llegaron, ni tampoco llegarán.

Entonces, ante una evidencia tan contundente como es la que nos proporciona la historia de este último medio milenio, debemos cambiar de actitud, a partir de una profunda autocrítica personal y social, cuestionamiento que debemos también dirigir a los problemas que nos afectan y cuya proyección claramente nos indica que continuarán agravándose, a estar por las evidencias de las que hoy disponemos.

Es necesario que nos aboquemos a crear
un nuevo universo conceptual para intentar
nuevas reinterpretaciones de nuestra realidad.
Necesitamos, pues, hacer análisis, crítica, reflexión sobre nuestros problemas para construir las soluciones pertinentes, a partir de una visión integral, tanto en tiempo como en espacio, más allá de nuestras experiencias inmediatas, para crear caminos socio – cultural, política y ecológicamente viables y para hacer que el tercer milenio en nuestra región tenga el libreto que nosotros escribamos.

Y en esta tarea todos estamos involucrados; en especial los profesionales con los que ahora cuenta nuestra Amazonía, cuyo compromiso no se debe restringir al mero cumplimiento de sus funciones y deberes como tales, en su estrecho campo de especialización,  sino que desbordando tales dimensiones, implique nuestro desempeño individual como ciudadanos responsables.
Las peculiaridades de nuestra realidad
deben impulsarnos a intentar crear
un nuevo universo de enfoques para
comprenderla.

Es necesario que todos nos sintamos comprometidos con la creación de nuestra propia ruta cultural, buscando reflexivamente el planteamiento de las soluciones que requieren nuestros graves problemas, lo cual nos posibilitará la construcción de un futuro propio, original, producto de nuestro esfuerzo colectivo.

El diverso y amplio potencial profesional con que ahora cuenta nuestra región debe asumir responsabilidades de compromiso, superando su indiferencia, marginalidad y pasividad en este proceso. Se requiere su más férrea participación y compromiso para reclamar al país un sitial que sea el producto del reconocimiento de nuestra trascendencia material y espiritual como región. Para no seguir siendo ignorados en la diversidad de formas en que hoy lo somos.

No debemos olvidar que a pensar se aprende pensando, pues la calidad de la reflexión sólo puede ser producto de una constante práctica de nuestra capacidad de reflexionar, tanto individual como socialmente.

Y es que debemos reconocer que la reflexión debe preceder a la acción transformadora de nuestra realidad para que la misma no tenga un efecto destructivo a partir de la elaboración de programas o proyectos de acción inconsistentes con el entorno, cuya impertinencia solo asegura el fracaso de los mismos y, por lo tanto, el agravamiento de los problemas que se pretende abordar.

Si no  elaboramos las reflexiones pertinentes,
que  nos lleven a generar un cuerpo teórico-axiológico
propio, nuestra víctima seguirá siendo nuestro bosque.
Teniendo en cuenta que el pragmatismo tiene sus grandes limitaciones, tenemos que decidirnos a generar un amplio y profundo proceso reflexivo sobre lo que es nuestra Amazonía, su rol histórico, su trascendencia planetaria, las formas de verla desde el propio país y desde el exterior, sus propias características culturales, sus potencialidades, etc. En fin, tenemos una amplísima agenda que, de seguro, se incrementará cuando nos atrevamos a abordarla, sobre la cual requerimos reflexionar, desde las diversas perspectivas y fundamentos que los avances teóricos nos posibilitan en los momentos actuales, hasta que seamos capaces de elaborar nuestras propias formulaciones lingüísticas para expresar, con originalidad y pertinencia, nuestro pensamiento amazónico. Para ello solo se necesita decisión.

Pensamiento que debe serr el producto de nuestro actuar intercultural en el marco de nuestra grandiosa forestalidad.



viernes, 7 de febrero de 2014

47 AÑOS DESPUÉS: ¡GRACIAS MIS QUERIDOS ALUMNOS!

Para la promoción CNI-MORB- 1966


Parte de quienes hicieron
posible mi magisterio en esta
región.
Con el fondo de los hermosos
árboles de pomarosa otro
grupo de mis alumnos.
Muchos son los factores que influyen en las decisiones que tomamos en nuestra vida. Sólo pasado el tiempo y meditando sobre ellos, logramos aquilatar su importancia.

Cuando llegué a estos lares, misteriosos y lejanos, apenas empezaba a recorrer la senda en la cual permanezco desde entonces. Y desde entonces, también, vivo disfrutando la lejana pero grata compañía de quienes, en aquellos momentos, aprendían a vivir soñando en un futuro.

Es a ellos, a mis queridos alumnos, ciudadanos en ciernes en aquellos tiempos, hoy ciudadanos de bien, a quienes prometí aprender a ser maestro, dedico estos recuerdos.
   
Y es que hoy he decidido darle vuelta al Amazonas; pedirle que corra de surcada, desenrollando su curso al revés hasta hacerme llegar al puerto en donde desembarcara aquel marzo del  1966 y luego aquel abril en que comenzara mi aprendizaje de ser maestro en la ya lejana G.U. E. “Mariscal Oscar R.  Benavides”. Si bien es verdad que aún no termino de aprender, tuve la alegría de encontrarme, en mis inicios, con un grupo humano de adolescentes y jóvenes quinceañeros aún, que supo darme el abrazo cordial de bienvenida que hiciera que yo, novato para todo efecto, intuyera lo hermoso que sería ser maestro y decidiera quedarme en estas latitudes promisorias de futuros que, infelizmente, aún no descubrimos a plenitud ni aprendemos a querer y defender en esta región.

Desde entonces han pasado cuarenta  y siete años. Ya no soy el novato, pero sigo siendo el aprendiz de la vida y del magisterio.

Pasaron los años y quienes fueran adolescentes,
hoy son ciudadanos con quienes comparto la
alegría de luchar por esta región. 
¿Y qué de esos rostros tersos, cuerpos ágiles, miradas inquisitivas, de preguntas fáciles, de travesuras y esperanzas mil, de manos prestas para labrar su porvenir, de ocurrencias impensadas? ¿Y qué de aquellos adolescentes que se agolpaban en cada recreo para hacerme mil preguntas, cuyas respuestas yo desconocía pero que ellos aceptaban condescendientes, pues intuían que yo no sabría más que ellos?

Pues es a ellos a quienes me estoy dirigiendo para agradecerles que hubieran abierto sus brazos, sus corazones, para hacerme sentir que era posible escuchar de mí una palabra orientadora, estimulante para prefigurar su futuro y enrumbarse hacia la vida embarcados en la balsa de su propia fe. Me hicieron creer que podía ser profesor, y lo lograron.

Es ahora en que el río maravilloso acepta mi invocación, que me retrotraigo a  aquel momento en que entro por primera vez al salón de clases y me encuentro con aquellos ojos juveniles, alagados de esperanzas y preguntas que yo recién empezaba a escuchar,  que me brindaran todo el aliento para decir, en mi interioridad, “ahora sí quiero seguir siendo maestro”.

Hubo tanto afecto en aquellas miradas ansiosas de saberes, de consejos, de luces multicolores como las de los atardeceres que adornan al bosque tropical, que hice lo posible para no defraudarlos en sus íntimas expectativas. Aunque sé que no lo logré a plenitud, pero, les confieso que hice lo posible. Disculpen ustedes, mis queridos alumnos.

Se fueron los años, y como las nubes, siguiendo las rutas de los vientos, cada uno construyó su destino, ocupando un lugar en este escenario complejo que es la vida. Yo seguí abriendo mi trocha profesional y construyendo mi tambo magisterial, pero siempre con el recuerdo de aquellos jóvenes que me hicieron ver y sentir la trascendencia de ser maestro.

Unidos en el recuerdo y en la acción social, hoy
disfrutamos la alegría de haber aprendido juntos.
Pero también recordando a aquellos maestros con quienes compartí  la ilusión de crear un mundo mejor en el regazo inmenso de este bosque portentoso: Ángel Macciota, Luciano López, David Bocanegra,  Germán Cueva, Ulises Riva, Max Meléndez, Francisco Sosa, Humberto Mathews, Abel Cassalino, el Mayor  Humberto Santos, Dúller Vásquez,  Maximino Pérez, Elmo Azañero, Héctor Morán, Guillermo Rengifo, Oscar Angulo, Dante Morales, Miguel Lozada, Tito Arias, César Gonzales, Augusto Márquez, Fidel Arévalo, Elio Mostacero, Epifanio Guarniz, Vicente Meza, Luis Martínez,  Mauro Llerena, Néstor López, Víctor Sicchar, Ludgerio Guzmán, Evaristo Diaz, Ferdinand Jarama y otros más que al recuerdo escapan. Algunos de ellos ya chimbaron el río de la vida y nos esperan en el canto del frente para indicarnos el camino al interior del bosque, desde donde miraremos a nuestros descendientes labrar su futuro. De seguro, allí nos encontraremos. Otros, cada vez menos, por cierto, sentimos cómo los límites de la vida se estrechan lentamente, pero, aun así,  con plena conciencia le decimos ¡Gracias por la oportunidad!

Pasaron los años como las aguas de nuestros ríos y hoy nos encontramos  con las huellas del tiempo a flor de piel, pero con la bondad y la alegría de aquel primer día. Por eso, mis queridos alumnos, debo decirles que fue muy grato acompañarnos hasta hoy; que aprendí de ustedes que ser maestro es actuar más allá de las aulas. Es comprender y enseñar que este corto lapso de tiempo, que es la vida, debemos aprovecharlo para servirnos mutuamente; para sembrar bondades y cosechar felicidad.

Para fortalecer los recuerdos felices de las épocas
de estudiantes, hoy se reúnen para revivir aquellos
momentos.
En verdad, tal vez algunos ya no tendrán más preguntas que responder. Quizá muchas esperanzas ya se les hicieron realidad y otras ya nunca más lo serán; pero, muchos de ellos siguen luchando. Unos cayeron bregando, otros siguen batallando y auscultando esperanzas ocultas en las quebradas de aquellas aguas claras y frescas en donde alguna vez disfrutamos en aquellos lugares que el progreso destruyó.

No importa. Tenía que ser así y lo fue. Hoy son las aguas del tiempo que provocan nuestras alegrías y nos ofrecen nuevas esperanzas. Y es en ellas en las que nos bañaremos por la eternidad.

¡Gracias mis queridos alumnos por haberme enseñado a querer a esta maravillosa región, su tierra natal, ahora también mía! ¡Gracias por acompañarnos mutuamente hasta hoy en esta gran maloca! ¡Sigamos disfrutando el camino! ¡Gracias por haberme convencido que podía ser maestro!

Hoy, en la plenitud de su desempeño social,
enorgullecen a quienes fuimos sus profesores.
Su profesor,
                                                                     GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA,

                                                                          Iquitos, diciembre de 2013

PROYECTO EDUCATIVO DE LORETO ¿SECUESTRADO O INNECESARIO?

Prof. Gabel Daniel Sotil García

Versión del PER - LORETO publicada en 2010,
pero que aún no se pone en ejecución.
Aunque decirlo parezca un exceso de reiteración, nuestra región Loreto, por ser parte de la Amazonía Peruana, tiene sus peculiaridades que alcanzan a los diversos aspectos que conforman su realidad: lo geográfico, lo ecológico, lo social, lo cultural, lo económico, etc. que fundamentan la necesidad de establecer políticas dirigidas a afrontar con eficiencia el desarrollo de sus potencialidades y la solución de los graves problemas que venimos causándole por nuestra irracional actuación social, problemas en continuo proceso de agravamiento, tal y como lo podemos constatar en estos momentos. Por cierto que dichas políticas deben ser establecidas en el marco de la política nacional.

Bien sabemos que un componente fundamental de estas políticas lo constituyen las del campo educacional, por el carácter instrumental que tienen para el logro de ambos objetivos, pues hoy se reconoce que es en el comportamiento individual y social de las personas en donde radica la posibilidad de construir las condiciones que posibiliten las soluciones que consideremos necesarias en un momento determinado.

Y es que la educación es una herramienta político-social que nos posibilita estimular las potencialidades psicosociales de las personas, proveerles los conocimientos necesarios para una cabal comprensión de su realidad y orientar su actuación en concordancia con valores y actitudes que generen una actuación racional, armónica, pertinente con el entorno geo-ecológico y sociocultural en el que hacemos nuestra vida cotidiana.

Es, por esta razón, que los gobiernos de todos los países tienen entre sus prioridades de política social el tema de la educación. Es de la calidad que logren en esta tarea que depende la calidad de sus respectivas sociedades. Hoy, lo podemos comprobar, los países que priorizaron sus inversiones en la búsqueda de una educación pertinente a sus respectivas realidades, son los que vienen logrando mayores niveles cualitativos en sus formas de vida social.

Es en el reconocimiento del valor de esta premisa que en los documentos normativos de la educación en nuestro país (Ley General, Acuerdo Nacional, etc.) se reconoció la necesidad de elaborar el denominado Proyecto Educativo Nacional y las variantes particulares, respondientes a las realidades diferenciables de nuestro país denominadas Proyectos Educativos Regionales, pues se reconocía, implícitamente, la necesidad de elaborar políticas socioeducativas diferenciales para generar e impulsar la generación de respuestas propias, pertinentes a dichas realidades.

Primera versión del PER - LORETO
publicada en 2005.
En el caso de Loreto, en el año 2003, el Gobierno Regional aprobó, mediante Acuerdo de Consejo Regional N°095-2003-SO-GRL, el Proyecto Educativo Regional, documento en el cual se proponían los lineamientos iniciales para comenzar a construir una educación que respondiera a nuestra realidad.

Sin embargo, con el cambio de autoridades en el gobierno regional, se paralizó su implementación y ejecución, más por mezquindad y revanchismo político que por las deficiencias encontradas en dicho documento, y se continuó actuando, en el campo educacional regional, como si no se hubiera elaborado dicho documento.

Por lo que sabemos, su revisión y actualización fue encargada a un equipo técnico, seguramente que para que responda a los lineamientos sociopolíticos de dichas autoridades. Pero, el caso es que, pasados diez años, no se ha avanzado en la concreción del mencionado PER – LORETO. Una década de ajustes, revisiones y dudas respecto a su aplicación como instrumento orientador de las decisiones educativas en nuestra región.

En realidad, pareciera que no hace falta para orientar y administrar la educación en esta realidad tan diferente dentro de nuestro país, pues estamos tan acostumbrados a obedecer lo que nos ordenan desde la sede central.

De otra manera no se entiende que hayamos dejado que pase tanto tiempo sin hacer realidad sus lineamientos, que fueran, incluso, modificados durante un largo proceso que, al parecer no ha dado frutos.

¿Quién es el responsable de esta dejadez tan dañina para los intereses de la educación regional? Entiendo que el equipo técnico, que lo tiene en sus manos, obedece, en su inacción, a disposiciones superiores. Pero, ¿cómo aceptar tan costosa desidia, pues sabemos que cada año se asigna presupuesto para las acciones pertinentes? ¿Así, tan fácilmente, se puede dejar de lado los intereses superiores de nuestra región?

Bien harían las actuales autoridades de la Dirección Regional de Educación en interesarse por dicha situación, de la cual ya es un conspicuo cómplice, por aceptar el secuestro de un documento tan importante para la educación regional, ya que sabemos que, entre otras, la Región San Martín viene logrando grandes avances en cuanto a calidad de su educación, pues destina, anualmente, un significativo presupuesto para su aplicación.

Mientras tanto, nosotros  seguimos quejándonos del centralismo, pero no hacemos lo que debemos hacer para salir de sus dominios y nuestra educación sigue deteriorándose indeteniblemente.