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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

lunes, 27 de mayo de 2013

LO QUE DECÍAMOS HACE 25 AÑOS (5)

 Gabel Daniel Sotil García

LA ESCUELA Y NUESTRO DESARROLLO ECONÓMICO

Las potencialidades de nuestro suelo deben ser
aprovechadas racionalmente con fines de promoción de
nuestro desarrollo.

¿En qué medida la escuela

actual tiene un rol activo en 

la formación del potencial 

que requiere el actual y 

futuro desarrollo económico 

regional?

¿Es la Escuela el escenario en el cual el educando adquiere los conocimien­tos, las actitudes y destrezas que lo capaciten síquica y orgánicamente para su desempeño económico - productivo?

Por cierto que, si hay algo más ajeno a la intencionali­dad formativa de la escuela actual, eso es la educación en el trabajo de la infancia, niñez y juventud de nuestra región. Está tan desvinculada de la dinámi­ca produc­tiva comunal que las actividades de siembra y cosecha, realiza­das por la comunidad en ciclos previsibles y en períodos conocidos, le significan una interferencia a su "función formadora".

Conocimientos y actitudes que capaciten
a los alumnos para el ejercicio de
nuevos comportamientos dirigidos
a la promoción de nuestro desarrollo.
Los factores determinantes para el asentamiento de un grupo humano han sido y son el suelo y el bosque. Todas nuestras comunidades han tenido como referente para su ubicación el potencial silvo-agro-pecuario de su espacio físico. Por lo tanto, las posibilidades de nuestro desarro­llo económico están íntimamente vinculadas a estos factores, por lo que no nos queda sino pensar en modelos de desarrollo regional que partan del uso y manejo del bosque, el suelo y la riqueza pecuaria, de los que dispone­mos en abundan­cia (pero que no son inagota­bles al margen de una política de uso y conservación racionales).

Sin embargo, la educación que venimos brindando en nuestras escuelas, ignora esta realidad, formando niños y jóvenes sin ninguna vinculación (o con una vinculación tergiversada) con estos factores. No se los forma en el conocimiento de su realidad inmediata, por lo tanto ignoran, vía la escuela, la riqueza de su suelo, su bosque, su fauna. Tampoco reciben capacitación operativa para el manejo y uso de dicha riqueza. Actitudinalmente termi­nan siendo negativos respecto a las actividades que se relacio­nan con dichos elementos. Por cierto que, final­mente, en lo que a destrezas laborales se refiere, en todo su período escolar no tienen oportunidades sistemática­mente planifi­cadas de usar herramientas laborales con fines explícita­mente formativos.
Incorporar a la escuela a las actividades
productivas de su comunidad hará que
esta logre ser instrumento de desarrollo.

Tenemos así una escuela pasiva, que sólo sufre las consecuencias de la actividad económica comunal, pero no desempeña un rol activo en la formación de educandos cognoscitiva, actitudi­nal y operativa­mente capacitados para incorpo­rarse a la dinámica económica de su comuni­dad como entes generadores de riqueza material, que sirvan de base para crear mejores condicio­nes de vida comunal.

Las posibilidades de los huertos productivos en sus niveles escolar, familiar, comunal e intercomunal, pese a que de ellos se hable desde muchos años atrás, aún no son aprovechadas, tanto con fines pedagógico - formati­vos como con fines de producción. Para crearse una escuela lo único que se exige en las zonas urbanas, semi urbanas y rurales, es un área para su local. Nadie piensa en el área para el huerto. Tampoco se ha pensado en el uso productivo de los grandes espacios (huertas) que tienen las casas tanto urbanas como semi ur­banas y los espacios que hay entre casa y casa de las unidades familiares en los caseríos rurales.
Eclosión de crías de charapas en playas artificiales.
Este y otros aprendizajes serán necesario para que la
escuela apoye la capacitación de los educandos para
para el trabajo productivo, a partir del uso
racional de nuestros propios recursos. 
 Es decir, todo un potencial aprovechable para la producción de alimentos para el autoconsumo familiar y el intercambio vecinal y comercial, no es utilizado. el uso intensivo y extensivo de ese suelo no es incenti­vado. La escuela, que bien podría, en coordinación con otros sectores, realizar ese rol promotor y orientador, carece de las característi­cas operativas que le posibiliten asumirlo. Es a través de ella que la actitud consumista va reemplazan­do a la actitud producto­ra de nuestra población, proceso que es acelerado por la acción de los medios de comuni­cación masiva, en los cuales la palabra com­prar es la que más se repite diariamente. Con ello vamos logrando que la población más se preocupe por conseguir dinero para comprar que para produ­cir. Lo cual tiene tremendas consecuencias para nuestra dinámica económi­ca, social y cultural.

¿Podremos diseñar una escuela que revierta este proceso?
Creemos que es urgente porque, de lo contrario, seguiremos recibiendo niños famélicos, anémicos, desnutridos, "cansados", parasitados, con rendimientos escolares deficientes y otras carencias más.


domingo, 26 de mayo de 2013

RESISTENCIA INDÍGENA AL PODER REPUBLICANO (2): EN EL MARAÑÓN

Gabel Daniel Sotil García

Parte del extenso territorio ancestral de la gran nación Jíbara,
teniendo como eje de referencia al río Marañón, escenario
de sus sucesivas protestas por la destrucción de su
legado cultural  e invasión territorial.
En 1830 los Aguarunas y Huambisas, pertenecientes a la gran familia lingüística Jíbara, se sublevan en el Alto Marañón y sus afluentes, Santiago y Morona, el 15 de febrero bajo la jefatura de Anaconi, cometiendo asaltos en diversos caseríos de colonos mestizos.

En carta del gobernador de Santiago al gobernador de Misiones, transcrita en la obra “Colección de Leyes, decretos, resoluciones y otros documentos oficiales referentes al departamento de Loreto”, tomo IX, páginas 284 – 285, de Larrabure y Correa, se informa sobre estos desmanes, por lo que la misiva firmada por Benselao Gómez, gobernador de Santiago, pide el auxilio respectivo al gobernador de Maynas.

A nueve años de jurada la independencia del Perú en Lima y Moyobamba y sellada después en duras batallas en Maynas (1822) y en Ayacucho y Junín (1824), los indígenas del Alto Marañón, del Santiago, Morona, Tigre y Pastaza, no sienten como suyos estos hechos, pues seguían siendo víctimas ya no de los soldados y misioneros españoles sino de los mismos peruanos republicanos que invadían territorios indígenas ejerciendo el papel de colonos patronos, que imponían relaciones de trabajo de tipo feudal, en contra de la vida libérrima de los indígenas.

La resistencia de la Aguarunía duró más de 25 años, en los que se van desatando diversos levantamientos, con los que pudieron desalojar a los blancos de las ciudades de Santiago de las Montañas. La nación jíbara quiso reconquistar los territorios que le habían pertenecido desde siglos atrás y que los perdieron con la invasión española, invasión rechazada desde 1699 cuando destruyeron los poblados de Logroño, Baeza, Valladolid y Sevilla del Oro. Doscientos años después, en plena República, la jíbaría seguiría luchando por lo que era de ellos por derecho ancestral.

En 1834 las autoridades de los pueblos de la región baja informaban constantemente de los hechos que sucedían poniendo en peligro a Santiago y Borja.

En 1839 Santiago y, principalmente Borja, sufren los ataques de los Aguarunas y Huambisas. En el mes de febrero de este año mataron a los ciudadanos José Maldonado y Manuel Rodríguez.

En 1840 los jíbaros reconquistaron toda la región que les había sido arrebatada durante el siglo XVI. En las luchas por la reconquista quedaron destruidas por el saqueo  Borja, Santa Teresa, Barranca, La Peca y Copalín.

Es por  causa de la destrucción de Borja a manos de los huambisas, que los colonos Borjeños huyeron aguas abajo del Marañón, llegando a un lugar apacible llamado en ese tiempo “Caserío de los Iquitos”, a orillas del Amazonas y rodeado por el Nanay, Itaya y Moronacocha. En donde se asentaron, siendo los forjadores de la ciudad de Iquitos, cuyos apellidos hasta hoy perduran en muchas familias de la capital de Loreto. La zona era de la etnia de los Iquitos, quienes, ante la presencia de los blancos y mestizos venidos de Borja, se retiraron paulatinamente hasta donde se encuentran en la actualidad en el Alto Nanay y su afluente el Pintuyacu. Por el año de 1841, el tránsito por el Alto Marañón fue muy restringido por el peligro latente que implicaba la rebelión jíbara.

En 1843, se realiza otro suceso que encontramos en la vasta obra de Larrabure y Correa. El curaca Huambisa, Ambushe,  ataca el pueblo de Santa Teresa del Alto Marañón, originando una matanza que provoca una lluvia de informes, oficios y disposiciones de las autoridades.

La zona del Alto Marañón es lugar de riqueza aurífera en los lavaderos; a ellos, siempre quisieron ingresar sin tropiezos los colonos que,  en ocasiones, comerciaban con los mismo huambisas. Ante la resistencia de éstos el negociante Canuto Acosta los amenazó   con la supuesta llegada de soldados para combatirlos. Ante esta amenaza, Ambushe ordena una matanza que liquida a 47 personas y ordena también el rapto de mujeres y niños. Santa Teresa quedó completamente destruida. Cuando llegaron algunas fuerzas de represión, erróneamente dieron muerte a un  grupo de indígenas inocentes, pues los huambisas ya habían huido.

Pareja Achuar, en la actualidad. Conservan
sus valores culturales en base a una
dura resistencia a la invasión de que
fueran objetos.
En 1844, se organiza una expedición que “redescubre” la región, al mando de Manuel Ijurra. A pesar de los peligros para los extraños a los huambisas, éstos lo arriesgaban todo empujados por la búsqueda de muchas riquezas, principalmente el oro. El mito que había impulsado a los españoles del siglo XVI todavía latía en el pensamiento de muchos aventureros.

En 1851, por otro lado, las autoridades querían “pacificar” la zona. En este año el Sub prefecto de Maynas, Sr.  Pablo Ortiz, realiza una expedición al Alto Marañón y Santiago, para “desalojar” a los Aguarunas y restaurar los pueblos destruidos de Santiago y Borja, lo cual por cierto fue imposible.

En ese mismo año de 1851, el pueblo de Barranca se siente amenazado por los huambisas, lo que pone en alerta a las autoridades de Maynas.

En 1853, nuevamente los huambisas pero, esta vez aliados con los Muratos del Bajo Pastaza, destruyen los pueblos de Borja, Santa Teresa, Limón, Barranca, Barranquilla, San Antonio, Santander del Alto Marañón.

En 1897, para el oficialismo y las autoridades, el desarrollo de la región del Alto Marañón estaba interrumpido por los frecuentes ataques de los Aguarunas, Huambisas y Nantipas a los pueblos de esa zona.

Nada quedaba de los descendientes directos de los españoles que se asentaron durante la colonia. Los pocos que quedaron estaban impactados con el síndrome jíbaro.

En 1903, a fines de mayo, los Aguarunas atacaron el poblado de Nazareth, propiedad de Amadeo Burga, matando a todos los blancos y mestizos del lugar. Luego, los sediciosos bajaron al Marañón realizando asaltos en los poblados de Timashto, Pate, Numpa, Chipe, Huabico y boca del Sinipa. La casa-misión de Huabico fue completamente reducida a cenizas, siendo asesinados el misionero R.P. Calle y el hermano Fr. Miguel Elilajolí, el día 4 de junio de ese año.

En 1904, los Aguarunas, ubicados en el Alto Marañón paran el avance misionero iniciado el año anterior por el P. Bernabé Calle (Agustino) y el coronel La Rosa. Con esta acción, los Aguarunas demuestran una vez más su decisión de seguir luchando por su libertad en el Alto Marañón, lugar en donde los comerciantes cometían muchas arbitrariedades en el intercambio, pues eran ellos  quienes les proveían de armas de fuego.

Santa María de Nieva, en la actualidad. Una de las
primeras ciudades fundadas por el avance
conquistador colonial, dentro del territorio
jíbaro.
Una referencia especial debemos hacer a Samarén, un Huambisa perdido en la leyenda, quien a comienzos del siglo XX, destacó como gran jefe de jefes, cuyo accionar se pierde en la bruma del tiempo en pleno período de explotación cauchera.

De Samarén se ha difundido a través de la oralidad muchas historias siempre superlativas, en el sentido de que fue un cacique excepcional por su carisma, por sus habilidades guerreras, de gran boga y cazador. Se ha dicho que fue un indígena con sangre de raza blanca, derivada de los raptos que sus antepasados realizaban en los pueblos españoles.

Otros le han dado el título de defensor de los territorios indígenas contra la penetración de los buscadores de oro y extractores de caucho; otros, como defensor de la frontera contra las incursiones de soldados ecuatorianos, difundiéndose el suceso de haber sido detenido por dichos soldados  invasores, cuando éste trataba de repelerlos. Samarén fue obligado a besar la bandera del Ecuador y renegar contra el Perú, pero el gran jefe Huambisa se negó como peruano, por lo que fue martirizado por la soldadesca hasta quitarle la vida.

Otros cuentan que la muerte del gran jefe Samarén, se debió a una emboscada organizada por indígenas Aguarunas, para evitar que el guerrero se llevara a Mirena, una hermosa mujer de dicha etnia.

Como todo personaje que se pierde en la leyenda, es motivación para la creación literaria, como el famoso canto que el escritor Rómulo Paredes dedicó a Samarén, ese gran jefe Huambisa.

Miembros de la etnia Achuar, integrante
de la Jibaría, conjuntamente con los
wampis, awajún, jíbaro, kandozi, shapra
Consideramos interesante incluir fragmentos del artículo que publicó la revista “Amazónica” (marzo - abril 1992) del escritor amazónico Luis Hernán Ramírez: “Rómulo Paredes: La Crónica, Costumbrista y el Poema de Protesta”, en el que se informa sobre el canto a Samarén.

Refiriéndose en primer lugar al escritor Rómulo Paredes Ramírez, dice que en 1906 llegó a Iquitos para hacerse cargo en la judicatura (Juez de Primera Instancia) y permaneció en la ciudad durante 14 años, durante los cuales ejerció el periodismo compenetrándose en la problemática amazónica, por lo que en 1911 Rómulo Paredes, en su calidad de Juez de Iquitos, asumió el amparo jurídico de los derechos humanos de los nativos boras y huitotos del Putumayo y realizó una visita a esa zona a raíz de la campaña internacional de acusación y denuncia por los crímenes y abusos imputados a Julio C. Arana y a la Peruvian Amazon Rubber Co. El informe de Paredes sobre este sonado caso – un legajo de 300 páginas – dio lugar a 237 detenciones (suceso histórico del que nos ocuparemos más adelante).

En el párrafo que dedica a Rómulo Paredes, como inspirado autor lírico, dice lo siguiente: “...El canto a Samarén de Rómulo Paredes pone de manifiesto la visión de una selva grande y generosa, sin el oprobio de la explotación ni el crimen, dos estigmas que marcan la presencia del blanco en la selva durante el período cauchero :

Samarén, querido jefe,
distinguido compatriota,
Samarén, amo del bosque,
Samarén: escucha y llora.
Egoístas y ambiciosos, medio siglo hemos perdido
y un ideal sólo ha movido nuestros duros corazones,
un ideal: el de la goma;
Y en pos de ella hemos bregado con tesón y con bravura,
escribiendo en cada sitio una acción grande y hermosa
pero el crimen, siempre el crimen, malogró esas odiseas
         y la leche blanca y pura, la volvimos sangre roja.
Samarén amo del bosque,
Samarén: suspira y llora.
Nunca vengas, nunca bajes ese río traicionero,
siempre sean estas tierras, para ti, tierras ignotas
a las cuales la calumnia, el más vil mercantilismo,
las injurias y la holganza fuertemente las azota.
¿Qué hallarías si vinieras? Hallarías otra tribu
inferior a la que guías, tribu hipócrita y de idiotas,
sin moral y sin conciencia, imitando solamente
de los pueblos superiores, las maldades y las ropas.

 Líneas abajo se lee:

El gobierno de tus flechas que domine las bajezas,
el gobierno poderoso de tus brazos que se imponga,
y así habría patria buena, patria grande;
así habría paz, trabajo y progreso y reformas;
Evidencias de la presencia milenaria de los pueblos
de la nación Jíbaro. Restos arquelógicos del sitio
La Luna, río Morona.
sólo así se alzará hermosa, sobre el gran montón de ruinas
y desastres y despojos, la esperada y nueva aurora”.

Como vemos, Samarén es un símbolo perdido en la leyenda reciente del siglo XX, que representa la conciencia colectiva del pueblo amazónico, dispuesto permanentemente a luchar contra toda invasión de cualquier índole que afecte los genuinos intereses de la región.



Es necesario que revaluemos positivamente a los grupos Aguaruna, Huambisa, Murato, de la familia lingüística Jíbaro, por su lucha librada desde el inicio de la invasión europea del siglo XVI hasta el período de la República, incluidos los primeros años del siglo XX, defendiendo terca y valerosamente, como los demás Pueblos Nativos, su patrimonio territorial heredado de sus remotos antepasados. Esto debe llevarnos a repensar la búsqueda de una integración bajo normas estrictamente democráticas interindividuales e interculturales, de mutuo respeto de las diferencias culturales.

 Nota. Artículo extraído de: "Panorama histórico de la Amazonia Peruana, una visión desde la Amazonía", H. Morey A. y G. Sotil G. Iquitos, 2000.


lunes, 20 de mayo de 2013

RECONOCIENDO LA TRASCENDENCIA DE NUESTRA DIVERSIDAD CULTURAL Y LINGÜÍSTICA


21 de mayo: Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo
27 de mayo: Día Nacional del Idioma Nativo

Gabel Daniel Sotil García
 
Mapa de la diversidad etno-lingüística
de la Amazonía Peruana.
 “Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos…es una de las fuentes de desarrollo, entendido no solamente en términos de crecimiento económico, sino también como medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria” expresa la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural elaborada por la UNESCO en el 2001.


Es sobre las bases de estas premisas que debemos adherirnos a la celebración de estas dos efemérides indicadas en el antetítulo de este artículo, pues ambas hacen referencia a dos riquezas espirituales que, infelizmente, aún no enseñamos a conocer y querer a plenitud en nuestro  país y región.

El BOSQUE, manantial inspirador de la diversidad
cultural y lingüística. Y también, generador de

biodiversidad
En el caso amazónico, ambas, la diversidad cultural y la diversidad lingüística, cuyas fechas debemos conmemorar, se han originado en las entrañas más profundas del BOSQUE, esta entidad cuya trascendencia aún no terminamos de entender respecto a los designios  de los pueblos amazónicos.

Aunque misterioso, exótico y  hasta agresivo para los extraños, sin embargo, el bosque amazónico ha sido el escenario en el que germinaron  grandiosas culturas, cuyas conquistas, si bien no han sido espectaculares,  han tenido un profundo contenido espiritual que debemos aprender a valorar en la complejidad de su significado.

Ceramio cuya pictografía expresa la
particular cosmovisión de una de
las culturas indígenas.
Allí, en sus entrañas, y en el lapso de más de 20 000 años, según estimaciones que aún no terminan de hacerse, germinó un grupo de pueblos distintos con sus propias características que los hacían diferentes entre sí pero que compartieron, y  aún comparten, el profundo amor por su entorno, un acendrado respeto por el bosque, dueños de una cultura eminentemente forestal con diversidad de manifestaciones y cuyos saberes milenarios han sido minusvalorados por la cultura dominante y, por lo tanto, nos siguen pasando desapercibidos.

Hoy, aunque no tengamos un conocimiento preciso del proceso vivido por ellos desde sus orígenes; aunque  las disquisiciones teóricas y científicas no nos expliquen con claridad su génesis, lo  importante es que los reconozcamos como realidades milenarias contundentes, con quienes compartimos este hermoso, complejo y diverso escenario que es la selva, y tratemos de entenderlos en sus características diferentes para nutrirnos mutuamente en un intercambio armonioso de saberes, sin pretensiones de imposición, para hacer que nuestras respectivas culturas sean cada vez más fuertes y respetuosas entre sí.

 Muestra de la particularidad cultural de uno
de los Pueblos que constituyen la riqueza
espiritual del Perú.
Más aún cuando sabemos que en ese largo pero ignoto lapso supieron  construirse como unidades demográficas totalmente originales, creativas, que las convierte en nuestra única reserva nacional para buscar las soluciones a nuestros graves problemas, cuando aprendamos a recurrir, con humildad, a sus capacidades y sus saberes milenarios. Cuando reconozcamos que son nuestra última fuente de creatividad, labrada en este larguísimo lapso, todavía cubierto por un manto de  obscuridad.

Dueños de territorios sin límites, dentro de los cuales se desplazaron a voluntad siguiendo patrones comportamentales frutos de su propia experiencia, han sabido internalizar un sentimiento de libertad motivado por la misma naturaleza, de la que han sabido construirse como parte consustancial, con la más absoluta coherencia existencial.
        
Por ello es que se hace indispensable que nos aboquemos a la construcción de un proyecto de desarrollo común que,  respetando nuestras respectivas personalidades culturales, nos lleve a la concreción de un escenario en el que nos realicemos en el marco de la más auténtica democracia intercultural.
       
Mujeres de la etnia shipibo mostrando
parte de su riqueza cultural
Entre otros, uno de los aspectos en los que debemos concentrar nuestros esfuerzos, por la inminencia de los peligros que los asechan, es en el reconocimiento del valor de sus idiomas, de los sistemas que crearon sistematizando espontáneamente sus experiencias milenarias de comunicación para entregarnos un tesoro de lenguas, cuyas características expresan la sublime creatividad de estos pueblos, que hoy deberían ser reconocidos como componentes fundamentales de nuestra riqueza espiritual, conformantes de nuestra identidad cultural, tanto  regional  como nacional.

Sólo a partir de este reconocimiento haremos los esfuerzos necesarios socialmente para emprender las acciones y proyectos que eviten  la indetenible extinción de la que hoy son objetos por incuria e irresponsabilidad sociales.                                 


domingo, 19 de mayo de 2013

EDUCACIÓN Y DESNUTRICIÓN


Gabel Daniel Sotil García

El PAICHE, señor de las cochas amazónicas, proveedor
de un extraordinario potencial proteínico. Su aporte a
la nutrición infantil debería merecer especiales decisiones.
Otro de los graves problemas que debemos enfrentar con políticas sociales regionales pertinentes es el de la desnutrición, sobre todo, la desnutrición infantil, en su forma más grave: la crónica.

Las estadísticas que recientemente vienen siendo difundidas, corroborando cifras anteriores acerca de su gravedad, deben llevar a las instituciones concernidas a plantearse un afronte integral de dicha situación, si es que en realidad queremos superar esta deficiencia de la salud social. Estas políticas tienen que involucrar,  mejor comprometer, a los sectores de educación, salud, vivienda, agricultura, pesquería, etc. en una acción armónica que articule los diversos programas existentes para lograr la eficiencia y eficacia deseadas. 
Diversidad de frutos provista por la pródiga
naturaleza amazónica. Entonces, ¿Por qué
hay desnutrición infantil?

Para ello es necesario percibir a la desnutrición no sólo como la falta de nutrientes en cantidades adecuadas al funcionamiento normal del organismos. Si solo fuera así, bastaría con asegurar una dotación de alimentos en cantidades suficientes para solucionar dicho problema. Pero, infelizmente no es así: no se soluciona solo con más alimentos, pues su complejidad va mucho más allá.

Y es que la desnutrición, en especial la infantil, tiene gravísimas consecuencias personales y sociales, pues afecta la estructura cerebral, el funcionamiento intelectual y la capacidad de aprendizaje de los niños.

Los estudios científicos realizados en nuestro país y región, reportan consecuencias que afectan el desempeño individual en el ámbito escolar y en la posterior actuación social de la persona como ciudadano.

La abundancia temporal de peces y las grandes
posibilidades de la acuicultura requieren
de políticas específicas para su aprovechamiento
racional en la nutrición infantil.
En el ámbito escolar el niño desnutrido antes de los seis años de edad ve seriamente afectada toda su actividad psíquica, a tal punto que sus niveles de aprendizaje son siempre deficientes, desde la capacidad de atención (concentración) que debe brindar a las tareas escolares hasta la comprensión y realización de las mismas. Si bien puede aparentar normalidad en su actividad lúdica, sus funciones cognitivas son las que se ven afectadas, pues la falta de nutrientes en la vía sanguínea afecta la dinámica neuronal, haciendo muy dificultosas sus tareas de aprendizaje, a pesar de los esfuerzos que sus profesores y el mismo niño pudieran hacer.

Al respecto, el Dr. Ernesto Pollitt expresa: “La desnutrición en la primera infancia y la nutrición insuficiente durante la edad escolar tienen un efecto manifiestamente perjudicial para la escolaridad. Hay una relación directa entre la frecuencia de la malnutrición en un país y el desaprovechamiento del sistema educativo entre los niños mal nutridos. Estos aprenden lentamente y les cuesta examinar las materias escolares; asimismo, tienen grandes posibilidades de repetir el grado o de abandonar los estudios.”(*)

Otra muestra de la abundancia de productos
naturales alimenticio-nutricionales de la
amazonía.
En la dinámica social, en donde actuará quien ha sido afectado por la malnutrición o la desnutrición, las secuelas de tal afectación son, también, muy negativas. Las observaciones sistemáticas que se vienen realizando reportan comportamientos sociales típicos de quienes han sido víctimas de estas carencias: desgano o falta de motivación para participar en la dinámica social, falta de iniciativa para emprender proyectos, bajos niveles intelectuales que limitan el afronte y la solución de problemas, visión pesimista de la propia vida, negativismo o abstención permanente respecto a la dinámica sociocultural, etc. En suma, individuos nada aptos para fines de promover proyectos de desarrollo para la mejora de las condiciones de vida comunal

Es decir, la población infantil afectada por la malnutrición y desnutrición, sufrirá consecuencias muy graves para fines de construirse un futuro de posibilidades contributivas al desarrollo de su sociedad, afectando, por cierto, los planes de desarrollo de su propia comunidad.

Típica cocina de una casa rural en la Amazonía.
Ahora bien, ya está claro en el conocimiento científico obtenido respecto a este fenómeno de la desnutrición, que su presencia está enlazada a condiciones de deficiencias educacionales y sanitarias, fundamentalmente. Es decir que la desnutrición sólo se produce en ambientes socioculturales específicos, caracterizados no sólo por la carencia de alimentos y nutrientes, sino por entornos caracterizados por bajos niveles informativos y formativos de carácter educacional, malos hábitos de higiene, que propician las diversas parasitosis y la consecuente anemia que ataca a madres e hijos, carencia de agua saludable (segura), malas prácticas de saneamiento ambiental (carencia de letrinas), etc..

De aquí que el combate a la desnutrición requiere de enfoques estructurales e integrales, que abarquen la acción conjunta, articulada, plenamente sincronizada de los diversos sectores, que posibilite la complementariedad en el accionar social.

Es decir, en el caso de educación, se requiere incorporar conocimientos  sobre salud y nutrición en el currículo escolar. La participación de médicos, enfermeras y nutricionistas es indispensable en el combate a este flagelo social de consecuencias estructurales en la sociedad en su conjunto. Nuevas actitudes, nuevos valores tenemos que introducir en la actuación de nuestra comunidad partiendo de la reorientación de la formación de nuestros docentes.

Huayos (frutos), cortezas, raíces, hojas con potencial
medicinal son parte de la riqueza que ofrece
nuestra Amazonía para conservar nuestra salud.
Énfasis especial deben merecer las investigaciones científicas dirigidas a un mejor entendimiento de este problema. Investigaciones como las del Dr. Milcíades Pachas acerca del ojé no han merecido una mayor atención, por ignorancia de la trascendencia de las mismas en el combate a las diversas parasitosis que anemizan a nuestra niñez, causando, precisamente el flagelo de la desnutrición, con las consecuencias ya puntualizadas, fenómeno inadmisible en una región que, como la nuestra, posee tanta riqueza nutricional y medicinal.

(*) Pollitt, Ernesto. La nutrición y el rendimiento escolar. UNESCO. París.1984.

 (1) Artículo publicado en el semanario KANATARI, el 19-05-13.




sábado, 18 de mayo de 2013

RESISTENCIA INDÍGENA AL PODER REPUBLICANO EN LA AMAZONÍA PERUANA (1)


Gabel Daniel Sotil García

                                                 INTRODUCCIÓN

Jóvenes Witotas cuya cultura, al igual que sus miembros,
fuera depredada en nombre de valores mercantilistas,
que nunca entendieron.
 A través de los años, desde la penetración española del   siglo XVI, pasando por la República, siglos XIX y XX, la resistencia de la mayoría de las naciones indígenas de la Amazonía Peruana ha sido evidente, ejerciéndose con levantamientos y sublevaciones que se han registrado hasta mediados del presente siglo.

Hoy comprendemos que la llamada independencia no fue real para esta región; que más bien dio inicio a  un proceso de colonización muy sutil, que no necesitó de la ocupación militar como en la época de colonización franca, sino a través de la economía, la organización político-administrativa y la cultura de la dominación, que afectó a los estratos bajos de la costa, a los campesinos de la sierra y a las naciones indígenas de  la Amazonía.

La sutil dominación fue una cadena invisible que partía del centro hegemónico de poder internacional, con eslabones al interior del país, que terminaban en los últimos rincones de las serranías andinas y en las profundidades selváticas de la Amazonía.

Símbolo de una época. Barco a calderas en el que se 
transportaba a Europa la riqueza natural extraida por 
los indígenas bajo inhumanos sistemas de explotación.
Cuando la región fue incluida como partícipe de la economía internacional, lo fue sólo en calidad de proveedora de materia prima;   primero,  de la zarzaparrilla   a mediados del siglo pasado y, después, de la extracción del caucho en las dos últimas décadas del siglo XIX y primera del siglo XX. Es en esta época que la explotación de parte de los caucheros sobre los indígenas tomó aspectos de etnocidio y genocidio, que en muchos momentos fue rechazada por las comunidades nativas como respuesta violenta a una violencia mayor.

La sociedad republicana, heredera de la sociedad española de una falsa y mal entendida valoración de las culturas selváticas, actuó con violencia atribuyéndose el falso derecho de adueñarse de los territorios que por siglos y milenios habían pertenecido a las naciones indígenas amazónicas.  Igualmente, la población mestiza con sangre de blancos y de nativos, actuó en la misma forma, por lo que, en muchas oportunidades, los grupos indígenas tuvieron que desplazarse a los lugares más inhóspitos de la selva perdiendo todo contacto con la llamada civilización, que aquellos le imponían.

Establecido por los dominadores, el sistema jurídico del Perú siempre adoptó una posición muy débil para resguardar los derechos de los pueblos indígenas, siendo la única ley que planteó en forma positiva los derechos de  los milenarios dueños de las selvas,  el Decreto Ley No. 20653, del gobierno de Juan Velasco Alvarado que, después fuera mediatizado por el gobierno de Morales Bermúdez, mediante el D. L. 22175,  restándoles prerrogativas y derechos a las comunidades nativas. Pero de todas maneras, quedó el enunciado importante de que “El Estado reconoce la existencia legal y personería jurídica de las Comunidades Nativas”,  que establece el artículo 7 del título II que trata de las Comunidades Nativas.  

Imágenes de un Iquitos devorado por el tiempo.
 Plaza de Armas antigua, algunos de cuyos

componentes siguen subsistiendo.
El Decreto Ley de la Primera Fase del gobierno revolucionario de la Fuerza Armada llamó la atención de la opinión mundial, pues fue considerado como un gran paso hacia adelante para un auténtico desarrollo de las naciones indígenas de la Amazonía peruana, por su esencia antropológica que valorizó la cultura ancestral de estos pueblos. Ellos comenzaron, a partir de la década del setenta, a organizarse en forma muy efectiva, lo cual les  está dando buenos resultados para que, en un futuro cercano, los indígenas sean auténticos agentes del desarrollo integral y sostenido de la Amazonía peruana; recuperando así su rol milenario.

Veamos cómo expresaron los indígenas su rechazo a la imposición en esta época.


domingo, 5 de mayo de 2013

TIEMPO DE DECISIONES EDUCACIONALES


Prof. Gabel Daniel Sotil García

Estos niñitos y esa escuelita merecen
mejores decisiones.

Ilustración del artista Jaime Choclote
Seguir aplazando la toma de decisiones respecto a la construcción de la particularidad educacional que requerimos en nuestra región por nuestras peculiaridades, expresaría una tremenda falta de conciencia de la gravedad de la situación por la que estamos atravesando.

Desde muchos años atrás se viene expresando la disconformidad social con los resultados de la educación en desarrollo en las instituciones de nuestra región en las áreas urbanas, rurales mestizas, indígenas, fronterizas, etc. Sin embargo, ni las autoridades pertinentes de los niveles regional y sectorial, ni la sociedad civil han asumido la responsabilidad de comprometerse con la elaboración de una propuesta con plena pertinencia histórica y actual con nuestra región.

Hemos preferido esperar y acatar decisiones tomadas en centros de poder extra regionales por la comodidad que brinda el hacer el menor esfuerzo. Con ello hemos sellado nuestra complicidad, la misma que se hace cada vez más grave por la consolidación de la injusticia educacional con nuestros pueblos.


Fenómenos naturales como la inundación sólo
podemos enfrentarlos con un pleno
conocimiento de los mismos.
Las consecuencias de dicha dejadez las estamos viendo en estos momentos en que constatamos que la formación de los educandos del sistema educativo, no responde a nuestras características y necesidades regionales. Hemos dejado que funcione una educación disfuncional y antiamazónica, pues con ella no hacemos sino destruir las riquezas materiales y socio-culturales que poseemos.

Gerenciados desde afuera, sin mayores preocupaciones por nuestras peculiaridades regionales, hoy vemos cómo la misma entidad que tiene  a su cargo la administración educacional desde hace más de 150 años, nos enrostra nuestra baja calidad en los resultados que suele medir cada año, olvidándose que la principal misión que viene cumpliendo es convertir a las instancias educacionales en meras cumplidoras de sus decisiones, que se expresan de muy diversas maneras.

Antes que incentivar la creatividad, adecuadamente orientada y estimulada, y el protagonismo en nuestras decisiones, el Ministerio de Educación – MED, viene copando todo cuanto resquicio es posible encontrar en la compleja administración educacional de nuestro país, heterogéneo, megadiverso en toda la gama de posibilidades, para ejercer su poder de decisión y expresar su particular percepción de dicha riqueza, haciendo de las instituciones educativas escenarios dedicados exclusivamente al cumplimiento de sus directivas. Por su parte, los funcionarios regionales han dado por indiscutida dicha prerrogativa, y no la han reclamado para sí, siendo quienes mejor conocen lo que hemos sido,  somos, queremos y podemos ser. 

La destrucción de nuestra riqueza forestal, sea
por extracción de oro, petróleo, gas, etc.
tiene que ser afrontada desde una educación
comprometida con nuestra región.
En este sentido, el MED debe asumir su responsabilidad. Todo lo que a educación ha concernido ha estado siempre en sus manos; por lo tanto,  los logros y las deficiencias en su administración han salida de su férula. Cabe, en consecuencia, una autorreflexión crítica institucional para transformarse en la entidad significativa que necesitamos, aprendiendo a ver y apreciar nuestra heterogeneidad, que sé que la conoce pero aún no la atiende, por proteger su autoridad.

Libros de texto, hechos en Lima; material orientador, hecho en la sede central; distribución del año académico impuesto desde Lima, capacitaciones decididas en Lima, normas técnico-pedagógicas hechas en Lima, etc. Todo ello ha tenido como consecuencia la formación de especialistas idóneos para el acatamiento, no para crear o innovar. Y nosotros, cómodamente esperando que venga todo ello,  es vez de hacer esfuerzos para leer y comprender la realidad en la que hacemos nuestras vidas y contribuir con la solución de sus graves problemas.

Preguntémonos, simple y llanamente, ¿Está la selva, con toda su riqueza y significado, presente en el currículo nacional?¿Por qué ha sido excluida? ¿No merece ser estudiada? ¿No hay nada formativo en su realidad histórica y actual?  ¿Qué saben los estudiantes tacneños, iqueños, etc. de dicha realidad? ¿Saben que nuestros ríos y cochas están cada vez más contaminados por el mercantilismo de las empresas transnacionales y la complicidad de nuestros políticos, que por ello nuestra maravillosa biodiversidad está ya con signos de estertores, que ancestrales idiomas vienen extinguiéndose ante nuestros ojos indiferentes?

La marginación de la Amazonía tiene graves
expresiones en los textos  escolares en
actual circulación. Más detalles al respec-

to en este mismo blog.
¿Cuántos libros con la impronta regional hemos elaborado para  los jardines, escuelas y colegios loretanos?¿Hay, acaso, una política de incentivación a la producción intelectual del magisterio regional? ¿Cuánta historia loretana conocen nuestros educandos de nuestra propia región? ¿Y de sus problemas? ¿Los preparamos, acaso, tanto cognoscitiva como actitudinalmente para establecer una relación armónica, racional, con su entorno sociocultural y ecológico? ¿Los capacitamos laboralmente para la creación de riqueza social a partir de nuestra prodigiosa riqueza natural?   

La conservación de la limpieza de
nuestras aguas tiene que merecer una
alta prioridad en la educación amazónica. 
Considero que, si hay unas oportunidades mejores que otras, la actual es la más propicia para comenzar a recuperar el tiempo perdido y replantearnos, a partir de un cuestionamiento sincero, nuestra misión en hacer realidad la creación de una educación pertinente a nuestra región. Por lo menos hagamos el intento. 

Tanto los actuales funcionarios y especialista como la sociedad civil tenemos nuestra gran ocasión de participar en la creación de esa educación.