Prof. Gabel
D. Sotil García, FCEH - UNAP
Quiero decirles que creo que la
GLOBALIZACIÓN es un proceso de larga
data en nuestra historia como especie, sólo que no nos dimos cuenta de su
gestación sino hasta hace muy poco tiempo, relativamente hablando.
Este comienzo podríamos situarlo en el
momento mismo en que, por su maduración, la humanidad tomó conciencia de su
diversidad cultural; la misma que la impulsó a buscar canales de entendimiento
intercultural y no para hacer desaparecer dicha diversidad.
Entonces, podríamos afirmar, a partir de esta
premisa, que este proceso de GLOBALIZACIÓN es un mecanismo creado por la
humanidad para entenderse por sobre sus diferencias culturales y no para hacer
desaparecer tales diferencias, en el entendido de que si éstas surgieron
naturalmente en el decurso evolutivo de nuestra cultura, este proceso de
diferenciación cultural es, entonces, consustancial a nuestra especie.
De esto podríamos deducir las siguientes
consecuencias:
- Que el proceso de GLOBALIZACIÓN se encuentra en la actualidad en una
de sus fases de desarrollo,
- Que es un necesidad de nuestra especie, pues su propósito raigal es
la búsqueda de comunicación y de disfrute común, pues nuestra
interdependencia es cada vez mayor en mayores campos,
- Que lo que se anhela es la concreción de un estado superior para el entendimiento entre Pueblos, más
allá de sus diferencias culturales,
- Que, en un entendimiento cabal, la GLOBALIZACIÓN no implica la
destrucción de nuestra diversidad cultural,
- Que, por lo tanto, la GLOBALIZACIÓN buscada por la humanidad debe
centrarse en el respeto al ser humano, a los Pueblos y a sus Culturas.
Sin embargo, nuestras constataciones
históricas no se condicen con algunas de las deducciones que acabamos de puntualizar,
pues hoy podemos ver que, tal y como se está
concretando en estos momentos, no responde a los anhelos de la
humanidad, por intereses de quienes hoy detentan el poder mundial. Es decir,
hay una evidente manipulación y utilización de este proceso, que calificaríamos
de natural en nuestra especie, para favorecer a intereses subalternos de
hegemonía mundial, de dominio económico, financiero, político, militar,
instrumentado por el acelerado proceso de desarrollo científico y tecnológico
con las respectivas consecuencias en las comunicaciones.
Se hace, pues, necesario que asumamos a la
GLOBALIZACIÓN como:
- Un proceso de conjugación de esfuerzos por parte de las sociedades
humanas para construir y lograr el bien común,
- Un proceso que implica un avance cualitativo de la humanidad hacia
la concertación, el acuerdo consensual, para lograr, en forma conjunta, no
excluyente, mejores niveles de calidad de vida humana. PARA QUE LA
HUMANIDAD SE HAGA MÁS HUMANA.
- Una aspiración que expresa la
profunda disconformidad que actualmente sentimos con nuestra forma de ser
humanos; es decir, que si bien nuestra especie es humana, no es todo lo
humana que debería ser y que, por
lo tanto, debemos buscar cada vez mejores formas de ser humanos, pues
debemos reconocer que hay una potencialidad de ser humanos aún no
desarrollada plenamente por nuestra especie y que podría ser lograda
mediante la GLOBALILZACIÓN,
- Y, por lo tanto, es obligación de cada persona y cada Pueblo, el
contribuir con una mejor concreción de este anhelo.
Es aquí en donde se requiere la participación
plena de los Pueblos Indígenas, para contribuir con su visión propia, desde sus
respectivas culturas; pues hoy predomina la interpretación interesada
proveniente de los países desarrollados y de sus respectivas instituciones y
personas que buscan hegemonía mundial privilegiando y sesgando la GLOBALIZACIÓN
hacia el campo económico y dándole un giro, que calificaríamos, de contra
natura, al querernos convencer que ello implica la homogeneización cultural
que, por cierto, implica también la creación de un único y gran mercado
mundial, deleitoso para los apetitos económicos y financieros de las empresas
transnacionales, concepción cuyas consecuencias negativas ya las venimos
sufriendo a nivel mundial.
Este
reconocimiento nos tiene que llevar a plantearnos estrategias desde nuestra
visión de Pueblos diversos que,
reconociendo nuestra diversidad (y, más aún, la necesidad de ella), reconocemos
también la necesidad de lograr consensos mundiales en aspectos fundamentales
para el mejoramiento cualitativo de nuestra especie, tal y como lo venimos
constatando a través de las normas jurídicas de vigencia universal, tales como
LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, el CONVENIO 169-OIT, la
DECLARACIÓN DE LA TIERRA, DECLARACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LOS DERECHOS
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS y otros logros superiores que nos convencen de la
necesidad de profundizar la conjugación inteligente de nuestros esfuerzos para
mejorar nuestra forma de ser humanos y la cada vez más contundente necesidad de
una EDUCACIÓN INTERCULTURAL para toda la humanidad.
Es decir, que el mejor sentido que debemos
darle a la GLOBALIZACIÓN es concebirla como un mecanismo e instrumento para la
búsqueda y concreción de la EQUIDAD, razón por la cual podríamos decir que la
GLOBALIZACIÓN es una fenómeno vocacional de la humanidad, a cuyo propósito
estamos obligados moralmente a contribuir, dándole un significado rico,
diverso, en concordancia con los intereses de nuestra especie y no sólo de los
de las empresas transnacionales y países imperialista que buscan su hegemonía
mundial.
En pocas palabras, la GLOBALIZACIÓN es para
nosotros un reto que debemos asumir para darle y construirle un significado
desde nuestras propias perspectivas culturales y que responda a nuestra
condición de especie racional, a partir de una profunda actitud crítica frente
a su actual forma de concretarse y una, también profunda, reflexión acerca del
rol que les toca cumplir a los PUEBLOS INDÍGENAS de esta región y del mundo
entero.
Fotos del Prof. Julio A. Trigoso Muñoz, San Lorenzo, Datem del Marañón
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