Prof. Gabel Daniel Sotil García
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uienes decidimos ser
MAESTROS, asumimos, entre otras, una muy seria y trascendente responsabilidad
con nuestra REGIÓN AMAZÓNICA: entregarnos a su conocimiento, comprensión y defensa de sus intereses.
Una región tan heterogénea como la nuestra requiere de capacidades y conocimientos que posibiliten tomar decisiones coherentes con dicha condición. |
Ser MAESTRO en esta
región significa promover su más amplio y profundo conocimiento histórico
y actual para conocer tanto sus características sustantivas como las causas que
les dieron origen. Pero, también, luchar
por sus intereses más trascendentales vista ella como una unidad heterogénea,
muy diversa, en lo ecológico y socio-cultural. Intereses, éstos, que deben
superponerse a aquellos intereses de
grupos, clases sociales, partidos políticos, confesiones religiosas,
instituciones de diversa índole, etc., que son los que hoy en día,
infelizmente, sirven de referentes para tomar decisiones políticas respecto a
nuestra región.
En consecuencia, tanto
quienes hoy somos MAESTROS como quienes lo serán, tenemos el deber moral de
CONOCERLA.
Querer conocer hoy a
nuestra selva implica una doble tarea: la de despojarnos de la pesada carga de prejuicios que ha dejado en
nosotros la información fragmentada, incoherente, parcializada y superficial
recibida a través de la educación oficial durante nuestra formación en los
niveles anteriores (inicial, primaria y secundaria), así como también la de aproximarnos a su realidad haciendo
nuestra, mediante la observación y la lectura, la variada e ingente
información científica que se viene
recogiendo por el esfuerzo tesonero de
muchos investigadores e instituciones, de sus diversos aspectos.
La primera tarea,
por cierto, requiere de un gran
esfuerzo, autocrítica, reflexión y
valentía para aceptar que, en verdad, la
que tenemos de nuestra región es una IMAGEN IDEOLÓGICA mas no una IMAGEN REAL;
es decir, que ella es el producto de lo que nos han hecho creer que la Amazonía es, pero no de un contacto objetivo,
cierto, racional, científico.
Si los actuales
Maestros hurgamos en nuestra interioridad psíquica las imágenes mentales que
tenemos relativas a nuestra Selva, de seguro que encontramos un variado y sólido espectro de prejuicios
respecto a las culturas indígenas, los idiomas nativos, el bosque, nuestra
historia, nuestro rol social, la función de la escuela, nuestra ubicación en el
contexto nacional, nuestros recursos naturales, etc.
Parte de nuestra labor tiene que ser la de fortalecer los lazos afectivos del educando con su entorno. |
Y son esos
prejuicios los que, de una u otra manera, son inducidos en la mente de nuestros
alumnos en nuestra labor pedagógica cotidiana, los mismos que condicionarán su
actuación social, si antes no son destruidos.
Víctimas de una
educación instrumentalizada para el engaño acerca de nuestra región, terminamos
engañando a los niños, nuestros educandos. Cerramos así el círculo vicioso que
mantiene nuestra actual situación de pobreza social, de subdesarrollo a pesar
de tener tanta riqueza natural.
Por lo tanto, es
necesario que hagamos el esfuerzo de hacer conscientes tales prejuicios que,
actuando desde nuestra interioridad más profunda en cada uno de nosotros,
condicionan muchas de nuestras decisiones que, como Maestros y Maestras,
tenemos que tomar al momento de nuestro trabajo curricular. Si no los sacamos a
la luz de nuestra crítica, seguirán determinando o condicionando nuestro
comportamiento personal y profesional.
Este esfuerzo tiene
que ser complementado con una búsqueda y apertura hacia la variada información
científica. Para ello se necesita mucha modestia. El reconocer nuestras
tremendas limitaciones. El aceptar que realmente no conocemos, en los niveles
requeridos para una auténtica y pertinente labor docente, a nuestra propia
región. Que se nos escapa su realidad histórica. Que somos ajenos a su realidad
actual, aun viviendo en ella. Que nos es una gran desconocida.
Pero creemos que no
basta con conocer a nuestra selva. Un MAESTRO tiene que ir más allá de la
satisfacción de sus meras exigencias intelectuales. Tiene que asumir
compromisos con ella. Un MAESTRO no debe ser un profesional frio y
egoísta. Debe, al contrario, ser un
profesional entregado a la causa de la defensa de nuestra Amazonía. Con ardor,
con convicción. Con amor a esta región
hermosa y rica. Hermosura y riqueza que debemos conservar entregándonos
a su defensa.
Los intereses
supremos de nuestra región tienen que ser reconocidos en: su patrimonio
cultural y lingüístico, su grandioso potencial humano, su riqueza y variedad ecológica y paisajística, su personalidad
histórico-cultural y su descolonización.
Es al servicio de
ellos que debemos poner nuestros esfuerzos como MAESTROS, orientando nuestra
labor formativa a inducir en nuestra niñez y juventud, la toma de conciencia de
ellos y la responsabilidad que tienen en que tales intereses sean los vectores
de su propia vida.
Pero esto no será
posible si nosotros, Maestros hoy, no damos ejemplo vivencial de nuestra
entrega a tales intereses supremos.
La formación de los educandos debe hacerse teniendo en cuenta los intereses del desarrollo de su personalidad tanto como los de nuestra región. |
Un MAESTRO tiene que
luchar por causas trascendentes. Por causas que orienten su actuación en el
tiempo y el espacio en que cumple su labor con sus educandos.
Nuestra labor en el
aula, en el centro educativo, tiene que estar condicionada por tales causas. Tiene
que ser hecha de cara a tales causas. La trascendencia tiene que signar nuestra
labor cotidiana de orientación, de estimulación a nuestros educandos.
Si hemos decidido ser
MAESTROS, pues seámoslo sirviendo a nuestra Región.
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