Datos personales

Mi foto
Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

miércoles, 17 de junio de 2015

LA VACIANTE EN LA REGIÓN OMAGUA



Para amar a nuestra región

CANTO A LA VACIANTE

Gabel Daniel Sotil García
Luego de tantos meses de lluvias intensas en todo nuestro país, esas 
aguas llegan al llano amazónico alagando cuanto pueblo 
se ubica en las cercanías de los cauces de los ríos, impactando todas 
sus actividades socioculturales. Escuela de por medio.

Como si estuvieran en el centro de una cocha, 
las viviendas se ven rodeadas de agua por doquier.
Las lluvias en los Andes ya se han calmado; son vientos fríos los que ahora recorren las montañas, cerros y quebradas. Los cielos lucen ahora despejados y ligeros.

La rupa rupa se aletarga y calma sus ardores. Las tempestades se amainan, las lluvias escasean. Ya no hay más aguas cayendo de lo alto cual diluvios siderales. El bosque se silencia, entra en sopor. Los árboles se aquietan y las fieras caminan libremente.


El tejido de puentes y balsas es la solución práctica
al problema de la inundación.
En la región omagua, los cielos también se despejan, las lluvias escasean y el calor aumenta.

Es así como empieza una nueva fase en la vida de esta selva baja, el llano amazónico de nuestro país; pues, así como vinieron, un día las aguas empiezan a irse lenta, silenciosamente, pues ya no tienen el impulso de las nuevas aguas que, desde ignotos lugares de nuestro país, las impelen a subir su nivel, desbordar sus cauces y penetrar en las entrañas del bosque

Se van alejando por donde vinieron pero dejando sus nutrientes en los suelos prodigiosos, que pronto han de rendir sus frutos bajo el  esfuerzo cotidiano y matinal de los pobladores ribereños.

Conocedor profundo de su región, el viviente 
ribereño disfruta de las caricias de las frescas 
aguas que ya empiezan a retirarse
El cielo se abre, se expande cuan amplio es para mostrarse a plenitud. Su azul profundo nos deja ver el infinito. Sol radiante. Nubes pasajeras, veleidosas en andar errático por los cielos que se adornan por las tardes con mantos multicolores sobre el bosque.

Las aguas recogen sus pliegues, se envuelven en sí mismas y se dirigen al cauce lejano, que ansioso las espera, pues ya tardan mucho en regresar de las intimidades del bosque, en donde disfrutaron de la paz, el frescor y el cantar de las aves ocultas en tupidos ramajes de la flora portentosa

Y así, cada día, retroceden un poquito como queriendo demorar su repliegue. Se van lentamente como queriendo no causar dolor a la tahuampa, a la quebrada, a la sacarita en donde pasaran días maravillosos de comunión forestal.

Prestos, los alumnos de cada institución 
ayudan a sus padres y maestros en la 
limpieza de su ambiente estudiantil. 
Hasta que un día los vivientes lo notan avisados por las indiscretas panguanas y, entonces, se alegran: las aguas se están retirando y dejarán los suelos fértiles abonados por el limo de los Andes para tener buenas cosechas.

 Y, con ello, nuevas alegrías alagan al pueblo, nuevas ilusiones, nuevos despertares, nuevos menesteres ocupan el diario vivir de niños, padres, abuelos y moradores de la comunidad.

Nuevos horizontes se abren desde los hermosos y cautivantes amaneceres, adornados por la sinfonía prodigiosa con que las avecillas saludan el surgir lento, perezoso pero triunfante de los árboles del bosque, venciendo a la oscuridad.

Organizados por sus profesores, los padres 
de familia acuden predispuestos a acondicionar 
aulas y demás ambientes de cada institución, 
limpiando los  sedimentos acumulados en 
la creciente.
Y, entonces, la escuela, la escuelita comunal, empieza a sentir en su vientre signos de vida que la hacen recobrar su vigor. Vienen las maestras, vuelven los maestros. Llaman a los padres y vivientes y, entonces, su tenue luminosidad empieza a crecer hasta hacerse brillante de algarabía para esperar a los niños, quienes con sus alegrías darán nueva vida a sus aulas, su patio, su campo deportivo...Nueva vida. Nuevas esperanzas.


Todavía con empoces de agua en patios y 
exteriores de la escuela, padres y madres de 
familia acuden a la tarea comunal
La ESCUELITA COMUNAL, que estuviera aletargada, empapada, inundada por muchos días, abre sus puertas para dar paso a la algarabía de niños y adultos, madres y maestros que trabajan sin cesar, para darle vida plena de sueños, de esperanzas, de ilusiones, de futuros que se harán realidad en cada niño que aspira a una vida mejor.

Prestos los padres, madres y vivientes todos acudirán al llamado de los maestros para atender los requerimientos de la escuela, escuelita que ahora luce plena de vida, de entusiasmo, de alegrías, inquietudes, pues pronto recibirá a sus niños, sus alumnos, el presente, el porvenir, los sueños y las realidades que se encarnan en cada uno de ellos.

Los profesores, entonces, retomarán su misión de construir en cada uno de sus alumnos un ser personal que los ha de conducir por las impredecibles ruta de su propio futuro.                                                      
                                                                         
Con el esfuerzo de toda la comunidad, 
las aulas han quedado aptas para reiniciar 
las labores educativas.
Así termina la creciente. 

Así se va la alagación del caserío.
Y así comienza la vaciante.
Y es entonces que empieza una nueva vida a caminar en el círculo infinito, que la naturaleza, la madre naturaleza, la PACHA MAMA, nos ha fijado para hacer nuestra vida aquí en la selva, a no ser que los humanos alteremos estas leyes.


"Cual bandada de palomas..." decía una antigua canción escolar. Sí, así regresan los alumnos a escuchar a sus maestros y maestras para 
orientarse en la  construcción de su futuro para hacerse más humanos.

NOTA: El material fotográfico con que se ilustra este artículo ha sido proporcionado por diversos profesores, a quienes agradezco por su gentileza.

1 comentario:

Fernando Montalván, Editor dijo...

Excelente artículo profesor y gran amigo Gabel, amazónico por derecho propio y más, mucho más que muchos.
Cordiales saludos,
Fernando.