Para reflexionar sobre nuestra educación
Gabel
Daniel Sotil García (*)
Frente a los retos de su realidad, el maestro amazónico requiere de estímulos para activar su creatividad y dar respuestas propias. |
Un rasgo característico de
la actual educación en desarrollo en nuestra región, al que considero que no le
estamos dando la debida importancia, es el centralismo
decisional, de carácter nacional,
al que obedece y las consecuencias que ello conlleva en el aspecto psicológico
del magisterio amazónico. Como resultado de ello, hasta el momento no se ha
logrado diseñar una educación que responda a las condiciones, características y
posibilidades materiales e inmateriales de nuestra región ni, menos, una
aceptable participación del magisterio
Prueba de ello lo constituye
la profusión de programas cuyas normas deben ser cumplidas en cada una de las
instituciones educativas con carácter obligatorio: Día del Logro, Buen Inicio
del año escolar, programa Soporte Pedagógico, Plan Selva, SISEVE, Programa
Estratégico de Logros de Aprendizaje – PELA, etc.; programas y actividades de
cumplimiento obligatorio en las mismas, nacidas en la interioridad del
Ministerio de Educación, sin ninguna participación de autoridades y magisterio regionales, salvo como ejecutante y
cumplidores de las disposiciones.
En las zonas fronterizas las condiciones que afrontan los maestros exigen especificidades que no pueden establecerse desde el poder central. |
Esta personalidad que, por
omisión de análisis propiciamos en nuestros profesores, se fortalece desde el
momento de su incorporación al servicio recurriendo al documento curricular como fuente excluyente de las decisiones que
deben tomar en el campo de la didáctica. No preparados adecuadamente para procesar la información contextual, es el DCN el que les provee los insumos
curriculares para su labor formativa; fortalecen, así, su dependencia y anulan
sus posibilidades de investigación de la realidad, de la cual pudieran extraer
contenidos curriculares con potencialidad formativa de los aspectos geográfico,
histórico, cultural, lingüístico, demográfico, psicológico, económico, biológico,
ecológico, etc., que les permitiría contribuir con el proceso de
diversificación curricular y desarrollo de una educación pertinente.
El maestro amazónico tiene una especial creatividad para afrontar las situaciones que su entorno sociocultural y geoecológico le plantea. |
Pasivos y receptivos,
los profesores amazónicos hacen su vida docente sin someter a procesamiento sus
propias experiencias, perdiéndose, así las posibilidades de compartir sus
logros profesionales con los demás colegas, que requieren de incentivos para
mejorar sus prácticas y experiencias educativas.
Sin verse impelidos a
este procesamiento experiencial, se conforman con pasar su vida dando
cumplimiento al poco material que llega a sus manos pero sin sentir la
necesidad de expresar en ensayos o aportar sus aprendizajes en materiales
concretos para mejorar la labor de enseñanza-aprendizaje.
Deficiencia que tiene su mayor y más trágica consecuencia en la
imposibilidad de elaborar material didáctico (textos, guías, etc.) para la
labor educativa regional. Esta carencia es aprovechada por el Ministerio de
Educación, pues, sin propuestas regionales, dispone su elaboración por
especialistas sin mayor compromiso afectivo con nuestra región además de un
profundo desconocimiento de la realidad regional, tal y como podemos constatar
en las actuales circunstancias.
En ambientes tan peculiares como lo son las zonas ribereñas, el maestro requiere condiciones propicias para generar sus propias respuestas pedagógicas. |
Se hace, en consecuencia, necesario elaborar disposiciones que generen
condiciones para que nuestros docentes de toda la Educación Básica Regular
trabajen con mayor autonomía, creatividad y compromiso con las realidades
inmediatas en las que desempeñan su labor. Que se estimule una actitud
aportante de cada Maestro en la búsqueda de soluciones a los diversos problemas
que afectan a nuestra educación amazónica. Requerimos que el maestro ejercite
su iniciativa en la creación de respuestas pedagógicas que enriquezcan su
dinámica formativa, superando, así, su dependencia psicológica en el desarrollo
de su labor docente.
Desde su formación deberán ser capacitados tanto científica como
tecnológicamente para conducir el proceso de aprendizaje de los educandos en
función al desarrollo de una acción social pedagógico-productiva con las
comunidades en donde laboren, en permanente compromiso con los destinos
superiores de nuestra región.
Y es que los profesores deben iniciar su ejercicio magisterial auto
percibiéndose como agentes de cambio, constructores de una nueva sociedad amazónica
a partir de la construcción de la personalidad integral de cada uno de quienes
serán sus educandos, asumiendo la grave responsabilidad de comprometerse, en la
más amplia dimensión, con la lucha por lograr una sociedad cada vez mejor
cualitativamente a partir de la actuación ciudadana de cada uno de sus alumnos.
Se hace necesario fortalecer, en consecuencia, sus convicciones de la
trascendencia social de la educación y de su acción profesional sobre la
calidad de las relaciones interindividuales así como de las relaciones con su
entorno ambiental.
El niño indígena tiene características psicoculturales que exigen contenidos curriculares pertinentes. |
Debemos promover el desarrollo de una permanente autoeducación para
continuar con plena autonomía su proceso formativo a partir del procesamiento
de sus propias experiencias, como fuentes certeras e indubitables para servir
mejor a su región, al país y a la humanidad.
Algo que no podremos lograr si continuamos con una praxis
administrativo-pedagógica en donde le reservamos un mero rol de acatamiento a
las disposiciones emanadas de instancias superiores, cercenando sus
posibilidades de aportes a su propia profesión.
www.ceta.org.pe/kanatari
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