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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL FESTIVAL DEL BOSQUE VEINTE AÑOS DESPUÉS


Gabel Daniel Sotil García

Han pasado veinte años.

Muchas aguas ya se fueron pero, esta vez, para no volver. Muchos árboles han caído, pero, esta vez, para jamás retoñar. Innúmeros arroyos se han secado pues los bosques y matorrales que les daban vida han sido incomprensiblemente destruidos. La prodigiosa diversidad de seres vivos con la que fuera dotada nuestra ubérrima naturaleza, hoy es víctima de nuestra irracionalidad social. Agua, aire, bosque, suelo, subsuelo, paisajes, todo, todo cae bajo nuestra voracidad mercantilista.

¿Y todo eso para qué?

Hoy sabemos, con más certeza que hace veinte años, que destruir nuestro bosque es destruir uno de los tesoros de la humanidad y, es también, una de las formas más seguras de auto eliminarnos como especie de la faz de este planeta prodigioso al que no hemos aprendido a conocer, amar, respetar y conservar. Sin embargo, seguimos irresponsablemente empeñados en talar cuanto árbol encontremos en nuestra ruta, ruta que, parece, hemos trazado sin hacernos la pregunta fundamental: ¿hacia dónde queremos ir?

Creado con la convicción de que la forma más segura de orientar la actuación social de las personas es desde el sistema educativo formal, el FESTIVAL DEL BOSQUE nació, sobre todo para el magisterio amazónico, como una propuesta para invitarlo a crear nuevas formas de educar en consonancia con las demandas sustanciales de nuestra región; sobre todo, las de carácter ambiental, pues ya eran desastrosas las consecuencias de los conflictos actitudinales, cognoscitivos y valorativos que la sociedad dominante venía desarrollando con el ambiente amazónico, generados por la minusvaloración del tejido axiológico construido por los Pueblos Indígenas y la sumisión a las demandas mercantilistas propias del sistema económico internacional, al que habíamos privilegiado en nuestra sociedad regional y nacional.

Hoy, veinte años después, la situación regional, nacional y mundial se han agravado en lo que concierne al ambiente. El problema ambiental se ha redimensionado y tiene alcances planetarios, aunque aún la incredulidad sigue sirviendo de capa protectora a quienes, países, instituciones y personas, no han sabido asumir compromisos que desborden su individualismo y sus ambiciones más prosaicas.

Por ello es que, quienes hemos asumido las propuestas e implicancias de este FESTIVAL DEL BOSQUE que, felizmente, somos cada vez más en nuestra región, reino de las aguas y los árboles, debemos fortalecer nuestro compromiso con su celebración, para que siga siendo el foco irradiante, desde la intimidad de las instituciones educativas, de nuevas inspiraciones para crear formas renovadas de educar a las generaciones venideras con un nuevo equipamiento cognoscitivo y actitudinal-valorativo, que garantice una renovada actuación social de pleno respeto a nuestro entorno ambiental.

Máxime ahora en que ya hay mayores convicciones sobre la necesidad de prácticas pedagógicas dirigidas a superar el centralismo agobiante y frustrante, causante, entre otros, de nuestro subdesarrollo socio-económico y de la baja calidad educacional que nos flagela, con las lógicas consecuencias destructivas de nuestras más caras conquistas culturales: diversidad de pueblos, diversidad de esperanzas y sueños y diversidad de futuros por construir.

Considero, entonces, que, si hace veinte años era contundente su necesidad como festividad escolar y comunal, hoy las urgencias sociales y culturales no dejan dudas de que “… lo que debemos hacer en las escuelas, en todos los CENTROS EDUCATIVOS, es enseñar a conocer mejor el bosque. Conocer lo que tiene; las plantas y animales, que viven allí. Pero, también, a amar todo lo que constituye nuestro ambiente, para poder defenderlo y conservarlo. Para que nadie lo destruya. Para que no contaminemos sus ríos, sus cochas, su aire (que es el que respiramos todos). Para que siga brindándonos la belleza de sus paisajes. Para que sus árboles no sean talados hasta su extinción.

La escuela debe enseñarnos a AMAR al BOSQUE, porque él nos da la vida. Porque él nos da abrigo. Pues porque por él vivimos.

Por todo ello es que debemos, en algún momento de cada año, expresar nuestra INMENSA ALEGRÍA de vivir en esta región que es un BOSQUE INMENSO. Y es la escuela quien debe enseñarnos a alegrarnos, a rendirle homenaje a nuestro BOSQUE; a expresarle nuestro compromiso con su defensa.

SI VIVIMOS EN EL BOSQUE, PUES APRENDAMOS Y ENSEÑEMOS A AMAR AL BOSQUE.
¡POR ESO ES QUE DEBEMOS CELEBRAR EL FESTIVAL DEL BOSQUE!” (*)



(*) Artículo publicado en KANATARI, Iquitos, agosto 1996

miércoles, 9 de septiembre de 2009

KATSAKÁTI, EL IDIOMA ANTIGUO DEL PUEBLO DE LOS ANDOAS


La lenta y segura pérdida de nuestra riqueza lingüística
Gabel Daniel Sotil García

Como bien sabemos, la riqueza lingüística de nuestra región amazónica es proverbial y grandiosa. Sin embargo, cruza todo el espectro de nuestra sociedad un profundo desinterés por dicho acervo, pues no estamos educados para apreciarla, valorarla, fortalecerla y conservarla. Ni siquiera para desear conocerla.

Como consecuencia de ello, uno a uno de los idiomas construidos con el esfuerzo creador milenario de nuestros ancestros amazónicos, viene desapareciendo en agonía desesperante e indetenible ante la mirada indiferente, fría, distante y resignada de las autoridades políticas y educacionales que, al parecer, ni cuenta se dan de ello.

Andoas es solo medianamente conocido como un pueblo conformante de la provincia del Datem del Marañón, Región Loreto, ubicado en la parte más septentrional del río Pastaza, muy cerca a la frontera con la hermana república de Ecuador, en cuyas riberas aún quedan algunas familias que hablan el antiguo idioma KATSAKÁTI.

Hasta allá (Andoas Viejo) viajaron, en el mes de junio del presente año, el Dr. Lev David Michael, profesor de la University of California, Berkeley, la lingüista Mg. Christine Beier, de la University of Texas, el Mg. Ramón Escamilla (University of California, Berkeley) y la Mg. Marta Piqueras-Brunet en el marco del Proyecto de Documentación del Idioma Andoa, con apoyo financiero de la ONG Cabeceras Aid Project.

Las referencias por ellos recibidas en su país acerca de la precaria situación actual del idioma fueron determinantes para que se apresuraran a hacer su viaje, cuyo resultado es un pequeño libro en el que consignan las pocas palabras recopiladas, pronunciadas con resistencia y desconfianza, de los pobladores hablantes del idioma KATSAKÁTI: Juan Mucushua, María Sandi, Lidia Arahuanaza y Dionisia Arahuanaza, quienes, al parecer, son los últimos que lo conocen y lo recuerdan ya con muchas dificultades, por cierto. Producto de ello es el documento que nos sirve de base para hacer este artículo. (*)

Palabras como “anapachá” (cielo), “idí” (montete), “tajápo”(casa), “máaji”(mujer), “newá” (perdiz), etc. fueron alguna vez pronunciadas en la vida cotidiana de dicho pueblo, portando mensajes que eran entendidos con orgullo y emoción, por los otros vivientes, con quienes compartían la alegría de vivir, cobijados por el hermoso bosque que era su universo. Hoy, tales palabras suenan extrañas para los moradores y ocasionan rechazo a quienes las pronuncian. Hay vergüenza ya instalada en la intimidad de los pobladores, quienes prefieren ignorarlas o no utilizarlas por los pocos, poquísimos, que las conocen.
Y con cada palabra que se deja de usar, se pierde, también, fortaleza espiritual. Se pierde riqueza interpretativa del entorno, de la realidad circundante que, consecuentemente, se hace enigmática, cerrada, amenazante, desconcertante. Se debilitan los lazos de unión con las plantas, animales y seres del imaginario cultural construido a través de los siglos. Se pierde, entonces, el regocijo cotidiano de vivir en profunda comunión con el bosque, el río, la cocha, las aves, etc., elementos con los cuales lograron una íntima comunicación.

Si las autoridades regionales y nacionales no toman las decisiones adecuadas, considero que estamos a las puertas de ver otro idioma más condenado a desaparecer, como que ya lo está el Katsakáti. Nuestra anemia espiritual se seguirá acentuando. Nuestro desconcierto social ante el futuro se hará más profundo, pues con cada pérdida cultural, nuestro país y región pierden en fortaleza y seguridad para afrontar el futuro, lo que nos hace cada vez más fáciles presas de la imposición cultural foránea.

Desde estas líneas reitero mi invocación a la colectividad loretana, amazónica y peruana para asumir la responsabilidad de defender con prioridad nuestra riqueza espiritual, evitando que el KATSAKÁTI sea destruido, como ya lo fueron otros idiomas forestales como el CAHUARANO y el ABISHIRA de la misma familia (Záparo), según se reporta en el libro que nos sirve de base.

No debemos ya persistir en la vergonzosa e indignante actitud nacional (y regional) de renunciar a nuestras obligaciones morales para con nuestro propio futuro por una reprochable desidia, pues conocimientos ya los tenemos.

Mayor información pueden conseguir, quienes tengan interés, en las siguientes direcciones URL:
www.iquito.org y www.cabeceras.org


(*) KATSAKATI, el idioma antiguo del pueblo de Andoas; elaborado a base del conocimiento de Juan Macushua y María Sandi, por Lev David Michael, Christine Beier, Ramón Escamilla y Marta Piqueras Brunet. Cabeceras Aid Project, junio 2009.