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Iquitos, Loreto/Maynas , Peru
- Nací en el departamento Ica, Provincia Palpa, Distrito Río Grande, Caserío "San Jacinto", 1941. Egresado de la UNM "SAN MARCOS", Facultad Educación, especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales, Docente Facultad Ciencias de la Educación y Humanidades-UNAP. Colaboro en: - Diversas revistas que se publican en Iquitos DISTINCIONES •PALMAS MAGISTERIALES, Grado de Maestro •PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN “HORACIO”, 1991, Derrama Magisterial. •PREMIO NACIONAL EDUCACIÓN, “HORACIO”, 1992, Reconocimiento Especial •DIPLOMA RECONOCIMIENTO DE LABOR POR PUEBLOS INDÍGENAS- AIDESEP •PREMIO NACIONAL I CONCURSO NACIONAL LIT. INFANTIL, ÁREA EXPR. POÉTICAS, MED •RECONOCIMIENTO MÉRITO A LA EXCELENCIA Y PRODUCCIÓN INTELECTUAL -UNAP. . Reconocimiento con la distinción "LA PERLITA DE IQUITOS", UNAP (2015), Reconocimiento por SEMANA DEL BOSQUE, Sub-Ger. Prom. Cultural, GORE LORETO., Condecorado con orden "CABALLERO DEL AMAZONAS" por el GORE LORETO (06.07.16), condecorado con la orden "FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS", Moyobamba, San Martín (24-09-2016). Palmas Magisteriales en grado AMAUTA (06-07-17) MINEDU. DIPLOMA DE HONOR, por Congreso de la República. 21-03-2019

domingo, 28 de octubre de 2012

CONSTRUYENDO AMAZONEIDAD EN NUESTRO PAÍS


Notas para una reflexión
  Gabel Daniel Sotil García

Las unidades sociodemográficas amazónicas
poseen su propio potencial geográfico,
ecológico y psicocultural.
Un componente fundamental en la construcción de nuestras REGIONES es la necesaria reflexión que sobre ellas debemos hacer, sea a la luz de las experiencias históricas colectivamente vividas, sea referida a algún aspecto de su realidad actual. Es decir, la normatividad jurídica declarando la existencia de una REGIÓN determinada es necesaria pero no suficiente para dicha construcción.

En este sentido, somos de la opinión de que, si bien es verdad que también se construye la entidad Región en el vivir cotidiano, el producto de esta forma de construcción no necesariamente garantiza el logro de propósitos compartidos ni la participación consciente de los miembros de la colectividad en dicho proceso de construcción, por lo que el protagonismo auto reconocido que  cada uno debe asumir, se diluye en el actuar anónimo de la cotidianeidad irreflexiva.

Por ello, someter a la reflexión nuestras vivencias colectivas, sobre todo en los ambientes académicos, nos proporciona una mayor claridad en dicho sentido así como una mayor solidez en nuestras convicciones sociales.

A la niñez amazónica debemos llegar con mensajes
nítidos acerca de lo que somos y podemos ser.
Veamos el caso del proceso histórico de nuestra región en el aspecto político – administrativo.

La población indígena nunca aceptó ni la dominación colonial ni  la  republicana. De mil formas expresó su rechazo y jamás se rindió ante el yugo opresor, franco o embozado, ejercido por los misioneros, inicialmente; por los funcionarios coloniales, después; y por militares y  empresarios, últimamente. Agentes que, en sus respectivos momentos, fueron objeto de la repulsa de los Pueblos Indígenas, desde el mismo Siglo XVI, configurándose esa gesta social heroica denominada “Resistencia Indígena”, que hasta hoy se manifiesta con mayor organización y claridad de objetivos.

Por su parte, la población mestiza, en la medida de su gradual toma de conciencia de su situación marginal respecto al usufructo del poder, expresó su descontento  reclamando mecanismos administrativos más racionales al servicio de las mayorías afectadas por el despojo, el olvido, la marginación, etc.

Por ello es que podemos constatar sucesivas acciones de rechazo al sistema imperante desde el siglo XIX hasta la actualidad: unas de franca esencia federalistas, otras separatistas y hoy, regionalistas, que han venido expresando la raigal actitud ANTICENTRALISTA  de la población amazónica.

Pero, por cierto que nuestras responsabilidades deben ir más allá de la simple posición opositora. Ellas tienen que centrarse, en el futuro inmediato, en la construcción de nuestras respectivas REGIONES: Loreto, Ucayali, Madre de Dios, San Martín, no sólo en la formalidad legal o nominativa,  que ya la hemos conseguido, sino en la búsqueda de una forma de ser REGIÓN concordante con nuestras características actuales e históricas, nuestra pluriculturalidad, nuestra forestalidad, nuestras necesidades sociales, nuestra idiosincrasia, etc.

El respeto por la personalidad forestal no
implica el desconocimiento de las posibili-
dades agronómicas que debemos aprovechar.
Por lo cual requerimos  comunidades con un referente nítido en su mente, que les permita identificarse con la historia común, con la realidad actual que nos desafía por igual en el deber moral de modificarla respetuosamente, sin violentarla,  para bien de todos, y  con un futuro compartido en cuya construcción tenemos todos, indígenas y mestizos, iguales responsabilidades.

Construirnos como regiones amazónicas implica asumir colectivamente nuestra diversidad cultural, nuestra esencial forestalidad, nuestro pasado común, nuestro compromiso de compartir armónicamente el poder entre todos los Pueblos que habitamos esta región; es aceptarnos como el espacio de grandiosas potencialidades, que aún no conocemos a plenitud, pero que debemos dinamizar; percibirnos como regiones privilegiadas por la presencia prodigiosa  de infinidad de ríos, condición que aún no aceptamos ni aprovechamos adecuadamente para nuestro desarrollo;  es reconocer en cada comunidad la existencia de sólidas fuerzas psicosociales capaces de ser dinamizadas para generar su propio desarrollo; es aprender a valorar y utilizar nuestro potencial hídrico; es aprender a  mirar al mundo desde nuestro bosque portentoso. Es, en fin, construirnos una identidad multicultural que debe concretarse diferencialmente en cada uno de los Pueblos que hoy conformamos esta grandiosa región, cuya vocación es la de seguir creando diversidad biológica y cultural, a menos que nosotros  interfiramos tales designios.
Nuestro potencial hídrico es una de las ventajas
que debemos aprender a aprovechar óptimamente.

Asumir la AMAZONEIDAD como particularidad de la PERUANIDAD es aceptar que debemos construir nuestros futuros regionales enraizados en nuestras gestas creativas milenarias, que tenemos el deber de aprender a valorar. Es reconocer y asignar a cada uno de nosotros, como personas y como pueblos, el rol protagónico en la creación de condiciones cada vez mejores para hacer de nuestras vidas, en lo individual y lo social, un emporio de riquezas espirituales con aportes culturales diversos.

Construirnos como región es, pues, el reto fundamental que debemos afrontar los gobiernos regionales y pueblos hoy existentes en la Gran Región Amazónica: LORETO, UCAYALI, SAN MARTÍN, MADRE DE DIOS, AMAZONAS, como la consecuencia más trascendente de nuestro actuar político-administrativo a largo plazo. Pueblos que deben aprender en forma permanente a actuar constructivamente; para lo cual se requiere la toma de conciencia, entre otras, del respectivo proceso histórico, para entender no sólo su dinámica sino, también,  su orientación y asumir una posición y un rol activo, constructivo, dentro del mismo.























miércoles, 24 de octubre de 2012

ECOS Y PINCELADAS DE UNA ENTREVISTA



Entrevistado: Gabel Sotil

Presentación personal introductoria del entrevistado sobre su carrera y experiencia profesional. 

Yo soy el profesor Gabel Daniel Sotil García. Trabajo aquí en la Amazonía por más de 45 años; soy docente en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad Nacional de la Amazonía peruana. Soy jubilado del sector educación, pues desempeñé el cargo de director del Instituto Superior  Pedagógico "Loreto" por el lapso de 14 años y trabajo desde hace más de 25 años en esta Universidad. Los temas que has mencionado constituyen la preocupación principal de mi trabajo. Vengo, desde hace muchos años, tratando de difundir la idea de que si nosotros no cambiamos la educación no vamos a lograr nada o muy poco aquí en la región. Ese es mi tema central; de ahí viene la cuestión de la descentralización que he trabajado en varias publicaciones, siempre cuestionando al Ministerio de Educación (MED) y al centralismo político, cultural, pedagógico del cual somos víctimas aquí en Loreto.

Desde su perspectiva, ¿cómo ve el proceso de descentralización que está viviendo el país, en particular en el campo educativo, a partir de la década pasada? 

Yo  lo he percibido como declarativo más que real. Se ha hablado muchísimo de la descentralización en todos los aspectos: político, administrativo, etc. pero, en la realidad, es poquísimo lo que se ha avanzado desde la década de los 90s hasta este momento. No se ha avanzado mucho; las palabras van y vienen, pero en realidad todavía seguimos dependiendo, en las decisiones transcendentes, del centro del poder en el Perú que es Lima, donde están todos los ministerios, oficinas; donde se toman las decisiones fundamentales y siempre tenemos que recurrir a Lima; tenemos que estar dependiendo de alguien. No hemos logrado la capacidad de decidir. Creo que no hemos sido lo suficientemente agresivos para reclamar ese derecho; hemos sido muy suaves. En verdad, no hemos tomado decisiones muy fuertes. Como por ejemplo, nosotros ya quisiéramos decidir sobre educación, pero no ha habido ese planteamiento formalmente. Hemos aceptado lo que se nos ha dicho, pero no hemos sido muy fuertes para exigir. Yo no veo un proceso de descentralización decidido, contundente. En estos últimos tiempo la cosa se ha hecho más centralista, más decisiones se siguen tomando en el MED; las Instituciones Educativas están realmente desarmadas; se les dice que deben ser autónomas, pero no se crea la atmósfera, el ambiente donde puedan ejercer esa autonomía; no se les da los elementos. Sigue siendo declarativa la descentralización desde la época del presidente Fujimori, de  quien sabemos cómo ejerció el poder: se centralizó fuertemente y los gobiernos regionales, que se implementaron, no fueron sino ejecutores de sus dictámenes. En la época del presidente Toledo se olvidó la cuestión educativa, de lo esencial de la educación; no tocó el aspecto de la reorientación de la educación y se conformó con atender algunos cuantos aspectos reivindicativos, netamente económicos, con los cuales él creyó que iba a satisfacer al magisterio; pero la educación sigue tan mala, por eso en este momento sabemos que estamos con una bajísima calidad.

¿Cómo ve usted el tema de la autonomía de las instituciones educativas en este proceso de descentralización en este mismo periodo? 

Formal, absolutamente formal. El núcleo central de la autonomía, que es el manejo del aspecto económico de las instituciones, de lo cual dependen las otras decisiones de acuerdo a nuestra escala que tenemos acá, ha seguido siendo centralista. Yo he sido director de una IE hasta el 98' y teníamos que viajar a Lima a esperar las indicaciones para saber qué teníamos que hacer, con cuántas plazas contamos, en qué aspectos, etc.; claro que nos decían: planteen sus requerimientos, qué cosa necesitan; pero, eso era letra muerta, porque llegando a Lima, nos decían: esto es lo que podemos darles y no hay más. Igualmente en las instituciones de primaria, secundaria, inicial en esas mismas condiciones, decían: ustedes son autónomos, decidan; pero cuando el director busca el campo, el espacio, no lo encuentra, por eso digo que es una formalidad. Las directivas han sido formalistas. Por ejemplo, en cuanto a la infraestructura y mobiliario, se hacen requerimientos, pero finalmente quien decide sobre las computadoras, etc. es el MED; muchas de esas decisiones han chocado con realidades discrepantes, porque, por ejemplo, dichos ordenadores fueron a parar en lugares donde no había corriente eléctrica. Es posible que todavía hoy podamos encontrar cajones con las computadoras enviadas desde hace diez años, que no pudieron instalarse. Hacer cambiar eso es sumamente difícil. Hay una amenaza que puede caer sobre el directivo si contradice las órdenes. Para afuera, para la publicidad, se dice que se está descentralizando; ya hay gobiernos regionales, pero en el fondo la mecánica sigue siendo el centralismo autoritario. No hay las condiciones para ejercer esa autonomía, por lo menos aquí en nuestra región.

¿Cómo percibe usted el rol de los decididores (los que toman las decisiones) en el MED? De los consultores en las políticas educativas? Y de los directores, profesores y APAFA? ¿Cómo percibe la participación en las políticas educativas sobre descentralización y la autonomía de las instituciones educativas (en su concepción, ejecución, vigilancia) de los actores que usted considera esenciales dentro del campo educativo? 

Para el período de referencia, desde los años 90, no ha habido una participación significativa; la gente misma no ha sentido la necesidad de participar y no hemos puesto en práctica una metodología, un trabajo que haya estado dirigido precisamente a la necesidad de motivar la participación de la gente. Desde la reforma del año 72  se viene hablando de la necesidad y de la importancia de la participación de la comunidad en la gestión educativa: la educación es tarea de todos. Eso lo sabemos, está como dato intelectual, pero no hemos podido cambiar el paradigma. Eso tiene un elemento objetivo: no hay condiciones para ejercitar esa autonomía de los padres y madres de familia; ellos pueden decir todo lo que quieran, pero, al final, no consiguen lo que ellos han pedido sino lo que ha decidido el MED. Estamos en una estructura centralista que se mantiene a sí misma y no hay forma de salir de ella. Hasta hoy día seguimos en lo mismo. Yo tengo artículos que escribí hace quince años, pero podría repetirlos en su contenido y mensaje porque no ha variado nada.

Según su experiencia o su visión, ¿existe influencia exterior en el modelo educativo peruano?

Evidentemente. En la época de Fujimori hubo una especial atención en extrapolar metodologías, mecánicas pedagógicas de la educación. Se puso un especial interés en traernos especialistas. Fueron 10 años de un intenso batallar para que aprendamos una serie de metodologías para mejorar la dinámica educativa; pero, todo se hizo con “lenguaje” extranjero. Hubo todo un esfuerzo especial, pero la gente que vino habló con lenguaje extranjero, con imágenes, gestos, referentes extranjeros. Dichos especialistas no conocían la realidad amazónica. Ni el lenguaje mismo, que lo tenemos en el inconsciente, lo habían asumido. Después de 10 años se fueron y no quedó nada. En lugar de formar un grupo, un soporte técnico, las autoridades de entonces cambiaron la tónica trayendo especialistas. INIDE, que funcionó hace algunos años, fue un modelo que pudo haberse seguido y fortalecido, pues allí se preparaba a un personal peruano, pero fue desarmado. El intento de incorporar aportes extranjeros en el Perú en el aspecto pedagógico fue fuerte. No se ha logrado mejorar la educación, tanto que la educación es declarada en emergencia (2003) por los bajísimos niveles de calidad que tiene. ¿Cuál fue el fruto de esos diez años de trabajo? Ahí se ve la incompatibilidad entre la acción formativa dirigida por la gente que vino de afuera con las respuestas que dio el magisterio regional.
Los gobiernos nacionales posteriores creo que ni se dieron cuenta que había un sistema educativo nacional en marcha, que necesitaba su atención para mejorar en calidad. Así hasta hoy.

¿Cuál es el papel de las Organizaciones internacionales o su influencia en nuestro sistema educativo?

Evidentemente, no hemos seguido, no hemos sido coherentes con las demandas, con lo que requeríamos acá. En educación hacemos más lo que se nos dice que debemos hacer que lo que debemos hacer realmente mirando hacia nosotros. ¿Qué necesita el magisterio; cómo podemos reorientar, replantear la educación? Las necesidades, las demandas las tenemos a la vista, tenemos la educación rural e indígena por las cuales se ha hecho muy poco, casi nada. Todo lo que se hizo está  en lo urbano, que es algo importante, pero no es todo; no es la educación que necesitamos. Los funcionarios internacionales del FMI, BM, etc. no han sabido leer nuestra realidad y brindarnos una capacitación, brindarnos los elementos teóricos, prácticos en relación a ello. Han traído su mensaje, lo difundieron y nadie lo captó. Para mí, tenemos una deuda en ese aspecto. Tenemos que seguir leyendo la realidad. Como ejemplo tenemos que la historia amazónica no es motivo de contenido curricular aquí en la Amazonía. Ahí tenemos un ejemplo clarísimo de cómo estamos mirando la educación: trayendo temáticas, modelos, esquemas de afuera. Si no son de afuera del país, son de afuera de la región, porque quienes deciden no entienden al país todavía. El propio MED no tiene una mirada flexible, para ver que estamos en un país sumamente heterogéneo, diverso. Nosotros hemos trabajado el Proyecto Educativo Regional el año 2003, pero no fue con la metodología ideal, por la premura. Resulta que aquí las autoridades educacionales son aves de paso y de paso muy corto, de manera que cuando uno llega a un carguito, si quiere dejar algo, tiene que apresurarse. No querer hacerlo como idealmente le gustaría hacerlo. Hay cargos de director regional que duran dos o tres meses, medio año, un año; si hay desórdenes o conflictos, el tiempo es mucho más corto todavía. Aquí todo el tiempo estamos comenzando. Nosotros hicimos un planteamiento en el PER, en el cual aparecen todos estos aspectos que te estoy contando: la participación, cómo movilizar a la comunidad, la necesidad de que participen en la gestión educativa, la necesidad de que el MED nos dé autonomía a la región para plantearlo orgánicamente, no a cada institución para que haga lo que quiera sin ninguna mirada orgánica, pero no pasó de un simple planteamiento. Hoy, después de casi diez años, seguimos elaborando y re-elaborando el documento base, realizando acciones nada sustanciales para concretar programas con miras a hacer realidad los planteamientos del PER.

¿Nos está conduciendo la mundialización hacia la conformación de un modelo educativo único? 

Yo he escrito varios artículos periodísticos sobre la globalización, planteando que hay una imagen que se está difundiendo y que es bastante interesada; pero, hay otra imagen, que debiéramos trabajarla, que es la globalización respetuosa de la diversidad; es posible que nosotros podamos compartir cosas, pero con  respeto de lo que cada sociedad es. Ahora, con lo del cambio climático tenemos que respetar no solamente la naturaleza sino entre nosotros mismos. Imponer los modelos únicos de consumo no es la solución y creo que de allí está saliendo una buena lección para hacernos reflexionar. La globalización es buena en la medida en que sea entendida no a favor de intereses económicos de las grandes empresas, sino a favor de la diversidad de los pueblos.

¿Las políticas del MED tienen que ver con las del MEF? 

Bueno, acá hay una dependencia porque finalmente el que maneja el dinero en el país es el que decide; es el que toma las grandes decisiones. El MEF maneja como ellos entienden las cosas, el dinero hay que dirigirlo a donde va a rendir más frutos. El MEF es el gran ministerio que subyuga a todo el mundo, incluida la educación. Pero, pienso que en el MEF tampoco hay la gente capacitada para ver un país diverso. Allí tienen un modelo único y lo aplican para todo el país, no hay flexibilidad, no se entiende diversidades, realidades diferentes; entonces, a Loreto se le trata como a Tacna y a Tacna como a Cajamarca. Ahora, como el MED tampoco tiene una visión muy diferenciadora de realidades, tampoco planean así la cosa. Aceptan la homogeneización que utiliza el MEF, es decir, hay una dependencia del MEF. Tenemos un MEF que nos suena a dictador, impositivo, pero ignorante; que dirige los flujos financieros hacia rubros que no tienen la mayor prioridad sociocultural. La educación bilingüe no tiene prioridad en el financiamiento. Loreto y toda la Amazonía tiene una enorme proporción de comunidades indígenas  y rurales y no tienen atención financiera, porque el MEF no lo ve y el MED no lo sabe plantear, porque, finalmente, tampoco lo ve y los gobiernos regionales, hasta el momento, no han sabido plantear las particularidades, las exigencias propias que deben ellos hacer conocer al MEF como elementos, como nuevos términos de referencia. Parece que se conforman con la función de ejercer el poder y no importa cómo lo hacen. Todos los gobernantes regionales dicen trabajar por la autonomía, pero siempre están recibiendo órdenes del gobierno central. No hemos aprendido a mirar realidades distintas. El gobierno regional no mira su realidad; en todo caso, la mira por una mera formalidad, pero no para darle esencia, característica a su gobierno. Entonces, todo se hace en relación a lo que venga de Lima.

¿Existe una brecha entre los colegios públicos y privados? ¿Entre los colegios urbanos y los rurales?

Sí, hay una brecha, no tan profunda, pero la hay. Los niveles de vida son bastante cercanos, no hay grandes diferencias; en cambio, entre el medio rural y el urbano se siente un poco más, es más profunda la brecha; pero, al interior del área urbana no es tanto. Aquí hay pocos colegios privados pero sí existen los parroquiales o por convenios; es decir que funcionan con presupuestos asignados por el Estado: reciben plazas que designa el MED.

¿Cómo fueron aceptados de manera general los procesos de descentralización educativa y de autonomía de las instituciones educativas? 

Loreto tiene una particularidad histórica: ya lleva en práctica anticentralista casi siglo y medio (desde 1899); es una forma propia, pues siempre  ha luchado contra el centralismo; pero, el asunto es que la gente de Loreto no asume un rol decisivo como para arrancarle al centralismo la autonomía que decimos necesitar. Militarmente hemos tenido unos movimientos de protesta y eso ha dejado en el imaginario colectivo una actitud de rebeldía, lo cual es muy bueno, pero los profesores no hemos sabido aprovechar para que se tomen decisiones fuertes en relación a la educación. Aquí hay un sentimiento de que estamos gobernados centralistamente; hay una conciencia de que no debemos seguir siendo así, ahora falta concretar la forma social como debemos ejercer esa autonomía; no la hemos trabajado, eso es un poco responsabilidad de quienes trabajamos a este nivel: no haber incentivado la construcción de esa forma de cómo ejercer el poder con autonomía, sabiendo que todos o casi todos, en todo caso mayoritariamente, aquí en Loreto somos  anticentralistas.

Estos procesos de descentralización educativa y de autonomía de las instituciones educativas, ¿han permitido la toma en cuenta de la diversidad de las situaciones educativas en el país? 

Las riquezas de nuestra región tienen una trayectoria de uso, desde la época del caucho. Se instaló en nosotros una forma de utilizar nuestra riqueza, extraerla para venderla. Hemos asumido socialmente que las riquezas que tiene Loreto, valen tanto cuanto sean exportables. Todo lo hemos mirado en función a eso; incluso hasta la riqueza cultural la estamos evaluando en función a esa exportabilidad. No hemos trabajado la idea de que eso tiene que ser el elemento base para nuestra propuesta de desarrollo, pero trabajándolo nosotros y ese trabajo tiene que ser desde la educación; en la medida en que nosotros preparemos, capacitemos, a las nuevas generaciones para que aprendan a transformar esa riqueza en vez de exportarla, transformarla acá, darle valor agregado, la transformaremos en riqueza social, que es lo que necesitamos; porque en este momento, y todos lo saben, Loreto no tiene una sola industria, lo más que tiene es la transformación de árboles en tablas, para que salgan al exterior. No hay más. La misma élite comercial que tenemos induce a ello, a exportar. Estamos con una mentalidad de que lo nuestro tiene que servir para el mercado internacional, pero sin mayor transformación; de hecho se está excluyendo a la educación, pues no interviene como factor de cambio de modelo de pensamiento con respecto a nuestras riquezas. En resumen, nuestras riquezas han tenido valor solamente en función a la exportabilidad no a la posibilidad, a la potencialidad, de transformarlas para generar nosotros riqueza social acá. Por eso es  una región tan rica con un alto índice de pobreza. Loreto tiene cuatro distritos que están en zonas de la más extrema pobreza en el país encontrándose en zonas sumamente ricas. Ello  porque no hemos aprendido a ver como riqueza para nosotros sino riqueza para afuera. Esa es una gran tragedia nuestra: poseemos una riqueza que nos rodea pero nos estamos muriendo de desnutrición, por enfermedades infantiles, por desocupación, por anemia, etc.


domingo, 21 de octubre de 2012

LA INTERCULTURALIDAD Y YO



Prof. Gabel Daniel Sotil García


En el desempeño de mi carrera profesional, el tema de la interculturalidad  llegó muy tardíamente.
Maloca tradicional, centro ceremonial de las
comunidades indígenas con gran significado 
espiritual.

Es decir, supe, durante mi proceso  de formación como profesor, que en  nuestro país hay diversas culturas, y nada más. Un dato, una información fría, inocua, sin mayor repercusión para mis futuros compromisos socioprofesionales de mayor trascendencia. Se me informó en el desarrollo de alguna asignatura y allí quedó como tal. Como tantos otros datos: la forma de la Luna, los movimientos de la Tierra, la cordillera de los Andes, etc.

Fue con esa perspectiva, asumida desde mi mismo proceso de formación, como infelizmente es la que recibe la gran mayoría de maestros que egresan de los centros de formación magisterial en nuestro país, que abordé el desempeño de los primeros años de mi ejercicio profesional. Como lo es, también, el de muchísimos profesionales.

Es decir, un desempeño aplicativo, acrítico, sumiso, obediente, irreflexivo. Comprometido sólo conmigo mismo. Sin entorno de referencia. En las nubes. Sin problemas que me exigieran responsabilidades de acción, salvo las de “hacer mis clases”, sin preguntarme  el para qué trascendente de ellas.

Profesor indígena exponiendo aspectos
técnico-pedagógicos de la educación intercultural.
Un primer toque de alarma, que me sacó de mi letargo paradisiaco, lo viví en la época de la denominada Reforma Educativa del gobierno Militar de la década de los setentas, en la que participé activamente.

Es que esta reforma, vilipendiada  por unos y alabada por muchos más, partió de un encuentro con nuestra realidad nacional, y, a partir de ella, construyó una propuesta educacional que implicaba la ruptura de muchos paradigmas, sólidamente establecidos en nuestras mentes, cuyas implicancias afectaban los intereses de quienes nunca han querido ni quieren perder privilegios. He allí el porqué somos impedidos de conocer nuestra realidad, aún hasta hoy.

Docentes indígenas, capacitándose para
un mejor desarrollo de la educación intercultural.
Sin embargo, no afrontó con el énfasis que debió darle, el asunto de nuestra  diversidad cultural y sus implicancias en el campo de la educación. En todo caso, no hubo el tiempo necesario para producir los cambios. Pero, sembró la semilla.

Pasado ese período de efervescencia ideológica y política, volvimos a los cauces anteriores y retomamos, todos los maestros,  nuestros antiguos paradigmas, forzados por una clase gobernante que no quiere perder el control del poder nacional.
  
Al verme en las circunstancias de tener que asumir funciones en el nivel de enseñanza superior, en el área de formación magisterial, fue cuando nuevamente sufro una nueva conmoción, proveniente de la toma de conciencia de que la diversidad cultural de nuestro país no es sólo una característica, un simple dato, sino algo mucho más trascendente: algo respecto a lo cual debía yo tomar posición, pues   ella siempre debió ser uno de los referentes fundamentales para el establecimiento de las políticas de estado y, por ende, de las todas las políticas de nuestros  gobiernos: tanto las de carácter educacional como las laborales, de salud, jurídicas, etc.
Niñez y juventud indígenas que esperan
ser educadas en el marco axiológico de sus
propias culturas.

Por cierto que no fue un autodescubrimiento. Fue la confluencia feliz de diversos factores los que me posibilitaron esta toma de conciencia: constataciones en la realidad, lecturas científico-sociales, participación en el desarrollo de conferencias, amistad con antropólogos, lingüistas, sociólogos, pedagogos, etc. Y empecé a reflexionar sobre la diversidad cultural. Se convirtió, así, en un tema de gran preocupación en mi vida profesional.

Mi actitud neutra, insípida, distante fue transformándose en mi interioridad psicológica y adquirió color, sabor, cercanía, calor. Terminé por involucrarme cognoscitiva y actitudinalmente en el tema de la diversidad cultural. Empecé a verla como un problema que requería mi involucramiento y el de toda la sociedad. Tomé conciencia de que la expresión “diversidad cultural” no era un mero concepto, sino que hacía referencia a personas y pueblos de carne y hueso. Con todos los atributos humanos. Pueblos y personas injustamente marginados, postergados, “minorizados” por el poder y los prejuicios. Poder y prejuicios contra los que debemos asumir una forma de lucha.

Entonces, la interculturalidad, y la educación correlativa, se me hicieron una obsesión hasta sentir la necesidad de participar en su afronte pasando a la acción, es decir, a desarrollar y concretar ideas en la realidad. Asumí, pues, un compromiso.

Expresión de un modo propio de vivir, que
debemos conocer y respetar.
Y es que la EDUCACIÓN INTERCULTURAL, esa educación para hacernos más humanos, respetuosos de las diferencias; esa educación promotora de la armonía entre pueblos y culturas, que nos hace capaces de valorar el pensar y actuar distintos es la que requerimos no sólo para nuestra región sino para todo nuestro país, por lo tanto, su universo conceptual doctrinario debe servir de referencia básica para la formación de todos los profesionales en nuestra región y país, en especial, al magisterio.

Más allá de las simples palabras y declaraciones, requerimos que ella pase a hacerse  realidad en la acción concreta de las aulas y el proceder cotidiano en nuestra sociedad, para quebrantar, de esa manera, la columna vertebral del racismo.(*)



(*) Artículo publicado en semanario KANATARI, 21-10-12, www.ceta.org.pe  

sábado, 20 de octubre de 2012

NECESIDAD DE LA EDUCACIÓN FORESTAL EN NUESTRA REGIÓN



Prof. Gabel Daniel Sotil García


LA EDUCACIÓN FORESTAL, ¿QUÉ ES?

El BOSQUE, con toda su diversidad,  es
el escenario de nuestra vida, tanto
individual como social.
La educación ambiental es la promoción, en todos los que vivimos en un ambiente determinado, adultos y niños, del más profundo conocimiento, del más intenso amor y respeto al lugar en donde vivimos, el más férreo compromiso con la defensa de nuestro hogar, de nuestra comunidad, nuestro barrio, nuestra ciudad, etc., como escenarios indispensables para hacer una vida con calidad humana; es decir, dentro de condiciones estimulantes para hacer que cada día de nuestra vida sea mejor que el anterior.

Pero, es el caso que, para ser coherentes con nuestras características regionales, y superando estrecheces conceptuales tradicionales, en nuestra región debe denominarse EDUCACIÓN FORESTAL, pues el referente formativo es nuestro BOSQUE, esa unidad ecológica denominada BOSQUE HÚMEDO TROPICAL, y que es una de nuestras peculiaridades.

Educarnos forestalmente, entonces, no es sino promover el más puro, fuerte y concreto amor a nuestro suelo patrio partiendo del amor a nuestro suelo familiar, vecinal y comunal.

¿Por qué es necesaria?

Con sus recursos satisfacemos
nuestras diversas necesidades.
Pues porque nuestro ambiente, NUESTRO BOSQUE, viene siendo agredido, destruido, indeteniblemente desde que la cultura nuestra, la cultura mestiza, cambiara los patrones que tradicionalmente establecían los pueblos originarios con la naturaleza.

Después de casi cinco siglos de una práctica depredatoria de nuestros recursos naturales y de una sistemática destrucción de nuestras riquezas espirituales, ya tenemos suficientes evidencias de que el modelo extractivo-mercantilista, de carácter exportador, que nos fuera impuesto “para lograr nuestro desarrollo regional”, es absolutamente negativo para nuestros intereses regionales.

Los “mejores” productos que de dicho modelo hemos obtenido son:

-    la sobre-explotación de algunos recursos forestales,
-        la deforestación y la consiguiente degradación de nuestro suelo,
-        la contaminación de ríos, quebradas y cochas,
-        la extinción de algunas especies faunísticas y florísticas,
-        la degradación de algunos ecosistemas particulares.
-       etc.

Estos, en lo ecológico.

En lo social, sus consecuencias son:

- la lenta, pero indetenible, destrucción de nuestra grandiosa riqueza espiritual constituida por la diversidad étnica y lingüística,
- la malnutrición, que en nuestra niñez avanza como un monstruo devorador, dejando terribles secuelas, orgánicas y psíquicas,
-   la morbi-mortalidad materno-infantil, que se sigue incrementando,
Es en la íntima relación con el bosque en
donde se sustenta el afecto y respeto que los
pueblos originarios sintieron por el bosque. 
-   en general, la pobreza que, en una especie de círculo vicioso, es causa de mayor pobreza.

Estas consecuencias no son sino el producto natural de la lógica cultural que ha venido imponiéndose en nuestra región en dicho lapso.

Lógica dentro de la cual el bosque, y cuanto recurso provenga de él, es pasible de extracción y exportación. Es ésta, precisamente, la práctica predominante y característica de estos últimos cinco siglos.

¿Qué hacer?

Por todo ello es que se hace impostergable la vigencia de un nuevo modelo de desarrollo: el desarrollo sustentable, que tiene que ser el fruto de una nueva ética que se ponga en vigencia en las relaciones con nuestro bosque: una relación armónica entre el hombre y la naturaleza.

En el marco de este MODELO DE DESARROLLO SUSTENTABLE, inspirado en lo más lúcido de la creación indígena, el énfasis tiene que ser puesto en el valor de nuestras fuerzas psicosociales internas, cuya movilización tiene que ser promovida para buscar mejores condiciones de vida social.

En este nuevo modelo de desarrollo, debemos enfatizar el rol del hombre, como individuo y como grupo organizado, en cuyas fuerzas psicosociales radican las posibilidades de lograr mejores niveles de satisfacción de nuestras necesidades.

Es a esto a lo que llamamos auto desarrollo, en cuyo marco conceptual la ayuda externa, el capital foráneo y transnacional, NO es la condición sine qua non para lograr nuestros propósitos sociales.

Con la vigencia del modelo de desarrollo sustentable o sostenible, será posible:

-        el uso racional de nuestros recursos naturales,
-        la protección de nuestro ambiente ecológico,
-        el respeto a nuestros Pueblos y Culturas Indígenas y Mestizas,
-        el fortalecimiento de nuestra identidad cultural,
-        la práctica del dialogo intercultural,
-        nuestro protagonismo en las decisiones y acciones de trascendencia social,
-        el fortalecimiento de nuestras fuerzas psicosociales,
-        etc.

Pero, poner en vigencia este modelo de desarrollo requiere no sólo de buenas intenciones, como las que expresamos en este documento, sino, fundamentalmente, acertadas decisiones que, a nuestro entender, tienen que comenzar en el campo educacional.

Y tienen que comenzar, precisamente, con una educación forestal bien planteada.

En este sentido, las actuales instituciones educativas tienen que ser consciente de que hay problemas en el ambiente, de que hay malos olores en la ciudad, provenientes de los basurales y desechos sociales. Tiene que aprender a escuchar los ayes lastimeros de las avecillas, que reclaman por la pérdida de sus árboles. Tiene que preocuparse por la deforestación, la sobre-explotación de nuestros recursos, la contaminación de los ríos y cochas, las especies en peligro de extinción por la voracidad mercantilista de un sector (poderoso económicamente) de nuestra sociedad.
La  conservación de la prodigiosa  provisión
de recursos para vivir debe ser enseñada
a las nuevas generaciones.


Estas instituciones, que son fundamentales para la formación de actitudes y valores ecologistas, tienen que asumir un férreo compromiso para superar su marginalidad, su lejanía, su indiferencia.

Para que en ellas nuestros niños no aprenden a salvar al mundo sin preocuparse de su entorno inmediato.

Esta indiferencia por nuestro presente y futuro de una institución tan importante tiene que terminar.

Es en la intimidad de las escuelas en donde nuestra niñez tiene que sensibilizarse a los problemas de su entorno ambiental. A tomar posición frente a ellos.

Es allí en donde tiene que comenzar a comprometerse en la práctica de comportamientos individuales y grupales que no dañen a su entorno.

El no brindar a nuestra niñez una fuerte y profunda educación forestal sólo beneficia a los grupos de poder económico que quieren seguir teniendo a nuestra región como la "gran despensa", en donde está guardado todo aquello que puedan extraer y exportar para seguir enriqueciéndose destruyendo nuestro ambiente.

La educación forestal garantiza el
desarrollo de actitudes de defensa
y preservación de nuestro ambiente.
Porque la ausencia de sensibilidad ante la explotación irracional de nuestros recursos permite y permitirá su indiferencia frente al saqueo de nuestras riquezas materiales y la destrucción de nuestra riqueza espiritual.

Es, entonces, de la mayor urgencia, para los más altos y trascendentales intereses regionales, que brindemos una adecuada educación forestal con propósitos no sólo cognoscitivos, sino, fundamentalmente, para formar personalidades decididamente defensoras de nuestro entorno ecológico y socio-cultural. Es decir, nuestro ambiente, integralmente considerado.

Nuestros centros educacionales, si quieren ser educativos, tienen que dejar su indiferencia y transformarse en agencias de formación de la estructura psíquica básica para que en nuestra  niñez germinen la sensibilidad, el deseo de conocimiento y el compromiso con nuestro entorno ambiental.

viernes, 12 de octubre de 2012

REFLEXIONES FRENTE AL 12 DE OCTUBRE



Prof. Gabel Daniel Sotil García


Las carabelas en las que
llegaran los mensajes de
una cultura diferente.
En  el proceso educativo formal, por el que la mayoría de peruanos hemos pasado, la fecha 12 DE OCTUBRE tuvo una especial relevancia.

Recuerdo que en cada institución educativa se ponía un notorio esmero en la celebración de esta efeméride: el DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.

En los libros de historia y en las enciclopedias se le dedicaba significativos espacios para destacar la importancia del suceso histórico de dicha fecha. 

Todos los niños peruanos nos alegrábamos hasta el delirio con aquella frase del marino, acompañante del Gran Almirante Cristóbal Colón, que gritara “¡Tierra a la vista!”, cuando ya los ánimos de toda la tripulación estaban al borde del colapso. Y, también, nos hemos apenado hasta las lágrimas cuando nuestro profesor nos narraba el encadenamiento y prisión de nuestro héroe.

Esas alegrías y pesares ya no los podemos evitar. Sucedieron en nuestras almas infantiles y posiblemente dejaron profundas huellas en cada uno de nosotros.

Si bien esa forma de enseñarnos la Historia era coherente con los propósitos sociales de la educación de aquellas épocas, hoy, en las actuales circunstancias, tenemos (es una obligación moral)  que meditar profundamente tanto respecto al suceso mismo como con respecto a sus consecuencias.

El continente ABYA YALA de los pueblos
 indígenas originarios, que hoy conocemos 
como América.
No cabe duda de que la interpretación de los acontecimientos socio-históricos varía de época a época, sea por los criterios que se pongan en juego o por los intereses que se interpongan. No hay acontecimientos con valor absoluto.

En la educación nacional y regional le dimos el valor que nos enseñaron a darle desde la perspectiva de  quienes decidían lo que debíamos aprender, por tener el poder económico y político, como hasta ahora sucede.

Por ello es que nos es necesario enfatizar los cuestionamientos que desde hace algunos años se viene haciendo a esa interpretación que, de alguna manera, sigue vigente por la omisión del énfasis en el rol de las diversas culturas indígenas americanas y de las consecuencias destructivas socioculturales y biológicas que ellas sufrieran hasta el presente.

En nuestras instituciones educativas debemos dar vida a una explícita re-interpretación del suceso en las mentes de nuestros educandos, desde la perspectiva de los pueblos originarios de este continente. Pueblos que fueran y siguen siendo sus mayores víctimas.  

Variados y consistentes argumentos han sido expuestos en el marco de este cuestionamiento raigal por parte de pensadores peruanos y extranjeros, dedicados a reflexionar sobre nuestra historia americana, formulados en el sentido de generar en nosotros una profunda autocrítica de nuestro rol en este último medio milenio. Rol que ha consistido fundamentalmente en imitar todo cuanto era y es producido por la cultura de quienes impusieron sus dominios en este Continente desde 1492, bajo el supuesto de que los logros culturales de los pueblos originarios no tenían mayor valor, prejuicio que aún tiene plena vigencia en las sociedades mestizas y se evidencia en la mente de nuestros gobernantes.

El pleno uso de los propios recursos forestales
es una de las características de las culturas
amazónicas originarias.
La arrogancia etnocéntrica de quienes se hicieron de los mecanismos del poder condicionó en la mente de sus descendientes mestizos un profundo desprecio por todo aquello que hubiera tenido origen en estas tierras, hoy llamadas Americanas, pero que en el momento de ser descubiertas por los ojos de los europeos, se llamaba ABYA YALA (“Tierra pronta a dar sus frutos”, “Madre en preñez”, en idioma kuna, Panamá).

Como consecuencia de ello, nuestros ojos nunca se dieron cuenta del valor de todo cuanto había sido creado por el esfuerzo de los múltiples Pueblos originarios de este Continente.

Envenenados por el desprecio y minusvaloración, fuimos incapaces de ver la potencialidad creadora, los grandiosos logros culturales de los que habían sido capaces estos Pueblos.

Hoy, y en la medida en que una nueva actitud frente a los Pueblos Indígenas de todo el mundo está logrando alcanzar mayores consensos, tenemos que aprender y enseñar a mirarnos hacia nuestra interioridad, para saber y valorar aquello de lo que fuimos capaces y para conocer nuestras potencialidades desde las cuales podemos y debemos contribuir con la humanización de nuestra especie.

Todo ello con miras a construir nuestro propio futuro, propio en la medida en que éste debe partir y ser construido desde nuestra peculiaridad histórica y actual situacionalidad.

Tenemos la obligación moral de enriquecer la cultura humana con nuestros propios aportes, utilizando esa capacidad que nuestros antepasados, nuestros ancestros, ya demostraron en su relación con su entorno ambiental: su creatividad.

Es preciso que hagamos de América un Continente con su propia personalidad construida desde sus propios valores milenarios, cuya validez ha sido demostrada plenamente, para dar respuestas coherentes con nuestras diversas realidades ecológicas y socio-culturales particulares. Sólo así superaremos la actual situación de la gran mayoría de países latinoamericanos, caracterizada por la desorientación axiológica, la pobreza, la desorganización socio-política, la injusticia social, la dependencia psíquica, las mutuas desconfianzas, la pérdida de fe en nosotros mismos, etc.
  

Manto con ideogramas de la cosmovisión 
de la cultura Shipibo.
Tenemos que educar a las nuevas generaciones con un profundo conocimiento de nuestro continente, con un sólido respeto por nuestras conquistas culturales, con una férrea confianza en nuestras capacidades creadoras y con fe en nuestro futuro colectivo, arraigado en un pasado que comenzó muchísimo antes del 12 de octubre de 1492, pues en ese momento ya teníamos una larguísima y proficua historia caracterizada por una asombrosa creatividad que nos había permitido generar diversas culturas cuyas conquistas más trascendentes fueron minusvaloradas desde aquel entonces, por lo que en el proceso educativo de las nuevas generaciones no se les dio mayor importancia

Que sea, pues, este y cada 12 DE OCTUBRE, una oportunidad propicia para nuestra reflexión colectiva sobre todos estos temas que nos atañen, superando para siempre, celebraciones y homenajes superficiales, que sólo han significado para nosotros el consolidar en nuestras mentes valores y actitudes que han hecho muchísimo daño a nuestros intereses continentales.

No nos parece conveniente que sobredimensionemos ni tergiversemos el suceso histórico, porque ello ha implicado para nosotros, un secular enceguecimiento respecto al valor de nuestras culturas originarias, en cuya potencialidades radican los fundamentos para construir un futuro propio, con la impronta de nuestro ser histórico original.

Habiendo sido una de las características de todas estas culturas el profundo conocimiento y coherencia con su entorno y la praxis de un universo axiológico que posibilitaba un sólido respeto por su escenario existencial, hoy  nos urge retomar todo ello y darle vigencia social para recuperar los tiempos perdidos en Latinoamérica.