REFLEXIONES EN EL DÍA DEL MAESTRO
Profesor EBI, Datem del Marañón. Foto Prof. Julio Trigozo |
Prof. GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA, FCEH - UNAP
La celebración del “DÍA DEL MAESTRO”, debe ser ocasión, entre otras, para reflexionar sobre nuestro trascendente y complejo rol social. En esta oportunidad queremos compartir algunos de los planteamientos que consideramos necesarios para orientar nuestro actuar profesional en el contexto de nuestra región.
Me refiero a las responsabilidades que debemos asumir, además de las estrictamente pedagógico-didácticas, en la construcción de un sustrato psicológico pertinente al proceso de regionalización político-administrativa en que nos encontramos inmersos.
Este hecho, aparentemente muy ajeno al campo pedagógico, sin embargo tiene enormes repercusiones en nuestro quehacer profesional, pues implica asumir la responsabilidad de coadyuvar a la construcción de un referente mental que sea el correlato de esa realidad externa que es la que ha fundamentado la creación de la Región Loreto. Realidad con sus propias y diferenciales características dentro de nuestro país.
Por ello es que en un artículo que publicáramos tiempo atrás, hemos expresado que uno de los propósitos sociales que con mayor urgencia debemos plantearnos es el construirnos mentalmente como una región. Es decir, formar una imagen socialmente compartida que sea el correlato coherente con nuestras características regionales; una imagen organizativa, orientadora e impulsora de nuestra actuación social, reconociendo que el haber sido institucionalizado el Gobierno Regional de Loreto, no garantiza que “ya somos una región” si es que en el fuero íntimo de cada uno de nosotros no está bien definida esa imagen. Propiciar la conformación de esa imagen es un primer desafío que tenemos los Profesores.
La entidad “región”, desde el punto de vista político, se constituye fundamentalmente por el reconocimiento genérico de que tenemos características diferenciales que ameritan compartir una dinámica administrativa conducida por un Gobierno reconocido jurídicamente como Regional, como el que ya tenemos. Pero, eso es lo formal, pues el fondo esencial y sustento trascendente de nuestra región debe ser la praxis social que desarrollemos, individual y colectivamente, teniéndola como referente cognoscitivo, axiológico-actitudinal y espiritual, praxis que, indudablemente, va a depender de la calidad de educación que nosotros los maestros desarrollemos en nuestro quehacer pedagógico. He aquí otro desafío que debemos afrontar.
Debemos tener muy en cuenta que este estatus jurídico de región, hoy logrado, se concreta luego de una larguísima experiencia nacional de sojuzgamiento por las fuerzas de un centralismo que conformó en cada uno de nosotros una estructura psicológica propia de una situación de dominación y exclusión total respecto a un centro de poder subyugante, deslumbrante, omnipresente e impositivo, que actuó algunas veces burdamente y otras sutilmente, como hasta hoy lo viene haciendo.
Es decir que hemos sido condicionados psicológicamente para obedecer, para acatar decisiones tomadas por quienes han venido usufructuando del poder en las sucesivas épocas de nuestra historia regional y nacional. Como consecuencia de ello, tenemos hoy un substrato psicológico propicio para la espera de las soluciones, no para crearlas, en este marco psicológico de dependencia neocolonial; de aquí que nos resulte más cómodo esperar que nos digan qué hacer que buscar, con esfuerzo creativo, las soluciones a nuestros problemas. Otro desafío para nuestro desempeño profesional es, pues, la ruptura de este marco psicológico.
Y es que esta dependencia es hoy uno de los mayores obstáculos para construir un gobierno regional cualitativamente diferente al gobierno nacional, que se nutrió (y sigue nutriéndose) de nuestra marginación, de nuestra obediencia impuesta, de nuestra lejanía, valiéndose tanto de sutiles como de burdos mecanismos de centralización política, ideológica, social y cultural (y, por cierto, educacional)
Hacer un gobierno regional cualitativamente diferente es hacer un gobierno participativo, creativo, construido desde nuestra realidad, dinamizado desde nuestras potencialidades, promotor de las relaciones interculturales entre todos los Pueblos mestizos e indígenas, conductor de una relación armónica entre los Pueblos y la naturaleza, propiciador de la incorporación de nuevos valores al universo axiológico ancestral para enriquecer nuestra actuación colectiva, etc.
Pero, para ello, requerimos una comunidad con un referente nítido en su mente, que le permita identificarse con la historia común, con la realidad actual que nos desafía por igual en el deber moral de modificarla respetuosamente, sin violentarla, para bien de todos, y con un futuro compartido en cuya construcción tenemos todos iguales responsabilidades. Por cierto que somos los Maestros y Maestras quienes tenemos la mayor responsabilidad en dar vida a una comunidad con estas características.
Construirnos como región implica asumir colectivamente nuestra diversidad cultural, nuestra esencial forestalidad, nuestro pasado común, nuestro compromiso de compartir armónicamente el poder entre todos los Pueblos que habitamos esta región; es aceptarnos como el espacio de grandiosas potencialidades, que aún no conocemos a plenitud, pero que debemos dinamizar; percibirnos como la región privilegiada por la presencia prodigiosa de infinidad de ríos, condición que aún no aceptamos ni aprovechamos adecuadamente para nuestro desarrollo; es reconocer en cada comunidad la existencia de sólidas fuerzas psicosociales capaces de ser dinamizadas para generar su propio desarrollo; es aprender a valorar y utilizar nuestro potencial hídrico; es aprender a mirar al mundo desde nuestro bosque portentoso. Es, en fin, construirnos una identidad multicultural que debe concretarse diferencialmente en cada uno de los Pueblos que hoy conformamos esta grandiosa región, cuya vocación es la de seguir creando diversidad biológica y cultural, a menos que nosotros interfiramos tales designios. Y, en esta construcción, somos los Maestros y Maestras de Loreto quienes tenemos la mayor responsabilidad.
Construirnos como región es, pues, un reto fundamental que tenemos los Maestros y Maestras en las actuales circunstancias en que nos toca vivir.
¡FELIZ DÍA MAESTRAS Y MAESTROS DE LORETO Y DEL PERÚ!
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