¿TIENE, EL SISTEMA JURÍDICO PERUANO, IDONEIDAD PARA DEFENDER LOS INTERESES DE LA AMAZONÍA PERUANA?
Dimensiones de la deforestación en Tamshiyacu. ¿Es concebible que los intereses de una empresa se antepongan a los de nuestra región?¿Qué dicen nuestras leyes? Foto de Google Maps. |
Prof. Gabel Daniel Sotil García
En
la cabeza de muchísimos amazónicos debe
estar dando vueltas esta pregunta a causa de recientes y actuales acontecimientos
casi al alcance de nuestra vista y oídos.
Por
lo tanto, no es un mero ejercicio de juego imaginativo respecto a nuestra
realidad. Aunque sí pudiera parecer el más puro surrealismo.
Dicha
pregunta no es sino la obvia consecuencia de las frecuentes constataciones de
las graves y diversas agresiones a la integridad de nuestra región, las mismas
que continúan su progresividad en forma indetenible, ante la mirada
complaciente de quienes podrían tener poder para detenerlas y no asumen esa responsabilidad.
¿O es que, en verdad, no lo tienen?
Veamos
algunos de estos casos.
Nuestros
medios de comunicación, locales y
nacionales, cada cierto tiempo, nos informan con mucho énfasis, de la
incautación de grandes balsa de trozas de diversas especies forestales. Siempre,
por cierto, las más valiosas. “Golpe a
la tala ilegal” se pregona, pero estos hechos se repiten con determinada frecuencia y
no hay quien los detenga. Pero, ¿Qué valor tiene dicha captura si se hace
cuando ya se produjo la tala ilegal y, por lo tanto, el bosque ya fue afectado?
¿Es, acaso, dicha captura lo más importante que se puede hacer al respecto?
(salvo para fines publicitarios de las autoridades) ¿No hay leyes que puedan
ser aplicadas para prevenir y erradicar definitivamente esta actividad?
Deforestación en el Shanusi. Bosque primario talado. ¿Hay algo al respecto en nuestro ordenamiento jurídico? |
O, también, se nos informa que en tal o cual
río se ha constatado la presencia de motonaves (dragas) extractoras de oro, contaminando
todo un ecosistema particular (río, quebrada, cocha) por el arrojo de mercurio.
Los ríos Napo, Nanay, Morona, Pastaza, Marañón, etc. son escenarios casi
permanentes de este tipo de agresión. Pareciera que a los autores nunca les
pasa nada y, por lo tanto, volverán ante el silencio cómplice de las
autoridades, quienes, seguramente, lo supongo, carecen de herramientas
jurídicas para actuar de mejor manera que no sea la indiferencia complaciente.
También aquí es evidente que se efectúa la captura cuando ya el perjuicio al
ecosistema ha sido hecho. ¿De qué sirve, entonces, dicha captura? ¿No hay forma
de prevenir el daño?
Balsa de trozas de madera incautada por nuestras autoridades, producto de la tala ilegal. ¿Dicen algo al respecto nuestras leyes? ¿O qué intereses predominan? |
Por
otro lado, sabemos que, en determinado lugar se viene deforestando bosques
primarios que, según se dice, están protegidos por las leyes. Pero se sigue
talando por decisión de alguna empresa que se vale de múltiples recursos que,
suponemos, están habilitados por las mismas leyes peruanas, pues sigue la impune
deforestación pese a la oposición de las comunidades y de lo dañino que es para
nuestro ambiente natural. El hecho de que dicho proceso sea imparable querría
decir que hay normas jurídicas que protegen a dichas empresas. Tal el caso de
Tamshiyacu, en donde la empresa Cacao Perú Norte SAC continúa su labor
destructiva de miles de hectáreas, valiéndose de subterfugios, manipulaciones y
de las condiciones de pobreza de los comuneros del lugar. Dicha acción destructiva
se realiza prácticamente en las mismas
narices de las autoridades iquiteñas, quienes, al parecer, tampoco pueden hacer
nada, supongo que por carecer de tales instrumentos jurídicos o porque han
antepuesto sus intereses personales. Indignante la impunidad con la que se le
deja actuar a esta empresa y, peor aún, que se diga que se destruye al bosque
“para generar desarrollo”.
Igual
sucede en el Bajo Amazonas con los sembríos de coca, área en la que, cada cierto
tiempo, se dan “grandes golpes al narcotráfico”, según las autoridades
policiales, destruyendo inmensas pozas
de maceración, cuyos contenidos químicos ineludiblemente van a los diversos
cursos de agua que desembocan en los grandes ríos, contaminándolos. Y no solo eso,
sino que el cultivo mismo de la coca implica ya la destrucción del bosque. Pero
el caso es que éstos serán seguidos por otros “grandes golpes” y la selva
seguirá siendo destruida grandemente, pues la cobertura de sembríos seguirá
ampliándose o se trasladará a otra zona, para continuar la depredación. ¿No
hay, acaso, mecanismos para evitar esta agresión a nuestra región o es que no
se aplican a plenitud?
Derrame petrolero en la comunidad de Cuninico, dis- trito de Urarinas. Parece que ninguna ley de nuestro país tuviera efectos en la defensa de los intereses de los PP.II. Foto de INTERNET |
Por
cierto que a estos casos se pueden agregar
los de las empresas petroleras, contaminadoras del medio ambiente en su
máxima expresión, invasoras de territorios y
destructoras de los pueblos indígenas por patologías introducidas por su
misma actividad, frente a las cuales, al parecer nada se puede hacer, salvo el
dilatar ad infinitum la búsqueda de soluciones.
¿Qué
dicen las leyes peruanas al respecto? Pareciera que nada hay dispuesto al
respecto o si lo hay no se quiere aplicar. Mientras tanto, la selva se sigue
destruyendo a nuestra vista e impaciencia.
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