Prof.
Gabel Daniel Sotil García
Respondiendo a las exigencias de su entorno, cada pueblo rural va definiendo sus características. Foto: Comunidad de Padre Cocha. |
El planteamiento de proyectos de desarrollo humano
en nuestra región necesariamente tiene que partir de un sólido conocimiento y
profunda reflexión acerca de sus características esenciales.
Por lo general, la dinámica cotidiana y las
vicisitudes en las que nos envolvemos en el día a día, sea por nuestra falta de
información o por prejuicios instalados en nuestras percepciones, no nos
permiten ver lo esencial de nuestras características, lo cual posibilita que a
nuestra región la veamos equívocamente, es decir, como no es y, en
consecuencia, adoptemos muy diversas decisiones que colisionan con nuestra
esencia regional en lo físico-geográfico,
ecológico, social, cultural,
económico, etc.
Y esto sucede tanto en los más altos niveles de los
poderes político-administrativos como en la esfera individual de cada uno de
los ciudadanos que conformamos la colectividad amazónica, por las deficiencias
de una educación tradicional urbanizante, ideologizadora, impertinente, que
instala en nuestro substrato psicológico paradigmas mentales incompatibles con
nuestras características propias y diferenciales, a pesar de los mensajes
provenientes de la realidad circundante.
Por ello es que, a manera de contribución a la
solución de este problema de percepción y acción, hacemos un acercamiento a
tales particularidades, que deben ser tenidas en cuenta en nuestro actuar individual, institucional y colectivo, sobre
todo por quienes elaboran propuestas políticas de desarrollo. Candidatos al
poder político de por medio.
Mestizos e indígenas responden con coherencia a las disponibilidades que les permite el entorno forestal. |
Una primera característica, que muy frecuentemente
olvidamos en la toma de decisiones del más alto nivel, es que somos una región
eminentemente forestal.
Forestalidad ésta que nos diferencia profundamente
de las demás regiones de nuestro país y, por lo tanto, exige muy diversos y
específicos instrumentos de acción social, pues de dicha característica se
derivan consecuencias que consolidan esta peculiaridad, tales como su diversidad
de ambientes que generan, a su vez, diversidad de vida florística y
faunística, abundancia de recursos naturales renovables, grandioso potencial
paisajístico, todo ello en el marco de una prodigiosa ruralidad que,
hasta ahora, no tomamos en cuenta en las decisiones de acción político-social y
económicas.
Esta ceguera de la clase política regional es de tal
magnitud que los planteamientos de desarrollo no sólo se deshacen ante el
primer encuentro con el bosque, que es el entorno natural y predominante, sino
que significan graves atentados a su
integridad.
Este olvido tiene su evidencia más contundente en
los campos de la salud y la educación en los cuales lo mejor que
hemos hecho es la extrapolación de modelos de producción de servicios a imagen y semejanza de los vigentes
en las áreas urbanas.
En íntima armonía con la naturaleza, las comunidades construyen sus formas de vida propias. |
Siendo una región predominantemente rural, la
nuestra está muy lejos de ser percibida por el colectivo regional como tal. La
presencia imponente, demográficamente hablando, de Iquitos, Pucallpa,
Contamana, Puerto Maldonado, Yurimaguas, Requena, Caballo Cocha, Nauta y San
Lorenzo ha implicado un trato discriminatorio en las diversas decisiones de
política adoptadas en nuestra región respecto a las áreas rurales, dentro de
las que se desenvuelven dichos núcleos humanos. Estos núcleos poblacionales,
incrustaciones dolorosas y forzadas en el bosque amazónico, vienen siendo focos de deslumbramiento y de un
excluyente trato preferencial en las diversas decisiones, tanto regionales como
nacionales, a pesar de la inconmensurable riqueza material e inmaterial que
significan para nuestro presente y futuro las áreas rurales, respecto a las que
muy pocos esfuerzos, y mucho menos reflexión, hemos dedicado.
En el marco de una visión holística, integral, de
nuestra Amazonía deberíamos dirigir nuestra atención al inmenso potencial rural
que tenemos para su aprovechamiento racional con fines sociales, pues es allí
en donde están nuestras mayores potencialidades para el logro de un desarrollo endógeno,
intercultural y sustentable, como es el que necesitamos.
Por carecer de esta visión y acción, las únicas que
se están beneficiando, por cierto que muy destructivamente, son las empresas
foráneas.
Casas y Centros Educativos se insertan en el concierto que la naturaleza circundante les brinda. |
Es esta forestalidad y su consecuente ruralidad la
que debe servirnos de referencia, pues ellas conllevan riquezas a las que hasta
hoy no les hemos brindado mayor atención: la pluriculturalidad y el multilingüismo que, a su vez, encierran otra gran riqueza:
los conocimientos tradicionales, que aún no aprendemos a valorar,
poseídos por los miembros de las colectividades indígenas y mestizas de todos
los pueblos ribereños, que les ha permitido relacionarse exitosamente con su
entorno ambiental. Conocimientos que bien haríamos en recopilar, sistematizar y
validar para su uso en nuestros proyectos de desarrollo.
Es necesario puntualizar, a este respecto, que
dichos pueblos, en especial los indígenas, tienen una historia rica en
acontecimientos y respuestas creativas, además de contar con organizaciones
activas en el reclamo de sus derechos, hoy con respaldo internacional; reclamos
a los que muy poca atención les venimos brindando en las esferas del poder
mestizo urbano.
Cada pueblo se organiza y expresa sus expectativas en su dinámica cotidiana |
Aunque no hayamos aprendido a valorarlos como vivientes de las áreas rurales, son ellos, conjuntamente
con los mestizos ribereños, quienes nos garantizan la ocupación de nuestro
inmenso bosque, pues tienen formas de vida adaptadas a dichas condiciones;
condiciones que, inteligentemente, muy
bien haríamos en incentivar y fortalecer para garantizar nuestra presencia en
el inmenso territorio que comprende nuestra región.
En consecuencia, una política racional de desarrollo humano en nuestra región tiene que enfatizar el fortalecimiento de nuestra forestalidad y ruralidad, para lo cual se requiere de la formación de un potencial humano con un equipamiento psicológico que posibilite el aprovechamiento para el beneficio social de dichas características.
VISITE:
http://www.amazonia.org.pe/loreto-expectativa-y-desarrollo/
.
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