Mirando
nuestra intimidad regional
Prof. Gabel Daniel Sotil
García
Percibido por los indígenas como fuente de vida y cultura, los mestizos han convertido al bosque en la despensa de inagotables recursos a ser exportados. |
Por
cierto que el autor reconoce las grandes limitaciones de su análisis, que muy
bien podría ser tomado como un atrevimiento, pero, reconoce también que se hace
necesaria la elaboración de esfuerzos analíticos y reflexivos que expresen nuestros puntos de vista propios
y que puedan ser compartidos con la colectividad amazónica, para orientar la
construcción de nuestro desarrollo humano.
Y
es que no debemos esperar que dicho
trabajo sea hecho por personas o instituciones
foráneas, eximiéndonos irresponsablemente de este deber moral de ser
nosotros quienes seamos protagonistas de la lucha por lograr mejores
condiciones de vida en nuestra región. Si los beneficiarios seremos nosotros,
pues hagamos los esfuerzos para participar en dicha construcción y parte de
esos esfuerzos tiene que consistir en la ruptura de la dependencia que nos ha
caracterizado respecto a estudios y aportes exclusivamente elaborados con miradas exógenas, por cierto que no
quiero decir erróneas.
El enorme potencial acuícola regional aún no es percibido como tal a pesar de su contundencia. |
Tenemos
que superar las épocas de los primeros cronistas y de los ilustres viajeros,
quienes nos han dejado hermosos e ilustrativos relatos de cómo nos vieron en
tiempos lejanos. Ellos ya nos dejaron sus testimonios. Igual debemos reconocer
que las miradas inquisidoras y aportantes de muy diversos científicos visitantes
nos han generado un compromiso de ser nosotros mismos quienes digamos cómo nos
percibimos desde nuestras propias perspectivas culturales, dado que hoy contamos con un contingente de académicos
(doctores y magísteres) del más alto nivel, tanto en los centros de formación
profesional como de investigación, uno
de cuyos compromisos debe ser, precisamente, analizar, reflexionar y compartir
con la sociedad amazónica sus aportes, puesto que para ello deben haber logrado
tan ansiados niveles de preparación académica. Hay ya, entonces, condiciones
para asumir dicho compromiso, pues nos es indispensable aprender a reflexionar
acerca de nosotros mismos, fortaleciendo el trabajo ya iniciado por algunos investigadores
comprometidos con los destinos superiores de nuestra región.
Empecemos,
entonces, por puntualizar lo que a nuestro modesto entender son esos factores
que hacen difícil o impiden que logremos nuevas y superiores condiciones de
vida, para todos los seres que habitamos
esta prodigiosa región.
Un
primer aspecto que se hace necesario puntualizar es el hegemonismo excluyente
de la cultura mestiza en la dinámica sociocultural de nuestra región. Es decir
que el disfrute de los beneficios de los
poderes socio-políticos, culturales y económicos son usufructuados por quienes
pertenecen a la cultura mestiza que actúan desde los núcleos urbanos
transformados en centros de irradiación de las decisiones que rigen la dinámica
regional, en las que se expresa la
defensa de sus intereses particulares: aprovechar al máximo la riqueza
regional, sin parar mientes en sus consecuencias.
La riqueza florística y faunística sólo es objeto de mercantilización en la visión mestiza. |
Este
hegemonismo implica la total marginación de los miembros de los pueblos
originarios que son quienes tienen un mejor conocimiento de esta región, pues
su presencia desde hace varios milenios expresa una plena comprensión de
los mecanismos que gobiernan la dinámica
de la Amazonía.
Es
decir que el poder lo vienen ejerciendo quienes menos conocen la selva, guiados
por una falsa percepción de la misma, una relación tergiversada mercantilista
con el bosque y una maraña de mitos ideológicos que les ha servido para imponer
un usufructo destructivo de su riqueza. Es de este segmento social de donde
proviene la dirigencia político-partidaria de Loreto.
Precisamente,
es ésta la causa de la vigencia de una economía primaria dinamizada por un
sistema extractivo mercantilista, de carácter exportador predominantemente,
basado en el saqueo de las materias primas, que tiene efectos destructores en
la integridad regional; es decir, que
esta práctica extractivista viene significando la depredación de nuestra
riqueza material y espiritual: bosque y diversidad cultural.
La persistente destrucción de hábitats propios repercute en la disminución de la grandiosa riqueza piscícola. |
Dada
la visión propia de la cultura mestiza, algunos de cuyos ingredientes básicos
se han originado en otros contextos históricos, hoy las ciudades se han transformado
en los centros de referencia excluyentes de los bienes y servicios de la
región. Las zonas rurales casi no merecen mayor atención, pese a que más del
90% del territorio amazónico tiene esta característica. Marginados de las
intenciones programáticas, mestizos ribereños e indígenas se ven excluidos de
proyectos que puedan significar mejoras cualitativas en su dinámica
sociocultural.
De
aquí la pobreza y extrema pobreza que castigan a estas áreas, en donde la
desnutrición, parasitosis, morbimortalidad materno-infantil, el embarazo
precoz, deficientes servicios de salud y educativos, etc. son su expresión más
contundente en lo social, complementado con un deterioro progresivo de las
condiciones ambientales, que se expresa en la destrucción de hábitats,
contaminación de las aguas por muy diversos factores, tala indiscriminada,
arrebato de tierras al poblador rural, etc. todo ello generado en la visión
tergiversada de quienes se benefician
del poder político, empeñados en “llevar desarrollo” a dichas áreas.
Los pueblos rurales, indígenas y mestizos, no tienen casi ninguna prioridad en los planes de desarrollo regional. |
Por
cierto que condiciones como las descritas tienen graves consecuencias como el
intenso proceso migratorio campo-ciudad, que significa despoblamiento de las
comunidades interiores de nuestra región, así como el debilitamiento de las
posibilidades de desarrollo de dichas áreas al no contar con un potencial
humano que pueda dinamizarlas.
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