En el DÍA DEL MAESTRO
Gabel
Daniel Sotil García
Las relaciones con nuestros alumnos y las que se dan entre ellos conforman un tema importante en las reflexiones que debemos hacer en el cumplimiento de nuestra función magisterial. |
La
complejidad y trascendencia que tiene la EDUCACIÓN, tanto para las personas
individualmente consideradas como para las sociedades en su conjunto, exigen
que, más allá de la diaria labor formativa que realizamos cada uno de los
MAESTROS en las instituciones en las que laboramos, le dediquemos momentos de
muy serias reflexiones para seguir tratando de entender, con la mayor
profundidad posible, la esencia, la naturaleza, la importancia de nuestro
quehacer profesional, a fin de continuar y fortalecer nuestras convicciones
respecto a las responsabilidades que hemos asumido al haberlo elegido como
forma de vida.
Y es
que los Maestros somos profesionales en construcción permanente.
La participación de los educandos en la dinámica del aula no debe escapar a nuestras reflexiones, para ir mejorando nuestra praxis educativa. |
Es,
por lo tanto, una obligación moral el estar atentos a cuanto mensaje formativo
pudiéramos encontrar, sea leyendo cuanta fuente sea posible que nos lo
proporcione, así como también observando, lo más pertinazmente y
sistemáticamente, la realidad en la que hacemos nuestra labor.
Todo
ello se ha de transformar, a no dudarlo, en contenido psicológico en espera de
nuestra decisión de procesar todo ese cúmulo de experiencias que vamos ganando
en nuestra vida. De no ser procesado, analizado, criticado por nosotros mismos
en un valiente reconocimiento de nuestras propias limitaciones, que debemos
superar, se perderá en la inacción, el olvido, el menosprecio de nuestros propios
logros experienciales, como infelizmente sucede con mucha frecuencia en el caso
de Maestros con una larguísima práctica magisterial cuya trascendencia se
pierde en el olvido por la desidia o la falta de motivaciones para compartirla
con la comunidad.
También lo constituyen las condiciones materiales en las que estudian nuestros educandos, pues sus logros de aprendizaje dependen de su calidad. |
Es
este procesamiento, que cada uno de nosotros debe hacer en su dinámica y logros
cotidianos, el que ha de proporcionar los criterios interpretativos y
operativos con los cuales afrontamos nuestra tarea docente, si es que deseamos
mejorar ilimitadamente en nuestro campo profesional.
Si no
hay este procesamiento como sustento de nuestra actuación personal, solo
devendremos en simples cumplidores de lo que otras personas propongan;
entonces, nuestra labor no tendrá origen en nuestras experiencias sino que
serán copia o emulación, anemizándose paulatinamente hasta hacernos Maestros
sin ninguna trascendencia social.
Ocasiones
como esta tienen que ser escenarios propicios para la autocrítica, para la
reflexión individual y grupal, para la compulsa personal entre mi ayer, mi
presente y mi futuro respecto a cómo estamos cumpliendo nuestra sagrada y trascendente
misión de educar, que no es sino construir la personalidad de nuestros
educandos para que sean más humanos, aspirantes insatisfechos a la construcción
de la humanidad superior, que nos haga dignos del equipamiento bio-psicológico
que poseemos como especie.
El entorno ambiental es un componente importante de nuestra labor magisterial en relación a los objetivos formativos, sobre el que debemos reflexionar. |
Solo
así responderemos al imperativo de hacer de la educación el instrumento que
nuestro planeta requiere para conservar su potencialidad de habitáculo eterno
de quienes hoy, aupados a su grandiosa pequeñez, surcamos las rutas infinitas
que el cosmos nos ofrece como oportunidad para conocer y entender su
majestuosidad.
Es,
por lo tanto, la celebración del DÍA DEL MAESTRO, oportunidad para tomar
conciencia de que ser MAESTRO es ser un constructor de una nueva sociedad a
partir, precisamente, de la formación de la personalidad de cada uno de sus
educandos. Con lo cual asumimos una muy grave responsabilidad puesto que de la
calidad de nuestro desempeño profesional dependerá la actuación ciudadana de
quienes hoy son nuestros alumnos; calidad de la cual dependerá, a su vez, la de
la sociedad tanto en sus relaciones interindividuales como en sus relaciones
con su entorno ambiental.
Los aspectos psíquicos y biológicos de nuestros educandos nos brindan información valiosa a la hora de pensar sobre nuestra labor docente. |
Por
ello es que nos es más que indispensable que aprovechemos toda cuanta ocasión
tengamos para asumir la reflexión como práctica indispensable para el
mejoramiento de nuestra profesión, más aún en esta región de peculiaridades tan
específicas como las que posee, las que nos exigen una forma particular de
abordarla para promover su desarrollo.
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