198° ANIVERSARIO NACIONAL
- Aprendiendo y enseñando Peruanidad -
- Aprendiendo y enseñando Peruanidad -
Prof. Gabel Daniel Sotil García
En una de las pocas oportunidades en que podemos ver a NUESTRA BANDERA flamear con el impulso de
nuestra inspiración patriótica es esta celebración de un aniversario más de
nuestra independencia política.
Oportunidad en la que venimos aprendiendo y ensayando,
tanto en el hogar como en la escuela, a sentir y expresar un especial afecto por
esta entidad, real y abstracta, a la vez,
que nos han dicho que se llama PERÚ.
Y así lo sentimos como el suelo por donde caminamos
hacia nuestras metas, el aire que nos vivifica, el horizonte que nos desafía y
el cosmos que nos insufla esperanzas de mundos superiores, adonde llegaremos,
algún día como especie, que va superando sus deficiencias, propósito con el que
todos debemos contribuir.
Este ANIVERSARIO es, pues, una oportunidad que debemos
aprovechar colectivamente, desde nuestra diversidad sociolingüística y
ambiental, para fortalecer este sentimiento llamado PERUANIDAD y buscarle canales de expresión en la realidad
cotidiana de nuestro permanente actuar. Canales de expresión que pueden ser
elevados, por nuestra propia voluntad nacional, como símbolos que traduzcan la puridad
de dicho sentimiento.
A nuestra BANDERA le hemos encargado esa simbolización.
En ella hemos concentrado la expresión
concreta de dichos sentimientos para expresarlos, no con exhaustividad sino
como simbolización, en determinadas circunstancias.
Por lo tanto, simbólica como realmente, nuestra
BANDERA, no es un objeto que podríamos llamar “cualquiera”, en el sentido de
que ante él podemos adoptar cualquier comportamiento, sino aquellos que hemos
decidido por consenso nacional, expresivos de esos especiales afectos que le
tenemos a nuestro PERÚ.
Por ello es que es muy lamentable que en muchos
hogares no se le haya dado el sitial que, en circunstancias como estas, le está
reservado. Hemos podido constatar un significativo número de hogares sin la BANDERA en su frontis.
Debemos tener presente que las generaciones adultas tenemos esas obligaciones
morales para con los niños y jóvenes: debemos ser formadores de las actitudes,
de los valores, de las predisposiciones de quienes nos han de suceder. Es ese
el encargo de nuestra especie, para que lo enseñemos, pues no viene en nuestro ADN.
Sin embargo, nos preguntamos: ¿Es tan dificultoso poner una BANDERA
en su ASTA, para mostrarla a la vecindad como símbolo de compromiso y orgullo con LO
PERUANO? ¿Con nosotros mismos?
Dejadez, indiferencia, conformismo. ¿Ya no es
necesario decir ni enseñar que somos peruanos?
No debemos olvidar que se trata de formar actitudes. Y
cuanto más frecuentes sean estos intentos, tendrán mejores efectos.
No olvidemos que mucho de la corrupción que hoy nos
flagela se incuba en el caldo de cultivo que se
genera en la falta de valores, de compromisos, de responsabilidad social.
Cuanta mayor prioridad le brindemos a la construcción
de nuestra PERUANIDAD, tendremos un país con menos lacras como las que estamos
viendo y viviendo en estos momentos.
¡Enseñemos a nuestros hijos y alumnos a respetar nuestros símbolos
patrios!
¡Enseñemos a amar a nuestra BANDERA!
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