Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH - UNAP
UNA
APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA
Nuestra Amazonía es una región de
predominancia rural, indiscutiblemente.
Poblado ribereño al inicio de la vaciante |
Por lo tanto, el entendimiento y aceptación
de esta condición tiene que ser requisito indispensable para el diseño de una
educación con pertinencia social, psicocultural, ecológica y económica en
nuestra Amazonía. Por ello, es indispensable que hagamos cuanto intento sea
necesario para la comprensión de las características actuales de la educación
rural a partir de un enfoque multidimensional,
que nos provea de los criterios necesarios para plantear su rediseño que
garantice su efectividad en el logro de
su desarrollo con las características que hoy son deseables: sustentable,
endógeno, intercultural.
Es, precisamente, el objetivo de este
escrito el aportar (en realidad, reiterar) un acercamiento analítico, crítico
y reflexivo sobre uno de los componentes
de la educación amazónica, que requiere un enfoque muy particular, tanto como
lo es la propia realidad en donde se concreta.
Condiciones ambientales en que se desarrolla la actividad escolar rural |
Comenzaremos diciendo que desde el punto de
vista sociológico-cultural, la escuela en nuestra región es producto de la
lógica cultural de las sociedades europeas. Es decir, la escuela llega a este
mundo selvático como una institución artificial y, por lo tanto, tuvo que ser
impuesta, pues en la dinámica social de las comunidades tradicionales no fue
necesaria, dado que la educación natural y espontánea brindada en cada
comunidad garantizaba el comportamiento esperado, en cuanto a valores,
conocimientos y destrezas, de cada uno de los miembros de la sociedad. En
consecuencia, al haber sido impuesta como institución, también fueron impuestos
su rol y finalidad. Su concepción fue y
es aún extraña al medio rural amazónico. Rígida, artificial y ajena, nunca
logró responder a su entorno propio, sino al de procedencia de quienes la
organizan y administran hasta este momento. Fue y sigue siendo impertinente,
pues aún ni el Ministerio de Educación, ente rector nacional ni las sucesivas
administraciones regionales le han dedicado reales y eficaces esfuerzos por
cambiar esta situación. Es decir, todavía no hemos creado una escuela rural que
responda a nuestra condición rural.
Desde el punto de vista político, se puede
afirmar que, a partir de la década de los 50s se produjo un crecimiento
sostenido y progresivo de la creación de escuelas en las áreas rurales de
nuestra región pero sólo como respuesta política para amainar los reclamos de
las poblaciones, sin poner mayor atención a los
criterios de calidad de los servicios. Esta respuesta se vio favorecida
por la bonanza económica que vivió nuestro
país en dichos años como consecuencia de
la guerra de Corea, por lo que el gobierno de entonces inicia una política
agresiva de creación de centros educativos en todo el territorio nacional, aprovechando
dicha bonanza generada en el incremento de nuestras exportaciones de materias
primas.
Pero, la preocupación se agota en tal
creación sin llegar a los aspectos cualitativos de la educación. Interesaba,
entonces, sólo el dotar al pueblo con locales que, finalmente, contribuyeron a
la masificación educacional, sin mayores
consecuencias en los aspectos de la calidad de los servicios.
El área rural se ve, entonces, favorecida
por esta política y es así cómo se produce un auge de locales para atender
masivamente a los niños y jóvenes que pugnaban
por alcanzar, supuestamente, mejores niveles de calidad de vida que sus
progenitores, aunque, de hecho, nunca lo lograrían por las características de
la educación en ellos desarrollada.
Local escolar en las comunidades ribereñas |
Es así como la educación rural es utilizada
como salida política coyuntural, es decir, sólo para aplacar las exigencias
populares, situación que hasta hoy subsiste en nuestra región.
Ahora bien, desde el punto de vista ideológico
tenemos que decir que a partir del prejuicio racista de la superioridad de la cultura europea que se instaló en nuestra región
desde 1542, a cuya consolidación se destinó la educación (la labor de la
escuela), ésta ha sido utilizada para lograr el hegemonismo cultural, homogeneización
política – ideológica y cultural y la defensa del estatus de privilegio de los
grupos dominantes y castas empresariales, todas pertenecientes a la cultura
dominante, deviniendo en instrumento al servicio de dichos grupos, lo que
implicaba la destrucción de las riquezas culturales nativas. Es decir, que la escuela, no sólo la rural, por cierto,
deviene en instrumento para formar a las nuevas generaciones con determinadas
características intelectuales, actitudinales,
axiológicas, etc. ajenas a las culturas en donde funciona.
Como consecuencia de
todo lo anteriormente expresado, tenemos que en estos momentos la educación
rural se caracteriza por:
·
Carecer
de prioridad en las acciones de política educativa regional, pues es percibida sólo
como una prolongación del área urbana. No existen lineamientos de política
educativa diferenciales y pertinentes para el desarrollo de las actividades
educacionales en dicho ámbito. El centralismo ciego es el que rige las
decisiones que establece el Ministerio de Educación y que se expresa en las
Directivas que cada año se esmera en imponer y que nunca tienen réplica cuestionadora
por parte de nuestras autoridades regionales y locales
Escuela y caserío inundados en la época de creciente |
·
Como
consecuencia de lo anterior, sus peculiaridades ecológicas, socioculturales,
económicas, psicoculturales, etc. son ignoradas o no tenidas en cuenta tanto en
el tratamiento curricular como en el aspecto administrativo. Las disposiciones
son únicas para toda la región, lo cual viene afectando los niveles de logros
de los esfuerzos que hace el magisterio regional.
·
Salvo
en lo declarativo respecto al aspecto cultural (etnodiversidad), en los demás
aspectos: ecológico, económico, político, etc. se ignora su heterogeneidad, lo
cual se puede constatar en la construcción de los locales escolares, el uso
del material didáctico (los mismos
libros del área urbana, etc.) los contenidos curriculares, las características
de formación de los docentes, las disposiciones administrativas, la
organización institucional, etc. Es decir, el área rural es percibida como un
espacio homogéneo.
·
En
suma, podemos decir que, por una parte, la educación en el área rural se ejecuta sólo por un compromiso administrativo:
para dar cumplimiento a las normas nacionales, y no como un instrumento para la
búsqueda de soluciones a los múltiples problemas que la afectan: ecológicos,
socioculturales, políticos, psicológicos, organizacionales, demográficos, etc.
Tal y como está planteada en términos generales carece de toda trascendencia
social.
·
Pero, por otra parte, su ejecución se realiza sin
ninguna articulación a un plan que le dé sentido. Las acciones que allí se
desarrollan carecen de un marco justificatorio, que posibilite comprender su
orientación. Carece de un Proyecto Político-social en el cual se consignen los
propósitos que deseamos lograr en nuestra región.
Las consecuencias de una educación rural
enfocada y realizada con los criterios anteriormente expuestos necesariamente
tienen que ser:
Local escolar en caserío ribereño |
·
Su
disfuncionalidad con toda posibilidad de transformarse en instrumento de
desarrollo, en el sentido de elevación de la calidad de vida de los pobladores
de dicho sector,
·
Su
pleno servicio a la destrucción del entorno ambiental de las comunidades en
donde funciona la escuela, así como el desmontaje de las riquezas espirituales
de dichas comunidades (indígenas y mestizas), pues a través de ella se
introducen conocimientos, valores y actitudes de extracción urbana (y costeña)
que, por cierto, repercuten en el indetenible proceso de migración rural –
urbano y la acentuación del proceso de empobrecimiento que hoy podemos observar.
Por todo lo dicho y entendiendo que lo que
debemos hacer es superar esta situación, consideramos necesario:
·
Priorizar
la elaboración de un Proyecto
Político-social en el cual se puntualicen los propósitos que nos planteamos
socialmente respecto al área rural, como integrante de nuestra región, más aún
en estos momentos en que el Desarrollo Sostenible (Agenda 21) es un objetivo
prioritario en la política mundial y los efectos del Cambio Climático se hacen
cada vez más evidentes en nuestra región, por lo que resulta nada inteligente
continuar con la práctica del mercantilismo extractivista, destructor de
nuestras riquezas materiales (por cierto que, también, con graves consecuencias
culturales).
Típico local escolar en el área rural |
·
En
el marco de dicho proyecto, diseñar una política educativa específicamente
dirigida a orientar las acciones educativas
en el medio rural amazónico en concordancia con sus características propias y diferenciales. No debemos seguir
aplicando ciega y acríticamente las disposiciones que emanan del Ministerio de
Educación en cuanto a currículo, formación y capacitación magisterial,
elaboración de material didáctico, normas administrativas, etc.
·
Sistematizar
las diversas experiencias que se han venido desarrollando en instituciones del
medio rural amazónico (indígenas y mestizas), para aprovechar sus logros y
experiencias. Como bien sabemos, muchas de ellas han obedecido a iniciativas
individuales e institucionales, sin contar con el apoyo oficial.
·
Priorizar
las acciones de diversificación curricular con las respectivas acciones de
capacitación del magisterio regional.
2 comentarios:
el daño con la naturaleza es como matarnos nosotros mismo tan biblico y ta Kafqueano.
y una educacion ajena a nuestro entorno esd matar la naturaleza y por lo tanto pase a nuestro lento unicio de una muerte que nos espera a carcajadas.
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