Reflexiones sobre nuestra región
Gabel Daniel Sotil García
Los pueblos rurales tienen sus propios patrones de comportamiento que debemos conocer para incentivar su propio desarrollo. |
El distanciamiento, cada vez más pronunciado, en las condiciones
de vida entre el área rural y el área urbana, por injusticias en las políticas
de atención a sus necesidades se viene consolidando indeteniblemente, por
cierto que en perjuicio de aquélla, en donde el deterioro se hace más evidente
cada vez.
La ceguera de nuestras autoridades para diferenciar lo que hay
que diferenciar es incomprensible.
No darse cuenta que Loreto es predominantemente rural nos parece
muy difícil de creer. Pero, allí están las evidencias.
Como consecuencia del sistema socio-político imperante y que se
expresa a través de las diversas decisiones de gobierno, se pretende imponer
patrones de desarrollo urbano a las áreas bosquesinas o rurales de nuestra
región, expresando, con ello, un total desconocimiento de las características
sustanciales de ambas.
En el área rural los niños tienen sus propios patrones de desarrollo. |
Por esta forma de hacer política, al más alto nivel, nuestra
región se ve profundamente perjudicada, pues con ello se genera e induce, en
primer lugar, un intenso proceso de migración en detrimento de las áreas
rurales, con lo cual, por una parte, se echan a perder los patrones de
adaptación del poblador ribereño a su medio rural que, adecuadamente acentuados,
bien podrían ser mecanismos para fundamentar el desarrollo propio, nacido de
sus propias entrañas y, en segundo lugar, se incentiva el despoblamiento de las
áreas interiores, con lo cual se consigue dos consecuencias negativas: se
propicia el debilitamiento de las fuerzas psicosociales comunales y se
contribuye con el agravamiento de los conflictos urbanos que hoy castigan a las
diversas unidades demográficas de nuestra región.
La relación hombre - naturaleza tiene una profunda significación |
Parte de este panorama lo constituye la inercia en cuanto a la
educación que, hasta el momento, no es pensada diferencialmente para atender
las peculiaridades y potencialidades del sector rural.
Siendo como somos, una región con más del 90% de su extensión
que responde a vigencia de usos y costumbres socioculturales y geo-económicos
plenamente tipificados como de carácter rural, seguimos tomando a las
instituciones educativas ribereñas como una extensión de las citadinas,
pasibles de aplicación de cuanta disposición se emita para éstas.
Deviene, así, la educación en factor de injusticia respecto al
medio rural: lo ignora, lo menosprecia, lo margina; trayendo, como consecuencia,
la destrucción de sus potencialidades para generar un desarrollo coherente con
sus características.
Como consecuencia de ello los alumnos que egresan de las
instituciones educativas rurales no tienen los aprendizajes, las capacidades
necesarias para promover el desarrollo rural de nuestra región, pues carecen de
criterios y categorías de acción para enfrentar las particulares condiciones, muy ajenas a los escenarios citadinos de
nuestra región, lo cual genera actitudes de indiferencia y hasta rechazo a las
formas de vida bosquesinas, llegándose a considerar una afrenta el “vivir en la
chacra”. Con lo cual reforzamos el racismo en nuestra región.
Los patrones culturales tienen una profunda raigambre forestal. |
Formados con parámetros de visión urbana en sus instituciones
educativas, nuestros alumnos, niños y jóvenes, se van formando víctimas de una
profunda enajenación respecto a sus propias comunidades rurales, dado que en su
proceso formativo no logran construir una visión realista y positiva a pesar de
vivir en las comunidades en donde la presencia del bosque, de la flora, la
fauna, los componentes geográficos, etc., constituyen un permanente mensaje de
ruralidad y una sólida experiencia vivencial con sus condiciones. Menos aún, el
autopercibirse como agentes necesarios para promover el desarrollo de sus
respectivas comunidades.
Las políticas que vienen desarrollando los recientes gobiernos
nacionales, sin ninguna oposición de los gobiernos regionales, en el área de
infraestructura educativa urbana, viene significando un mayor abandono del área
rural. Colegios emblemáticos, súper atendidos en cuanto a locales, equipamiento
especial, etc. significan menor disponibilidad económica para atender las
necesidades materiales en las áreas rurales, en donde los locales escolares son
una réplica de los urbanos en cuanto a ambientes (solo para acciones
cognoscitivas) y una acentuada deficiencia en cuanto a escenarios para la
formación integral de la niñez y juventud rurales.
Si a ello le adicionamos la periódica remisión de libros y
material bibliográfico cuyo contenido es excluyentemente de raigambre temática urbano-costeña,
entonces tendremos un cuadro trágico de la situación educacional en nuestras
áreas rurales, mayoritarias en nuestra región.
Nos va a ser muy difícil generar un desarrollo rural con sus
propias características si continuamos con esta forma de abordar la dinámica
sociocultural y política de nuestra Amazonía. Seguir percibiendo al desarrollo
urbano como prioritario y excluyente solo nos va a significar la pérdida de las
grandes potencialidades de nuestras áreas rurales.
Los niños de la ribera se desarrollan en un íntimo contacto con la naturaleza. |
Poner al área rural al pleno servicio de las áreas urbanas, como
ya vienen siendo puestas, solo nos va a significar mayores conflictos urbanos,
mayor crecimiento citadino desordenado, mayor parasitismo de las ciudades respecto a su entorno rural,
mayor depredación geo-ecológica de las comunidades ribereñas, etc. Es decir,
una serie de males originados en la aplicación de decisiones políticas que
ignoran las características propias de las áreas rurales de nuestra región.
Nota: Art. publicado en Kanatari 16-08-15
1 comentario:
Que buen análisis de la realidad. Estimado amigo, si tan solo algunos- no todos por decirlo asi- profesionales, autoridades, políticos, profesores, dirigentes, estudiantes universitarios, periodistas y otros; percibieran o conocieran lo que usted escribe, nuestra realidad educativa sería otra. Es precisamente por el desconocimiento de los que manejan los destinos de este país, que la selva está postrada, no sale de su letargo, no despega. Y si nadie toma en serio este asunto no saldremos de esta situación. Por tanto urge que estos temas sean incluidos en politicas publicas, en programas de largo plazo, comprometer a las autoridades, instituciones y publico.
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