Reflexiones acerca de nuestra región
Gabel Daniel Sotil
García
Escenario privilegiado para hacer promesas políticas, nuestra "Plaza 28" sigue esperando que algún político hable de la educación seriamente. |
Una de las mayores
deficiencias que afectan a la educación en actual desarrollo en nuestra región
es el carecer de un norte orientador proveniente de una clara visión de lo que queremos
hacer colectivamente, como sociedad organizada, con nuestra Amazonía.
Nunca ha sido diseñada para
el logro de propósitos regionales, concordantes con sus características
esenciales, potencialidades geo-ecológicas
y socioculturales y expectativas sociales.
Es decir, nunca la hemos
pensado en función a logros pre establecidos en un plan de desarrollo
explícito, consensuado, participativo, etc. de nuestra región.
Sólo como parte de un país
con muy poco afecto por ella, pues la ignora de muchas maneras.
Hasta el momento todo su
dinamismo está en función a disposiciones emanadas del poder central, en donde,
bien sabemos, no existe una información ni actitudes que propicien adecuadas
decisiones respecto a la Amazonía.
Sólo somos un apéndice
insignificante a pesar de nuestra grandiosidad.
Fuerzas sociales ya presentes, deben ser tenidas en cuenta por los políticos en sus planes de gobierno. |
Siempre la hemos hecho
caminar en base a mandatos ineludibles, nebulosas intenciones, inciertas
probabilidades, obediencias ciegas, criterios de procedencias desconocidas,
agentes mal informados y peor formados.
Sólo somos escenario de
ejecución de decisiones exógenas.
Por su parte, los dirigentes
políticos regionales la piensan siempre sólo como sucursal del centro
hegemónico. Incapaces de construir una propuesta de raigambre forestal, en el
más trascendente de los sentidos, siempre la han percibido en función a los
intereses de sus centros políticos costeños. Carentes de una mirada holística de
nuestra realidad, siempre la han asumido como un territorio de conquista
político-ideológica para fortalecer sus nexos con el centro de poder nacional.
Para complacer apetencias de la dirigencia central. En todo caso, para
garantizar dominio partidario en el nivel nacional.
Los políticos surgidos en el
seno de nuestras sociedades regionales han sido incapaces de construir una
propuesta comprensiva, amplia, sólida, coherente con nuestra realidad. Sólo la
han pensado dentro del marco de tendencias políticas nacionales. Si algún
político regional se atrevió a asumir a la Amazonía como propósito, lo hizo a
título de inspiración personal, sin una plataforma social que compartiera
objetivos, doctrina, ideales. En el fondo, sólo para captar adherentes para el
movimiento, pero sin ningún compromiso real con la construcción de una región
con mejores niveles cualitativos de vida social y ambiental.
Experiencias aisladas ya existen; pero si no hay un plan ordenador, seguirán desarticuladas. |
Sólo para satisfacer
apetencias personales: capturar el poder.
En todo este panorama
ideológico y político, la educación no fue visualizada en la plenitud de su
potencialidad de instrumento para lograr aspiraciones trascendentes. Simplemente,
ella fue dejada al libre albedrío del centro de poder hegemónico nacional. Por
ello es que todo cuanto de educación hemos avanzado se debe a las fuerzas que
nos vienen de afuera.
¿Y cuánto hemos avanzado?
Si tomamos como referencia
sus problemas más significativos, podríamos responder que nada o casi nada
hemos avanzado a causa de la educación.
Permisiva, pasiva, anodina,
es una educación para entretener, para hacer pasar el tiempo. Para justificar
gastos. No para generar condiciones de vida superior.
Es decir, nuestras nuevas
generaciones están aprendiendo en las instituciones educativas todo aquello que
en muy poco las capacita para desarrollar una vida individual y social
concordante con las potencialidades de su entorno.
Con las exigencias de un futuro
superior.
Los niños: los grandes ausentes en los planes de los movimientos políticos regionales. |
Los mensajes formativos que
instalamos en su mundo psíquico guardan una distancia sideral con el escenario
existencial en el que hacen su vida.
Y, mientras tanto, la selva,
como una unidad, sigue siendo destruida en sus riquezas cultural, lingüística,
biológica, social, geográfica, ecológica, económica, espiritual.
La escuela sólo mira, fríamente,
lo que sucede, no en la lejanía: en sus cercanías.
Las aguas de sus ríos,
cochas y quebradas cada vez son más contaminadas por infinidad de agentes. Sus
bosques, con la anuencia de las autoridades nacionales y regionales y un
sistema jurídico sumamente permisivo y cómplice, son cada vez más talados,
destruidos, para satisfacer la voracidad de empresarios nacionales y transnacionales.
Sus especies florísticas y faunísticas entregadas a las conveniencias de
explotación del mercado internacional. Un sistema extractivo mercantilista de
carácter primario va minando nuestras riquezas materiales. Las riquezas de los
Pueblos Indígenas, constituidas por sus conocimientos, sus idiomas, sus
creencias, sus valores, su relación armoniosa con su entorno ambiental, su
prodigiosa espiritualidad, etc. son destruidos lenta pero indeteniblemente. La
desnutrición, la anemia, la parasitosis hacen de los pueblos amazónicos, en
especial ribereños, sus señoríos.
Nada de ello aprende el
joven estudiante en su cápsula pedagógica que son las aulas de sus
instituciones educativas.
En esas aulas el mundo es
ilusorio. Ideal.
La efervescencia popular también debe ser dirigida a la exigencia de una mejor educación. |
Entonces, no le quedará
sino, al terminar sus estudios, mirar con indiferencia, sin compromiso, los problemas comunales; sentir rechazo por
las condiciones de sus comunidades, sentir desprecio por las formas de vida
propias de las mismas, buscar nuevos horizontes lejos de sus pueblos, sentirse
frustrados porque lo aprendido no le sirve para vivir.
¿Y los partidos políticos?
Ni miran a la educación. Ni la
toman en cuenta como deberían hacerlo.
Aún no saben que ella es la
clave para lograr destinos superiores en nuestra región.
Y es que, al parecer, no les
interesa lograrlos.
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