Reflexiones en torno a la educación rural amazónica
Gabel
Daniel Sotil García
En creciente, sólo los locales construidos en altura se salvan de la inundación en el área rural. |
Este último
factor tiene que ver, en el caso nuestro, con el aspecto climático, pues tiene
una gran influencia en lo que se refiere al calendario académico o de clases
vigente en el sistema educativo de nuestra región.
Hay meses en que el nivel de las aguas dificulta toda actividad escolar. |
Por tradición
cultural-administrativa, el Ministerio de Educación - MINEDU, desde su sede
central, es el organismo que ha venido disponiendo la dinámica educativa de
nuestro país, razón por la cual nuestra
región ha tenido que acatar las decisiones al respecto, entre las cuales se ha
considerado el inicio y término de las actividades lectivas en las instituciones
de educación básica regular (inicial, primaria y secundaria) en forma uniforme
en todo el ámbito territorial: marzo a diciembre, en los últimos años.
De esta
manera, hasta el presente ha venido rigiendo un calendario único dentro de
nuestra región, a pesar de existir, por características geográfico-climáticas,
profundas diferencias entre lo que son las áreas urbanas y las rurales.
Por lo
general, las urbanas se ubican en partes altas de nuestra geografía, con menor
afectación del fenómeno cíclico, de repetición anual, que es la inundación o
alagamiento producidas por la creciente
de nuestros ríos.
Si bien el transporte en canoa facilita el desplazamiento de lo educandos, siempre acarrea peligros para su integridad. |
Sin embargo, siendo
nuestra región predominantemente rural, este mismo fenómeno, inevitable por las
características climáticas de nuestra región y la baja altitud de los suelos de
la denominada Selva Baja, Llano Amazónico o Región Omagua, tiene grandes
consecuencias en las actividades escolares (no solo en ellas, por cierto) de
las comunidades rurales, las cuales, asentadas en las cercanías de cochas, quebradas
y ríos, se ven afectadas en el aspecto físico de la escuela o institución
educativa. Si bien es verdad que no impiden el trabajo escolar, sí lo
dificultan, obligando, en determinadas circunstancias, a suspender dichas
actividades, con la consecuente pérdida de clases para los niños.
Por cierto que
desde mucho tiempo atrás esta situación impositiva del MINEDU, de una parte y
la dejadez de las autoridades educacionales regionales, de otra parte, ha
venido siendo motivo de reclamo por parte de las comunidades y el magisterio,
pues ello implicaba una muy
significativa pérdida de clases (hasta cuatro meses en crecientes normales y
algo más en crecientes excepcionales).
A consecuencia
de esta situación (pérdida de clases, destrucción de enseres, deterioro de
equipamiento, etc.) es que era necesario insistir ante dicha instancia
administrativa la flexibilización necesaria para experimentar una distribución
del tiempo escolar en forma alterna respecto a las áreas urbanas.
Una solución parcial al problema del alagamiento lo constituye la construcción de locales sobre pilotes |
Es esto lo que
ha conseguido la actual administración regional de educación, dirigida por el
Prof. Javier Yglesias Sánchez: ser autorizado a poner a prueba una cronología
académica diferenciada entre las áreas urbanas y rurales, respondiendo, así, en
forma realista y objetiva, a las condiciones geográfico-climáticas de nuestra
región.
A estar por las informaciones emanadas de la Dirección Regional de Educación de Loreto – DREL,
este calendario lectivo, de junio a marzo, será puesto a prueba a partir del
año 2016 en dos jurisdicciones: Indiana y Nauta, tiempo en el cual se irán
recogiendo las incidencias más importantes que posibiliten hacer un afinamiento
de la propuesta; lo cual nos parece muy bien, dado que, para generalizar una
propuesta como la que comentamos, se requiere hacer ajustes y adaptaciones
necesarios, teniendo presente que el objetivo de estos cambios tiene que ser la
elevación de la calidad de la educación: mejorar en significatividad y
pertinencia los aprendizajes de los estudiantes para que puedan desempeñar un
rol actuante y aportante a la dinámica de nuestro desarrollo regional.
Pero queremos
decir, tanto al Ministerio de Educación como a las autoridades regionales de
educación, que el tema del Calendario Escolar Alterno, para el área rural loretana,
debe ser percibido en su exacta dimensión: es sólo un componente de una
política educativa integral que debe elaborarse diferenciadamente para el área
rural, en el marco de una política educativa específica para nuestra región
amazónica.
Sin embargo, hay crecientes que sobrepasan todo cálculo y cubren todo posible espacio para cualquier actividad educativa. |
Por lo tanto,
se hace necesario fijar normas y procedimientos para elaborar un currículo
diferenciado, que permita que los estudiantes no sólo “aprendan más” sino que
aprendan lo que deben aprender en el marco de nuestras circunstancias
regionales; una política de infraestructura y elaboración de material didáctico
pertinente; la formación y capacitación del magisterio y una política
específica de incentivos para su desarrollo, una logística de servicios
específicos y diferenciales, etc.
En todo caso, lo
del calendario diferenciado para el área rural es un buen comienzo que debe ser
continuado con otras decisiones dirigidas a mejorar la educación de ese gran
sector, marginado hasta hoy, que es el área rural amazónica, pues lo del
calendario alterno no es suficiente.
Fotos proporcionadas por docentes que laboran en el área rural.
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