Reflexiones en torno a nuestra
institución
Prof. Gabel Daniel Sotil
García
Instancia desde donde debe promoverse la más amplia participación reflexiva de la comunidad unapense. |
Estando
a las puertas del inicio de un nuevo año académico, y aun cuando no hemos
logrado condiciones que garanticen un normal funcionamiento institucional en el
presente ciclo, es necesario no dejar de lado la reflexión, para seguir
buscando las mejores soluciones a las situaciones deficitarias o conflictivas
que tengamos que afrontar en nuestra dinámica.
Tengo
la impresión, y lo digo con absoluta franqueza, que no hemos sabido aprovechar
la entrada en vigencia de la nueva ley universitaria, Ley 30220, cuyo propósito
fundamental es la búsqueda y concreción de la calidad, según lo expresado en su Art. 01: “Promueve el mejoramiento continuo de la calidad educativa de las
instituciones universitarias como entes fundamentales del desarrollo nacional,
de la investigación y de la cultura.” Es decir, no la garantiza, la
promueve y quienes tienen que buscarla, somos nosotros adoptando las decisiones
pertinentes.
El
cambio de un instrumento normativo por otro y su entrada en vigencia debió
haber sido precedido por un amplio proceso evaluativo de nuestro accionar en estos
primeros cincuenta años de existencia. Nos era indispensable tener un
diagnóstico integral para determinar nuestros logros, omisiones, deficiencias,
tergiversaciones, frustraciones, potencialidades, posibilidades y necesidades
concordantes con las nuevas condiciones mundiales, nacionales y regionales.
No
lo hicimos pese a tener un equipo de profesionales con el más alto nivel
académico (doctores y magísteres) y tuvimos que adoptar la política del parche,
mirando solo las roturas aisladas sin tener en cuenta el contexto.
Ámbito privilegiado de nuestra acción institucional |
Equívoco
que nos va a costar muy caro en cuanto a que no sabemos críticamente cómo hemos funcionado en este medio siglo,
tiempo en el cual todo ha cambiado, desde lo ideológico a lo social, cultural,
psicológico, etc. respecto a nuestras condiciones anteriores y, por lo tanto, estamos
sujetos a la posibilidad de la comisión de los mismos errores y, si tenemos
aciertos, serán productos de las probabilidades no de una búsqueda
intencionada, como lo implica la ley.
Que
necesitamos hacer cambios en los currículos formativos de las Facultades es
innegable; pero, ¿cómo hacerlos sin tener un documento normativo de la institución que dé unidad fundamentadora y
direccional respecto a lo que nuestra UNAP aspira para devenir en institución
trascendente para el desarrollo de nuestra región?
Diversidad de recursos que deben fundamentar nuestro desarrollo sostenible. |
Que
nos es necesario plantearnos, nosotros mismos como unidad institucional, un
camino de acción para enfrentar nuestro futuro, pero, ¿cómo hacerlo sin tener
un documento normativo que oriente y nos ubique como parte de un conjunto de
organismos que tienen una meta común, compartida, es decir, si no tenemos un
Plan de Desarrollo Regional al cual servir?
En
verdad, tenemos que preguntarnos hacia dónde nos dirigimos, qué queremos en el
tiempo, a qué futuro contribuimos. Una necesaria, inevitable, auscultación
institucional.
Nuestro
accionar no tiene un norte consensuado con nadie. Estamos actuando en la más absoluta
orfandad respecto a nuestro entorno social, cultural, económico, geográfico,
ecológico, etc. Como si de nosotros nomás dependiera el avance sociocultural,
económico, científico, tecnológico, etc. de nuestra región.
Escenario que también debe servir como ámbito de reflexión. |
Y
si miramos nuestro interior, cada Facultad está en las mismas condiciones. ¿Qué
nos unifica?, ¿Cómo nos complementamos? ¿Cómo sabemos que no nos estamos
interfiriendo, duplicando funciones, gastos, esfuerzos, etc.? ¿Cómo sabemos que
estamos caminando hacia donde queremos ir? ¿Y cómo sabemos si este caminar es hacia donde debemos ir? Ni
siquiera podemos saber la contribución de cada Facultad al logro institucional
y menos a la sociedad.
¿Y
con la sociedad? ¿Cuál es nuestra contribución? ¿Cuánto la tenemos en cuenta en
nuestros planes de desarrollo? ¿Cómo nos perciben los pueblos a los que creemos
servir? ¿Cómo nos evalúan en nuestro actuar respecto a ellos? ¿Cómo nos ven
respecto a la satisfacción de sus demandas: el desarrollo, la defensa de
nuestros recursos, el fortalecimiento de nuestras potencialidades, etc.? La
verdad, no lo sabemos con certeza científica.
Dado
que somos una institución que no existe para servirse a sí misma sino a la
sociedad, tenemos que tener en cuenta las características de esta percepción.
Finalmente,
existimos para servir a nuestro entorno.
No
debemos olvidar el efecto destructivo de la deforestación, de la contaminación
de nuestras aguas, del arrebato de los territorios indígenas, de la pérdida de
nuestra riqueza lingüística, de la pérdida de nuestra biodiversidad, del
debilitamiento de nuestra etnodiversidad, de la degradación de nuestro suelo
selvático, del racismo, de la desnutrición infantil, etc. ¿Qué estamos haciendo
por enfrentarlos y evitarlos? ¿Cómo estamos preparando a nuestros egresados
para afrontar dichos fenómenos?
Tengo
la impresión que esta es una de nuestras mayores deficiencias, pues una
universidad debe contribuir con la calidad de vida de la sociedad: un conocer
mejor, un pensar mejor, un actuar mejor, un uso superior de los recursos que
posee, la creación de una actitud optimista
frente a su futuro, una predisposición para la creación coherente no
destructiva de su entorno material y espiritual, una mejor comunicación con los
pueblos de su entorno, una mejor relación intra e intercultural, etc. En suma,
la defensa de nuestra integridad regional.
En
fin, creo que tenemos que hacer un especial esfuerzo institucional para
replantear nuestra orientación y dinámica. Pero, este esfuerzo tiene que ser
colectivo: un acto de toma de conciencia de nuestras responsabilidades y de
cómo las estamos cumpliendo frente al encargo que la sociedad nos ha
encomendado. Un involucramiento total de toda la comunidad unapense.
Centro bibliográfico central para la formación de actitudes investigativas. |
No
debemos seguir haciendo cambios parciales sin mirar el contexto institucional,
regional, nacional y mundial. La mirada
holística, integral, del todo, debe preceder a las medidas puntuales. La actitud
crítica y reflexiva, con la mayor estrictez, tenemos que dirigirla y aplicarla
a nosotros mismos, si es que realmente tenemos un auténtico compromiso con los
destinos superiores de nuestra UNAP.
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