Para concretar la interculturalidad en nuestra educación regional
Gabel Daniel Sotil García
Demos
una mirada, muy grosso modo, al Complejo Cultural Nativo y veremos que el
espectro de sus conquistas es tan amplio como el de cualquier otra cultura,
antigua o actual, sólo que diferente, propio. Que traduce un actuar y crear peculiares;
como no podía ser de otro modo.
Su
gama de logros culturales va desde conocimientos práctico - utilitarios para el
uso de los objetos, hasta las concepciones más trascendentes del mundo, de la
vida, de la muerte, a través de las cuales expresan una cosmovisión, una
concepción filosófica del mundo labrada por "su" tiempo.
No
son ajenos a esos logros los valores estéticos, ético - individuales, ético - sociales,
tabúes protectores del medio y del grupo humano, conocimientos medicinales, expresiones
artísticas, etc. Es decir, todo cuanto podríamos exigir para reconocer a una
cultura como tal.
En
verdad, la sorpresa que pudiéramos experimentar ante el conocimiento de sus
logros sólo reflejaría el gran vacío que tenemos quienes vivimos en esta Región,
generado, entre otros, por la Escuela actual, en cuyo seno aún no entra nada
relacionado o proveniente de nuestras culturas nativas.
Veamos
algunos aspectos.
En
el Mundo Cultural Indígena hay manifestaciones en las cuales se traducen las
luchas entre el bien y el mal, conflicto que es común a todas las
grandes y pequeñas culturas madres
de lo que hoy constituye el patrimonio cultural de la Humanidad. Personajes
mitológicos escenifican, con nombres propios por cierto, colosales enfrentamientos
en los cuales se decide la suerte o destino de los humanos luego de espectaculares
acontecimientos en mundos que son sólo dominio de los dioses.
Hay
también tradiciones, mitos, leyendas que, de una u otra manera, expresan la
preocupación de los Pueblos Nativos por explicar sus respectivos orígenes en
el tiempo. En ellos, las metáforas desempeñan un papel de suma importancia
para expresar el deseo, universal por lo demás, de saber cómo llegaron a ser lo
que son.
Tampoco
faltan en las Culturas Nativas visiones cosmogónicas que expresan las diversas
formas en que se ha concebido el origen del mundo, de "su" mundo
particular, con la respectiva división en niveles o estratos organizacionales
del Cosmos y de la Tierra, la Madre - Tierra,
presidida por una o varias entidades supremas. En ellas no faltan las mansiones
o moradas de premio enfrentadas u opuestas a mansiones de castigo, lo cual
expresa una clara concepción axiológica en donde lo bueno y lo malo, tienen un ámbito perfectamente definido y distinguible,
a partir de lo cual se juzga el comportamiento individual y grupal. En este
sentido, la ética individual y la ética social devienen categorías establecidas
con criterios que trascienden las circunstancias coyunturales por las que
pudieran pasar el grupo humano.
En
otro orden de cosas, las conquistas culturales de las Sociedades Nativas comprenden
también logros en el campo de la Estética, traduciendo a través de sus manifestaciones
su particular forma de captar la belleza desde su propia perspectiva. En ellas
no encontramos grandes pintores, músicos, escultores, etc. ni obras maestras de
expresión estética; pero, sí encontramos diversas formas ligadas a sus ritos,
costumbres, actividades laborales, etc., a través de las cuales manifiestan su
adentramiento en el mundo de la belleza.
También
en el dominio del conocimiento nuestros Pueblos Nativos han avanzado hasta la
conquista de grandes secretos de la Naturaleza, conquistas que en la Cultura
Occidental constituyen la Ciencia y la Tecnología. En este campo bien sabemos
que su ciencia y su tecnología han sido coherentes con sus necesidades en la
medida en que sirvieron para solucionar sus problemas cognoscitivos y
operativos que su medio les ha presentado. En este sentido, huayos, semillas,
cortezas, maderas, raíces, hojas, grasas, resinas, etc. han encontrado una eficaz
utilización para fines medicinales, alimenticio - nutricionales, práctico -
utilitarios, de intercambio comercial, estéticos, etc.
Especial
referencia merece su profundo conocimiento del suelo y el bosque. Sobre todo,
la especial deferencia que les mereció, y aún les merece, el bosque. Las técnicas de uso de la tierra
y el respeto casi reverencial por el bosque, que originó la creación de una
serie de mitos y tabúes que sirvieron para proteger ambos elementos básicos
para la subsistencia del grupo humano, así lo demuestran.
El conocimiento de este legado es el que tiene que ser
promovido por una Escuela nueva en nuestra Región. Aquí los científicos
sociales tienen un papel trascendente en la divulgación de cuanto ya se sabe
del complejo cultural nativo. Dicha información, muchas veces guardada
celosamente por investigadores extranjeros, tiene que ser utilizada en la
comprensión de las verdaderas dimensiones alcanzadas por nuestras sociedades
indígenas. No es posible que quienes vivimos en esta Región, continuemos
ignorando, por razones estrictamente ideo - políticas, lo que ha costado un
esfuerzo milenario a nuestros pueblos y que muy bien puede ser utilizado para
elaborar un proyecto de desarrollo social
integral, en el cual todos debemos estar interesados en que no sea
marginante sino integrador de todos los aportes culturales que hoy tienen
vigencia, en mayor o menor amplitud, en nuestra Región.
(*) Tomado de: "Escuela árbol: una propuesta de educación para la selva". IIEHAP, Iquitos, 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario