Pensando nuestra educación
Prof. Gabel Daniel Sotil
García
Para atender la necesidad social de
formar la personalidad de las nuevas generaciones en concordancia con los
intereses, necesidades y expectativas del grupo humano y garantizar una
dinámica sociocultural regida por los más altos valores que hasta el momento ha
creado la humanidad, hemos dado vida a este fenómeno llamado EDUCACIÓN que,
dada su trascendental importancia para dichos propósitos, la hemos sometido a
una estricta reglamentación en cuanto a su orientación y dinámica sociales.
Por designios de este ordenamiento
nacional, nos encontramos ya en el inicio de un NUEVO AÑO ESCOLAR en todo nuestro país, a pesar de las grandes
diferencias que hay en los diversos escenarios geográficos y socioculturales.
Si bien es causa de una profunda
conmoción social el ver el desplazamiento de niños, adolescentes y jóvenes hacia
sus instituciones educativas, con la consecuente diversidad de vivencias que se generan en cada
ámbito familiar, sin embargo ello no debe ser óbice para formularnos algunas
necesarias reflexiones respecto a este hecho en el marco tanto de los
resultados que venimos observando en el aprendizaje de los educandos como de
nuestra realidad amazónica, cuyas características diferenciales la hacen
merecedora de análisis y planteamientos que guarden pertinencia con dicha
realidad.
Lo primero que nos sigue llamando la
atención a este respecto es que no se haya elaborado normas específicas para
los escenarios diferenciables en nuestro
ámbito regional.
Loreto no es homogéneo. En lo ecológico,
social, cultural y político nuestro Departamento posee muy diversos escenarios
diferenciados.
Una primera aproximación a su realidad
nos permite identificar el que llamaríamos el sector urbano, nucleado en las
diversas ciudades capitales de las provincias que lo conforman. Cuantitativamente
en el aspecto demográfico concentra a no menos del sesenta por ciento de la
población. El mejor atendido en cuanto a servicios diversos.
Otro escenario es el área rural mestiza,
en el cual se ubican las comunidades intermedias y pequeñas, tanto en las
riberas como en los sectores interfluviales. Allí se ubica mayoritariamente una
población hispanohablante, mestiza, con patrones socioculturales tanto de origen
indígena como de la cultura occidental, pero con una especial relación con el
entorno ambiental.
Un tercer escenario, con difusas
demarcaciones, está constituido por los miembros de los Pueblos Originarios,
con predominio de patrones culturales indígenas. Nuclea la población más
antigua de Loreto.
Y, un cuarto escenario, está conformado
por las comunidades y pueblos, tanto mestizos como indígenas, ubicados en la
franja fronteriza, que se extiende por algo menos de cuatro mil kilómetros en los
límites con Brasil, Colombia y Ecuador, países que tiene políticas especiales
para dichas áreas.
Por cierto que, si miramos a nuestro
departamento en un mapa, nada de esto aparecerá con diferencias nítidas. Ellas
las podemos ver solo cuando aplicamos determinados criterios de carácter
geográfico-ecológico, socio-cultural u otros que nos permitan captar las
características de los mismos.
Por cierto que cada uno de estos
escenarios deberían merecer respuestas de política educativa propias, en el
marco de políticas administrativas comunes, para generar una común
direccionalidad como departamento.
Infelizmente, por una falta de
comprensión lectora (de la realidad), por parte de las autoridades
educacionales regionales y del Ministerio de Educación, toda la dinámica educacional,
tanto en lo administrativo como pedagógico, obedece a las imposiciones
centralistas, emanadas desde la sede del ente rector de la educación, que
expresa una profunda enajenación de dichas políticas respecto a nuestra
realidad.
Es decir que, hasta el momento, venimos
tomando decisiones educacionales inspiradas o regidas por visiones externas,
foráneas, de nuestra Amazonía, generalmente tomadas por funcionarios con un
conocimiento parcial, tergiversado de nuestra realidad y, por lo tanto, sin importarles
sus consecuencias por el poco o nulo amor por nuestra región.
Además, dichos funcionarios, sean
locales o nacionales, vienen expresando una profunda ignorancia respecto al rol
que en los actuales momentos se le viene reconociendo a nuestra región en los
ámbitos regional, nacional y planetario, en los cuales se valora su
pluriculturalidad, multilingüismo y su esencial forestalidad, que le da un rol
de primera importancia en la morigeración del proceso de calentamiento global y
su consecuente cambio climático.
Es esta pseudo homogeneización, a la que
se viene sometiendo a nuestra región, una de las causantes de los bajos
rendimientos de los educandos por las incoherencias entre lo que la escuela se
propone y las aspiraciones y necesidades de las comunidades. Mientras las
escuelas preparan a sus alumnos para mirar a su entorno forestal como objeto de destrucción, de
aprovechamiento irracional, de aplicación de visiones mercantilistas para la
extracción de los recursos, las comunidades precisan de un agente transformador
de las ingentes riquezas naturales en riqueza social para producir nuestro
desarrollo regional desde la perspectiva de una relación armónica, respetuosa
de las relaciones que las culturas han establecido con su entorno forestal.
Capacitado, estimulado en sus
potencialidades para una misión incongruente
con las condiciones de sus comunidades, los estudiantes viven las
incompatibilidades entre “la realidad” ficticia que le presenta la escuela y la
verdadera realidad en la que viven y harán, posiblemente, su vida.
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