22 de marzo
“TRATAMIENTO
DE LAS AGUAS RESIDUALES”
Como en
años anteriores, en esta fecha conmemorativa debemos dedicar nuestras
reflexiones a poner en agenda de toma de conciencia social el tema del AGUA.
Y es que,
como ya debemos saber, cada 22 de marzo está dedicado a dirigir nuestra
atención a la celebración del DÍA MUNDIAL DEL AGUA que, en el presente año, tiene como tarea central el problema de
las aguas residuales.
En verdad,
para nosotros los amazónicos, el tema del agua comprende muy diversos aspectos,
que deben ser motivo de preocupación tanto de políticas sociales como de
formación psicocultural de nuestra sociedad.
Y, en
especial, las aguas residuales,
elegido por la ONU como tema motivacional en el presente año.
Las
Naciones Unidas nos dicen, en el documento elaborado para la celebración de
este día en el presente año:
“Más
del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo vuelve a ser “vertida” al
ecosistema sin ningún tipo de tratamiento ni reutilización. 1.800 millones de
personas utilizan una fuente de agua para el consumo contaminada por heces, con
el consiguiente riesgo de contraer enfermedades como el cólera, la disentería,
la fiebre tifoidea o la poliomielitis. Esta situación de insalubridad
causa casi un millón de muertes al año.
Naciones Unidas quiere llamar la atención
sobre la problemática de las “Aguas Residuales” convirtiendo este tema en eje
central de la celebración del Día Mundial del Agua 2017.
El objetivo 6.3 de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible establece la siguiente meta: “mejorar la calidad del
agua, reducir la contaminación, eliminar los vertidos y minimizar la liberación
de productos químicos y materiales peligrosos, reducir a la mitad el porcentaje
de aguas residuales no tratadas y aumentar sustancialmente el reciclaje y la
reutilización segura del agua”. (*)
Estas palabras diagnósticas nos remiten a una
situación a la que debemos darle una alta prioridad en las políticas públicas
en nuestra región: el vertido de las aguas servidas de los núcleos
poblacionales directamente a los flujos de aguas: ríos, quebradas y cochas.
Este fenómeno puede constatarse en ciudades
grandes, demográficamente numerosas, cuyos desagües van directamente a los
cauces, sin haber recibido el tratamiento químico adecuado.
Iquitos, Yurimaguas, Requena, Contamana, Nauta, San
Lorenzo, Caballo Cocha, Pevas, San Pablo, etc. vierten sus aguas servidas sin
ningún procesamiento químico. El gran receptáculo final es el río o la cocha, cuya
flora y fauna, gradualmente va cambiando su composición hasta hacerse dañina
para los seres vivos.
Este hecho lo podemos constatar con el simple paso
por las riberas, en donde se puede ver, a simple vista, las grandes cloacas,
vertederos o desagües, por donde se vierten las aguas que han sido utilizadas
en hogares, talleres, fábricas, y arrastrando cuanta inmundicia han recogido en
su paso por las calles.
Aún está muy lejano el propósito de reutilizarlas,
previo tratamiento, talvez por la falsa percepción de que la tenemos en
abundancia.
Pero el hecho es que dichas aguas servidas son
portadoras de cargas de micro organismos patógenos, generadores de diversas
enfermedades, que afectan tanto la salud social como la ambiental.
Ellos son causantes de diversas enfermedades cuyo
tratamiento oneroso es una carga para la economía de la región así como para la
afectación psicosomática de sus pobladores.
En este sentido, pues, se hace necesario que
tomemos conciencia de las graves consecuencias de no brindar atención a las
aguas residuales, que cada vez tienen mayores componentes dañinos para la salud
individual y social en nuestra región.
Desde aquí, hacemos un llamado a la reflexión y
decisiones políticas de las autoridades regionales, municipales, educacionales,
etc. para brindarle una mayor atención a este problema de las AGUAS RESIDUALES,
pues de su solución dependerá la limpieza de las aguas para la flora y fauna de
nuestros ríos y cochas y, con ello, menores índices de enfermedades sociales.
Complementariamente, las instituciones educativas deberían poner un especial énfasis en la
formación de actitudes y valores relacionados con la conservación del agua
dentro de límites que no afecten a la salud.
En este sentido, se hace necesario incorporar
contenidos curriculares para informar a los estudiantes acerca de este tema,
que les va a permitir formarse una cabal idea de la importancia que tiene el
cuidar el agua, tanto para la salud personal como para la salud social.
(*)www.un.org/es/events/waterday/
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