En nuestro 56° Aniversario
Local central de la FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y HUMANIDADES DE LA UNAP. |
Gabel Daniel Sotil García
Considero que el avance
creativo de las instituciones está en función a la mirada crítica que se dé a
su interior. Es decir, que los auténticos cambios cualitativos no vienen de
afuera: se generan en la interioridad institucional. Sin mirada crítica, por
efectos de inercia, continuará en su misma ruta, dado que haciendo siempre lo
mismo y de la misma forma, se obtienen los mismos resultados.
Por lo tanto, se hace
indispensable un mínimo de actitud crítica si es que pretendemos mejorar la
calidad de una institución como lo es esta Facultad.
Precisamente, esta exposición
tiene este carácter: ser un ejercicio
crítico y propositivo, para generar un escenario de cuestionamiento para
intentar elevar nuestros estándares de calidad, en búsqueda de una formación
magisterial que responda a nuestras características, necesidades y
aspiraciones, teniendo en cuenta que nuestra región posee características
propias y diferenciales dentro de nuestro país.
En este sentido, debemos precisar
que el ámbito de acción de nuestra universidad comprende tres escenarios
mutuamente complementarios: la actividad académica, la investigación científica
y la responsabilidad social, lo que podríamos llamar el trípode de nuestra
dinámica universitaria.
La teoría de
responsabilidad social nos dice que la universidad debe estimular la elevación
de las cualidades intelectuales de la comunidad, proponer y generar
orientaciones o corrientes de opinión, debe ofrecer alternativas a la solución
de los problemas sociales, ambientales, compromisos actitudinales, movilizar a
la comunidad, tanto interna como externa, a la búsqueda de mejores condiciones
de vida.
Es decir, la
Universidad no puede ser un ente para sí mismo, enclaustrado en sus propias
dimensiones. El rol de la universidad, y con ello, nuestra Facultad, no es
funcionar solamente, sino funcionar
movilizando a la sociedad de su entorno. Generar movimiento creativo.
Esto nos lleva al
primer punto de análisis: la formación
de nuestros estudiantes.
Decano (e) de la FCEH, Dr. JUAN DE DIOS JARA IBARRA, presidiendo la ceremonia celebratoria. |
Nos hemos dejado
llevar por lo que la sede central dispone
a partir de los fundamentos y percepciones que ella tiene, es decir: que
la selva es una región de poca importancia para los destinos del país, es solo emporio
de recurso naturales, sin mayor presencia humana, con sucesos sin ningún
significado formativo para sus nuevas generaciones, con culturas que deben
desaparecer si es que queremos lograr nuestro desarrollo regional, etc. Es decir,
una visión prejuiciosa, sesgada de nuestra región.
¿Cómo se comprueba
esta afirmación?: Simplemente por la poca o nula presencia de contenidos
relativos a la realidad histórica y actual de nuestra Amazonía en el espectro
formativo curricular de nuestros estudiantes universitarios.
El autor de la nota, en el desarrollo de su disertación. |
En lo relativo a
nuestro país, el Perú no conoce su Amazonía. Para efectos educativos, el Perú
es un país sin selva. Prácticamente,
somos una región clandestina en nuestro país. Cuando se habla de la selva, la
imagen que evocamos dista muchísimo de lo que somos.
Ahora bien, esta
ausencia de Amazonía entre los elementos formativos e informativos de nuestros
estudiantes, tiene una grave consecuencia para la educación en nuestra región:
su incapacidad para realizar la necesaria DIVERSIFICACIÓN CURRICULAR.
A este respecto, siempre
hemos venido pensando que en esta tarea tenemos un rol secundario, subsidiario.
Yo pienso que no
es así. En este aspecto, nosotros somos los protagonistas. Es decir, es esta Facultad
la que debe generar la diversificación, orientarla, estimularla, etc. Es aquí
en donde se debe poner las bases para concretar la pertinencia curricular, tan
necesarias para hacer de la educación el verdadero instrumento de desarrollo.
Nuestra Facultad debe
generar propuestas, hasta ahora ausentes. Nos hemos adaptado a las exigencias
planteadas por el MINEDU, no hemos
querido ser sino el furgón de cola, desperdiciando la oportunidad de encabezar
todo un movimiento de renovación de la educación en nuestro país, desconociendo
que SOMOS UNA REGIÓN DISTINTA, CON SUS PROPIAS CARACTERÍSTICAS, NECESIDADES Y
PERSPECTIVAS DE DESARROLLO CONCORDANTES CON LAS MISMAS. Tenemos legítimo
derecho a pensar autónoma y diferencialmente en nosotros, reconociendo que
somos parte del Perú.
Sin embargo, no la hemos
asumido en su carácter diferencial sino como una prolongación de las demás
regiones de nuestro país.
Siendo que aquí deben germinar
las acciones conducentes a la diversificación de nuestro currículo regional.
Con mis alumnas de la Especialidad de Lengua y Comunicaciones de la FCEH. |
En consecuencia, podríamos
decir que esta es una deuda que tiene la Facultad con nuestra región.
Siempre hemos esperado que sea
el magisterio en servicio el que genere las propuestas. Pero ese magisterio,
mayoritariamente egresado de la UNAP, no ha sido preparado para dicha labor en
el ámbito de la acción académica.
Cuando nuestro
egresado se incorpora a su labor profesional, por cierto que lo hace en la
única forma en que aprendió: Es decir, un desempeño aplicativo, acrítico,
sumiso, obediente, irreflexivo. Comprometido sólo consigo mismo. Sin entorno de
referencia. En las nubes. Sin problemas que le exijan responsabilidades de
acción, salvo las de “hacer mis clases”, sin preguntarse el para qué trascendente de ellas.
No le pusimos, o
en todo caso, es muy poco lo que pusimos de cuestionamiento o criticidad en sus
actitudes frente a su propia labor. Por lo tanto, no está capacitado para hacer
una labor de crítica, de reflexión. Las condiciones que el propio MINEDU va
creando con su normatividad, no propicia reflexión y creatividad necesarias
para hacer dicha labor de diversificación. Para el MINEDU, la labor del maestro
se debe restringir a dar cumplimiento a la normatividad que provee al sistema.
No le interesa incentivar la creatividad, el cuestionamiento. No le interesa
generar un maestro crítico sino cumplidor de las disposiciones.
Entonces, las
bases cognitivas, actitudinales deben ser puestas en el proceso formativo que
nosotros conducimos para que germinen en la época de servicio.
Inducir una
actitud cuestionadora, crítica en nuestros alumnos. Que se preocupen no solo
del hacer clase sino de pensar antes de hacer la clase.
(*) Resumen de la disertación desarrollada con
motivo de celebrarse el 56° Aniversario de la Facultad de Ciencias de la Educación y
Humanidades, 28-12-17.
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