Día mundial de la biodiversidad
Prof. Gabel Daniel Sotil
García, FCEH - UNAP
Este pequeñísimo bólido
cósmico que es nuestro planeta no es sino el hábitat de una maravillosa
complejidad de vida, generada por fuerzas que poco a poco estamos comprendiendo
a partir de nuestros esfuerzos investigativos que, como especie, venimos
realizando desde hace muy poco tiempo.
Esfuerzos que, sin embargo,
ya nos permiten saber que compartimos esta beldad, a la que hemos dado en
llamar Tierra, con otros millones de especies surgidas al compás evolutivo de
este nuestro mundo, en el cual se ha plasmado la más prodigiosa efervescencia
creativa en cuanto a formas florísticas y faunísticas, cuya mayor expresión la
tenemos en nuestro, infelizmente aún poco conocido, BOSQUE.
Diversidad que, sin embargo, y
a causa de múltiples factores, hoy se encuentra amenazada por acción directa de
quienes constituimos la especie humana.
Es decir, somos
nosotros, la especie Homo Sapiens Sapiens la que hoy representa el mayor
peligro para la continuidad de esta diversidad de vida, de la que somos parte, dados
los niveles de irracional destrucción que estamos alcanzando.
En el caso específico de
nuestra región las amenazas a nuestra diversidad biológica se concretan de muy
diversas maneras. Es el caso del extractivismo mercantilista de carácter
exportador, las concesiones petroleras y madereras, la absurda e incoherente
ampliación de la frontera agrícola a costa del bosque, la práctica de la
ganadería extensiva, las “pseudo-modernizaciones” de nuestras ciudades
convirtiéndolas en espacios imposibles para la vida natural, la degradación de
nuestro suelo por la tala mercantilista y el irracional cambio de uso, las
prácticas de monocultivo para satisfacer las demandas del mercado internacional,
la contaminación de nuestros ríos y cochas por aguas servidas, relaves mineros,
desechos urbanos, explotación de oro y sembríos ilegales, y un largo y trágico
etc., al que hay que agregar las amenazas que significan los proyectos de desvío
de agua hacia otras regiones, las represas para generación de energía eléctrica
y los megaproyectos viales, algunos de los cuales ya se encuentran en sus fases
iniciales.
Todo, todo ello significa
atentados contra nuestra diversidad biológica regional, sea por destrucción de
los hábitats, alteración de los mismos o por sobre explotación de las especies.
A lo cual debe agregarse la ausencia de una educación con un real compromiso
con la formación de actitudes y valores que posibiliten la preservación de esta
riqueza natural, partiendo de un pertinente conocimiento de todo este universo
de diversidad de vida, del que estamos dotados por la madre naturaleza.
Por esta razón es que necesitamos realizar todos
los esfuerzos que nos sean posibles en esta región, para detener este ritmo de
irracional depredación biológica en el que estamos empeñados, tanto por
factores nacionales como de índole intrarregional.
Es en este sentido que queremos pronunciarnos a
favor de un profundo viraje de la educación regional y nacional para hacerlas
concordantes con las preocupaciones que ya se han expresado en foros
internacionales respecto a este mismo asunto, que ha pasado a ser planetaria.
Al respecto, debemos recordar que desde hace veinte
años está vigente el Convenio sobre Diversidad Biológica (Río de Janeiro,
1992), con la explícita finalidad de poner en las mesas de análisis y discusión
de la sociedad mundial la importancia de la diversidad biológica, tanto
respecto a nuestro planeta como respecto a quienes conformamos la sociedad
humana y promover que cada país incorpore en sus respectivas políticas de
estado nacionales el tratamiento para la conservación de la biodiversidad
propia por su valor intrínseco.
En el caso de nuestro país, pródigo en diversidad
biológica, desde nuestra selva hasta nuestro mar, sin embargo es muy poco lo
que se ha hecho al respecto en los niveles oficiales.
Siendo lo que somos, la región con mayor megadiversidad
biológica en nuestro país, en nuestra amazonía deberíamos enfatizar la
formación de nuestros educandos en un sólido y amplio conocimiento y desarrollo
de actitudes que propicien una armónica y racional relación con esta riqueza
natural, un profundo conocimiento de los problemas que afronta en sus diversos
aspectos causados por los factores que ya hemos precisado y consolidar una
férrea posición de defensa y conservación de dicha diversidad.
En el marco de esta política se requiere, también,
fortalecer la formación del magisterio regional con amplios conocimientos y
sólidos compromisos con su preservación; todo ello complementado con una
política de promoción y elaboración de material didáctico (textos y otros) en
el cual se exprese el debido énfasis en esta diversidad, teniendo en cuenta que
en los libros de texto que elabora el Ministerio de Educación, esta riqueza se
expresa muy deslucidamente.
Tiene, pues, la educación un papel de especial
trascendencia en esta lucha por preservar nuestra maravillosa biodiversidad y
ponerla al servicio racional de las comunidades que habitamos esta región.
(*)Artículo publicado en el semanario KANATARI, 27-05-12
Fotos del autor.
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