Reflexiones en el Día del Maestro: 06 de julio
Gabel Daniel Sotil García
Actividad escolar en institución rural de nuestra Amazonía. |
Los convencionalismos y paradigmas mentales prevalentes
en nuestra sociedad nos han traído a una suerte de monotonía panegírica en
relación al rol del Maestro en nuestro país, especialmente en días como el que
hoy celebramos.
A nuestros niños
les enseñamos a que nos dirijan hermosas palabras de agradecimiento por
nuestros valores y acciones, y los padres de familia también nos expresan el
reconocimiento a nuestra labor. Por su parte, las autoridades, de todos los
sectores, igualmente se aúnan a este homenaje
oratorio, tanto como lo hacen los funcionarios del Ministerio de Educación,
en sus diversos escalones.
Como quien
escribe esta nota es un Maestro, cuya vida la viene pasando en el ambiente
estimulante de ejercer la docencia entre las nuevas generaciones que han optado
también por ejercer el magisterio, sabe perfectamente que más allá de esas
palabras, que las necesitamos y que son invalorables por cuanto exteriorizan el
sentir de quienes las expresan, se hacen necesarias, además, otras acciones que
posibiliten la creación de mejores condiciones para el desempeño trascendente
de nuestra misión social.
Docente cumpliendo sus deberes en condiciones precarias. Nótese el agua en el aula, producto de la creciente de los ríos. |
Por cierto que
no está demás hacer referencia a los factores económicos, eludidos sistemática
y permanentemente por todos los gobiernos, en total contradicción con sus
propias palabras; pero, a lo que quiero referirme en esta oportunidad es al rol
que se le viene dando al Maestro en el marco de las acciones de capacitación que viene desarrollando el Ministerio de Educación: PRONAFCAP, PELA,
RUTAS DE APRENDIZAJE, etc.
En este sentido,
no puedo dejar de reconocer el esfuerzo del Gobierno en la realización de estas
acciones, pero el problema, desde mi modesto punto de vista, radica en que en
el marco de dicha política, al Maestro
se le viene dando un rol que lo percibimos como inmerecido. Inmerecido y
negativo. Veamos.
El Ministerio
está empeñado en difundir un nuevo enfoque, en concordancia con nuevas
corrientes pedagógicas, que implica toda una trama conceptual, tanto científica
como filosófica, que es la que le da los sólidos fundamentos que venimos
conociendo progresivamente a partir de la lectura de los documentos que emite.
Pero, ello implica el abandono de un sólido conjunto de paradigmas pedagógicos
instalados en cada maestro por una larga y fuerte praxis social, vivida en los
ambientes en los que se forma como tal y luego consolidada desde sus primeras
experiencias como docente.
Alumnos en marcial desfile por Fiestas Patrias. |
Sin embargo, en
el diseño de dichas acciones, estos saberes previos de los docentes, pasan minusvalorados frente a los
nuevos paradigmas, cuya funcionalidad respecto a nuestras características y
problemas nacionales y regionales ni siquiera ha sido evaluada, pero que, por
decisión del Ministerio tienen que difundirse.
Se trata, pues,
de imponer nuevos paradigmas, un nuevo enfoque pedagógico, sin importar el impacto psicológico y cultural sobre el Magisterio,
a despecho de su autoestima o de lo que los Maestros consideremos valioso; en
contradicción, otra vez, con los principios axiológicos que dicen inspirar a la
nueva propuesta. Sin siquiera tener en cuenta su funcionalidad social como
teoría.
Alegoría del Maestro rural. |
De aquí que las
observaciones que venimos realizando nos remitan a resultados que los
consideramos pobres (recordemos las capacitaciones impuestas en la década de
los 90), a despecho de lo que digan las autoridades pertinentes. El contraste
que viven los Maestros entre el entorno teórico-conceptual, que se genera en
los actos de capacitación es profundo
con la realidad socioeconómica de cada Escuela (alumnos, padres de familia,
comunidad en general). Colisionan frontalmente, pues una gran cantidad de
locales escolares en nuestra región carece de condiciones mínimas para ser
escenario propicio para aplicar tales principios.
Lo cual
evidencia que se hace necesaria una mayor reflexión a este respecto, para
superar los pragmatismos tradicionales que no nos ayudan a mejorar nuestras condiciones. Dentro de este marco de reflexión se hace
necesario considerar la creación de
grandes espacios que posibiliten a las
nuevas generaciones de Maestros
ejercitar su creatividad, valorar su propia experiencia, incorporar sus
aportes, para generar una atmósfera realmente estimulante para cada uno de
ellos.
Jóvenes en centro educativo de la comunidad YANASHI, en el canto del río. |
El principal interés que debería tener el
Ministerio no es el de instrumentalizar a los Maestros para poner en práctica
un modelo pedagógico, sino el promover la creación de dicho modelo con la más
activa y plena participación de los Maestros de nuestro país a partir de su
reflexión.
Ignorando sus
potencialidades creadoras llegamos fácilmente al ya transitado camino de la
copia e imitación, tan dañinas para un país y región que deben construirse con
la originalidad que su pasado histórico evidencia que poseen en abundancia, pero
que se quiere mantener adormecida por meros intereses de hegemonismo político-cultural.
Art. publicado en el semanario KANATARI, 06-07-13 (www.ceta.org.pe)
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