Gabel
Daniel Sotil García
La escuela debe responder a la realidad de nuestra región |
Esta
escuela es, por ahora, solo una propuesta y deberá hacerse realidad en la
medida en que el magisterio regional se comprometa con la transformación de la
actual escuela, para darle plena significatividad.
Es
decir, una Escuela en la cual se concrete una educación que responda a la
realidad regional, tanto en su teleología como en su operatividad.
Requerimos
una Escuela cuyas características fundamentales sean su profundo
enraizamiento en la realidad circundante, su plena identificación con la
historia de la cultura regional, su aporte creador al desarrollo regional, la
formación de niños y jóvenes con un profundo amor a su comunidad (su entorno
inmediato) como base para crear una identidad regional que, a su vez, es base
fundamental en la creación de una identidad nacional fuerte, sólida,
indoblegable.
Esta
escuela debe nutrir y nutrirse de su
entorno inmediato. Debe ser una Escuela que establezca un circuito de
realimentación con su realidad. Que sea parte consustancial de ella. Una
Escuela en donde la realidad físico-cultural esté presente en forma permanente
como objeto de conocimiento, como objeto de análisis, como objeto de
transformación. Una Escuela que propicie el contacto cognoscitivo y afectivo
del alumno con su realidad. Una escuela que sea un elemento dinámico y
retribuyente de su entorno.
Debemos crear una escuela que se nutra con las crecientes y florezca en las vaciantes. |
Sólo una escuela así será capaz de ir al encuentro del
devenir histórico - cultural de la Amazonía, del cual debe ser uno de sus
principales tributarios, e insertarse en él como un elemento coherente,
natural, propio. Como una balsa en el Amazonas.
Una escuela así es más necesaria en la medida en que
los grandes núcleos poblacionales en plena Selva son los lugares en donde la
actitud consumista de bienes, valores, actitudes, conocimientos, conceptos,
etc. es la que predomina. La compra y la
imitación son las actitudes predominantes. Comprar e imitar es lo que
vale en estos lugares. Lentamente estamos siendo absorbidos por el circuito de
consumo. Estamos cayendo, o ya hemos caído, en las redes del mercantilismo
cultural. Lentamente estamos siendo convencidos de que debemos aceptar nuestro
rol consumista. El rol creador se lo
dejamos para los de afuera. Nos gusta lo que nos dicen que debe gustarnos.
Creemos lo que nos dicen que debemos creer. Nos divertimos como nos dicen que
debemos divertirnos. Nos vestimos como dicen que debemos vestirnos. Usamos lo
que nos dicen que debemos usar. Pensamos lo que nos dicen que debemos pensar.
En fin, andamos por donde y hacia donde nos dicen que vayamos.
Estamos
despersonalizándonos de tal manera que ya no somos nosotros mismos. Estamos
perdiendo nuestra personalidad cultural.
Y
es esto, precisamente, lo que hace más necesario que, en un esfuerzo de
creatividad colectiva, demos a luz un nuevo tipo de Escuela en la que
aprendamos socialmente que el mundo debemos mirarlo desde nuestra perspectiva
selvática, a afrontar nuestros problemas desde nuestra interioridad amazónica,
desde nuestro portentoso bosque, para encontrarles soluciones propias,
coherentes.
En la nueva escuela los educandos deben aprender a mirar al mundo desde la intimidad de nuestro bosque. |
Una
Escuela que ponga las bases de nuestra
propia modernidad, en la cual se encuentre presente, en lugar protagónico,
el complejo cultural nativo,
caracterizado, precisamente, por la intensa acción creadora, desplegada por
nuestros Pueblos indígenas, ignorados, menospreciados, invisibilizados hoy,
extraoficiales en la dinámica regional, cuya creatividad ha hecho posible el
encuentro de soluciones propias y apropiadas a su contexto físico - cultural.
De
lo contrario, dos serán las víctimas de la actual dinámica social: la cultura
nativa y el bosque. Es decir, las dos más grandes riquezas de nuestra Región.
Con lo cual, caemos todos, indígenas y mestizos, heridos de muerte.
Obsesionados
como estamos en la adopción total e irreflexiva del modelo cultural que viene
evidenciando un carácter depredante de nuestro patrimonio ecológico y cultural,
hemos condenado a muerte a lo que constituye nuestro entorno físico y nuestra
herencia espiritual.
En una región como la nuestra, con tanta riqueza cultural, la escuela debe transformarla en contenido educativo. |
Esta
nueva Escuela deberá cultivar nuevos valores, brindar vivencias valorativas
superiores, practicar la trascendencia individual, generar un auténtico amor
por nuestra Patria, sentimiento que sólo se construirá a partir de un afecto
por las realidades vivenciales de cada niño y joven y no por el afecto a
abstractos intangibles para la experiencia de los educandos de nuestras
Comunidades sobre todo rurales mestizas e indígenas.
El amor a nuestra patria se sustenta en el amor a nuestro caserío. |
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