Más reflexiones en torno a nuestra región.
Sin temor a equivocarme,
puedo decir que uno de los mayores problemas que afronta la educación en
nuestra región es que, hasta el momento, todos los criterios con los que hemos
tomado decisiones respecto al campo educacional se han inspirado en visiones externas a nuestra realidad amazónica; es decir, con
enfoques foráneos, pues quienes las han tomado han sido personas con muy poco o
nulo conocimiento de la realidad amazónica actual e histórica, sin mayor afecto
por ella, con una percepción impertinente de su trascendencia local,
continental y planetaria y carentes de un compromiso con la perduración de su
pluriculturalidad, multilingüismo y forestalidad.
La
ignorancia de la verdadera trascendencia de nuestra Amazonía ha llevado a los
gestores educacionales foráneos a asignarle un simple rol de almacén o reserva
nacional, de emporio de exotismo, de campo de conquista para todo efecto
y de instrumentalidad para satisfacer las necesidades del desarrollo económico
del país, todo ello encubierto por un manto protector de diversos mitos
ideológicos actuantes en la interioridad psíquica de quienes han tomado tales
decisiones.
Sin mayores
respetos por la personalidad geo-socio-cultural y espiritual de nuestra región,
ella es hoy el campo de acción destructiva de diversos agentes económicos y
empresariales, que solo ven en ella un promisorio
campo de acción extractiva, que viene profundizando los efectos malignos en
toda su integridad.
A ellos
tenemos que agregar la acción destructiva de la espiritualidad amazónica
originaria que vienen desplegando infinidad de confesiones religiosas, cuyo
propósito es la conquista confesional de los pueblos originarios, destruyendo
sus paradigmas tradicionales de relación con el mundo circundante, por ser
considerados impropios de la modernidad.
Objeto de
decisiones al margen de su realidad, carente de análisis y reflexiones, la
educación es hoy en la selva el mayor obstáculo para impulsar su
desarrollo, pues impide el equipamiento actitudinal-valorativo y cognoscitivo
de sus miembros para tratarla con coherencia, para mirarla de manera distinta y
para transformarla sin destruirla.
Siendo una
región en donde se amalgaman el hombre y la naturaleza en una sola unidad, en
una sola esencia trascendente, quienes pertenecen a la cultura mestiza,
prejuiciosa y arrogante, desarrollan una educación que implica ver a quienes
pertenecen a las culturas originarias como si fueran ignorantes de los códigos
de relación con nuestro ambiente natural que es el bosque; una educación que
pone como condición para lograr nuestro desarrollo la destrucción de nuestra
riqueza forestal, que propugna la desaparición de la diversidad cultural como
medio para eliminar la pobreza, etc.
El
poder central, con esmero especial, ha elaborado infinidad de mapas de
segmentación para diversos recursos naturales que posee nuestra región, que son
los referentes para hacer las ofertas internacionales: gas, petróleo, bosque,
etc. Con ellos invita al empresariado internacional a “invertir” en la
selva con los menores costos posibles pero sin tener en cuenta las
consecuencias devastadoras en su riqueza social, cultural y ecológica.
En
consecuencia, se hace necesario promover una profunda reflexión sobre la
educación en nuestra región, para hacer propuestas desde nuestra perspectiva
forestal y multicultural, para elaborar proyectos que contrapesen las
imposiciones del centralismo administrativo-educacional, que nos está llevando
a la praxis de una educación destructiva para los intereses de nuestra
Amazonía, tal y como lo viene planteando la política re-centralizadora del
Ministerio de Educación.
Es decir,
para nosotros, y dadas las peculiaridades de nuestra región, nos es de suma
urgencia construir propuestas desde nuestra propia intimidad socio-cultural y
geo-ecológica, que expresen nuestra propia manera de ver y actuar en la realidad.
Reitero,
modestamente, que gran parte de los problemas que afronta nuestra educación
regional es la falta de reflexiones sobre ella y su entorno. Reflexiones que
nos permitan desbrozar los caminos para verla con una imagen diferente a la que
tenemos de ella en los actuales momentos.
Es decir,
nos hemos abocado a hacer educación sin pensar en la educación y menos en la
Amazonía, bajo la premisa de que todo lo que se diga de ellas en el nivel
nacional es aplicable y pertinente al nivel regional.
Esta percepción
ha obviado un acercamiento crítico, reflexivo, a sus circunstancias actuales,
que ya no son las de hace medio milenio, con el inicio de las épocas colonial y
su continuación en la época republicana.
Nos estamos
olvidando que hoy la vemos como nos enseñaron a verla desde aquellas épocas,
cuando una nueva cultura (foránea) se hizo presente en estos ámbitos, que
empezaron a ser percibidos con el natural etnocentrismo de sus
agentes. Y esto es válido tanto para la sociedad nacional como para quienes
vivimos en esta región.
En lo
básico de esos paradigmas mentales, no ha habido cambios que posibiliten vernos
diferentes, desde nuevas perspectivas, con nuevas imágenes, con nuevos roles,
con futuros coherentes a nuestra naturaleza.
1 comentario:
¡Hola Daniel! ¡
Siempre disfruto leyendo tus publicaciones y pensamientos sobre educación! Una vez más, esta vez me siento desafiado como lo están sus otros lectores: ¿qué hacer? ¿Cómo proceder?
Me pregunto, ¿pueden darnos alguna orientación sobre cómo hacer lo que están proponiendo? ¿Tiene buenos ejemplos de lo que considera modelos nuevos, efectivos y culturalmente responsables? Si es así, por favor compártalos. Creo que a muchos les gustaría poder leer y ver de lo que están hablando y cómo es, o podría ser, poner en acción.
Sinceramente,
Mark Wangberg
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