Reflexionando sobre nuestra actuación social respecto a nuestra MARAVILLA NATURAL
Gabel
Daniel Sotil García
Belleza cuyo lento discurrir debemos aprender a amar. |
Nadie
niega la importancia del diálogo, menos puede negarse cuando se trata de
asuntos relacionados con los intereses de la sociedad, de nuestra región. Pero,
si se dialoga en exceso, sin pasar a la
acción, se hace evidente que dicho diálogo se está usando para encubrir la
inacción.
Es
esa la impresión que nos queda cuando vemos a autoridades, especialistas e
interesados conversar sobre temas acerca de los cuales ya hay consensos
avanzados y suficientes, pero no se pasa
a tomar decisiones frente al avance destructor de las acciones agresoras y
destructivas de nuestro entorno ambiental.
Quienes
sólo tenemos nuestra escritura para protestar, tenemos que decir que ya es
tiempo de que pasemos a realizar acciones que hagan evidentes las intenciones de parar este avance destructor
de nuestro ambiente, que nos está
costando, según el mismo INRENA, más de 50 000 has. de bosque destruido
anualmente en nuestro Loreto, contaminación de las aguas de ríos, cochas y
quebradas, la destrucción de la riqueza biológica en extensas y diversas
cuencas de nuestra región, etc. y, como consecuencia de ello, la afectación a
la vida y cultura de diversos pueblos originarios de esta región.
Daños irreparables por nuestra ambición mercantilista |
Consecuencias
que, lo sabemos por nuestra historia regional, no llegan al interés real y
profundo de las instituciones que, desde siempre, trabajan con visión homogeneizante y actitud centralista, para ejercer su
tradicional hegemonismo en cuanto a la búsqueda de soluciones a nuestros
problemas (que, dicho sea de paso, nunca fueron soluciones), la misma que
debería ser hecha por nosotros mismos,
que somos los interesados directos y quienes vivimos sus consecuencias.
Querer
caminar, en estos asuntos, al ritmo de los intereses burocráticos de
instituciones que, desde Lima, quieren digitar el avance de la solución de
nuestros problemas, es dejar que nuestros problemas se sigan agravando
indetenible e indefinidamente. Revisemos nuestra historia regional y tendremos
las respuestas que necesitamos al respecto: el centralismo nunca solucionó
nuestros problemas; al contrario, los agravó.
Las
instituciones, oficiales y privadas, que trabajan en el tema ambiental en
nuestra región, deben ya reclamar y expresar su autonomía realizando sus respectivos
planes de acción al margen de las instituciones centralistas, a las que sólo
les interesa figurar y manejar los fondos destinados a estos asuntos.
Más
allá de hermosos ejemplares en los que se
consigna las buenas intenciones de CONAM que, al parecer, agota sus
energías, no vemos una acción contundente en el tema ambiental, que exprese una
nueva decisión. Y así otras instituciones que nos hacen creer que comparten
nuestras preocupaciones, pero que, en el fondo, tienen sus propias
preocupaciones.
Entonces,
más que ecodiálogos, ya requerimos pasar a la ecoacción. Y ello será posible
cuando las instituciones regionales, que tienen que ver con el tema ambiental,
rompan su dependencia y miren, seriamente, las agresiones de que es objeto
nuestro ambiente loretano, aquí en la ciudad y en las áreas rurales.
Sigamos
dialogando pero, también, actuando con autonomía.
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