Para promover nuestro
desarrollo cultural
- La cultura es consustancial a la especie humana; es decir, todo pueblo
o sociedad tiene cultura (todo pueblo es culto).
- Toda cultura está en permanente cambio; es decir, se modifica en sus
componentes a lo largo del tiempo como consecuencia de la acción de diversos factores,
tanto internos como externos al grupo.
- La diversidad cultural o existencia de diversas culturas en un
determinado escenario no implica necesariamente la generación de problemas de
relaciones entre los Pueblos o de consecuencias negativas para el país o región
en donde se da. Esta característica, interesadamente, ha sido planteada como
una debilidad de nuestro país y región, atribuyéndosele un rol causal en
nuestra pobreza y subdesarrollo (“la existencia de Pueblos Indígenas es la
causa de nuestro subdesarrollo”, “la diversidad cultural dificulta la
superación de la pobreza”, “el multilingüismo es un obstáculo para la
gobernabilidad de nuestro país”).
- Las relaciones entre las culturas son afectadas por las relaciones de
poder que se establecen entre los miembros de dichas culturas. En nuestro caso,
son miembros de la cultura mestiza, de origen predominantemente europeo
occidental (euro-occidental), quienes detentan el poder en todas sus formas.
- Esta minusvaloración afecta las relaciones de los legados culturales
nacionales (y regionales) con las culturas de origen externo, dentro de cuya
expresión social concreta éstas son percibidas como de menor valor o jerarquía
(“lo foráneo es siempre superior”).
- Es este etnocentrismo o racismo de la cultura dominante el que viene determinando
la dinámica de la vida nacional, que ha tenido en el centralismo político-administrativo
su máxima expresión, del cual se han derivado los diversos centralismos que nos
caracterizan.
- Es a partir de esta visión etnocéntrica que la búsqueda de la
homogeneización cultural se ha impuesto como aspiración de todas las políticas
nacionales, incluidas, por cierto, las políticas cultural y educacional en el
nivel nacional y, por cierto, el amazónico.
En el contenido de estas formulaciones lingüísticas vamos a fundamentar
nuestro análisis de la política cultural de nuestra región, en la cual, así lo
consideramos, no hemos construido aún una propuesta coherente para abordar con
seriedad, responsabilidad y compromiso todo lo que comprende el mundo cultural
amazónico. Lo cual constituye un desafío para atrevernos a hacer estos planteamientos.
PROYECTO
POLÍTICO-CULTURAL EURÓGENO
Como bien sabemos, en el siglo XVI se hace presente violentamente en
nuestra región el mundo cultural europeo, generando una total desestructuración del mundo
indígena, pues sus miembros se hacen del poder político dando inicio a todo un
proyecto de imposición cultural que implicó la progresiva destrucción del
legado cultural indígena construido a partir de una experiencia forestal
milenaria.
Caracterizado por su esencia colonizadora, etnocéntrica, impositiva,
marginante y centralista, básicamente este proyecto político-cultural persiste
en la actualidad.
Durante todo el período republicano, iniciado en el siglo XIX, nuestra
región no fue afectada por cambios significativos en cuanto a su percepción por
el gobierno central ni en cuanto a su rol en la dinámica nacional. Seguiríamos,
como hasta hoy, siendo vistos personas, instituciones y pueblos con los
tradicionales prejuicios de la época colonial. Por lo tanto, las políticas
referidas a ella tienen la misma esencia e intencionalidad que las de la época
anterior.
Es así que nuestra región amazónica sigue siendo percibida con los mitos
ideológicos generados por el conquistador, tales como el de la inferioridad de
las culturas nativas, que implica aceptar que todas las manifestaciones
culturales originarias deben ser sustituidas por las de origen europeo. Es
decir, no deben continuar vigentes. Idiomas, artes, creencias, mitos,
costumbres, etc. deben ser sustituidos por los de la cultura oficial.
En el marco de este racismo formalizado como política de los gobiernos
centrales, en nuestro país, nuestra región no ha dejado de ser un escenario de
conquistas culturales (lingüística, religiosa, política, etc.), en el cual se
viene experimentando sucesivamente la extrapolación de modelos extra regionales
y foráneos.
Racismo que comprende la desconfianza oficial en las capacidades de los
pueblos y personas de esta región para buscar y encontrar soluciones a sus
propios problemas en el marco de un proyecto político cultural nacido de su
propia intimidad.
Racismo que es, también, el caldo de cultivo para el centralismo
cultural que aún sigue vigente y cuya consecuencia es el indetenible proceso de
homogeneización cultural, permanentemente resistido y enfrentado por los
pueblos de nuestra región, cuyas identidades, aunque debilitadas, siguen siendo
enarboladas en la lucha sin cuartel contra dicho centralismo.
CONSECUENCIAS DEL CENTRALÍSMO POLÍTICO-CULTURAL
Este
centralismo heredado de la época colonial en nuestra región se manifiesta en
las siguientes consecuencias:
Ø hegemonismo
excluyente de la cultura mestiza de origen euro-occidental, relegando a planos inferiores y
de marginación político-social a las culturas originarias y un mayoritario
segmento de la propia población mestiza.
Ø Persistencia de mecanismos
psicológicos coloniales que propician la vigencia del sistema
extractivo-mercantilista, de carácter exportador, con consecuencias depredatorias para nuestros recursos
materiales y espirituales.
Ø Vigencia de una relación
jerárquica entre la cultura mestiza, de ascendiente europeo y las culturas
nativas generadas por los Pueblos Indígenas de esta región.
Ø Predominio
de relaciones injustas, establecidas en
el marco de tradicionales paradigmas al interior de la propia cultura mestiza, que genera
inequidad en las oportunidades de disfrute de los bienes culturales entre
quienes la conforman,
Ø Existencia
de una serie de mitos ideológicos, encubridores y justificadores, que han
generado una falsa imagen acerca de nuestra región y que han condicionado una
relación tergiversada con nuestra realidad amazónica, expresada en
comportamientos sociales destructivos.
Ø Permanente
expresión de rechazo de los Pueblos Indígenas a la imposición cultural,
reclamando su derecho a poseer sus respectivas culturas y ser protagonistas de
su propia historia.
Ø Vigencia
de una educación que, por haber sido pensada desde una sola perspectiva
cultural, la mestiza, pese a nuestra pluriculturalidad, viene actuando como
instrumento de ideologización y como el más eficaz mecanismo destructor del
entorno ecológico amazónico y su riqueza pluricultural, además de inducir una
férrea actitud imitadora en las nuevas generaciones, en desmedro del potencial
creativo demostrado históricamente por los pueblos originarios de nuestra región
(y del Perú).
Entonces, podemos afirmar que en nuestro país sí existe una política cultural en marcha desde hace casi cinco
siglos, implícita y al servicio del proyecto político social mestizo o criollo,
cuyo propósito es homogeneizarnos culturalmente, imponiendo la cultura europeo
occidental, que ya tiene en la cultura mestiza su máxima concreción. Para ello
viene valiéndose de múltiples mecanismos de avance, entre los cuales tenemos a
la educación formal, los medios de comunicación social, las disposiciones
administrativas, los partidos políticos, etc.
En el caso de nuestra región, la política cultural hasta hoy vigente,
tiene un carácter pragmático, informal, parcial, espontáneo, está teñida de los
mismos tintes y afectada por los mismos sesgos de la política nacional; es
decir, también está al pleno servicio del proyecto político mestizo.
En resumen, podemos afirmar que la dinámica cultural de nuestra región
está librada a la espontaneidad de actuación de los agentes culturales:
personas, instituciones y pueblos, careciendo de una intencionalidad explícita
para orientar dicha dinámica hacia determinados propósitos de origen endógeno.
Como consecuencia de ello, se viene produciendo una progresiva pérdida
del patrimonio cultural propio, un indetenible avance e introducción de
contenidos culturales foráneos
percibidos y aceptados como superiores a las manifestaciones aborígenes,
destrucción progresiva del hábitat de los pueblos originarios, arrebato de sus
territorios, pérdida de la sabiduría ancestral de los mismos, enfrentamientos
con agentes de la cultura mestiza, marginación en la toma de decisiones
respecto a asuntos que les afectan: educación, salud, integridad territorial,
etc.
CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA POLÍTICA CULTURAL
Urge, entonces, que nos avoquemos a la construcción de una política
cultural al pleno servicio de los Pueblos de nuestra región. Tenemos que asumir
el protagonismo pleno en el establecimiento de lineamientos de política
cultural que tengan a nuestra región como el centro de referencia para promover
el conocimiento y la revaloración del riquísimo legado cultural, en cantidad y
variedad, del que somos poseedores y que se manifiesta como un substrato
psico-cultural de muy diversas maneras: lingüísticas, religiosas, artísticas, operativas, costumbres, mitos, etc.
Esta política de
desarrollo cultural debe inscribirse en el marco comprensivo de un nuevo
proyecto político-social fundamentado en las destructivas consecuencias
socioculturales, psicológicas, ideológicas, económicas y ecológicas que viene
teniendo para nuestra región el actual modelo político centralista, cuya superación
debemos planteárnosla como propósito compartido por todos los pueblos
amazónicos.
Para ello,
consideramos necesario abocarnos a los siguientes propósitos:
o La defensa de nuestro patrimonio cultural y
lingüístico,
o El fortalecimiento de nuestra identidad histórica y
multicultural,
o La ruptura de nuestra condición neo-colonial
Teniendo como sustento o plataforma lo planteado en el diagnóstico que
acabamos de formular y como referente orientador los propósitos expuestos,
debemos diseñar un cuerpo de políticas culturales que nos lleve a superar dicha
situación y lograr tales propósitos.
Considerando que dicho proyecto de desarrollo cultural no sólo debe tener
consistencia interna sino también externa, el mismo debe ser elaborado por los
mismos pueblos concernidos, es decir, indígenas y mestizos que conforman
nuestra realidad demográfica y cultural.
En este sentido y en actitud contributiva, adelantamos algunos campos de
acción que debería comprender dicho cuerpo orientador.
LA
PROMOCIÓN DE LA CULTURA POPULAR:
Tendrá como referente
doctrinal los principios de la educación intercultural para promover el
conocimiento, el respeto y la valoración mutua de todos los Pueblos de nuestra
región.
Su campo de acción específico será la cultura que crea el pueblo en sus
diversas manifestaciones: musicales, dancísticas, artesanales, literarias,
etc., creando espacios de manifestación y canales de expresión de las mismas;
estimulando su práctica intensa y extensa, así como su innovación creativa, en
concordancia con su origen indígena y mestizo, según corresponda, con la
finalidad de promover la preservación de nuestra riqueza espiritual.
Deberá, por lo tanto, ofrecer condiciones para la recreación del pueblo a
partir de sus propias manifestaciones para fortalecer su autoestima e identidad
cultural. Se buscará que el pueblo sea protagonista de sus propias creaciones,
como condición fundamental para la vigencia de una auténtica democracia
socio-cultural y política y el desarrollo integral de todos los Pueblos de esta
región.
LA
PROMOCIÓN DE LA LECTURA E INFORMACIÓN:
Está destinada a crear condiciones para motivar mejores niveles de
lectura en la población así como el fortalecimiento de los mecanismos de
comunicación inter e intra generacional (cuentos, transmisión oral, etc.) como
medio contributivo de su auto perfeccionamiento individual y social.
También promoverá la dinamización de diversos mecanismos de difusión de
la información de mayor impacto formativo en la población, a fin de generar
necesidades de acceso a las fuentes de información, hoy en día disponibles,
gracias a los adelantos científicos y tecnológicos.
En este sentido, especial énfasis será necesario para facilitar el acceso
a las creaciones científicas, literarias, tecnológicas y humanísticas que
tienen como referente nuestra realidad regional, en sus diferentes aspectos.
LA
PROMOCIÓN DE LA MEMORIA CULTURAL:
En la medida en que se conserven, sistematicen y difundan los productos
propios de nuestra creación cultural colectiva en el devenir histórico,
estaremos propiciando el fortalecimiento de nuestra identidad cultural en las
nuevas generaciones y, a la vez, los daremos a conocer a quienes nos visiten
como mensajes explícitos de nuestros esfuerzos colectivos para construirnos como
un pueblo con sus propias características, respetable y respetado, protagónico
de su trayectoria histórica; por lo tanto, su acción estará dirigida a
organizar los productos culturales de mayor significado para mostrar nuestra
identidad cultural.
LA
PROMOCIÓN DE LA PRODUCCIÓN ARTÍSTICA E INTELECTUAL.
El fortalecimiento y la innovación de la cultura de un pueblo, no puede
ser sólo el producto de la acción espontánea de sus miembros personales e
institucionales; antes bien, consideramos que tales efectos pueden y deben ser
logrados a partir de una política expresa de apoyo y estímulo a las creaciones
artísticas e intelectuales que surgen en el seno mismo del pueblo.
Por lo tanto, se requiere establecer mecanismos concretos para promover
la difusión y la elevación de la calidad de quienes crean expresiones
culturales de un alto valor estético e intelectual, estimulando sus capacidades
y vocaciones para fortalecerlas y comprometer el logro de mejores productos de
creación.
Tenemos que asumir la responsabilidad de construirnos desde adentro,
desde nosotros mismos, desde toda la riqueza cultural de la que somos
depositarios. Venimos siendo obligados a vivir con insumos culturales foráneos
en desmedro de lo que nos es propio. La consecuencia de ello es que no llegamos
a ser sino un pálido reflejo de lo que se nos impone a costas de la destrucción
de la riqueza que ha sido el aporte más valioso a nuestra humanidad, cuya vocación
natural es la de expresarse de muy diversas formas culturales. El proceso de
globalización no implica necesariamente renegar de nuestras culturas.
¡Es que la diversidad es la riqueza de la humanidad!
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