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de abril: DÍA DE NUESTRA MADRE (*)
Prof. Gabel Daniel Sotil
García, FCEH – UNAP
NUESTRA GRAN MALOCA, NUESTRA PACHA MAMA, NUESTRA TIERRA. |
La he mirado, con
infinito asombro, en la inmensidad inconmensurable del cosmos, como un puntito
insignificante en el enjambre luminoso de las estrellas que conforman nuestra
galaxia y me parece increíble que tal pequeñez cósmica sea nuestro mundo, el
escenario en el cual nos hemos formado como especie en compañía de una
multiforme pléyade de otras vidas con las que lo estamos compartiendo.
La he mirado y no puedo
dejar de pensar en su grandiosa insignificancia material, desafiando ciclópeas
fuerzas siderales en su ruta hacia destinos que sólo ella conoce, en la
vastedad infinita que anonada, pero también reta, la inteligencia de la que nos
dotó.
Inmensidades anonadantes de las que formamos parte. |
Pero, tampoco puedo
dejar de pensar en cuánto le costó lograr las condiciones para hacer posible
nuestra vida, pues, dicen con certeza indubitable quienes la vienen estudiando
a plenitud, que todo en ella se venía predisponiendo, desde sus latidos
primigenios, para hacerse propicia a nuestra presencia, la presencia de
nosotros los humanos, pues son vastas las evidencias de su intención de crearnos
seguramente que para disfrutar al vernos
caminando sus espacios, gozando sus bondades y ayudándola a imaginar su futuro.
Entonces, la imagino en remotos
tiempos pretéritos, convulsionada en sí misma sufriendo milenarios espasmos
gigantescos, soportando insufribles estertores originados en su vientre
incandescente, para luego calmarse con el arrullo del tiempo indetenible y
empezar la ruta que la llevaría a hacerse propicia para la vida.
Vida de la que
deberíamos hoy gozar en sublime hermandad con quienes también recibieron este
don.
Por ello, también, la
imagino moldeando infinitas formas con esmeros especiales y ensayando seres que
poblarían sus espacios por tiempos que parecían inacabables, para luego
desaparecer engullidos por ella misma, en cumplimiento inexorable de leyes supremas,
impuestas a su dinámica evolutiva.
Es tan grandiosa nuestra pequeñez, que a esta escala no alcanzamos representación. |
Encontrar respuesta a
esta interrogante es parte de los desafíos en el incierto camino hacia nuestra
realización como especie supuestamente en eterno proceso de construirse hacia
niveles superiores, para hacerse cada
vez más humana; designio que seguramente previó para nosotros nuestra MADRE
TIERRA y que debemos asumir como una obligación moral de nuestra especie.
Hoy es su día, el día de
esta grandiosa insignificancia que es LA TIERRA, nuestra GRAN MALOCA. Nuestra
PACHA MAMA.
Nuestro país y la gran Amazonía. |
La CASA GRANDE de esta
gran comunidad, en la que todos tenemos cabida, en donde siempre hay un
banquito o una hamaca para reposar, mientras degustamos las exquisiteces de
nuestro bosque, conversamos sobre nuestros anhelos, nuestras inquietudes,
nuestros problemas, buscando soluciones y disfrutamos de nuestros sueños,
mientras sentimos la estimulante cercanía de la presencia humana en nuestro
derredor.
Hoy es SU DIA, el que
nosotros, sus criaturas, le dedicamos a ella a cambio de habernos dado la
existencia, como un excelso triunfo sobre el caos. ¿Cómo expresarle a esta sublime
y grandiosa pequeñez nuestro agradecimiento por habernos dado acogida en su
regazo? ¿Cómo decirle en lenguaje de acciones y comportamientos que también la
queremos, tanto como ella a nosotros?
Hoy es SU DÍA y es la
oportunidad que cada año debemos aprovechar para juzgar nuestras acciones y
evaluar si como humanos, estamos a la altura de la gesta portentosa que vivió NUESTRA MADRE para darnos cabida como seres
inteligentes.
... y aquí, parte de nuestro grandioso BOSQUE. |
(*) Artículo publicado en semanario Kanatari, 22-04-12
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