Prof. Gabel Daniel Sotil
García, FCEH - UNAP
En cada niño se instalan los mensajes de su realidad condicionando su actuación social y escolar. |
En
artículo anterior, referido a este tema, decíamos que hasta el momento las
autoridades regionales del sector educacional no han delineado una política de
innovaciones que posibilite la búsqueda científica de respuestas a los diversos
problemas que afectan a la actividad educacional, aceptando que sea el
Ministerio de Educación el que decida la atención a esta necesidad regional,
función que viene siendo cumplida mediante la imposición de innovaciones, sin
mayor preocupación por su coherencia o pertinencia respecto a nuestras
necesidades y características regionales, bajo el supuesto, que hasta hoy no
puede superar en su actuar: el Perú es un país homogéneo.
En
el marco de este prejuicioso comportamiento ministerial se elabora currículos
en base a supuestos teóricos “universales”, sin dar mayor importancia a las
características peculiares de los niños y
pueblos amazónicos; se dispone nuevas formas organizativas al margen de
características ecológicas y demográficas de nuestra región; se elabora nuevo
material didáctico carente del mensaje histórico, socio-cultural, ambiental,
psicocultural, etc. que nos es propio, prácticamente obviando la existencia de la Amazonía Peruana, dándola
como no existente no sólo para quienes vivimos en esta vasta región sino para
todos los peruanos, a sabiendas de que ésta es la región más extensa del Perú.
Cada niño requiere ser comprendido en su propia realidad. |
Cuando
hacemos un recuento de la forma en que se vienen haciendo los cambios
educacionales nos damos cuenta que casi la totalidad de estos se han
efectivizado sin la necesaria
recopilación de información evaluativa acerca de aquello que es sometido a
cambio. Es la voluntad de cambiar por cambiar, sin mayores fundamentos (salvo
los ideológicos y políticos), lo que prima. Valiosas experiencias, que pudieron
haber sido beneficiosas para mejorar la calidad de la educación en su función
de servir a la sociedad, se han dejado de lado por el simple prurito de cambiar
al iniciar un nuevo gobierno nacional.
Es
tiempo, entonces, de poner en práctica una nueva forma de administrar nuestras
decisiones en el campo educacional. Seguir como queda descrito en los párrafos
anteriores, sólo nos asegurará continuar
con las mismas consecuencia.
Con
el esfuerzo de todos quienes queremos una educación cualitativamente superior
en nuestra región, debemos dar inicio a una nueva fase caracterizada por una
férrea decisión de superar las deficiencias anotadas.
En su comportamiento escolar, el niño expresa las influencias de su cultura como un todo. Foto: Prof. J. Trigoso |
En este sentido proponemos que los cambios en el
campo educacional, de mayor trascendencia, deben hacerse en el marco de un
Proyecto de Desarrollo Regional, del cual debe ser parte el Proyecto Educativo
Regional, fundamentados en investigaciones científicas y tecnológicas, que
hayan tenido como objetivos la solución de problemas y atención a necesidades
que nos atañen significativamente, con la más plena participación del
magisterio regional.
Dichas
investigaciones deben referirse a un amplio espectro de temas de especial
relevancia para la construcción de una educación pertinente a nuestra región.
Algunos de los
cuales pasamos a referir:
Habilidades, expectativas, conocimientos, todo el mundo psíquico del niño está impregnado de su realidad. Foto: Prof. Julio Trigoso |
Respecto al educando, para diseñar una educación regional
científicamente fundamentada, a partir de una nueva manera de percibir al
EDUCANDO en su integridad biológica, psicológica y sociocultural, pues sabemos
ya que el medio social y cultural concreto en el que hace su vida imprimen
profundas huellas en su ser; por lo tanto, le es indispensable, para su
equilibrado desarrollo psíquico, identificarse plenamente con su cultura concreta,
situada en un tiempo y un espacio y actuar con pertinencia cultural para su
propia seguridad. Además, debemos tener en cuenta que es en su medio ecológico
y sociocultural en donde radican las potencialidades de sus experiencias
directas y vivenciales, que son la base para asegurar su desarrollo como
persona.
Por lo tanto,
debemos enfatizar investigaciones dirigidas a tener una mejor comprensión de
las características peculiares del educando amazónico, pues hasta el momento
venimos trabajando a partir de características genéricas, tanto psicológicas
como biológicas y socioculturales proporcionadas por investigaciones foráneas.
Nos es, prácticamente, un desconocido el educando regional, en sus diversas
formas de concretarse.
En lo referente al ambiente escolar, podemos decir que hasta el momento los componentes conceptuales que usamos para afrontar
las situaciones escolares no han sido producto de investigaciones realizadas en
nuestro medio, razón por la cual los modelos de centros educativos, el
calendario escolar, las relaciones escuela-comunidad, la participación de los
padres y madres de familia, el material educativo que utilizamos, etc. son los
que tradicionalmente se han impuesto por inducción desde el centro hegemónico y
que, por lo tanto, expresan una visión no amazónica. Los cambios o innovaciones
que ponemos en práctica son inducidos desde visiones extra regionales, mas no
producto de nuestras propias investigaciones.
Requerimos comprender el entorno social, cultural y ecológico del educando amazónico. Foto: Prof. Julio Trigoso |
Respecto al entorno sociocultural, requerimos
generar importantes cambios respecto a la visión etnocéntrica predominante en
la práctica escolar. Nuestra diversidad cultural y social aún no tiene
expresión en la praxis educativa en nuestra región. Innovaciones referidas al
conocimiento y comprensión de nuestras potencialidades culturales, nuestras
riquezas lingüísticas, la dinámica de nuestras relaciones interculturales, la
relación intercultural, requieren ser fundamentadas.
Finalmente, respecto al entorno ecológico,
requerimos investigaciones para fundamentar innovaciones
referidas a nuevos conocimientos, habilidades intelectuales, valores, actitudes
y capacidades volitivas para establecer relaciones armónicas con nuestro medio
ambiente; lo que quiere decir, educarnos para no depredar, no deforestar, no
contaminar, no sobreexplotar nuestros recursos, etc. En suma, aprender a darles
un uso óptimo y racional, en el marco doctrinal del desarrollo sostenible.
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