Prof.
Gabel Daniel Sotil García
En el marco de un ambiente predominante- mente natural, los pobladores bosquesinos tienen sus propios paradigmas culturales. |
Una particularidad, bien
definida de la educación amazónica, es la educación que se realiza fuera de los
ámbitos citadinos o urbanos de nuestra región. Es la llamada educación rural.
Educación profundamente influenciada por el entorno geográfico, ecológico,
social y cultural de nuestras riberas y las cuencas interfluviales, que hace
que ella tenga sus propias características, las mismas que tienen que ser
reflexionadas como condición previa para abordar la búsqueda de soluciones en
el marco de un programa o plan estratégico para buscar las soluciones pertinentes
que se requiere.
Esta reflexión analítica se
hace necesaria teniendo en cuenta que hasta hoy han predominado los enfoques
exógenos emanados de instancias extra regionales en el marco de la inveterada
actitud de esperar que las soluciones a nuestros problemas, de toda índole,
vengan planteadas desde afuera, en concordancia con el centralismo omnímodo que
ya se ha consolidado en nuestra dinámica socio-política y cultural, pese a
declaraciones en sentido contrario. Fórmulas de solución que han significado el
agravamiento de los problemas y que hoy tienen su peor manifestación en la
pobrísima calidad educativa predominante en este sector de nuestra realidad.
La presencia consuetudinaria de la belleza natural en sus diferentes manifestaciones da trascendencia a la vida del poblador rural. |
Otra de sus graves deficiencias es la carencia de lo que
podríamos llamar “su propia personalidad” institucional, pues carece de una orientación
y dinámica propias. Es decir, funciona teniendo como su referente principal a
las ciudades, tanto en su aspecto curricular como en su organización y orientación. Salvo experiencias
programáticas muy particulares, todo lo demás funciona como una educación
urbana ejecutada en el ámbito rural que, bien sabemos, tiene su propia
complejidad.
En
consecuencia, la educación rural, que se desarrolla en las instituciones
ribereñas, funciona al pleno servicio de la ciudad y de la cultura dominante en
nuestra región (la cultura mestiza), formando a las nuevas generaciones con moldes o paradigmas homogeneizantes
psico- culturalmente, contribuyendo así, a destruir nuestra diversidad
cultural. De esta manera, la escuela rural hoy viene significando un elemento
perturbador para su entorno inmediato pues la educación que desarrolla es
depredante de la riqueza cultural y ecológica de las comunidades. No forma el
potencial que requieren las comunidades para su desarrollo sostenible, endógeno
y participante, pues los mensajes psicológicos que instala en la niñez y
juventud son incompatibles con sus reales necesidades.
La vida social en los caseríos del ámbito rural tiene su propia dinámica que debe ser asumida como un valor por la labor educativa. |
En
consecuencia, se hace necesario asumir a la educación rural como una condición indispensable
para nuestro desarrollo intercultural e integral regional y, por lo tanto, dejar de verla con criterios político
partidarios, que se traducen en actitudes de corte asistencialista antes que
promotoras de las potencialidades geo-ecológicas y psico-culturales que posee
cada una de las comunidades y pueblos de nuestra región, así como tampoco
percibirla como un simple ámbito de dominación político-administrativa en donde
sólo se debe ejecutar las disposiciones emanadas de instituciones lejanas y
ajenas a nuestra realidad.
Para ello se requiere realizar los esfuerzos necesarios para elaborar una
POLÍTICA DE EDUCACIÓN RURAL para nuestra región, propia y diferencial, que
parta de la premisa de que esta región es predominantemente rural; por lo
tanto, debe merecer respuestas administrativas y pedagógicas en esa dirección.
Seguir percibiendo a Loreto como una realidad con predominio urbano, por la
presencia de grandes conglomerados demográficos, es ignorar más del 95% de su
extensión, en donde se sitúan las mayores riquezas materiales y espirituales
que poseemos, para cuyo uso racional, sostenible, debemos formar y capacitar a
los estudiantes. Es esta la realidad que jamás va a ser percibida, con la
adecuada prioridad, por el ente central, que gobierna desde Lima. Seguir bajo
sus dictados absolutos lo único que garantizará es la continuidad de nuestra
actual situación de deficiencia cualitativa.
Por cierto que esta decisión implica la elaboración de un currículo
propio y material complementario, con la necesaria diversificación de acuerdo a los escenarios
diferenciables que hay en su interior, aprovechando y potenciando
experiencias que ya se vienen ensayando en el sentido de concretar la
pertinencia educacional que debe ser nuestro objetivo a largo plazo.
Finalmente, debemos insistir en
la necesidad de destinar un presupuesto especial para invertir en la superación
progresiva de todas las deficiencias que afectan a la educación rural loretana.
El sólo prever financiamiento para remuneraciones y gastos administrativos
expresa convincentemente la falta de voluntad de encarar agresivamente la
solución de los problemas indicados.
Las solas palabras y declaraciones de las
buenas intenciones de las autoridades sólo agravan dicha situación.
Nota: Fotos de Julio C. Bartra.
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