Un
aporte a la regionalización educativa
Prof.
Gabel Daniel Sotil García
La hermosa carátula del libro que comentamos. |
En
las actuales circunstancias, tanto en los niveles nacional como regional, la
educación formal viene siendo profundamente cuestionada por la muy deficiente
calidad reportada en las mediciones y análisis evaluativos, condición ésta que
se expresa en su incapacidad tanto para estimular el desarrollo pleno de las
capacidades de los educandos como para
promover el mejoramiento de las condiciones de nuestra vida social, que son los
propósitos primordiales de la misma.
Esta
situación en parte puede ser explicada por cuanto ni en su orientación ni en su
dinámica la actual educación responde a las características y necesidades de su
entorno, es decir, de nuestra realidad regional. Por lo tanto, es necesario que
dirijamos nuestros esfuerzos a la búsqueda de mecanismos que posibiliten la
inserción de la educación en la intimidad más profunda de las comunidades de
nuestra región, poseedoras de características ambientales, sociales,
psicoculturales e históricas propias, que les dan una absoluta peculiaridad
dentro de nuestro heterogéneo país y que, por lo tanto, deben merecer
respuestas educacionales adecuadas, coherentes y diferenciales.
Por
ello es que hace ya más de veinte años, en
la obra de mi autoría “Escuela árbol,
una propuesta de educación para la selva” he expresado: “El bosque… es nuestra mayor riqueza material.
Es el telón de fondo de nuestra dinámica social, es el marco físico, el
escenario permanente de nuestra actuación individual y comunal; sin embargo,
nada o casi nada de él está presente en la escuela actual. Su flora, su fauna,
sus ríos y demás recursos naturales, simple y llanamente son ignorados en los
cantos que enseñamos a nuestros niños, en las poesías, en los cuentos
escolares, etc. Es decir, no los hemos transformado en contenido educativo.
En los libros que
usamos para educar a nuestra niñez y juventud, el MENSAJE TELÚRICO ES UN GRAN
AUSENTE. Abramos un libro cualquiera de los que usamos en los niveles de educación
inicial, primaria y secundaria y veremos desfilar osos, trenes, llamas,
camellos, montañas, mares y actividades que no se realizan acá, etc…”(*)
En
el cuento alegórico que tituláramos “El
hombre y el bosque”(*), expresábamos también que en las escuelas sólo
podíamos encontrar “Libros grises, sin el
verde intenso de su flora, ni el azul profundo de su cielo, sin colores. Libros
sin ríos caudalosos, ni cochas misteriosas. Libros sin trinos de la selva, sin
el calor de su clima. Fríos, muertos. Sin nada de bosque. Sin vida”
Como dicha situación subsiste hasta el presente, se hace necesario que hagamos los esfuerzos tendientes a hacer que la educación devenga en el instrumento de desarrollo humano que requerimos que sea en este escenario, en el que la más plena diversidad es una de las fortalezas que debemos aprender a potenciar.
Es
en este sentido que consideramos necesaria la urgente movilización de nuestra creatividad para dar vida a nuevos
instrumentos didácticos que nos posibiliten la búsqueda de respuestas propias
planteadas desde las perspectivas de una
educación que compatibilice el
desarrollo del educando con el desarrollo de la comunidad, procesos que tienen
mutuas implicancias, y que debemos aprender a armonizar en una unidad dinámica
de búsqueda del bienestar colectivo.
Respuestas
al respecto ya vienen siendo dadas por profesores comprometidos plenamente con
el conocimiento, la valoración y la defensa de nuestra región, quienes vienen
expresando su decisión de no continuar bajo la férula del Ministerio de
Educación, que viene monopolizando la producción de textos para nuestra región,
con los resultados que todos conocemos.
Antecedentes
los tenemos. En la lejanía cronológica tenemos la obra de don Francisco
Izquierdo Ríos y, más cercanamente, las obras de Germán Lecquerica Perea y
Orlando Casanova Heller y otros escritores, no necesariamente docentes, quienes
vienen haciendo sus propuestas pese a la sordera de las autoridades que
deberían estimular esta labor creativa y propositiva.
Es dentro de esta corriente cuestionadora y
propositiva que se inscribe el libro de cuentos “TRAVESURAS AMAZÓNICAS”, de
reciente publicación, cuya autora es la profesora Ana Luisa Ríos Gonzales,
egresada, hace muy poco tiempo, de la UNAP, Facultad de Ciencias de la
Educación y Humanidades, especialidad de Lengua y Literatura.
Escrita con
sencillez, esta obra conformada por diez cuentos, recurre al lenguaje regional
y al rico imaginario forestal que nos caracteriza. Ana Luisa nos hace un
hermoso regalo, pues demuestra conocimiento de las incidencias que narra y,
sobre todo, un especial sentimiento de amor por los personajes, que no son sino
la fauna y la flora en diálogo permanente con personajes propios de la mitología
amazónica. Con ello no hace sino humanizar a la naturaleza y darle la
oportunidad de expresarse ante los humanos, que tanto daño le venimos causando.
"El huayhuashito y la isula", "El ratón de monte que se comió a la Luna", El coto dormilón", "El chapito que salvó de morir a los animales", "Jeruana, la jergón amargada", "El travieso vacamuchacho", "El lorito avergonzado", "La luciérnaga curiosa", "La tanrilla enamorada" y "El pequeño manatí" son los hermosos cuentos que integran esta obra.
De hecho, Ana
Luisa traduce un especial afecto por su entorno natural, adquirido allá en su
pueblo natal, Nauta, en donde se nutriera espiritualmente de la cosmovisión del pueblo kukama-kukamiria y que ahora ella
traduce en palabras y gestos con mensajes que calan directamente en el alma de
quien lee sus cuentos.
Es nuestra
esperanza de que esos lectores sean los niños y niñas de las instituciones
educativas de nuestra región, quienes se verán estimulados para ejercitar su
creatividad e imaginación para ver otros mundos de fantasía forestal.
Es, también, nuestra esperanza de que las autoridades educacionales asuman un papel de mayor trascendencia en relación al apoyo que deben brindar a obras como la que comentamos.
Nota: Ríos
Gonzales, Ana. Travesuras amazónicas. Ed. Pasacalle. Lima. 2012
Para quienes deseen comunicarse con la autora: graciamia2010@yahoo.com
(*) Sotil García, Gabel. Escuela árbol, una propuesta de educación para la selva. Derrama
Magisterial. Lima. 1991
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