Entrevistado:
Gabel Sotil
Presentación personal introductoria
del entrevistado sobre su carrera y experiencia profesional.
Yo
soy el profesor Gabel Daniel Sotil García. Trabajo aquí en la Amazonía por más
de 45 años; soy docente en la Facultad de Ciencias de la Educación y
Humanidades de la Universidad Nacional de la Amazonía peruana. Soy jubilado del
sector educación, pues desempeñé el cargo de director del Instituto Superior Pedagógico "Loreto" por el lapso de 14 años y trabajo desde hace más de 25 años en esta Universidad. Los
temas que has mencionado constituyen la preocupación principal de mi trabajo.
Vengo, desde hace muchos años, tratando de difundir la idea de que si nosotros
no cambiamos la educación no vamos a lograr nada o muy poco aquí en la región.
Ese es mi tema central; de ahí viene la cuestión de la descentralización que he
trabajado en varias publicaciones, siempre cuestionando al Ministerio de
Educación (MED) y al centralismo político, cultural, pedagógico del cual somos
víctimas aquí en Loreto.
Desde su perspectiva, ¿cómo ve el proceso de descentralización que está viviendo el país, en particular en el campo educativo, a partir de la década pasada?
Yo lo he percibido como declarativo más que
real. Se ha hablado muchísimo de la descentralización en todos los aspectos:
político, administrativo, etc. pero, en la realidad, es poquísimo lo que se ha
avanzado desde la década de los 90s hasta este momento. No se ha avanzado
mucho; las palabras van y vienen, pero en realidad todavía seguimos
dependiendo, en las decisiones transcendentes, del centro del poder en el Perú
que es Lima, donde están todos los ministerios, oficinas; donde se toman las
decisiones fundamentales y siempre tenemos que recurrir a Lima; tenemos que
estar dependiendo de alguien. No hemos logrado la capacidad de decidir. Creo
que no hemos sido lo suficientemente agresivos para reclamar ese derecho; hemos
sido muy suaves. En verdad, no hemos tomado decisiones muy fuertes. Como por
ejemplo, nosotros ya quisiéramos decidir sobre educación, pero no ha habido ese
planteamiento formalmente. Hemos aceptado lo que se nos ha dicho, pero no hemos
sido muy fuertes para exigir. Yo no veo un proceso de descentralización
decidido, contundente. En estos últimos tiempo la cosa se ha hecho más
centralista, más decisiones se siguen tomando en el MED; las Instituciones
Educativas están realmente desarmadas; se les dice que deben ser autónomas,
pero no se crea la atmósfera, el ambiente donde puedan ejercer esa autonomía;
no se les da los elementos. Sigue siendo declarativa la descentralización desde
la época del presidente Fujimori, de
quien sabemos cómo ejerció el poder: se centralizó fuertemente y los
gobiernos regionales, que se implementaron, no fueron sino ejecutores de sus
dictámenes. En la época del presidente Toledo se olvidó la cuestión educativa,
de lo esencial de la educación; no tocó el aspecto de la reorientación de la
educación y se conformó con atender algunos cuantos aspectos reivindicativos,
netamente económicos, con los cuales él creyó que iba a satisfacer al
magisterio; pero la educación sigue tan mala, por eso en este momento sabemos
que estamos con una bajísima calidad.
¿Cómo ve usted el tema de la
autonomía de las instituciones educativas en este proceso de descentralización
en este mismo periodo?
Formal,
absolutamente formal. El núcleo central de la autonomía, que es el manejo del
aspecto económico de las instituciones, de lo cual dependen las otras
decisiones de acuerdo a nuestra escala que tenemos acá, ha seguido siendo
centralista. Yo he sido director de una IE hasta el 98' y teníamos que viajar a
Lima a esperar las indicaciones para saber qué teníamos que hacer, con cuántas
plazas contamos, en qué aspectos, etc.; claro que nos decían: planteen sus
requerimientos, qué cosa necesitan; pero, eso era letra muerta, porque llegando
a Lima, nos decían: esto es lo que podemos darles y no hay más. Igualmente en
las instituciones de primaria, secundaria, inicial en esas mismas condiciones,
decían: ustedes son autónomos, decidan; pero cuando el director busca el campo,
el espacio, no lo encuentra, por eso digo que es una formalidad. Las directivas
han sido formalistas. Por ejemplo, en cuanto a la infraestructura y mobiliario,
se hacen requerimientos, pero finalmente quien decide sobre las computadoras,
etc. es el MED; muchas de esas decisiones han chocado con realidades
discrepantes, porque, por ejemplo, dichos ordenadores fueron a parar en lugares
donde no había corriente eléctrica. Es posible que todavía hoy podamos
encontrar cajones con las computadoras enviadas desde hace diez años, que no
pudieron instalarse. Hacer cambiar eso es sumamente difícil. Hay una amenaza
que puede caer sobre el directivo si contradice las órdenes. Para afuera, para
la publicidad, se dice que se está descentralizando; ya hay gobiernos
regionales, pero en el fondo la mecánica sigue siendo el centralismo
autoritario. No hay las condiciones para ejercer esa autonomía, por lo menos
aquí en nuestra región.
¿Cómo percibe usted el rol de los decididores (los que toman las decisiones) en el MED? De los consultores en las políticas educativas? Y de los directores, profesores y APAFA? ¿Cómo percibe la participación en las políticas educativas sobre descentralización y la autonomía de las instituciones educativas (en su concepción, ejecución, vigilancia) de los actores que usted considera esenciales dentro del campo educativo?
Para
el período de referencia, desde los años 90, no ha habido una participación
significativa; la gente misma no ha sentido la necesidad de participar y no
hemos puesto en práctica una metodología, un trabajo que haya estado dirigido
precisamente a la necesidad de motivar la participación de la gente. Desde la
reforma del año 72 se viene hablando de
la necesidad y de la importancia de la participación de la comunidad en la
gestión educativa: la educación es tarea de todos. Eso lo sabemos, está como
dato intelectual, pero no hemos podido cambiar el paradigma. Eso tiene un
elemento objetivo: no hay condiciones para ejercitar esa autonomía de los
padres y madres de familia; ellos pueden decir todo lo que quieran, pero, al
final, no consiguen lo que ellos han pedido sino lo que ha decidido el MED.
Estamos en una estructura centralista que se mantiene a sí misma y no hay forma
de salir de ella. Hasta hoy día seguimos en lo mismo. Yo tengo artículos que
escribí hace quince años, pero podría repetirlos en su contenido y mensaje porque
no ha variado nada.
Según su experiencia o su visión, ¿existe influencia exterior en el modelo educativo peruano?
Evidentemente.
En la época de Fujimori hubo una especial atención en extrapolar metodologías,
mecánicas pedagógicas de la educación. Se puso un especial interés en traernos
especialistas. Fueron 10 años de un intenso batallar para que aprendamos una
serie de metodologías para mejorar la dinámica educativa; pero, todo se hizo
con “lenguaje” extranjero. Hubo todo un esfuerzo especial, pero la gente que
vino habló con lenguaje extranjero, con imágenes, gestos, referentes
extranjeros. Dichos especialistas no conocían la realidad amazónica. Ni el
lenguaje mismo, que lo tenemos en el inconsciente, lo habían asumido. Después
de 10 años se fueron y no quedó nada. En lugar de formar un grupo, un soporte
técnico, las autoridades de entonces cambiaron la tónica trayendo
especialistas. INIDE, que funcionó hace algunos años, fue un modelo que pudo
haberse seguido y fortalecido, pues allí se preparaba a un personal peruano,
pero fue desarmado. El intento de incorporar aportes extranjeros en el Perú en
el aspecto pedagógico fue fuerte. No se ha logrado mejorar la educación, tanto
que la educación es declarada en emergencia (2003) por los bajísimos niveles de
calidad que tiene. ¿Cuál fue el fruto de esos diez años de trabajo? Ahí se ve
la incompatibilidad entre la acción formativa dirigida por la gente que vino de
afuera con las respuestas que dio el magisterio regional.
Los
gobiernos nacionales posteriores creo que ni se dieron cuenta que había un
sistema educativo nacional en marcha, que necesitaba su atención para mejorar
en calidad. Así hasta hoy.
¿Cuál es el papel de las Organizaciones internacionales o su influencia en nuestro sistema educativo?
Evidentemente,
no hemos seguido, no hemos sido coherentes con las demandas, con lo que
requeríamos acá. En educación hacemos más lo que se nos dice que debemos hacer
que lo que debemos hacer realmente mirando hacia nosotros. ¿Qué necesita el
magisterio; cómo podemos reorientar, replantear la educación? Las necesidades,
las demandas las tenemos a la vista, tenemos la educación rural e indígena por
las cuales se ha hecho muy poco, casi nada. Todo lo que se hizo está en
lo urbano, que es algo importante, pero no es todo; no es la educación que
necesitamos. Los funcionarios internacionales del FMI, BM, etc. no han sabido
leer nuestra realidad y brindarnos una capacitación, brindarnos los elementos
teóricos, prácticos en relación a ello. Han traído su mensaje, lo difundieron y
nadie lo captó. Para mí, tenemos una deuda en ese aspecto. Tenemos que seguir
leyendo la realidad. Como ejemplo tenemos que la historia amazónica no es
motivo de contenido curricular aquí en la Amazonía. Ahí tenemos un ejemplo
clarísimo de cómo estamos mirando la educación: trayendo temáticas, modelos,
esquemas de afuera. Si no son de afuera del país, son de afuera de la región,
porque quienes deciden no entienden al país todavía. El propio MED no tiene una
mirada flexible, para ver que estamos en un país sumamente heterogéneo,
diverso. Nosotros hemos trabajado el Proyecto Educativo Regional el año 2003,
pero no fue con la metodología ideal, por la premura. Resulta que aquí las
autoridades educacionales son aves de paso y de paso muy corto, de manera que
cuando uno llega a un carguito, si quiere dejar algo, tiene que apresurarse. No
querer hacerlo como idealmente le gustaría hacerlo. Hay cargos de director
regional que duran dos o tres meses, medio año, un año; si hay desórdenes o
conflictos, el tiempo es mucho más corto todavía. Aquí todo el tiempo estamos
comenzando. Nosotros hicimos un planteamiento en el PER, en el cual aparecen
todos estos aspectos que te estoy contando: la participación, cómo movilizar a
la comunidad, la necesidad de que participen en la gestión educativa, la
necesidad de que el MED nos dé autonomía a la región para plantearlo
orgánicamente, no a cada institución para que haga lo que quiera sin ninguna
mirada orgánica, pero no pasó de un simple planteamiento. Hoy, después de casi
diez años, seguimos elaborando y re-elaborando el documento base, realizando
acciones nada sustanciales para concretar programas con miras a hacer realidad
los planteamientos del PER.
¿Nos está conduciendo la mundialización hacia la conformación de un modelo educativo único?
Yo
he escrito varios artículos periodísticos sobre la globalización, planteando
que hay una imagen que se está difundiendo y que es bastante interesada; pero,
hay otra imagen, que debiéramos trabajarla, que es la globalización respetuosa
de la diversidad; es posible que nosotros podamos compartir cosas, pero
con respeto de lo que cada sociedad es. Ahora, con lo del cambio climático
tenemos que respetar no solamente la naturaleza sino entre nosotros mismos.
Imponer los modelos únicos de consumo no es la solución y creo que de allí está
saliendo una buena lección para hacernos reflexionar. La globalización es buena
en la medida en que sea entendida no a favor de intereses económicos de las
grandes empresas, sino a favor de la diversidad de los pueblos.
¿Las políticas del MED tienen que ver con las del MEF?
Bueno,
acá hay una dependencia porque finalmente el que maneja el dinero en el país es
el que decide; es el que toma las grandes decisiones. El MEF maneja como ellos
entienden las cosas, el dinero hay que dirigirlo a donde va a rendir más
frutos. El MEF es el gran ministerio que subyuga a todo el mundo, incluida la
educación. Pero, pienso que en el MEF tampoco hay la gente capacitada para ver
un país diverso. Allí tienen un modelo único y lo aplican para todo el país, no
hay flexibilidad, no se entiende diversidades, realidades diferentes; entonces,
a Loreto se le trata como a Tacna y a Tacna como a Cajamarca. Ahora, como el
MED tampoco tiene una visión muy diferenciadora de realidades, tampoco planean
así la cosa. Aceptan la homogeneización que utiliza el MEF, es decir, hay una
dependencia del MEF. Tenemos un MEF que nos suena a dictador, impositivo, pero
ignorante; que dirige los flujos financieros hacia rubros que no tienen la
mayor prioridad sociocultural. La educación bilingüe no tiene prioridad en el
financiamiento. Loreto y toda la Amazonía tiene una enorme proporción de
comunidades indígenas y rurales y no
tienen atención financiera, porque el MEF no lo ve y el MED no lo sabe
plantear, porque, finalmente, tampoco lo ve y los gobiernos regionales, hasta
el momento, no han sabido plantear las particularidades, las exigencias propias
que deben ellos hacer conocer al MEF como elementos, como nuevos términos de
referencia. Parece que se conforman con la función de ejercer el poder y no
importa cómo lo hacen. Todos los gobernantes regionales dicen trabajar por la
autonomía, pero siempre están recibiendo órdenes del gobierno central. No hemos
aprendido a mirar realidades distintas. El gobierno regional no mira su
realidad; en todo caso, la mira por una mera formalidad, pero no para darle
esencia, característica a su gobierno. Entonces, todo se hace en relación a lo
que venga de Lima.
¿Existe una brecha entre los colegios públicos y privados? ¿Entre los colegios urbanos y los rurales?
Sí,
hay una brecha, no tan profunda, pero la hay. Los niveles de vida son bastante
cercanos, no hay grandes diferencias; en cambio, entre el medio rural y el
urbano se siente un poco más, es más profunda la brecha; pero, al interior del
área urbana no es tanto. Aquí hay pocos colegios privados pero sí existen los
parroquiales o por convenios; es decir que funcionan con presupuestos asignados
por el Estado: reciben plazas que designa el MED.
¿Cómo fueron aceptados de manera general los procesos de descentralización educativa y de autonomía de las instituciones educativas?
Loreto
tiene una particularidad histórica: ya lleva en práctica anticentralista casi
siglo y medio (desde 1899); es una forma propia, pues siempre ha luchado contra el centralismo; pero, el
asunto es que la gente de Loreto no asume un rol decisivo como para arrancarle
al centralismo la autonomía que decimos necesitar. Militarmente hemos tenido
unos movimientos de protesta y eso ha dejado en el imaginario colectivo una
actitud de rebeldía, lo cual es muy bueno, pero los profesores no hemos sabido
aprovechar para que se tomen decisiones fuertes en relación a la educación.
Aquí hay un sentimiento de que estamos gobernados centralistamente; hay una
conciencia de que no debemos seguir siendo así, ahora falta concretar la forma
social como debemos ejercer esa autonomía; no la hemos trabajado, eso es un
poco responsabilidad de quienes trabajamos a este nivel: no haber incentivado
la construcción de esa forma de cómo ejercer el poder con autonomía, sabiendo
que todos o casi todos, en todo caso mayoritariamente, aquí en Loreto somos anticentralistas.
Estos procesos de descentralización educativa y de autonomía de las instituciones educativas, ¿han permitido la toma en cuenta de la diversidad de las situaciones educativas en el país?
Las
riquezas de nuestra región tienen una trayectoria de uso, desde la época del
caucho. Se instaló en nosotros una forma de utilizar nuestra riqueza, extraerla
para venderla. Hemos asumido socialmente que las riquezas que tiene Loreto,
valen tanto cuanto sean exportables. Todo lo hemos mirado en función a eso;
incluso hasta la riqueza cultural la estamos evaluando en función a esa
exportabilidad. No hemos trabajado la idea de que eso tiene que ser el elemento
base para nuestra propuesta de desarrollo, pero trabajándolo nosotros y ese
trabajo tiene que ser desde la educación; en la medida en que nosotros
preparemos, capacitemos, a las nuevas generaciones para que aprendan a
transformar esa riqueza en vez de exportarla, transformarla acá, darle valor
agregado, la transformaremos en riqueza social, que es lo que necesitamos;
porque en este momento, y todos lo saben, Loreto no tiene una sola industria,
lo más que tiene es la transformación de árboles en tablas, para que salgan al exterior.
No hay más. La misma élite comercial que tenemos induce a ello, a exportar. Estamos
con una mentalidad de que lo nuestro tiene que servir para el mercado
internacional, pero sin mayor transformación; de hecho se está excluyendo a la
educación, pues no interviene como factor de cambio de modelo de pensamiento
con respecto a nuestras riquezas. En resumen, nuestras riquezas han tenido
valor solamente en función a la exportabilidad no a la posibilidad, a la
potencialidad, de transformarlas para generar nosotros riqueza social acá. Por
eso es una región tan rica con un alto índice de pobreza. Loreto tiene
cuatro distritos que están en zonas de la más extrema pobreza en el país
encontrándose en zonas sumamente ricas. Ello
porque no hemos aprendido a ver como riqueza para nosotros sino riqueza
para afuera. Esa es una gran tragedia nuestra: poseemos una riqueza que nos
rodea pero nos estamos muriendo de desnutrición, por enfermedades infantiles,
por desocupación, por anemia, etc.
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