28 de enero: “ Día mundial de la acción frente al
calentamiento terrestre”
Prof. Gabel Daniel Sotil García
Nos es urgente educar a las nuevas generaciones en el disfrute de la belleza de nuestro bosque. |
La gradual toma de conciencia que venimos
experimentando respecto al avance
depredador de nuestra actuación social e individual en cuanto a las
consecuencias sociales, culturales, económicas y ecológicas no se debe sino,
por una parte, a los movimientos
ecologista e indigenista a nivel
mundial, en constante fortalecimiento, la acción difusora de instituciones y personas
comprometidas y sensibles a los problemas ambientales y, por otra, a las
constataciones vivenciales que hacemos
en nuestras experiencias cotidianas en nuestra propia región, las mismas que
tienen un rango de afectación que se extiende a nuestro planeta TIERRA.
Es esta toma de conciencia de nuestras
responsabilidades tanto en el proceso destructivo de nuestro ambiente como en
la construcción de una sociedad respetuosa de su hábitat, la que viene
comprometiéndonos, aunque aún no consensuada pero sí gradualmente, a
incorporar, como propósito socialmente buscado, la educación de las nuevas
generaciones para re-establecer y
reconstruir las relaciones armónicas con nuestro ambiente, tanto en el
nivel individual como social.
La contaminación de las aguas de nuestros ríos es un factor del cambio climático. |
Preocupación que ya no es
solo nuestra, sino de todos los Pueblos de la Tierra, quienes vienen
reuniéndose cada cierto tiempo, en foros del más alto nivel, para hacer los
llamados a la conciencia de quienes tienen los poderes políticos y económicos,
a fin de que cambien su comportamiento para no seguir afectándola, pues somos
cada vez más conscientes de que el estilo de vida, consumista y depredador, la
producción de gases de efecto invernadero, entre otros, que hoy predomina en
los llamados “países desarrollados” es una de las causas principales de esta
situación planetaria a la que ya hemos llegado, poniendo en peligro nuestra
subsistencia como especie.
Es precisamente éste el
mensaje más trascendente de las Naciones Unidas al declarar el 28 de enero de
cada año como “Día Mundial de la acción
frente al calentamiento terrestre”, fecha a la que deberíamos darle un alto
relieve en nuestra región amazónica, en la cual se vienen concretando las más
grandes destrucciones de nuestro entorno ambiental, con consecuencias que, de
no ser detenidas en estos momentos, tendrán carácter irreversible dentro de muy
poco tiempo, si es que no lo tienen ya, pues las mediciones que periódicamente
publican la NASA y otros organismos son cada vez más contundentes e
inquietantes para el futuro de la humanidad.
En reciente reunión
(Bolivia, 2009), se elaboró un documento en cuyos párrafos iniciales se lee:
Las crecientes de nuestros ríos, más allá de los niveles acostumbrados, son evidencias del cambio climático que se está produciendo. Foto de la inundación producida en el 2012. |
“Hoy, nuestra Madre Tierra está herida y el futuro
de la humanidad está en peligro.
De incrementarse el calentamiento global en más de
2º C, a lo que nos conduciría el llamado “Entendimiento de Copenhague”, existe
el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra
sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en
peligro de desaparecer.
Grandes extensiones de bosques serían afectadas,
las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta, se
extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los polos y los
glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos Estados insulares desaparecerían
y el África sufriría un incremento de la temperatura de más de 3º C. Así mismo,
se reduciría la producción de alimentos en el mundo con efectos catastróficos
para la supervivencia de los habitantes de vastas regiones del planeta, y se
incrementaría de forma dramática el número de hambrientos en el mundo, que ya
sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas….”(*)
Predicciones
que, infelizmente, se vienen haciendo realidad y con una fuerte tendencia al
agravamiento.
En
consecuencia, nuestra opción no puede ser otra que el reencuentro armónico con
nuestra Madre Tierra, para lo cual debemos confiarle a la educación la formación en nuevos valores, actitudes y conocimientos
favorables a la conservación de las condiciones propicias para el ser humano y
la biodiversidad prodigiosa de nuestra región, revitalizando la sabiduría de
los Pueblos Originarios quienes hicieron praxis social cotidiana de aquello que
hoy llamamos desarrollo sustentable.
Sin embargo, es triste
decirlo, las personas con poder de decisión aún no asumen este compromiso en
esta región, pese a la abundante información acerca de la gravedad de esta
situación. A la selva, nuestra selva, la seguimos viendo con los mismos
paradigmas y percepciones de hace más de un siglo, en que creíamos, para fines
de política nacional, que ella sólo servía para extraer sus riquezas,
haciéndola víctima de las más inicuas agresiones mediante la práctica del más
depredante mercantilismo extractivista, que hoy lo tenemos en su máxima
expansión, por la diversidad de formas que viene adoptando.
La indetenible defortestación para el cambio de uso de los suelos amazónicos es otro factor desencadenante del cambio climático. |
Este artículo no tiene
sino la finalidad de ser un elemento coadyuvante en la formación de nuestra
conciencia social respecto a las trascendentes responsabilidades que tenemos
respecto a la defensa de nuestra región, en la cual la EDUCACIÓN, en la medida
en que reflexionemos acerca de estos compromisos, debe ser transformada en el
agente propulsor de una nueva conciencia.
Nota: Artículo publicado en el semanario KANATARI, 27-01-13, www.ceta.org.pe
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