XV
CONGRESO NACIONAL DE ESTUDIANTES DE EDUCACIÓN
XV
CONEED
“LA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONÍA PERUANA FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA
DIVERSIDAD CULTURAL AMAZÓNICA” (*)
Prof.
Gabel Daniel Sotil García
En estos momentos, existe
una urgente necesidad de dirigir nuestras reflexiones a nuestra propia
interioridad institucional para juzgar la calidad de nuestros servicios en cuanto a
pertinencia y responsabilidad social.
En este artículo hacemos un
análisis de la normatividad internacional respecto a la diversidad cultural,
contrastándola con las acciones en actual realización en la UNAP respecto al tratamiento que se viene
brindando a los estudiantes provenientes de diversas etnias amazónicas en las
Facultades en donde adquieren su formación profesional.
ÁMBITO DE ACCIÓN DE NUESTRA UNIVERSIDAD
La UNIVERSIDAD NACIONAL DE
LA AMAZONÍA PERUANA – UNAP, desarrolla sus actividades dentro de la región que, desde el punto de
vista ecológico, se denomina Selva Baja
o Llano Amazónico de nuestro país y, desde el punto de vista climático Bosque
Húmedo Tropical.
Su centro
académico-administrativo está situado en la ciudad de Iquitos, región Loreto,
urbe ubicada en la margen izquierda del río Amazonas, a una altitud de 126
msnm.
¿Qué caracteriza a este
ámbito situacional de nuestra universidad?
Veámoslo rápidamente:
Su forestalidad, que se da por la presencia imponente y prodigiosa del
BOSQUE. Son setecientos setentinueve mil
kilómetros cuadrados; las dos terceras parte de nuestra extensión nacional
(61%). Dentro de esa extensión, Loreto, con 368.851 km2, ocupa el 28.7% del
territorio nacional.
Como consecuencia de ello,
nuestra región es predominantemente
rural en cuanto a extensión. A muy pocas cuadras de los núcleos centrales
de las ciudades: Iquitos, Yurimaguas, Requena, Contamana, Caballo Cocha y
Nauta, empieza la vigencia de modos de vida de estilo rural, ajenos totalmente
al deslumbrante dinamismo de la vida urbana. Núcleos demográficos de no más de
quinientos habitantes en más del 90 %.
Una tercera característica
de nuestra región en su condición trifronteriza
internacional, con una longitud de 3912 kilómetros lineales desde la
frontera con Brasil en el Yavarí, luego con Colombia y terminando con Ecuador.
Una cuarta característica
deviene de las actuales circunstancias de cambio climático, en cuyo proceso el
factor Amazonía viene adquiriendo cada vez mayor relevancia por el rol que desempeña en los patrones
climáticos de orden planetario. Característica ésta que parece no ser aún
entendida por quienes establecen las políticas de nuestro país y región.
Pero, además nuestra región
tiene una característica de la mayor
importancia: SU PLURICULTURALIDAD:
muy grosso modo dicho, doce familias etnolingüísticas, o LENGUAS MADRES, se
vierten en más de sesenta culturas reales, dinámicas, efervescentes, de las
cuales más de cuarenta están en Loreto, cuyo legado, hasta el presente, es todo
un dechado de creatividad y todo un desafío para quienes pertenecemos a la
cultura mestiza. Dichas lenguas madres son: Jibaro, Cahuapana, Witoto, Arawaca,
Harakmbet, Pano, Tucano, Tacana,Tupí Guaraní, Záparo, Peba Yagua y Quechwa.
¿Qué significa esta DIVERSIDAD
CULTURAL?
Dejemos que la UNESCO nos lo
diga:
“Artículo 1 – La diversidad cultural, patrimonio
común de la humanidad
La
cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta
diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades
que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente
de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan
necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los
organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la
humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones
presentes y futuras”. (documento fuente: Declaración Universal de la unesco sobre diversidaD cultural, 2-11-2001).
Luego,
8 años después, la misma UNESCO elabora un informe que denomina “Invertir en la diversidad cultural y el
diálogo intercultural” en el
cual, luego de insistir en el significado de la diversidad cultural para la
humanidad como especie, nos pone sobre aviso acerca de la globalización o
mundialización, favorecida por los espectaculares avances científicos y
tecnológicos, e insta a los gobiernos a que desplieguen los más grandes
esfuerzos para fortalecer dicha condición promoviendo el denominado diálogo intercultural entre los
miembros de las culturas dominantes en cada país y los pueblos originarios, por
ser esenciales para el desarrollo y la convivencia pacífica.
Diálogo
intercultural que implica respeto y tolerancia que deberían ser objeto de permanente
búsqueda y praxis social, acerca de los cuales las autoridades, tanto
nacionales como regionales, vienen
evidenciando nula vocación, pues sus decisiones no superan el nivel del
impacto declaratorio.
En consecuencia,
este documento, de tan trascendente importancia para reconstruir nuestra
sociedad, debe ser motivo de un profundo y reflexivo análisis en las instancias
en que se toman decisiones de política educativa, tanto en el nivel nacional
como regional e institucional, habida cuenta que “Las políticas en el ámbito de
la educación tienen una repercusión muy importante en el florecimiento o el
declive de la diversidad cultural, y
deben intentar promover la educación por conducto de la diversidad y en
favor de esta. Con ello se garantiza el derecho a la educación,
reconociendo al mismo tiempo la diversidad de las necesidades de los educandos
(especialmente las de aquellos que pertenecen a grupos minoritarios, indígenas
o nómadas) y la variedad de métodos y contenidos conexa. En sociedades
multiculturales cada vez más complejas, la educación debe ayudarnos a adquirir
las competencias interculturales que nos permitan convivir con nuestras
diferencias culturales, y no a pesar de estas. Los cuatro principios de una
educación de calidad definidos en el informe de la Comisión Mundial sobre
Educación para el siglo XXI (“aprender a ser”, “aprender a saber”, “aprender a
hacer” y “aprender a vivir juntos”) sólo pueden aplicarse con éxito si la diversidad
cultural es un elemento central de los mismos” (pág. 15), pues, “Si no se tiene
en cuenta la diversidad cultural, la educación no puede cumplir su función de
enseñar a vivir juntos”. (pág. 32)
En documento, elaborado en 1998, también por la UNESCO,
denominado DECLARACIÓN MUNDIAL SOBRE EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL SIGLO XXI: VISIÓN
Y ACCIÓN, en su art. 6°, inciso “a”, expresa: “...la pertinencia de la educación superior debe evaluarse en
función a la adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones y
lo que éstas hacen…”
En otro documento
elaborado en el marco de la CONFERENCIA MUNDIAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR – 2009, París, "Las nuevas dinámicas de la Educación Superior y de la investigación para el cambio social y el desarrollo", la UNESCO expresa “…la educación superior tiene la
responsabilidad social de mejorar nuestra comprensión de cuestiones que
presenten múltiples aristas, involucrando dimensiones sociales, económicas,
científicas y culturales, y nuestra habilidad para responder a ellas".
EL CASO DE LA UNAP
Como bien sabemos, en
nuestra universidad, actualmente se forman profesionalmente un estimado de 145
jóvenes, varones y mujeres, de ascendiente indígena. Mayoritariamente, de las
etnias Awajún, Tikuna, Bóóráá, Shawi, Shiwilo, Quichwas, Yaguas y Witotos,
distribuidos en las 14 Facultados con las que contamos.
En la Facultad de Educación
están profesionalizándose un estimado de 30 jóvenes en las diversas Escuelas.
Todos ellos vienen
formándose profesionalmente, sin embargo, en el marco de Currículos diseñados para el
desempeño profesional en la cultura mestiza urbana, vigentes en todas las
Facultades, como es el caso de la nuestra. Dichos currículos están diseñados, evidentemente, teniendo como
referente un Perfil entre cuyas características no se consideran capacidades
psicosociales y culturales relacionadas con las necesidades prioritarias de sus
pueblos de origen. Es decir, se están formando para desempeñarse en ambientes
socioculturales y físico-ecológicos ajenos a las comunidades de donde proceden, pues las asignaturas y materias con las cuales van formándose, se estructuran con contenidos impertinentes a su desempeño dentro de sus sociedades de origen.
Ante esta situación, vuelvo a referirme a la
normatividad internacional que, si bien no tiene un carácter vinculante para
nosotros, sin embargo, debemos tenerla en cuenta por cuanto representa los consensos supranacionales logrados hasta
el presente en beneficio de la humanidad como especie.
Es así como, en el documento “DECLARACIÓN
DE LA CONFERENCIA REGIONAL DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE, elaborado en Cartagena de Indias, Colombia 2008, se expresa
puntualmente lo siguiente:
En la Educación Superior “Se
deben promover la diversidad cultural y la interculturalidad en condiciones
equitativas y mutuamente respetuosas. EL RETO NO ES SÓLO INCLUIR A INDÍGENAS,
AFRODESCENDIENTES Y OTRAS PERSONAS CULTURALMENTE DIFERENCIADAS EN LAS
INSTITUCIONES TAL CUAL EXISTEN EN LA ACTUALIDAD, SINO TRANSFORMAR A ÉSTAS PARA QUE SEAN MÁS PERTINENTES CON LA DIVERSIDAD
CULTURAL…”
CONCLUSIONES:
Por
todo lo expuesto, estamos en condiciones de afirmar que:
la
unap viene ignorando las recomendaciones sobre diversidad cultural y diálogo
intercultural, con lo cual no contribuye con la defensa y
consolidación de nuestra diversidad cultural regional.
su
actual forma de atenDER la formación de profesionales para los pueblos
indígenas tiene consecuencias destructivas para los legados culturales de los
mismos, dado
que las capacidades que adquieren al egresar de sus estudios, no les posibilita
actuar en el marco de sus respectivas culturas, deviniendo, en consecuencia, en
instrumentos de desestructuración de las mismas.
recomendación:
En consecuencia, si nuestra
universidad se planteara devenir institución contribuyente del fortalecimiento
de nuestra riqueza cultural, como debe ser, debería necesariamente Atender
a las poblaciones culturalmente diferenciadas con servicios acordes con sus
características y necesidades, es decir, con currículos propios en el
marco de servicios pertinentes a los requerimientos de desarrollo de cada
Pueblo Indígena.
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