Gabel Daniel Sotil García
Una de las características de nuestra región, que hasta hoy no es asumida como real por la colectividad regional, a pesar de su contundencia, es su forestalidad.
Salvo su empleo utilitario para extraer sus recursos, todavía no nos hemos planteado el propósito de asumirla, de aceptarla, como su esencia misma, sin la cual nuestra región dejaría de ser lo que es. Por lo tanto, la actuación social predominante, tanto individual como institucionalmente, tiene el signo común de buscar su destrucción de las muchas formas en que los humanos somos capaces de destruir lo que no queremos.
Seguimos percibiendo a nuestra región como se nos condicionó para verla desde hace siglos. Es decir, una región sin bosque; en todo caso, para tratar de hacerlo desaparecer a la brevedad posible.
Nuestros afanes colectivos, los nacidos en los pueblos mestizos, han tenido esa finalidad.
Hoy en día, si bien podemos decir que algo está cambiando en nuestras actitudes sociales respecto a la percepción de nuestra región en cuanto a su forestalidad, consideramos que estos cambios son demasiado lentos como para asegurar que habrá un cambio radical o significativo antes de que se haya destruido irremediablemente nuestro bosque.
Por esta razón es que debemos realizar intensos esfuerzos, desde las instituciones estratégicas socialmente, para acelerar esos cambios, antes de que sea demasiado tarde, pues los reportes de que disponemos en cuanto a afectación de nuestra riqueza forestal, en sus diversos aspectos, revelan graves problemas de depredación, sobre-explotación, contaminación, deforestación, erosión, extinción, etc., con sus respectivas consecuencias climáticas, edáficas, biológicas y socio-culturales.
Una de esas respuestas que podemos dar, y que de hecho ya venimos dando a esta amenaza regional, es el FESTIVAL DEL BOSQUE, felizmente asumido hoy por las instituciones educativas como una de las circunstancias más propicias para incentivar el conocimiento y el afecto por nuestro bosque por parte de nuestros estudiantes. Para que nuestros educando asuman a nuestro bosque como una opción valorativa consustancial a su amazoneidad.
Festival con cuya celebración debemos consolidar la construcción de nuestro Proyecto Educativo Regional, el mismo que debe ser la expresión cabal y plena de una respuesta social inteligentemente forestal.
Una de las características de nuestra región, que hasta hoy no es asumida como real por la colectividad regional, a pesar de su contundencia, es su forestalidad.
Salvo su empleo utilitario para extraer sus recursos, todavía no nos hemos planteado el propósito de asumirla, de aceptarla, como su esencia misma, sin la cual nuestra región dejaría de ser lo que es. Por lo tanto, la actuación social predominante, tanto individual como institucionalmente, tiene el signo común de buscar su destrucción de las muchas formas en que los humanos somos capaces de destruir lo que no queremos.
Seguimos percibiendo a nuestra región como se nos condicionó para verla desde hace siglos. Es decir, una región sin bosque; en todo caso, para tratar de hacerlo desaparecer a la brevedad posible.
Nuestros afanes colectivos, los nacidos en los pueblos mestizos, han tenido esa finalidad.
Hoy en día, si bien podemos decir que algo está cambiando en nuestras actitudes sociales respecto a la percepción de nuestra región en cuanto a su forestalidad, consideramos que estos cambios son demasiado lentos como para asegurar que habrá un cambio radical o significativo antes de que se haya destruido irremediablemente nuestro bosque.
Por esta razón es que debemos realizar intensos esfuerzos, desde las instituciones estratégicas socialmente, para acelerar esos cambios, antes de que sea demasiado tarde, pues los reportes de que disponemos en cuanto a afectación de nuestra riqueza forestal, en sus diversos aspectos, revelan graves problemas de depredación, sobre-explotación, contaminación, deforestación, erosión, extinción, etc., con sus respectivas consecuencias climáticas, edáficas, biológicas y socio-culturales.
Una de esas respuestas que podemos dar, y que de hecho ya venimos dando a esta amenaza regional, es el FESTIVAL DEL BOSQUE, felizmente asumido hoy por las instituciones educativas como una de las circunstancias más propicias para incentivar el conocimiento y el afecto por nuestro bosque por parte de nuestros estudiantes. Para que nuestros educando asuman a nuestro bosque como una opción valorativa consustancial a su amazoneidad.
Festival con cuya celebración debemos consolidar la construcción de nuestro Proyecto Educativo Regional, el mismo que debe ser la expresión cabal y plena de una respuesta social inteligentemente forestal.
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