Gabel Daniel Sotil García
Es una constatación, por demás contundente que, en el material didáctico (libros, enciclopedias) disponible actualmente en las instituciones educativas de nuestra región amazónica, su compleja y diversa realidad no está presente. Ella, con su grandiosa riqueza, viene siendo marginada de la intencionalidad formativa del sistema educativo nacional, obedeciendo a anacrónicos prejuicios sobre nuestra región, que hemos heredado de la época colonial. Inconcebiblemente mantenidos por el centralismo educacional, impuesto por el Ministerio de Educación, tales prejuicios son los que posibilitan una serie de omisiones y tergiversaciones que hoy podemos encontrar en el material impreso que proviene de dicha entidad, que encarga su elaboración a personas con muy poca cercanía cognoscitiva y afectiva, víctimas de prejuicios sobre la realidad amazónica y dudoso compromiso con la construcción de una nueva sociedad nacional.
Es así que, en estos momentos, podemos constatar, en libros oficiales elaborados por el Ministerio de Educación y por autores particulares, los efectos de dicha lejanía y supuestos falsos que orientan la elaboración de tal material, consecuencias que hemos venido exponiendo en artículos anteriormente publicados (“Imagen o percepción de nuestra región”, “Grandiosa pero ignorada riqueza la nuestra”, “¿Nuevos textos escolares o nuevas agresiones a la Amazonía?”), frutos de las preocupaciones que nos causan tales omisiones y tergiversaciones respecto a la realidad amazónica y sus efectos formativos en las nuevas generaciones de peruanos en general y amazónicos en especial.
Por ello es que, estando ya a las puertas del nuevo año escolar y con la seguridad de que el Ministerio de Educación va a seguir insistiendo en su actitud excluyente respecto a nuestra región, incomprensiblemente tolerada, a estas alturas de los tiempos, por las autoridades regionales, queremos insistir en la necesidad de priorizar el conocimiento de nuestra realidad regional como soporte básico para la construcción de la educación que requerimos y merecemos los amazónicos.
Es en este sentido que queremos insistir en la trascendencia formativa que tiene para los educandos el conocimiento de su comunidad para la toma de conciencia plena, analítica, crítica y constructiva, que les permita su ubicación consciente y progresiva en su entorno inmediato (en concordancia con su edad), que les posibilite su incorporación participativa en el desarrollo de su comunidad, como escenario central en el que hacen su vida cotidiana.
Ahora bien, este conocimiento puede ser logrado por dos vías no excluyentes y complementarias: libros o documentos escritos y virtuales y la observación sistemática del entorno socio-ecológico y cultural, en sus diversas dimensiones (local o comunal, distrital, provincial, etc.).
Pero, es el caso que, por las razones ya puntualizadas, es escaso o nulo el material impreso con informaciones referidas a nuestra realidad regional y, mucho peor, a las comunidades específicas, que son los escenarios de acción de los y las profesoras.
Por lo tanto, el magisterio regional debe enfrentar constructivamente el reto de suplir esa carencia para imprimir a su labor la trascendencia y significatividad que requieren las actuales circunstancias de marginación y trato injusto de las que somos víctimas nuestra región y las personas y pueblos que en ella habitamos.
Reconociendo, entonces, que carecemos de material impreso formal, cuyo contenido se refiera a nuestra compleja realidad, sin embargo, tenemos a la propia REALIDAD que nos rodea y es el escenario privilegiado de nuestro actuar docente.
Por lo tanto, no debemos desaprovechar dicha ventaja haciendo de ella, en óptima expresión de nuestro compromiso con los destinos superiores de nuestra región, el MEJOR E INSUPERABLE LIBRO EDUCATIVO, pues cotidiana y permanentemente está abierto y disponible para nuestros afanes formativos.
Por cierto que esto requiere de la asunción y práctica de un paradigma insuficientemente activado hasta hoy: educar en el escenario comunal, que encierra tanta potencialidad como el educar en el aula, que es el paradigma que excluyentemente hemos venido poniendo en práctica. Dado que el uno no se contrapone con el otro, y, al contrario, encierran una mutua complementariedad, es nuestro deber poner en práctica ambos recursos para nuestros propósitos educativos.
Debemos tener muy presente que en la educación tradicional dicho material impreso, en sus diferentes modalidades, no era sino portador de una realidad que la asumíamos como objeto de nuestros esfuerzos cognoscitivos; sólo que era una realidad lejana, extraña, parte de nuestro mundo grande pero no del pequeño, cercano y vivencial respecto a nuestros educandos.
En consecuencia, todo lo que tenemos que hacer es agregar una dimensión más, pero en categoría privilegiada, a nuestros esfuerzos de educadores: LA REALIDAD COMUNAL INMEDIATA, como fuente y referente de nuestra labor profesional.
Entonces, empezaremos a construir la EDUCACIÓN que la AMAZONÍA requiere y merece.
Es así que, en estos momentos, podemos constatar, en libros oficiales elaborados por el Ministerio de Educación y por autores particulares, los efectos de dicha lejanía y supuestos falsos que orientan la elaboración de tal material, consecuencias que hemos venido exponiendo en artículos anteriormente publicados (“Imagen o percepción de nuestra región”, “Grandiosa pero ignorada riqueza la nuestra”, “¿Nuevos textos escolares o nuevas agresiones a la Amazonía?”), frutos de las preocupaciones que nos causan tales omisiones y tergiversaciones respecto a la realidad amazónica y sus efectos formativos en las nuevas generaciones de peruanos en general y amazónicos en especial.
Por ello es que, estando ya a las puertas del nuevo año escolar y con la seguridad de que el Ministerio de Educación va a seguir insistiendo en su actitud excluyente respecto a nuestra región, incomprensiblemente tolerada, a estas alturas de los tiempos, por las autoridades regionales, queremos insistir en la necesidad de priorizar el conocimiento de nuestra realidad regional como soporte básico para la construcción de la educación que requerimos y merecemos los amazónicos.
Es en este sentido que queremos insistir en la trascendencia formativa que tiene para los educandos el conocimiento de su comunidad para la toma de conciencia plena, analítica, crítica y constructiva, que les permita su ubicación consciente y progresiva en su entorno inmediato (en concordancia con su edad), que les posibilite su incorporación participativa en el desarrollo de su comunidad, como escenario central en el que hacen su vida cotidiana.
Ahora bien, este conocimiento puede ser logrado por dos vías no excluyentes y complementarias: libros o documentos escritos y virtuales y la observación sistemática del entorno socio-ecológico y cultural, en sus diversas dimensiones (local o comunal, distrital, provincial, etc.).
Pero, es el caso que, por las razones ya puntualizadas, es escaso o nulo el material impreso con informaciones referidas a nuestra realidad regional y, mucho peor, a las comunidades específicas, que son los escenarios de acción de los y las profesoras.
Por lo tanto, el magisterio regional debe enfrentar constructivamente el reto de suplir esa carencia para imprimir a su labor la trascendencia y significatividad que requieren las actuales circunstancias de marginación y trato injusto de las que somos víctimas nuestra región y las personas y pueblos que en ella habitamos.
Reconociendo, entonces, que carecemos de material impreso formal, cuyo contenido se refiera a nuestra compleja realidad, sin embargo, tenemos a la propia REALIDAD que nos rodea y es el escenario privilegiado de nuestro actuar docente.
Por lo tanto, no debemos desaprovechar dicha ventaja haciendo de ella, en óptima expresión de nuestro compromiso con los destinos superiores de nuestra región, el MEJOR E INSUPERABLE LIBRO EDUCATIVO, pues cotidiana y permanentemente está abierto y disponible para nuestros afanes formativos.
Por cierto que esto requiere de la asunción y práctica de un paradigma insuficientemente activado hasta hoy: educar en el escenario comunal, que encierra tanta potencialidad como el educar en el aula, que es el paradigma que excluyentemente hemos venido poniendo en práctica. Dado que el uno no se contrapone con el otro, y, al contrario, encierran una mutua complementariedad, es nuestro deber poner en práctica ambos recursos para nuestros propósitos educativos.
Debemos tener muy presente que en la educación tradicional dicho material impreso, en sus diferentes modalidades, no era sino portador de una realidad que la asumíamos como objeto de nuestros esfuerzos cognoscitivos; sólo que era una realidad lejana, extraña, parte de nuestro mundo grande pero no del pequeño, cercano y vivencial respecto a nuestros educandos.
En consecuencia, todo lo que tenemos que hacer es agregar una dimensión más, pero en categoría privilegiada, a nuestros esfuerzos de educadores: LA REALIDAD COMUNAL INMEDIATA, como fuente y referente de nuestra labor profesional.
Entonces, empezaremos a construir la EDUCACIÓN que la AMAZONÍA requiere y merece.
Foto: caserío ribereño
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