ENSEÑANDO A LOS NIÑOS A AMAR NUESTRAS RIQUEZAS... |
Hace
ya muchas décadas que en los países que últimamente han logrado su desarrollo
asumieron plenamente que éste no podría ser logrado sino sobre la base de percibir
a la educación como el instrumento estratégico para dicho fin.
Los
logros sociales que han obtenido demuestran fehacientemente que tuvieron una
acertada decisión, pues aunque hayan carecido de los necesarios recursos
naturales (que en el caso de nuestra región y país los tenemos en abundancia y
variedad), supieron capacitar
integralmente a su potencial humano para generar los altos niveles cualitativos
de vida que hoy tienen.
En
estos momentos, sobran ejemplos demostrativos
de que, cuando una sociedad
diseña su educación para elevar sus condiciones de vida, es decir, para
superar la pobreza, lo logra, aunque no necesariamente a corto plazo. Es así
cómo podemos hoy ver países en franco proceso de superación de la pobreza que
castigaba a sus miembros; a otros, disfrutando ya de los beneficios sociales
(no sólo económicos) de la educación que, en un determinado momento, tuvieron
el valor de construir para su propio beneficio.
Sin
embargo, en nuestro país seguimos apegados a viejos y obsoletos paradigmas
respecto a la educación. La seguimos percibiendo aún desde universos
conceptuales idealistas, que la alejan de urgentes compromisos sociales.
Queremos seguir ejerciéndola con los mismos mecanismos cuya ineficacia ya ha
sido demostrada más que suficientemente.
Nuestra
clase dirigencial, quien tiene el poder en sus manos, aún no tiene la valentía
de aceptar que ya no está en capacidad para seguir teniendo en sus manos un
instrumento de tanta trascendencia, como es la educación. Quiere seguir
manejándola al margen de las características de nuestro país y región,
controlarla centralistamente y para fines político-partidarios, entregarla como
una dádiva a la sociedad, asignarle el carácter de gasto social, desligarla del
desarrollo, etc. y, por cierto, los resultados de tan equívoca percepción los
podemos constatar no sólo en nuestra región.
...APRENDERÁN A TRANSFORMARLAS RACIONALMENTE. |
Hoy
en día, a partir de la experiencia de otras sociedades, tenemos que enfatizar
su carácter de creación social a partir de condiciones concretas, tanto
nacionales como regionales, y aun intra regionales, pues la copia de modelos
exitosos en otras realidades, hasta hoy no funciona sino para consolidar la
pobreza y el subdesarrollo en nuestro país. Es decir, si es nuestro propósito
social superar las condiciones estructurales
deficitarias que nos agobian, tenemos que abocarnos a promover una intensa
participación de las comunidades interiores, que son las que hasta este momento, siendo las que más conocen sus propias necesidades, no
tienen las necesarias oportunidades y mecanismos para expresarse, pues las
únicas decisiones que se tienen en cuenta son las que se toman en el centro del
poder, en donde existe el prejuicio elitista de que las provincias y pueblos
interiores no tienen la capacidad de proponer y diseñar la educación que necesitan. Es decir, se viene priorizando
los criterios técnicos, dejando de lado
los criterios socioculturales,
que son los que deberían primar en
una realidad tan diversa en culturas,
lenguas, grupos humanos, que tienen como escenario una extraordinaria
megadiversidad ecológica, que exige respuestas educacionales no únicas, sino
también, diversas.
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