Un aporte para la diversificación curricular en la Amazonía
Carátula del libro |
Prof. Gabel Daniel
Sotil García
Contexto explicativo de la obra
Veinte años atrás publicamos nuestra primera obra
formal titulada “ESCUELA ÁRBOL, una propuesta de educación para la selva”,
que fuera galardonada por la Derrama Magisterial con el Premio “Horacio”, del
1991.
Entre otros cuestionamientos que
hacíamos en dicha obra afirmábamos que la educación que veníamos desarrollando
en nuestra región, en realidad no tenía ninguna relación con sus necesidades,
sus características y sus propósitos sociales. Era tal la desarticulación entre
una y otra que calificábamos a la escuela, sin mucho exagerar, como una piedra preciosa que servía sólo de
adorno a las comunidades y no para fines
prácticos, razón por la cual la adjetivamos como una “escuela esmeralda”.
Proponíamos, en consecuencia, su
remplazo por una escuela enraizada en el entorno ecológico y sociocultural y
diseñada para propósitos tan prácticos como el servir para el desarrollo humano
y sostenible de cada comunidad. Y por ello la denominamos “escuela
árbol”
Desde entonces, hemos venido
profundizando nuestras reflexiones, tratando de dar vida a esa escuela árbol, más aún ante las
contundentes constataciones de los bajísimos niveles de calidad que venimos
logrando con la actual educación, niveles que nos colocan entre las regiones
con menores logros de aprendizaje en nuestro país, de acuerdo con los informes
del propio Ministerio de Educación; bajos niveles que, dicho sea de paso, no
son de exclusiva responsabilidad del magisterio regional.
Es decir, el poco dinero que
destinamos para la educación en nuestra región, lo estamos utilizando
infructuosamente, con muy poco provecho social, pues se revierte en destrucción
de nuestras riquezas materiales y espirituales, como son el medio ambiente, la
diversidad cultural y lingüística, nuestra identidad, nuestras posibilidades de
desarrollo, etc.
Por nuestro compromiso moral,
hemos pasado los últimos años dedicados a escribir análisis y reflexiones sobre
la educación, tratando de motivar al magisterio regional, a los funcionarios de
educación y a las instituciones concernidas con el campo de la educación.
Allí están las obras, pero,
seguimos teniendo reportes cada vez más preocupantes. Los niveles de
razonamiento y de comprensión lectora así como la vivencia de valores de
nuestros educandos muestran mayores deficiencias. Y, si el Ministerio de
Educación evaluara los niveles de información acerca de nuestra realidad
regional, con toda seguridad que estos déficits serían mayores, pues si hay
algo más ausente en la educación regional, eso es la realidad regional, nuestra
realidad amazónica.
Con esta ausencia privamos a las
futuras generaciones del instrumento fundamental para tomar decisiones
adecuadas a una actuación social racional frente a nuestras riquezas, razón por
la cual venimos destruyéndolas trágica e indeteniblemente, pues, como muy bien
sabemos, la calidad de nuestras decisiones depende de la calidad de información
de que dispongamos activadas en el marco de un apropiado universo axiológico de
servicio a la sociedad.
Pero, no sólo ello.
Es toda la educación nacional la
que carece de la presencia de la Amazonía. Dentro de dicha educación, nuestra
región no merece mayor atención, como si se dijera a la niñez y juventud
peruanas que en la Amazonía no hay nada que valga la pena conocer, no hay nada que tenga potencialidad formativa
para ellos: no hay una historia, no hay una geografía, no hay pueblos que deban
ser estudiados y comprendidos, no hay sapiencia social que conocer y compartir,
etc.
Esto quiere decir que lo más ausente en
todo el panorama de relaciones entre el
país y esta región es la necesidad de conocerla y de promover su conocimiento
certero, real, más allá de perjudiciales fantasías, que no hacen sino
tergiversar nuestra realidad, y, por ende, generar incorrectas decisiones,
cuyas nefastas consecuencias las sufrimos todos.
Esta ausencia de la Amazonía en la
educación nacional es tan grave, que bien podemos afirmar que en estos momentos
la Amazonía es la gran desconocida en nuestro país, desconocimiento que lo
compensamos atribuyéndole características y condiciones irreales, tanto que los
peruanos hemos hecho de la selva el depósito de nuestras fantasías, de nuestros
sueños irrealizados, de nuestros deseos de aventuras, de nuestros impulsos
frustrados, etc. Es posible que, como país, necesitemos un sueño colectivo y le
hayamos dado a la selva este significado, como lo fueran en su oportunidad “el
dorado” o “el país de la canela” que, como lo sabemos, no tuvieron efectos
beneficiosos para nuestra región.
Como consecuencia de ello hay en el
imaginario nacional una falsa imagen de Amazonía en la mente de los peruanos,
con componente mórbido incluido.
Esta omisión por cierto que tiene
como consecuencia que nuestra región siga siendo vista a través de viejos y
obsoletos filtros ideológicos, que han condicionado que nuestra región sea
destinataria de graves falsedades y tergiversaciones, tales como que nuestros
recursos son inacabables, que somos una despensa para el Perú, que nuestra
región se desarrollará sólo si exportamos nuestras materias primas, que en ella
se hace dinero rápida y fácilmente, que tenemos un suelo prodigiosamente
fértil, que la selva es un infierno
verde y que en ella sólo viven los chunchos, que es una inmensidad despoblada y
sin dueños, etc.
Falsedades que sólo expresan la
gran ignorancia que tenemos los peruanos acerca de la más extensa región de nuestro país y la de mayores
posibilidades, pues sus recursos son renovables.
Por esta ignorancia o falso
conocimiento es que las más grandes
depredaciones de que es objeto el bosque amazónico no provienen de los pueblos
originarios o indígenas, pues éstos tienen un milenario respeto y conocimiento
acerca del mismo, sino de quienes se acercan a él con fines mercantilistas,
víctimas de aquellas falsedades, pues en el imaginario social vigente nuestros
recursos naturales sólo tienen valor mercantil, es decir, para extraerlos y
venderlos; nuestro bosque sólo sirve cuando se lo transforma en campo de
cultivo y para extensos pastizales.
Realidad trágica ésta que ha llevado
al Dr. Antonio Brack Egg, insigne ecologista peruano, ex - ministro del
ambiente, a decir que la mayor estupidez que estamos haciendo los peruanos es
talar nuestra riqueza forestal para
realizar actividades agropecuarias y ganaderas, queriendo con ello trastocar la
natural vocación de nuestro bosque que es la de seguir siendo bosque.
Hoy vemos, con mucho dolor, cómo
se deforestan extensas superficies de bosque para extender la frontera agrícola
y ganadera, que sólo brindarán frutos pocos, muy pocos años, luego de los
cuales serán abandonadas por la irrecuperable pérdida de su fertilidad, pasando
a engrosar los suelos en proceso de desertificación, que ya sobrepasan los ocho
millones de hectáreas. Con ello no sólo perdemos árboles, sino suelos, biodiversidad,
agua, evaporación, regularidad climática, belleza paisajística, atractivos
turísticos y cuanto servicio forestal nos puede brindar el bosque, servicios a
los que en la actual educación no les brindamos ninguna importancia.
La obra: su significado
Es la constatación de esta ausencia
de Amazonía en la educación tanto nacional como regional, con sus
gravísimas consecuencias en el comportamiento social e individual, la que nos ha llevado a cambiar de estrategia
de acción en nuestra producción intelectual, pues nos hemos convencido de que, en donde debemos
actuar con mayores esperanzas de logros positivos, es en la conciencia de los
niños y jóvenes de nuestro sistema educativo, en quienes radican las esperanzas de construir una Amazonía
emporio de diversidad cultural y biológica, en el marco doctrinal del desarrollo sostenible, propósito de la
humanidad desde que en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, se acordara la Agenda 21, a la que aún no le hemos dado
mayor importancia como política de estado ni como política de gobierno en
nuestro país.
Es a nuestros estudiantes a
quienes debemos enseñarles a conocer nuestra realidad, enseñarles a amarla y
enseñarles a comprometerse con su preservación. Sus mayores posibilidades de
sensibilizarse y de comprometerse en la lucha por ideales de la mayor
trascendencia para nuestra región es lo que nos ha llevado a elaborar este
libro.
En un arduo pero placentero
trabajo de cinco años hemos recopilado información observando tanto nuestra
compleja y hermosa realidad como leyendo
las obras de insignes ecologistas entre los que podemos mencionar, con orgullo
y mucho respeto, a la Dra. Bárbara d´Achille, trágicamente desaparecida tiempo
atrás, al P. Avencio Villarejo, también ya desaparecido, al Dr. Antonio Brack
Egg, al Dr. Marc Dourojeani, al biólogo José Álvarez Alonso y muchos otros,
cuya sapiencia me motivara para que yo también mirara hacia el bosque,
descubriera su trascendencia y me comprometiera con su defensa.
foto interior |
Procesada dicha información, la
hemos convertido en el libro de lectura
que es hoy, como producto final destinado a las aulas de las instituciones
educativas, en donde, esperamos que tenga un uso lo más creativo posible por
parte de los y las profesoras, para que se transforme en un instrumento de
conocimiento inicial de nuestra realidad ecológica e inductor de actitudes
positivas de las nuevas generaciones respecto a nuestro ambiente.
Y con ello, de seguro que la
comprensión lectora, que tanta preocupación nos viene causando, ha de mejorar
ostensiblemente; pues, ¿qué niño y niña no comprende cuando se le habla con las
palabras que hacen referencias a objetos que conoce, de las cosas, animales y
plantas que son propias de su comunidad, de situaciones que enfrenta
cotidianamente? No es que nuestros niños sean deficientes mentalmente, sino que
los obligamos a leer acerca de realidades totalmente extrañas o con muy poca significatividad
psíquica, para las que no están motivados apropiadamente.
Teniendo en nuestra propia,
hermosa y compleja realidad todo un universo de hechos, situaciones, fenómenos
que deben conocer inicialmente para comenzar placenteramente su acercamiento a
los dominios de la lectura, a nuestros niños los obligamos a incorporar a sus
mentes todo un mundo simbólico foráneo, que bien podría ser asumido en momentos
posteriores de su proceso formativo, como lo propone el constructivismo
sociopedagógico, para evitar la simple y burda memorización.
Pues es una ley psicopedagógica
que cuando se lee sin comprender, simplemente se memoriza.
En consecuencia, para la
superación de estas deficiencias del sistema, será necesario que las
autoridades regionales tomen las medidas adecuadas, para que en el nivel
interno se enfatice y priorice el estudio de nuestra región y en el
externo exigir al Ministerio de
Educación que, en el currículo nacional, la selva merezca un sitial relevante,
pues, con toda seguridad, a las instituciones educativas de las demás regiones
no llegan mensajes de la realidad amazónica, con lo cual se fortalece y
profundiza el más grande vacío de los peruanos respecto a la realidad nacional,
pues hemos construido y estamos construyendo un Perú sin la verdadera Amazonía.
Lo cual constituye un imperdonable engaño nacional, frente a lo cual no debemos
quedarnos indiferentes.
Silenciarnos ante dicho
Ministerio por esta omisión no es sino traicionar nuestros compromisos para con
nuestra Amazonía, pues esta ausencia es
la más grande agresión a nuestra región.
Más aún cuando hoy sabemos que
las agresiones que le inferimos tienen un efecto desencadenante de muy graves
consecuencias en el sistema climático de nuestro planeta, contribuyendo a ese
fenómeno global llamado cambio climático que, si no lo afrontamos con
estrategias apropiadas, va a causarnos gravísimos problemas; estrategias entre
las que se encuentra, ineludiblemente, una adecuada y pertinente educación.
Al magisterio regional le solicito, además de la aplicación rigurosa
y creativa, como libro de lectura y como libro de consulta, el compromiso de
profundizar cada vez más el conocimiento de nuestra realidad y fortalecer las
motivaciones indispensables para que nuestros niños aprendan a conocer, amar y preservar a nuestro bosque.
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La obra: sus características
Como bien sabemos, hasta el presente, a las instituciones educativas
de nuestra región sólo llegan textos y libros de lectura elaborados por autores
fundamentalmente de la costa o por el
Ministerio de Educación, cuyos contenidos, por cierto no posibilitan un
conocimiento adecuado de nuestra realidad, pues no la toman como referencia, ni
permiten establecer adecuadas relaciones con el entorno amazónico.
Por esta razón es que hemos
sentido la necesidad de elaborar esta obra, pretendiendo coadyuvar al proceso
de creación del material que necesitamos para reorientar la formación de
nuestros alumnos en dichas instituciones regionales.
El contenido de “OMAGUA, canto al reino de las aguas y los árboles” describe con
sencillez expresiva, corrección lingüística, belleza literaria (es nuestra
pretensión) y veracidad científica, el
discurrir del proceso de la dinámica ecológica
en el lapso de un año, en nuestra región
Loreto, descripción que nos permite inducir mensajes cognoscitivos,
axiológicos y actitudinales, cuyo aprendizaje por parte de nuestros educandos
debemos promover a través de los contenidos curriculares de la educación formal
en nuestras instituciones educativas.
Es decir, porta un mensaje
científico en formato literario, para hacer más ameno el aprendizaje de los
alumnos. Cabe mencionar que la veracidad científica del contenido ha sido
verificada, en su oportunidad, por profesionales de gran prestigio en nuestra
región, tales como los biólogos José Álvarez Alonso, Gonzalo Tello, Pekka Soini
(ya fallecido), Mg. Luis Sinacay
Bardales, etc.
Este libro está concebido para
ser utilizado como LIBRO DE LECTURA en las
instituciones educativas de Primaria (4º y 5º grados) y Secundaria
(todos los grados), tanto urbanos como
rurales; además de ser un libro de interés general, por su contenido. Es decir,
puede funcionar como material de apoyo para el desarrollo de diversas
asignaturas, por la diversidad de información bio-ecológica y sociocultural que
porta.
Su cuerpo central está conformado
por doce narraciones (descripciones) de
los sucesos ecológicos y biológicos que se dan en el transcurso de un año, en
el decurso de la vaciante y la creciente. Incluye, también, un glosario o
vocabulario especial para que pueda ser entendido incluso fuera de nuestra
región. Se adiciona una extensa bibliografía utilizada como consulta para
reforzar las observaciones del autor en cada uno de los temas.
A todo ello deben agregarse las
respectivas fotografías para hacerlo más objetivo y atractivo.
El contenido central y explícito
del libro, tanto literal como fotográficamente, está referido, esencialmente,
al aspecto ecológico de nuestra región, haciendo resaltar su:
§
Riqueza de ambientes o ecosistemas particulares,
§
Relaciones entre el ser humano y su entorno,
§
Riqueza frutícola, piscícola, ornitológica, etc.
§
Diversidad de actividades comunales
§
Sucesión de eventos ecológicos,
§
Riqueza paisajística
§
etc.
Ahora bien, siendo verdad
que el referente cognoscitivo del libro “OMAGUA,
canto al reino de las aguas y los árboles” es la realidad ecológica de la
denominada Selva Baja, sin embargo, en el desarrollo de dicho contenido se
enfatiza la inducción de valores, tales como:
§
la valoración del entorno ecológico,
§
el uso racional de nuestros recursos,
§
la actitud conservacionista frente a nuestras
riquezas,
§
el respeto a la diversidad cultural,
§
el compromiso individual y colectivo frente a
nuestro desarrollo regional.
Esperamos que este libro
contribuya a un mejor conocimiento de nuestra hermosa región y a una mejor
formación de nuestras futuras generaciones.
Pero, para que todo lo dicho se
haga realidad en cuanto a beneficios del libro, se requiere que llegue a las
aulas de las instituciones educativas. ¿Será posible que las autoridades
educativas regionales asuman esta responsabilidad?
"OMAGUA, CANTO AL REINO DE LAS AGUAS Y LOS ÁRBOLES"
ISBN: 978-9972-33-541-9
2 comentarios:
Bien
Bien 👍
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