Una
aproximación al entendimiento de nuestra historia regional
Prof. GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA, FCEH - UNAP
INTRODUCCIÓN.
La organización
político-administrativa de un país es consecuencia de las decisiones que toman
quienes tienen el poder político respecto a cómo ejercerlo. Estas decisiones
son el producto de una serie de condicionantes de diversa naturaleza, que son
los que determinarán esa forma de ejercerlo.
Desde que en nuestro
país se produjera la presencia de una cultura originada fuera de este ámbito,
las formas tradicionales del ejercicio del poder fueron alteradas profundamente.
Hasta ese momento
(Siglo XVI), cada Pueblo determinaba, de
acuerdo a su propia experiencia histórica, su forma de organización para buscar
y lograr el bienestar común.
Durante este período,
que denominaremos de Los Desarrollos Autónomos, cada etnia se organizaba respondiendo
a sus propios patrones mentales expresados en su cultura.
En el período de
Desarrollo Dependiente, producido a partir de la presencia española en nuestro
país, los conquistadores se tuvieron que enfrentar al problema de organizar un
espacio, personas y Pueblos totalmente desconocidos.
Esta situación los
llevó a ensayar sucesivamente diversas formas de organización para ejercer mejor
el control sobre los territorios descubiertos, formas que, naturalmente, se
establecían a partir de los propios paradigmas que ellos traían de su mundo
cultural de procedencia.
Naturalmente,
recurrieron a los paradigmas de su cultura de origen e impusieron diversas
formas de organización y administración del territorio dominado, concordantes
con los intereses y exigencias de la conquista y colonización de los inmensos
territorios descubiertos, para los cuales, dado el carácter fortuito de su descubrimiento,
los mismos conquistadores no habían tenido nada preparado para su administración.
Esto los llevó a
ensayar sucesivamente diversas formas, que pretendían responder a las
condiciones prevalentes.
LA
ADMINISTRACIÓN POLÍTICA EN LA EPOCA COLONIAL.
Una primera decisión,
respecto a los territorios descubiertos fue la creación de un organismo que se
ocupara de todos los asuntos relacionados con ellos. Éste fue la denominada
CASA DE CONTRATACIÓN, creada en Sevilla, en 1503, con múltiples funciones, no
sólo comerciales como su nombre pudiera sugerir.
Para mejorar su
funcionamiento, esta CASA DE CONTRATACIÓN, se vio en la necesidad de crear el
CONSEJO SUPREMO DE INDIAS, en 1524, que funcionó como una especie de lo que hoy
pudiéramos llamar Ministerio de las Colonias, que se encargó de la nominación
de todas las autoridades coloniales, desde las de mayor hasta las de menor
categoría desde su sede en Madrid. Este Consejo tenía atribuciones políticas,
legislativas y judiciales, indistintamente: en el campo legislativo, era el que
aprobaba las llamadas LEYES DE INDIAS; en el campo judicial, era el Tribunal
Supremo en el que se ventilaban todos los grandes pleitos en los territorios
conquistados y designaba a todas los denominados
JUECES RESIDENCIARIOS, encargados de juzgar la labor de todos los funcionarios
designados por la Corona Española.
Una primera decisión
jurisdiccional que la Corona tomó en América fue el establecimiento de los dos
Virreinatos: el de México o Nueva España y el del Perú, que se creó en 1542 y
comprendía todos los territorios españoles de América del Sur. Posteriormente,
éste sería subdividido en otros dos virreinatos: en 1717 se crearía el de Nueva Granada y en 1776 el de Río de la
Plata. En cada uno de ellos era el Virrey la máxima autoridad que representaba
a la Corona Española. En el caso peruano, los Virreyes iniciaron sus gestiones
desde 1544.
Pretendiendo una
mejor administración, el Virreinato del Perú fue dividido en AUDIENCIAS, que
tenían jurisdicciones amplias, por lo que fueron divididas en CORREGIMIENTOS, a
cargo de un CORREGIDOR. Fue esta la división política que estuvo vigente hasta
la rebelión de TUPAC AMARU II, en 1780, luego de la cual el rey Carlos II dispuso la creación
de las INTENDENCIAS en 1784. Éstas asumieron funciones administrativas y
económicas. Y las que se establecieron
fueron Trujillo (que posteriormente cambiaría su nombre por el de La Libertad),
Lima, Tarma, Huamanga, Huancavelica, Cuzco y Arequipa. A su vez, éstas fueron
subdivididas en PARTIDOS. La Intendencia de Trujillo comprendía casi toda la
parte nororiental de la selva.
Por otra parte, en
las ciudades que se iban fundando se conformaba el CABILDO o AYUNTAMIENTO, que
estaban conformados por los ALCALDES y REGIDORES. Los Alcaldes eran elegidos
dos por ciudad por los denominados VECINOS NOTABLES. En las ciudades de mayor
importancia, los Regidores eran designados por el Virrey y en las de menor importancia
por los mismos vecinos. Asumían el cargo el día de AÑO NUEVO, 1º de Enero.
En el aspecto
religioso, los territorios recién conquistados fueron organizados para
facilitar la evangelización, por lo que fueron divididos en ARZOBISPADOS, los
que, a su vez, se subdividían en OBISPADOS, cuyas jurisdicciones eran denominadas
Diócesis, que comprendían ciudades, villas, pueblos, anexos, doctrinas y
curatos.
Para fines de control
económico más cercano a la población conquistada (indígenas), fueron creadas
las ENCOMIENDAS, que también asumieron funciones de control social y religioso.
El ENCOMENDERO se hacía cargo de una determinada jurisdicción con todos los
indios allí ubicados, a quienes hacía trabajar y les obligaba a pagar tributo,
por su condición de vasallos (como en los antiguos feudos medievales), lo cual
dio lugar a gravísimos abusos con los indios, a tal punto que los mismos reyes
españoles las desactivaron, a partir de 1718, no sin la fuerte resistencia de
los propios encomenderos, quienes habían adquirido gran poder económico y
político.
Para fines de control
judicial, la Corona Española creó lo que llamó CORREGIMIENTOS, a cargo de un
CORREGIDOR, cuya misión era proteger y defender a los indígenas de los abusos
de los ENCOMENDEROS, y se establecieron en 1564. En la práctica, resultaron tan
nefastos para los indígenas como las propias Encomiendas.
Para fines de control
religioso y a petición de la propia Iglesia, que tenía interés en el
adoctrinamiento y la enseñanza de las “buenas costumbres” del modo de vivir de
los españoles, en 1549 fueron creadas las REDUCCIONES, para concentrar a los
indios y hacer más fácil su aculturación.
Tanto en la Costa
como en la Sierra, estas reducciones se crearon en las cercanías de las
ciudades que fundaban los conquistadores
y a los centros mineros que se establecían, con la finalidad de controlar y
“civilizar” a los indios, como ya se dijo.
Todas estas medidas
decididas por el poder político tuvieron por finalidad asegurar de una y otra
manera el control de los territorios conquistados, pero teniendo como focos
principales la Sierra y la Costa. Nuestra región, por ser diferente,
desconocida y extensa, no mereció mayor atención
Desde que en 1542, don
Francisco de Orellana llegara al Paranaguazú (así denominado por la gran nación
Omagua, posteriormente llamado Amazonas) penetrando por el Napo, los españoles
constataron que las leyendas sobre grandes riquezas no eran ciertas, por lo
cual nuestra región perdió interés político, restringiéndose este interés a lo
religioso, asumido por los Misioneros Jesuitas y Franciscanos, en un comienzo,
para su acción evangelizadora a partir del siglo XVII.
Fueron ellos quienes
emprendieron la conquista, más que territorial, cultural de la región amazónica,
razón por la cual todas aquellas formas de administración política que hemos
descrito para la Costa y Sierra, no tuvieron mayor vigencia en esta región.
MISIÓN OMAGUA |
Los Jesuitas desde
Quito, en donde tenían su sede misional como Compañía de Jesús, vía el Marañón
y los Franciscanos, por la ruta de la Selva Central, desde Huánuco, vía el
Huallaga, crearon los llamados Pueblos Misionales, que no eran sino las
REDUCCIONES DE INDIOS, en donde éstos eran sometidos a un férreo proceso de
aculturación para que abandonen sus patrones culturales ancestrales, tales como
su idioma, su religión, costumbres, etc., creadas desde 1549 por el Rey de
España.
Hasta el Siglo XVIII
el territorio amazónico tuvo una administración esencialmente
político-religiosa, teniendo en las ciudades que se iban fundando, los focos de
irradiación del poder de los conquistadores. Cuando éstos se dan cuenta de la
inmensidad del territorio selvático, crean la COMANDANCIA GENERAL DE MAYNAS,
integrante de la Intendencia de Trujillo (que posteriormente cambiaría de
nombre por el de La Libertad), que comprendía los actuales departamentos de San
Martín, Loreto, Ucayali y parte de Amazonas. El nombre de Maynas le es asignado
por las etnias pertenecientes a la familia Jíbaro (Awajún, Wampis, Jíbaros,
etc.) a las que se conocía bajo esa denominación en el área del Alto Marañón,
en donde ofrecieron férrea resistencia al avance de soldados y misioneros.
Es a partir de 1638
en que comienza recién el interés por nuestra región con la llegada de los misioneros
Jesuitas por la zona del Marañón, quienes tuvieron una presencia cristianizante
hasta su expulsión por orden del rey Carlos III, en 1767. Con su salida las
Reducciones bajo su mandato se desorganizaron y los indígenas trataron de
retornar, muy difícilmente, a sus patrones culturales ancestrales.
En verdad, Maynas,
que comprendía casi toda la región Amazónica en su calidad de Comandancia
General, transcurrió todo el período colonial como escenario de imposición
religiosa, sin merecer ningún interés administrativo. Sin embargo, en ese largo
período, sin mayor atención de la Corona Española, van germinando, en su forma
de Reducciones de Indios o Pueblos Misionales y de ciudades españolas, algunos
de los centros demográficos que devendrían, con el transcurrir de los años, en
los centros del poder político, tales como Chachapoyas, Huánuco, Moyobamba,
Borja, Barranca, Jeberos, San Joaquín de Omaguas, Orán, Iquitos, Yurimaguas, Requena,
Nauta, etc.
LA
ADMINISTRACIÓN POLÍTICA DURANTE EL PERÍODO REPUBLICANO.
Al producirse la
Independencia del Perú, la Comandancia de Maynas, cuya capital era Moyobamba,
jura también la independencia, expresando su voluntad de seguir perteneciendo al
Perú.
A pesar de este cambio de régimen político a
nivel nacional, la selva siguió siendo un territorio casi ignorado y sin mayor
importancia. Prácticamente el único cambio que se produjo fue la desactivación de la
Gobernación General de Maynas en concordancia con el cambio de nombre de las
Intendencia por el de Departamentos y el de Partidos, que eran integrantes de
aquéllas por el de Provincias, ahora integrantes de éstos, que dio a nuestro
país una nueva nomenclatura político-administrativa, sin mayores consecuencias
prácticas para nuestra región.
Aunque no haya tenido mayor importancia
política para efectos prácticos, es necesario recordar que en abril de 1822, en
el marco de un Reglamento General de Elección que expidió la nueva
administración nacional, la aún denominada Comandancia General de Maynas,
integrante del Departamento de Trujillo, como ya lo dijéramos, es establecida
como un Departamento independiente de Trujillo, con el nombre de Quijos y
Maynas; pero fue una demarcación que
pasó totalmente ignorada.
En 1832, durante el Gobierno de don Agustín
Gamarra se produce la creación del DEPARTAMENTO DE AMAZONAS, sobre la base de
las Provincias del Departamento de La Libertad que quedaban al oriente del río
Marañón, según la anterior demarcación: Chachapoyas, Pataz y MAYNAS. Su capital
fue Chachapoyas.
Sin embargo, la creación del Departamento de
Amazonas, que comprendía casi todo el territorio selvático más algo de sierra,
no tuvo mayores repercusiones para nuestra región, pues siguió siendo percibida
como lo había sido durante la Colonia.
Reconocida la enorme extensión de la ahora
Provincia de Maynas, integrante del nuevo Departamento de Amazonas, ella fue
dividida en Distritos, cuyas capitales fueron Loreto (el
antiguo Loreto Yacu, que fue el que daría nombre a todo nuestro
departamento) y Nauta, mediante una resolución suprema de 1842.
En 1853, mediante un Decreto de don Rufino
Echenique, se creó el GOBIERNO POLÍTICO Y MILITAR DE LORETO sobre la base de
dicho distrito, pero en julio de 1857 se crea la PROVINCIA LITORAL DE LORETO,
cuya capital fue Moyobamba.
En 1861, esta Provincia se convierte en
DEPARTAMENTO MARÍTIMO MILITAR, mediante un Decreto del Gobierno de don Ramón
Castilla, el mismo que por disposición del gobierno de don Mariano Ignacio
Prado adquiere la condición plena de DEPARTAMENTO DE LORETO, en 1866, condición
ratificada por el Congreso de 1868, cuya capital fue Moyobamba.
Bajo esta nueva designación y categoría, el
Departamento de Loreto es dividido políticamente en cuatro provincias: Cercado
de Moyobamba, capital Moyobamba, que, a su vez era capital del departamento;
Huallaga, capital Tarapoto; Alto Amazonas, capital Balsa Puerto y Bajo
Amazonas, capital Iquitos. Como podemos comprobar, el nombre Maynas desaparece
de la nomenclatura política a partir de esta división política.
Esta situación se prolongaría hasta 1897 en
que, mediante Ley dada por don Nicolás
de Piérola, Iquitos es declarada ciudad capital del Departamento de Loreto,
decisión que no fue aceptada por el pueblo de Moyobamba, el mismo que logró que
el gobierno de don José Pardo creara el Departamento de San Martín por Ley de
1906, conservando Moyobamba la condición de ciudad capital e integrado por diez
provincias: Moyobamba, Rioja, Lamas, San Martín, El Dorado, Bellavista, Huallaga, Mariscal Cáceres,
Picota y Tocache.
De esta manera, el primigenio Departamento de
Loreto quedaría reducido a lo que son los actuales departamentos de Loreto y
Ucayali.
Esta demarcación política estaría vigente
hasta 1980, año en que, mediante D.L. 23099, se crea el Departamento de
Ucayali, cuya capital fue designada la ciudad de Pucallpa que, en su condición
de caserío había sido fundada en 1888. De esta manera el Departamento de Loreto
queda conformado por seis provincias: Maynas, Loreto, Alto Amazonas, Requena,
Ucayali y Ramón Castilla y el nuevo Departamento de Ucayali con cuatro: Coronel
Portillo, Padre Abad, Atalaya y Purús. Nótese que recién reaparece el nombre de
Maynas para designar a una de las provincias del departamento de Loreto,
después de muchos años en que había dejado de ser usado.
En lo referente a Madre de Dios, que es el
otro departamento ubicado íntegramente en la región amazónica, podemos decir
que en lo político-administrativo ha tenido igual proceso evolutivo que los
otros departamentos a los que acabamos de referirnos. En la actualidad su
capital es Puerto Maldonado, ciudad que fuera creada oficialmente en 1902 y sus
provincias son: Tambopata, Manu y Tahuamanu.
Sector de Iquitos hoy |
Esta división política de nuestro país ha tenido
una pequeña interrupción cuando la Asamblea Constituyente de 1979 dispuso la
creación de los GOBIERNOS REGIONALES, los cuales recién entraron en vigencia
cuando se elaboró el Plan Nacional de
Regionalización en 1988. Es al año siguiente que comienzan a entrar en vigencia
esta regiones: Madre de Dios formó parte de la Región Inca; Ucayali, formó una
sola región; Loreto también se constituyó en
una sola región y San Martín, luego de integrar la región San Martín-La
Libertad, logra escindirse y conformar una sola región en 1992. En el caso de
Loreto es bueno recordar que inicialmente fue designado con el nombre de REGIÓN
AMAZÓNICA en 1988, pero casi de
inmediato su nombre fue cambiado por el de REGIÓN DEL AMAZONAS, que tuvo
vigencia hasta febrero de 1990, en que fue cambiado por el de REGIÓN LORETO.
Tanto la Región Grau como la de Loreto, fueron las primeras en las
cuales se convocó a elecciones para designar a sus respectivos Gobiernos
Regionales. Este proceso descentralizador sólo tuvo un corto tiempo de
experimentación, pues el Congreso Constituyente Democrático, elegido en 1992
dispuso la creación de 24 Consejos Transitorios de Administración Regional –
CTAR, que deberían estar en vigencia hasta que se creen la Regiones dispuestas
por la Constitución de 1993. Estos Consejos sólo funcionaron hasta el 2003, año
en que entrara en funciones la nueva demarcación político-administrativa, mediante
los denominados Gobiernos Regionales, creados mediante la Ley de Bases de
Gobiernos Regionales, Ley 27867, a cargo de un Presidente elegido por votación
popular.
Hasta aquí el aspecto descriptivo de nuestro
proceso político-administrativo, tanto a nivel nacional como en lo que respecta
a nuestra región.
Sin embargo se hace necesario hacer algunas reflexiones
acerca de todo lo vivido hasta el presente.
UNA
VISIÓN REFLEXIVA.
Es fácil colegir que hasta el momento, los
mecanismos de administración política en nuestra región han tenido un origen
exógeno y se los ha implantado sin mayores preocupaciones por la realidad
ecológica, social, cultural, etc. en las cuales se los ha pretendido hacer
funcionar, por lo tanto, nunca han resultado beneficiosos para nuestra región,
aunque sí para quienes detentan el poder en sus diversas formas: económico,
político, religioso, ideológico, etc.
Durante la época
colonial la Amazonía no mereció mayor atención una vez que los conquistadores
se convencieron de que no tenía el valor económico que ellos supusieron
(recordemos a este respecto los mitos de El Dorado y El País de la Canela).
Sólo mereció valor como campo de evangelización para aculturar a la población
indígena por acción de los misioneros.
Superado el período
colonial, durante los primeros años de la República sólo se produjeron cambios
formales en la vida política de nuestra región, pues siguió siendo ignorada,
mirada con indiferencia; es decir, sin brindar mayor atención a sus
características diferenciales, razón por la cual no mereció decisiones
políticas especiales. Salvo reestructuraciones nominales que sólo buscaban
hacer más eficaz el dominio de los gobernantes sobre el territorio y la
población amazónicos, no hubo mayores cambios respecto a la situación que
habíamos tenido desde los tiempos coloniales.
Ribereño amazónico |
Es recién a partir de
la segunda mitad del Siglo XIX que nuestra región adquiere una cierta
importancia política que origina la dación de normas específicas pero sólo para
el mejor aprovechamiento de nuestros recursos y asegurar la presencia
controladora del Estado. Pero, muy lejos estuvo el interés de emitir normas
para el logro del bienestar común. Todo lo contrario, pues la población
indígena, que mayoritariamente habitaba esta región casi no era percibida como
merecedora de decisiones políticas de importancia. En todo caso, todas las
leyes protectoras y de defensa de los indígenas que desde la época colonial se
habían dado, siempre habían sido letra muerta para quienes sucesivamente se turnaban
en el usufructo del poder.
Por otra parte,
debemos tener en cuenta que las poblaciones de base, las comunidades en sí,
nunca tuvieron mayor participación en la decisión de las diversas formas de
organización política y administrativa dadas por el gobierno central. Todas
ellas eran decididas desde el centro del poder y se aplicaban al margen de las
realidades en que deberían funcionar. Aunque sí es necesario reconocer que en
el único aspecto en el que la población mestiza de la Amazonía tenía un
resquicio de participación fue en la elección de los Cabildos o Ayuntamientos,
que luego devendrían en las Municipalidades para los gobiernos locales, aunque
durante la época republicana fueron mayoritariamente designados por el gobierno
central.
Por lo tanto, salvo lo que acabamos de
puntualizar, la población amazónica, mestiza e indígena, jamás tuvo una
participación trascendente en la determinación de sus formas de organización
político-administrativa, lo que le impidió tener un aprendizaje social de
gobierno para la búsqueda de su bienestar común desde sus propias perspectivas
culturales y en concordancia con sus características ecológicas, geopolíticas,
económicas, etc.
Esto no quiere decir que dicha población haya
aceptado pasiva y resignadamente esta situación. La población indígena nunca
aceptó ni la dominación colonial ni
la republicana; de mil formas
expresó su rechazo y jamás se rindió ante el yugo opresor, franco o embozado,
ejercido por los misioneros, funcionarios, empresarios, etc. Por su parte, la
población mestiza, en la medida de su gradual toma de conciencia de su
situación marginal respecto al usufructo del poder, expresó su descontento reclamando mecanismos administrativos más
racionales al servicio de las mayorías. Por ello es que podemos constatar
sucesivas acciones de rechazo del sistema imperante desde el siglo XIX hasta la
actualidad: unas de franca esencia federalistas, otras separatistas y hoy,
regionalistas, que han venido expresando la raigal actitud ANTICENTRALISTA de la población amazónica.
En resumen, podríamos decir que, en lo
político-administrativo nuestra región se ha caracterizado por:
Ø Haberse regido por
sistemas o modelos organizacionales de origen externo, incompatibles con su
realidad.
Ø Haber carecido de un
adecuado proceso de aprendizaje social en cuanto a participación de la
población de base en la gestión administrativa y política de sí misma.
Ø Haber tenido como
actores principales de dicha gestión a personas que, por lo general, no han
representado sus intereses.
Ø Sólo en las últimas
décadas del Siglo XX ha recibido una mayor atención de parte de los Gobiernos
nacionales, a partir de sus acciones de lucha exigiendo un trato adecuado a sus
características.
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA:
- BASADRE, Jorge; Historia de la República del Perú; “La República”, Lima, 2000.
- DOUROJEANNI, Marc J.; Amazonía, ¿qué hacer?; CETA, Iquitos, 1990.
- MOREY A., Humberto y Gabel Sotil G.; PANORAMA HISTÓRICO DE LA AMAZONÍA PERUANA, una visión desde la Amazonía; Imp. Amazonas, Iquitos, 2000.
- RIOS ZAÑARTU, Mario C.; Historia de la Amazonía Peruana, compendio; “El Matutino”, Iquitos, 1995.
- SAN ROMÁN, Jesús; Perfiles históricos de la Amazonía Peruana; CETA, CAAAP, IIAP, Iquitos, 1994.
- SILVA SANTISTEBAN, Fernando; Historia del Perú; Ed. Buho, Lima, 1995.
- TIBESAR, Antonio, OFM; Comienzos de los franciscanos en el Perú; CETA, Iquitos, 1991.
- VILLAREJO, Avencio; Así es la Selva; CETA, Iquitos, 1988.
1 comentario:
muy bueno
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