Prof. Gabel Daniel Sotil García
LA MIGRACIÓN DE LOS PECES
En los troncos de los árboles aparecen las señales del nivel más alto al que llegó la creciente. (Foto: J. Álvarez A.) |
Junio
se despierta arrullado por el concierto canoro con el que las furtivas panguanas anuncian al ribereño el inicio
de la vaciante.
“La panguana está
cantando, la vaciante está empezando” (*)
Y es que la disminución de la frecuencia de
lluvias en todo el ámbito de la cuenca amazónica (más de dos tercios de nuestro
país, incluida gran parte de los Andes)
hace que en este mes ya se vean
en nuestros ríos, y con mayor nitidez, las manifestaciones de la vaciante
Aparecen
en los árboles de las riberas y tahuampas las marcas del más alto nivel al que
llegaron las aguas y en las partes altas de los ríos y quebradas emergen las
primeras franjas de tierra u orillares,
las mismas que irán ampliándose hacia los cursos bajos de los mismos, conforme
avancen los días.
Es
así cómo llegan los días propicios para
iniciar la siembra en las playas.
En
los pueblos ribereños comienza una nueva actividad, pues lo que hasta hace unas
semanas era río, ahora va dejando paso a una extensa playa de arena o un barrial
con los nutrientes que se han depositado durante la inundación, dándoles la
fertilidad necesaria para producir nuevos frutos.
Hombres
y mujeres, niños y niñas, salen muy temprano antes que les duela el sol (*), para sembrar el chiclayo, el maíz, el frejol y la yuca, acariciados por un
suave viento que recorre los arenales llevando al bosque la frescura matinal.
Entonces, las semillas del arroz, el tomate,
la sandía, el zapallo y el melón sienten
en sus entrañas la humedad y el calor de
la tierra que despiertan en ellas las ansias de germinar.
Las playas, que aparecen con la vaciante, rápidamente se transforman en campos de cultivo para el ribereño. (foto: WWF) |
Ansias
que se han de transformar en espigas y flores que adornarán los cantos
de los ríos, atrayendo aves y mariposas que acudirán presurosas a disfrutar de
granos y néctares en las horas de
quietud.
Víctor
díaz, flauteros, perdices, chichirichis, palomas y panguanas encontrarán
en los verdes sembríos el lugar propicio para alimentarse y asegurar su
reproducción.
Así,
pues, las playas se transforman en campos de
nueva vida y de verdor.
Los
peces, cebados en las entrañas del bosque y pletóricos de esperanzas, inician
su retorno al río, dejando las tahuampas,
cochas y quebradas buscando
nuevas aguas a donde migrar, formando
esa conjunción maravillosa de peces que es el mijano, con la que
la naturaleza nos obsequia una más de sus bondades.
EL MIJANO, expresión de la bondad de nuestra pródiga naturaleza. (Foto: WCS) |
MIJANO PRODIGIOSO
Ya vienen saltarines
los peces por el río;
ya pasan jugueteando
alegrando al caserío.
Incansables van surcando
tejiendo filigranas,
brillantes de alegría
con el sol de la mañana.
La euforia los domina
en horas de tormenta;
juegan con las olas,
juegan con el viento.
Así es el mijano
que pasa tumultuoso
tarde, noche o muy temprano
por el río prodigioso.
Será un adiós temporal y pleno de alegría, pues volverán a las tahuampas, meses más adelante, a continuar su ciclo de vida en esta selva portentosa.
Es, entonces, cuando empieza el festival de la pesca.
En la boca de las quebradas, por donde retornan las aguas
al río madre los tapajes y las trampas, en manos de expertos ribereños,
esperan a los peces que salen presurosos, con impaciente alegría, a recorrer
nuevas y frías aguas.
En los cantos
de las cochas y los ríos, las redes se sumergen extendidas por expertos
soltadores para atrapar a los peces.
Las tarrafas, lanzadas por diestras manos
desde la proa de las canoas, se abren silenciosas cortando el aire en el
instante preciso para caer sorpresivas
sobre los pejes en paso casual.
Las aguas, henchidas
de vida y de bondad, retribuyen los
esfuerzos cotidianos del indómito labrador, pues los peces, en tumulto
indetenible, pasan por el río jugueteando con las olas y el fuerte vendaval,
gozando de las muyunas y de los
tramos correntosos, en horas de tormenta o de calma temporal.
Palmera AGUAJE, expresión de la riqueza de la flora amazónica. Foto: J.C. Bartra. |
Y allí también, surgiendo
desde el fondo de las aguas, con las que juguetean incansables, los bufeos silenciosos cercan a los peces
para atraparlos con voraz agilidad.
¡Cuánta alegría se
dibuja en los rostros de hombres y mujeres que, mirando el infinito verdor, musitan
perplejos su eterna gratitud!
En junio
pues, los ríos y las cochas se muestran generosos.
Con
sus manos abiertas y dadivosas nos entregan sus riquezas.
Riquezas
que debemos usar sin excesos, aprendiendo las sabias enseñanzas de los pueblos
que han hecho del bosque el referente central de sus culturas.
¡De los
pueblos que aún son los Guardianes del Bosque!
¡De los pueblos que aún son los Guardianes del Bosque, como los Awajún, Kukama-kukamiria, Matsés, Bóóraá, Siekoya, Maijuna, Kichwa, Iquito, Murui, Shiwilu, Wampis, Ashaninka, Esse’ejja, Shipibo, Amarakaire, etc., etc.!
Guardianía
que todos debemos ejercer, pues el bosque es la gran riqueza que debemos
defender.
Hacia
fines de este mes se celebra también la fiesta de San Juan, la “fiesta de
los juanes”, que es un componente sustancial de la cultura mestiza de la
selva toda.
Aunque
los Pueblos Indígenas no celebran esta festividad, ella expresa un aspecto de
nuestra identidad cultural, en la que están presentes muy diversos aportes
conjugados con los que trajeran los primeros pobladores mestizos a esta región.
Ella
evidencia nuestra creatividad social. Y también expresa las diferencias
culturales que debemos respetar.
Su
día central es el 24 de este mes.
Mujeres de la etnia SHIPIBO, integrantes de la riqueza espiritual de nuestra amazonía, bordando sus preciosos mantos. |
Un viento frío,
proveniente de regiones australes, nos visita alrededor de esta fecha por no
más de cuatro días; pero, en ese corto tiempo, nos hace sentir que todo abrigo
disponible no basta para protegernos.
Algunos
pueblos indígenas hacen sus rituales de la siembra, con cantos y danzas que
heredaron de sus ancestros, en los que
expresan su amor y respeto por la madre naturaleza, pues ella, generosa, les
brinda diversidad de frutos para su sustento cotidiano desde la alborada de los
tiempos.
(*) Texto tomado de: "OMAGUA, canto al reino de las aguas y los árboles", del autor. Iquitos. CETA. 2007, pp. 50 - 58.
Foto
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5 comentarios:
hola prof. Gabel un gusto leer todo sus sentimientos imprenados en estas lineas; pues muchos de estos sentimientos los comparto con ud. pues he sido dichosa de disfrutar de todas las maravillas que nos da la naturalez como mijano junto a mis papas en mi pueblo, por el rio ucayali...un gusto visitar su blog..hasta pronto
hola prof. Gabel un gusto leer todo sus sentimientos imprenados en estas lineas; pues muchos de estos sentimientos los comparto con ud. pues he sido dichosa de disfrutar de todas las maravillas que nos da la naturalez como mijano junto a mis papas en mi pueblo, por el rio ucayali...un gusto visitar su blog..hasta pronto
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