HOMENAJE
AL GRAN RÍO
Prof. Gabel Daniel Sotil
García
Con una indescriptible belleza paisajística, el AMAZONAS nos ofrece hábitats generadores de diversidad biológica y cultural. |
Al
pasar inmenso, majestuoso por esta ciudad, Iquitos, lejos estamos de imaginarlo como un
insignificante chorrito de agua que nace en los puquiales y deshielos de
lejanas e ignotas estribaciones andinas del sur de nuestro país. Allí nace
físicamente esta maravilla natural de nuestro planeta llamada AMAZONAS, aunque,
según nuestro poeta César Calvo, este río se formó del llanto de “…nuestra primera novia (quien)/ lloró
tanto y tanto/buscando ser esposa/que de su largo llanto/se formó el Amazonas”
(1)
Pero,
sea cual fuere su origen, el físico o el poético, hoy este GRAN RÍO,
milenariamente conocido como el PARANAGUASÚ, en idioma tupí guaraní, ha sido
declarado “MARAVILLA NATURAL DEL MUNDO” ante el consenso universal en esta
pequeña comunidad llamada Tierra, que surca los espacios siderales hacia
destinos que hoy ni siquiera intuimos.
Las nubes pasajeras se deleitan al contemplarse en la superficie de plata del Gran Río. |
Y
no es que recién empiece a serlo, pues como maravilla ya lleva muchos milenios recorriendo
estos espacios para asombro y beneplácito de quienes, desde la noche de los
tiempos forestales, supieron brindarle su respeto por las bondades que supo ofrecerles
para su supervivencia colectiva.
En
realidad, este galardón que hoy le concede la comunidad internacional, no es
sino la ratificación, la expresión del reconocimiento de sus cualidades como
hábitat generador de diversidad biológica, paisajística y sociocultural; pero,
también como factor contribuyente en la dinámica climática mundial, dentro de
cuya estructura, sus características le posibilitan un rol de primerísima
importancia en el equilibrio planetario, de tal magnitud que es necesario
adoptar las decisiones pertinentes para proteger su integridad constitutiva y
funcional para no poner en peligro nuestra continuidad como especie en esta
grandiosa pequeñez que es nuestra Tierra.
Con el sol en el horizonte, el Amazonas es un canto a la armonía natural y al deleite espiritual. |
A
quienes vivimos en estas latitudes, en cualquiera de los roles que desempeñemos
en el espectro sociocultural, y que tenemos el privilegio de disfrutar de sus
bondades materiales y espirituales, nos compete el deber moral de defenderlo de
las mil y una formas de agresión que
venimos inventando los humanos inconscientes, tanto individual como
institucionalmente, para aprovecharlas destructivamente, bajo la forma del más
vil mercantilismo destructor de nuestras riquezas, expresión de una visión
materialista propia de la cultura venida de otras dimensiones socioculturales.
Esta
declaratoria de MARAVILLA NATURAL DEL MUNDO debe significar un viraje, un punto
de quiebre, en las decisiones de política, tanto nacional como regional,
para que NUESTRO RÍO siga siendo el GRAN
RÍO, brindándonos sus bondades.
Seguir
como hasta hoy, es decir, tratándolo irracionalmente, al margen de una
actuación inteligente, significará que más pronto que tarde NUESTRO AMAZONAS
sólo sea un recuerdo en los libros de nuestra Geografía.
Por
ello es que, en artículo que publicáramos hace algunos meses, con este mismo
motivo, expresábamos:
“Lo fundamental es nuestro
compromiso con nosotros mismos: nos merecemos hacer nuestras vidas en un
ambiente promotor de nuestro engrandecimiento como personas y como pueblos, en
donde encontremos nuestra felicidad en un ambiente propicio para hacernos más
humanos como personas y como pueblos. Que nos brinde las condiciones para
lograr nuestro bienestar construidas por nosotros mismos, con nuestro esfuerzo,
movilizando nuestra ya demostrada creatividad.
En horas de placidez, el Amazonas es una invitación al disfrute visual. |
Ojalá que este reconocimiento
redunde en un auténtico compromiso de todos los pobladores urbanos y ribereños,
mestizos e indígenas, autoridades de todos los niveles jerárquicos y sectores,
profesionales diversos, magisterio en especial, para dirigir nuestros esfuerzos
a fin de hacernos merecedores de este galardón de MARAVILLA NATURAL, que no es
sino, ya lo hemos dicho, un reconocimiento a nuestra esencia ecológica, a cuyo engrandecimiento y perduración debemos
contribuir en la actuación cotidiana de cada uno de nosotros, y no sólo para
nuestro beneficio, sino para el bien de nuestro planeta, pues ya sabemos que
somos parte de una unidad ecológica mundial. Y eso tenemos que aprenderlo en el
marco de una auténtica educación forestal amazónica.
Es precisamente este el reto que
nos plantea este galardón.” (2)
(1)
César
Calvo Soriano, “AMAZONA”
(2)
Art.
“Reconocida por el mundo, desconocida por nosotros” en este mismo blog, noviembre 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario