Prof. Gabel Daniel Sotil García
La comprensión lectora tenemos que cultivarla mediante el uso de material bibliográfico adecuada a la realidad de los niños. |
En
lo que concierne a Loreto, y a estar por
las circunstancias vividas, este año debemos reportar mayores déficits en los
componentes de dicha evaluación; pensar en que no será así, significaría
aceptar que nuestra educación regional está regida por leyes no sociales;
divinas, mejor dicho; pues, tanto las capacidades de comprensión lectora como
las de números, sus relaciones y sus
operaciones, son productos de aprendizajes que se logran en circunstancias
geoecológicas y socioculturales concretas, cuya dinámica influye
definitivamente en tales aprendizajes.
Como
bien sabemos, hemos venido siendo calificados como la región con más bajos
niveles de rendimiento, logrados en las condiciones “normales” de desarrollo de las actividades
escolares, de acuerdo con las disposiciones del ente rector de la educación en
nuestro país. Sin embargo, a ello debemos agregar que en el presente año hemos
sufrido dos eventos que, sin lugar a dudas, influirán grandemente en el
aprendizaje de los educandos: la trágica y excepcional creciente que cubrió
todo el llano amazónico (selva baja) y
la huelga magisterial de carácter nacional.
Es
decir, si en las circunstancias “normales” los niveles de logro han sido
deficitarios, con la concurrencia de los dos factores que acabamos de precisar,
presumo que dichos niveles serán mucho más deprimentes.
Pero,
¿cuáles son esas circunstancias “normales” a las que hacemos alusión referidas
a la comprensión lectora?
Centro
mi atención en uno de los diversos factores que, a estar por lo que expresan los
especialistas en el tema, es de crucial importancia: la realidad contextual del
estudiante en el material de lectura, es decir, en los libros en los cuales
promovemos el inicio y práctica de hábitos de lectura de los estudiantes.
Respecto
a esta la realidad contextual, tenemos que decir que es requisito indispensable
que en el material didáctico (libros de texto, ilustraciones, etc.) con el cual
se comienza la enseñanza de la lectura, el entorno geográfico, ecológico,
social y cultural debe estar presente para que los educandos vivencien el nexo
entre aquello que leen y sus propias experiencias existenciales; es decir, para
que encuentren el sentido de lo que dice el texto y su vivir cotidiano.
La
comprensión es un logro educativo de la mayor trascendencia en el proceso
formativo de los educandos. Es lo que se llama una capacidad instrumental, que
se la requiere en todos los campos de la acción curricular. Al respecto, la
educadora Rosanna Silva expresa: “…es un proceso a través
del cual el lector elabora un significado en su interacción con el texto, el
lector relaciona la información que el autor le presenta con la información
almacenada en su mente; este proceso de relacionar la información nueva con la
antigua es el proceso de la comprensión.” Documento: “Comprensión lectora”, bajado de INTERNET
¿Qué
niño y niña no comprende cuando se le habla con las palabras que hacen
referencias a objetos que conoce, de las cosas, animales y plantas que son
propias de su comunidad, de situaciones que enfrenta cotidianamente, de
actividades culturales, etc. en las cuales ellos pueden imaginarse insertos vivencialmente y con un
mensaje cultural-espiritual conmocionante de su ser?
Ya tenemos en nuestra región libros en los que el inicio del aprendizaje de la lectura incentiva la comprensión lectora. |
Sin
embargo, es constatación fácil de realizar, los textos que circulan en la gran
mayoría de instituciones educativas de nuestra región, a las que llegan,
carecen de la presencia de este componente sustantivo de la acción educativa,
pues, sencilla y llanamente, las autoridades educacionales (Ministerio de
Educación) han decidido que todo este material sea elaborado fuera de nuestra
región y por gente que no conoce nuestra rica y compleja realidad urbana y
rural, razón por la cual el mencionado ministerio remite a las instituciones
educativas un material bibliográfico que, antes que propiciar o motivar a la
lectura es portador de un contenido foráneo y ajeno a los intereses de los
niños y niñas que comienzan su acercamiento al aprendizaje y práctica de la
lectura.
Es
decir, los obligamos a practicar la simple y burda memorización y luego los evaluamos en una capacidad que no le hemos estimulado: la comprensión de
textos.
El aprendizaje feliz se produce armonizando los medios didácticos con las vivencias de los educandos. |
La
elusión ad infinitum de esta responsabilidad no hace sino agravar la situación
respecto a la comprensión lectora en nuestra región.
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