El rico acervo cultural de nuestra Amazonía tiene una
hermosa expresión en sus mitos y leyendas, nacidas al calor de la relación de
los pueblos con el exuberante bosque, dentro del cual vienen haciendo su vida y
produciendo su cultura. Es interesante notar que todos ellos tienen una intencionalidad protectiva de su ambiente. Hacemos entrega de otras manifestaciones de nuestra
idiosincrasia.
EL
BARCO FANTASMA Como en todas las culturas intimamente relacionadas con el el mar o los ríos, en la selva también existen mitos referidos a barcos espectrales. |
GIGANTESCA CHARAPA MADRE DE LAS CHARAPAS (QUELONIOS ACUÁTICOS) Ilustración Jaime Choclote |
En la época de vaciante de los ríos amazónicos
aparecen las playas inmensas a donde
salen a desovar las charapas cavando hoyos en la arena. Esta salida, sobre
todo, se hace en las noches tempestuosas, en que la lluvia, los truenos y
relámpagos hacen de las playas un lugar de atracción irresistible para las
charapas que se ven impulsadas a salir y depositar los huevos que aseguren su
reproducción como especie. El hombre ribereño, por su experiencia, sabe qué
noches son propicias para “charapear” y sale a las playas para buscar los
huevos y cazar las charapas para su alimentación. Pero cuentan que algunas
veces sale la madre de las charapas, la “Charapamaman”, de enormes dimensiones y
casco sumamente pegajoso. Si una persona, dejándose dominar por su ambición,
intenta voltearla patas arriba como a las comunes, lo más seguro es que se
quedará pegada en su caparazón y será llevada, arrastrada mejor dicho, a las
profundidades del río, sin que nadie se atreva a salvarla.
LA
YARA
Se dice que es un ave o pájaro silvestre que tiene la
propiedad de transformarse en una bella mujer, que es “la reina del bosque”. En
todo caso, es un ser mitológico al que se lo describe como una mujer de una
especial y extraordinaria belleza. El nombre con que se la conoce, “Yara”, es
de origen tupí-guaraní y podría ser traducido como “hada del bosque”.
Los artistas amazónicos atribuyen muy diversas corporeidades a la Yara, pero siempre la representan con una profunda raigambre forestal. |
Es descrita por algunas personas como una mujer de
color verde, con el que pasa fácilmente desapercibida en el bosque; aunque
también se dice que tiene el color de la piel de los troncos de madera de los
bosques amazónicos, y con una cabellera verde, representando, así, a la flora
con que se cubre y le da apariencia de
color verde.
También la describen con los cabellos dorados, como
los pelos del maíz. Trae buena suerte cuando es ella la que busca el
acercamiento, pero, mala suerte si uno la descubre por casualidad en la orilla
de una quebrada o en el canto de algún camino del bosque. Cuando uno la
encuentra por casualidad, mejor es no darse por enterado.
Cuando la Yara se enamora, canta y ejerce poderosa
sugestión en el hombre que la oye y a quien está dirigido su canto. La
sugestión es mayor cuando mira con sus ojos parecidos a los de un ave. La
persona queda inmediata e irremediablemente magnetizada y atraída por la mujer
que goza con el encuentro. Ese encuentro a veces dura un periodo de luna llena;
pasado el mismo, el hombre despierta como de un sueño cerca del poblado en
donde vive, sin encontrar rastros de la Yara. Al año siguiente el hombre
volverá al mismo sitio y, si ha sido del
agrado de la Yara, desaparecerá nuevamente llevado por ella. La Yara se aparea
anualmente. Se dice que de esa unión nacen los Chullachaquis.
EL TUNCHI
EL TUNCHI, EN ETÉREO Y ATEMORIZANTE DESPLAZAMIENTO EN LAS PLAYAS Ilustración Jaime Choclote |
Es, también, el alma de un difunto, quien en vida se
dedicó a hacer el mal. Al morir su alma es castigada a pagar sus pecados y vaga
por este mundo tratando de salvarse del infierno. Por esto se dice que es un
alma perdida. Cuando se presenta en un caserío, anuncia la muerte de alguien
del lugar, más aún si lo hace cerca de una casa. Cuando es escuchado su tenebroso y gutural "fin...fin...fiiiiinnnn", es mejor no hacer ruido o rezar en voz baja para que pase lo más rápido posible. Se dice que no es de su agrado que lo imiten, así como tampoco gusta de escuchar el ladrido del perro, el mismo que morirá secándose lentamente en caso de haber sido tocado por el maligno. Si es imitado se enfurece y castiga con la muerte al atrevido mortal que lo imitó.
Personaje imaginario, el MALIGNO es representado de muy diversas formas, dependiendo de la extracción cultural del artista. |
Nota: Estas narraciones se
han elaborado sobre la base de
entrevistas a algunas personas, sobre todo, ribereñas; pero, también se ha
consultado la siguiente bibliografía:
§ Panaifo T., Arnaldo. Mitos y leyendas de la selva
peruana. Shamiro editores. Iquitos. 1999.
§ Angulo S., Ruth Isabel. Esplendorosa amazonía. Ed. San
Marcos, Lima, 1997
§ Jordana L., José Luis. Leyendas amazónicas.
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