Prog. Gabel Daniel Sotil García, FCEH - UNAP
Niñita en afectuoso abrazo a un majás domesticado |
Muy
poca importancia hemos dado en los Jardines de Niños, Escuelas y Colegios al
tema del ambiente en el que vivimos.
Prácticamente
nuestros niños se forman insensibles ante los diversos mensajes que su ambiente
les presenta.
Y,
bueno sería entonces, que nos preocupemos por propiciar un mayor contacto de
nuestros niños con la naturaleza.
Pero,
un contacto formativo.
No
se trata de que nuestros niños vayan al campo en actitud de agresores.
Ellos
deben saber que a la naturaleza se la debe respetar.
Que
ella merece un acercamiento inteligente.
Que
ella no es un lugar para la diversión festiva y bullanguera.
Que
las plantas y animales que en ella habitan merecen nuestra reverencia.
Acercarnos
a ellos es oportunidad para desarrollar nuestras capacidades de observación.
Para aprender a concentrarnos. Para aprender a guardar silencio. Para aprender
a mirar nuestro interior.
Para
aprender a disfrutar su belleza.
Enseñemos
a nuestros niños a disfrutar del vuelo de las mariposas, de las avecillas. De
sus cantos y trinos deleitosos.
A
gozar de la sombra de los árboles. De la belleza del paisaje. De las flores. De
la brisa forestal.
Que
aprendan a sentirse parte de la naturaleza.
Así,
cada salida al campo, al río, a la playa, tendrá un verdadero efecto educativo
en nuestra niñez.
Pero
el contacto cercano y permanente de nuestros niños con su ambiente no debe ser
sólo para que aprenda a disfrutar de su belleza. De todo lo hermoso que en él
hay. Lo que ya es bastante.
Niños en faena de pesca aprovechando los recursos de una cocha |
Es
necesario que nuestros niños miren el otro lado de la cuestión. El lado de los
problemas que afectan a nuestro ambiente,
problemas que no son originados en las leyes propias que lo gobiernan,
sino en comportamientos inadecuados vigentes en nuestra actual sociedad de donde
ellos, los niños, los aprenden en forma espontánea, por efecto de mostración
social.Nuestros educandos deben formarse no sólo en el disfrute de esa belleza,
de la que es un venero inagotable nuestra selva sino, también, deben ser sensibles
a los problemas que se generan en esos comportamientos inadecuados.
En
el marco de la educación formal, nuestros educandos deben formarse en el
análisis de tales comportamientos, que son los que causan la contaminación de
las aguas de ríos y cochas, la tala indiscriminada de nuestros árboles, la
defertilización de nuestro suelo, el irracional uso de nuestros recursos
naturales, etc.
Glorioso amanecer en el río Amazonas, que debe ser utilizado para educar la sensibilidad de los niños amazónicos. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario